I HOJA
Insobornable miel de tu voz
ocurriera, sondear
de un vítreo mar azul
sin ascua ni hiel
en marea,
una sola amapola
tu honda vera,
procesión de besos asonantes
cadencia milenaria
en baile de chicharras,
vine por un hada verde
no me iré sin corroborarte
de este asilo insano
yo traigo tu flor luna,
guardaré mi sigilo
por si vuelvo.
II HOJA
Bebo tu agua
Hidromiel vuelve
caracola de mar y arena
que entonas, quise empezarte
maravilla en tu pelo,
sosiego mañanero,
visto mi amor eterno,
no pedí pan en este
páramo de abrojos,
recibí ademanes que
espinas pares,
vengo a desatar al viento
todo mi amor te siembro
oh, mi hechicera cristiana
me sabes sanar
Ídem sabrás dolerme.
III HOJA
De un incierto saber
te traigo fragante
la rosa,
que mi maravilla hermosa
que florece madre, cada
estación, que me critiquen
lacayos que enraicé
mi esposa del Sol,
mi flor de Odín,
en su palpitar sedoso
de corazón,
de caléndula en mano
siempre seré
su caballero proceloso
a desplegar su sonrisa.
FÖRÜQ Y LEANNÁN-SÍDHE
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
EL CASTELLANO
IV HOJA
Recojo con los estambres
el rocío del alma y la cal del ojo;
flores que bailo,
entre telarañas donde cavo
mi pena.
Mi destino es de tierra
y todo lo que ella devora,
amor en pecho abierto
donde destelló un corazón
descansar nunca
este rayo que me sube
este huracanado amor,
de infierno,
dolor que jamás blandes
eterno,
pesar que vencerá
tu rayo ambicioso,
muerte, si dudo no es por ti
es por mí.
V HOJA
Cuchillo fiel, mercenario,
hiriendo un ademán furtivo
plañirá mi osadía
sobre tu mudo retrato.
Grita mi estupor
y fieles de fauces
hieren volteando
una boca que la onda mece.
Flamea mi costilla
un erial de Castilla,
bascula el sentir de mi
enamorada palabra,
oh cepa, que a ti te alcanza.
Cimas, que tu voz se hace meseta.
VI HOJA
Quién a ti en la vastedad
del ser, en su pecho
te lleva prendido.
Vaporizadas torres de belleza
que al alma escudan
guitarras quiebran
las cuerdas de tempestades
barbas de cobre
gimen tierras
en tu nombre
espejo de una de vapor
que se hizo vacío,
allí pianos azules
estirando unos pulmones
mi noción sobre
una flor del desvelo,
vida es nota, hecha de ausencia.
Förüq y Leannán- Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
VII HOJA
Escarda ya, de una vez,
los cortejos enlutados
que pudiste volar
sobre las placas obscuras
de mis lápidas.
Enmudecer las ciegas
yemas de mi árbol,
para sentir la callada
amistad de las venas.
Encierra en fosos
las ruinas de todas
ciudades, donde este tierno
arcángel mece,
manda al manto subterráneo
el lívido aroma todo
espectro precipita,
ahinco todos mis espejuelos de escarcha
y juventud.
VIII HOJA
Permite que vea
tus tiernas valquírias,
de piel y seda,
germina mis pesadas falanges
de mis manos,
sé viento que pasa
y me respira,
y no tengo que volver
mi rostro.
No busco la liviana cicatriz
de tu sexo,
sí incitar a estos fantasmas
su lívido de noche,
vestigio florido una corona.
Me apartaré de asuntos
claros, cualquier tarde
pueda abandonar a éste
que riega.
IX HOJA
Tarde de ancho ocaso granate,
de ramas azules sin sonido,
pies lisos y huecos,
de alto dios vestigial,
viento que alargó mi pulso,
entre hojarasca de aves
casi transparentes,
silencio de nísperos vacíos.
Qué espiga tan sagrada
la de tus pechos,
agua de cipréses y mi
tormento,
dinteles de niños traslúcidos.
No he muerto,
no soy hijo del odio,
ni de una muerte,
vivo ahora en el suelo del
delgado cielo soterrado.
Förüq y Leannán-Sídhe
El castellano
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
a 29-05-2025
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