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Deidad Azur Asignada

 















Serpientes antiguas
os hablo, la lucha no tiene
preámbulo,
marchemos sobre un carrusel
de fuego terso,
ángeles terrenos,
abro contienda,
alzando, resucitando
mi deidad Azur,
endógena plañirá
el eje nuestra libertadora
verdad.
Miles dei lumen
miles de Centauros,
en este campo florido,
no me siembren el dolor,
cantará como suena una flor,
de ascuas entre sonrisas
una llama de luna camarada.
Cuna de argento ángel,
y nido terreno,
guarida un risueño erizo,
he visto mis simientes brotar
quién nos pueda separar,
he venido por la tentación,
cual espada de agua
y puño de pétalos,
no vi de ella ni sábana,
algo podrá cambiar,
la lucha sigue viva,
semejante turquesa
que asombra mi mañana,
entre filos de gente,
y jaurías lobitos mesetarios,
fui a la posada Valparaíso,
donde germinó mi condena
e hizo flor,
pendular, coronaria, y temorosa
como álgida seda  azul petulante.
Mi humor danzaba por la avenida,
lleno de ocasos sembrados,
y pasos ávidos danzarines,
todos los guiños filosos,
son y fueron amor
estrellado en realidad
funambulista
del show su realeza oscura de estrella,
era mi sino algo más,
que divisar
que elucubrar,
que embeber un beso
en patica de abeja,
más que atravesar sin querer queriendo
con la mirada, su vestido,
ornado,
en la estrella
lejana o cercana
según Rocío seas mirada.



Förüq y Leannán-Sídhe


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