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SON DEL ECO














I

Yo, en el último día
mi sangre llorará flores
de luz para poder
encontrar mi vida
pasajera y servir
de nuevo a la emoción
e imagen de vívida estampa
fría condenada.


II

Sin ser lombriz,
si no un guerrero
que se elevó
y la muerte acarició.
Sosteniendo su sangre
con el honor de un hombre libre.
Desde su capacidad de simiente,


III

desde su umbrío
corazón que el Sol rajó
las tierras labró
y hasta al muerto le
dio helor
desde la caricia al
albor
su voz en letra
congelada sirvió


IV

Desde el camino de
barbecho en flor
al olivo y regadío
de su amor
pasando Infiernos y
Quimeras
con paso lento y
decidido


V

se enamoró de la vida
y que le juzgue el
Vampiro tiempo
que por su ángel
daría su sangre
y que guillotinas acaben
con impulsos silentes


VI

elevada conciencia
nuestra alma,
acunando sus verdades
ocultas
tus recuerdos
en caricias reales o
escritas
mi sinfonía poco más
ya morí


El castellano

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Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

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