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Azar fundido








¿Se puede acabar la curva,
el oro del deseo?
Es una luna carraspeando, blanquísima,
en un florido tapial de bronce y mármol,

oh legítimo sonido
de cuervo blanco,
su crascitar de canto fúnebre,
bajo la puerta onírica
un álamo milenario,

hojas de viborillas,
sierpes en ojos encendidas,
afilando voy palabras de un amor eternal,
senda que gimen estrofas entre corchetes,
de plomo en pluma y áureo redil de estrellas,

Oh el rocío estelar, se puede capturar,
no lo sé seguiré soñando,
en virtud de tordo místico,
y manodoble pulcro de estela cardinal,
oh dioses, yo, cómo era,


canto que cantaré
sobre el ascua una noche flamígera,
amor es la cura,
remedio como mano de santo,
canta sobre el mundo
que da espalda,

solemne que sonríes,
no hay razón volandera que orar,
oh todo está hecho, todo es negocio ya,
néctar un destino,
e hidromiel almíbar de valquírias,
solo voy ante un mar de cabezas de grama,

mi esperanza clamó sobre papel mojado,
encima de un tejado somnoliento,
noble agujero fuese palabra,
tersa como colchón de ababoles,
florestas risueñas,
era esta vida algo más
que puntiagudo alambre,
o psicografía
una hiladora ciega,

de favor al viento, sobornarle puedo,
entre una tela de araña,
y un brillo de tallo esbelto
cual cristal hace sangre de roca.



Förüq castellano Miguel Esteban

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