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Latido permisivo

 





El celeste insignia
sobre un campo desierto azur,
aquí hace tres lucharon
los deseos, allí un cernícalo escapó,
oh radiante que estridente temblor
unas manos llevan
penetrando la morada del creador.
Pluma de piel íntima,
corazón de oscuro hueco
sin latido,
oh ciego, ávido que alegre,
tierra sueña su opacidad de lengua capaz,
caracol mísero,
fuese caja sin destino,
verdes ramas enlazandose a filas
como soldados en aire,
entre luna cuajada fría,
cualidad otorga
de cristal a los cuerpos,
almas de aparentes besos
que furtivos otorgan golondrinas dobladas,
riscos tramando desfilar
piedras inmóviles
de lenta humedad,
sombra que arrastras este sol de piedra,
luna de metal noble,
sonido, o luminaria desceñida,
estos juncos abiertos claman
casi tierra,
secreta entraña,
sierpe de mirada que no lastima
hiende tesitura
humedad, frío o ceniza
a labios grises entreabiertos.


Förüq el Inocente y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Lugar: Castilla España

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