Era un desenvolver de agosto
que la mente concurría y helaba,
un deslizar efímero
entre el patio de la araña.
Allá que lo más leve
era jactancioso
y todo ser ocultaba su secreto y verdad
en mirada y ojitos,
caracoles de aquel jardín
eran bólidos de rubíes verdes
y romas casas fortalecidas
sol tras sol, rocío y savias elaboradas
evanescía la idea fragante
por impresionar a aquella araña esquiva
de calavera en dorso y paticas rojas, negras,
aparecida a saludar su jardinero
dos años en su morar de flor de caléndula
ella cazaba
al honor de su sigilo estridente
y pose de acecho yerto
a dirigir fauces al despiste mortífero su presa,
todo regía su alzada condición natural
y misión de condiciones plañía la genética,
Salía el bicho bola de debajo su guarida piedra,
a caminar el ancho largo de la sombra
y humedad la acera del patio,
era hora prudente en la mañana,
de humedad y rocío en pétalo permisivo,
ya revolaban saltarines azures
y mariposas amarillas que blancas
las flores de difunto
aquel Parnaso devorado
de patio,
sombra de pequeña porción de paraíso,
aterrizó en una hoja de celindo,
vaga libélula zigzagueante,
bello caballito del diablo
de cuerpo turquesa y ojos de viborilla,
vino a traerme misiva de protección,
sabía su mandado
debía transmitirme protegiera la belleza
infausta, indescriptible,
de todo aquel jardín de Hipsípila,
curso diamantino,
de azabache mortal
y sangre de estrellas,
las más bellas,
jardín de palabras tejidas
poesías en bocas precoces
y animalitos inocentes
arcanos reflejos de la vida bajo la tierra
allá donde todo es libre,
y no hay dinero, ni maldad,
solo bello afán, de la vida alzar.
Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
A 17-08-2025
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