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Derecho a tu firmamento

 






Luz que baila
sobre una vela,
aparta tu mirada
de las nubes
la tarde ponzoñosa
se cuela entre amasijos
dormidos
de las cantinas
despliega el Sol de invierno,
nuestra vela
es el semblante mágico,
que otorga, devela
y magnifica
entre sien valerosa
y beso perenne da la magnolia,
páramo en cáliz
apacentado se baña la pureza,
oh zafiro hermoso,
traigo rubí ligándote
en engarce indisoluble,
de astros la luz efímera,
encorajinada,
faro de luz desfallecida
gritaba jamás era estrella apagada,
intentando sobrevivir
a tu coraje en flor
que todo me abarca,
esperando unión
de astro y vil centella,
a este tiempo;
comando el final sin comienzo,
cabalgué mi designio,
y trinchera
sin esquivar los fúlgidos latidos,
destellantes,
sintiendo errores,
para asumir aciertos,
sobre la línea afila mi navaja
de hombre sobre su masculinidad,
enseña rumbo
y que yo no pueda perderme en él,
vida que brilla
y acoge la flaqueza de la divina sangre,
mortal como ella misma, exclama,
oh, faro de obscuridad evoca
mi boca,
la tuya mar venusiano,
y golondrina,
como joya pristina, zafiro,
vela en mar crepuscular,
y asalto de Paraíso 
en edén de tu divina pluma.



Förüq y Leannán-Sídhe

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