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LEYENDA solícito

 







Este castreño
para vivir no quiere mausoleos
ni castillos con huertos
ahí yo, para vivir 
quiero sólo
la torre más alta
mi felicidad he sentido,
que no tiene fin,
una dicha más brava
que bravura de la alta pena,
este castellano renuncia a castillos,
y su querer
sostiene su almena,
sólo quiere a su hembra,
rocío su mañana,
vestida de reina mora,
de flamenquilla hermosa
cual mejicana calé
calée 
caléndula maravilla preciosa,
mi madre dijo un sábado,
que el domingo siguiente
me mediría con los castos dioses,
yo le dije no había ejercito
ni fortaleza hendir mi áureo amor pudiese
que soy y era invencible,
contó una leyenda
allá los densos oscuros mares
una batalla se erigió,
de ella el más valiente conocido
en brazos de Hades y arrullos de Perséfone 
sucumbió,
le pidió un guerrero castellano,
a su campiña, el amor de su vida,
guardara un carnero vivo
a su vuelta de la contienda,
todos sus camaradas gracias a su arduo esfuerzo y sangre,
clamaban vítores y centellas de la batalla alzada,
de él sólo decían las runas que sólo quería conocer al amor
tras una montaña su valor la conoció,
y preguntó
qué eres amor,
no sólo como flor nací de un rayo de sol,
y una gota de rocío tu sangre
me fecundó,
este guerrero adoptó a aquella flor
la llevó alegre con tierra su montaña
donde su dama Leannán Sídhe consideró,
de un confín a otro sin fin
iba este caballero feliz
de él decían que murió en la afrenta
regresó con su amor
a su hogar
llegó en fiebre y tajos envuelto,
perdió mucha sangre,
pidió a su dama escarlata el cordero le pidió,
con una aguja y el tallo una espiga hueca
la sangre del carnero
entró en una herida abierta
de aquel castellano,
de él decía una leyenda que venció la batalla
debido a que los animales le prestaban sus ojos,
la verdad sólo él sabe
porque sigue vivo.



FÖRÜQ Y LEANNÁN-SÍDHE

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