No ofrendo
mi locura extensa,
inhabitada.
No existe temor
pueda
hendirme la pechera,
quizás tuve sí
al vacío perplejo
conlleva la soledad
tan inextricable
que solo encontré la llave
para fulminar perdiese o no,
con mi problema
hoy canto que la vida la hicieron para condenarse
entonces verdad dice:
La muerte no la hicieron para salvarse
quisiera saber
por qué me tiré por la terraza
quizá en un mundo
de premio y castigo
y dulces tormentos acrisolados
ahora soy el único sano sin miedo,
hacer el bien y que lo demás caiga en picado,
mirando a la gente caminar
mirando un lugar
yo me pregunto acaso ellos saben dónde irán,
queda claro qué hay allí
lo sé hoy seguro,
más soledad.
Förüq el Condenado
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