Tierras de zarza
y su mora,
su sol de caléndula
y hebras la nieve su álamo amante.
Destino último
sobre la piedra crea el sendero,
antes de la vida
tu espuma hada, ya estaba.
Tu bufanda de río,
inicio de nota y pinar,
maravillosa obra no creada
expuesta.
Singularidad que llora la fiel azada,
grillo en Campiña,
acordeón en paticas
algún caballito del diablo.
Cima y punta en cerro
vamos transeúnte cardo
carrasca de hoja pedernal
y tu verde nupcial,
cuchillitos de hojas
un sabor de antaño y tu bellota
abre el mañana,
Tuerce la retama
amarillea el erial,
el trasiego de su tábano,
oh mi romero castellano,
me pierdo en un ajopuerro,
visto el cebollino,
y el jacinto silvestre
ababol no tuerzas tu sangre en reverencia
ni dobles tu urna
hoy será día del quicio
y amor a madre flora,
oh de longevidad pedernal,
color en sinfónico temblor,
guardaré al bello Apolo,
un arpegio mi lira entona,
jinete d`esta tarde
en busca algún hada verde,
me abanderará esta luz de campo abierto,
oh linde quieto abierto,
he tratado de amarte
como se ama a la sin razón,
siempre te veo a mi lado,
sí, como refulgente ascua
germina la tierra bella,
algo sobre mi sangre,
sobre mis lágrimas
caí en ti amor
y me negaste por siempre sucumbir.
Förüq y Leannán-Sídhe
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