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Tierra yerta, Égida y celada

 




 
TIERRA YERTA MI ÉGIDA Y CELADA

ANTOLOGÍA INÉDITA












Sacerdote de Musa:

Silencio me extirpa del vulgo profano
mis cantos olvidarte jamás pueden,
Musa,
sacerdote yo de las Ninfas Musas,
coronada implora tu gloria,
desdén que amancilla los mortales,
espejo inmiscuya,
tu beldad piramidal
.
Doncellas hadas y Sátiros me escuchen
entre el bosque de reina sombría,
mi bardo imperio implore que presida
a la izquierda de mis castos dioses;
Zéfiros de tu alma me acaricien la forja,
tempestuoso ímpetu de solana pulcritud;
ungida en tus mares de manos que escriben,
mi árbol alegre lluvias preludia,
sobre la faz de esta espada,
campo de primavera rigurosa
con sus pretiles gestos sin azada furiosa.
Turbio dispongo el alma de la piedra Frigia,
sol humilde me acompase,
púrpura naciente tu sayal desciende,
vid de hondo señero de Falerno,
su umbría sombra en racimo cultiva densa,
a pie de honroso pueblo.

El Castellano

Halo chirría:

Hoja, dime tus devenires
desde un otoño caduco,
a tus mil aullidos de árbol.
Entre resquicios opacos, umbríos, lúgubres;
sin luminaria fidedigna;
avanzada de una tenue luz difusa
y un crujido seco, funámbulo
de oídos precoces,
un solo de arpa y volví a ser
un chasquido en la ventana
puerta de este mundo
con el halo de mi vívida fantasma
sonámbula,  habitada en todo estridente
reflejo, llamado invierno.

Förüq Castellano

Poema de 2012:

Gran luz, amarillo brillo de tu amor,
luz de tu esencia, sangre de fuego en tus venas
de vida en color, mas atada a tu tierra,
solitaria de tus páramos,
amapola amarilla de montaña,
reina hada del bosque de las sombras,
en tu despertar iluminas espíritus olvidados
del corazón más profundo del bosque.
Mas tu hermana sangrienta roseta de penitente
nace debatiendo qué color vestirá su flor
violeta de reflejo de luna,
manchada de sombras de amor a la noche,
o rojo cual granate hechizado de corazón de sangre congelado,
sea cual sea su manto, no olvida;
vestirse de todos los colores
con el negro más opaco,
de recuerdo al fin y el resurgir,
al comienzo del pétalo amado.
Aún sabiéndote amante de la soledad
también creces en familia,
de sangre marcada tu insignia
recordando que quisiste tener corazón
y te ataron a la tierra,
hasta en tierra muerta creces,
para aliviar tu pena poco necesitas,
tu belleza alivia tu alma,
del viento obtienes tus caricias,
de insectos los besos, y del tiempo
el sustento para tus semillas de tus urnas,
ciegas nacen, ciegas caen a la tierra, en la noche de lluvia.
Un día de primavera a una
se le ocurre el sueño de despertar,
pronto sus hermanas le siguen,
en belleza de la vida ves nacer y morir,
espíritú de reina tu entraña amapola,
nadie te odia, muchos te aman,
bendices la casa si tú, gran luz,
floreces amarilla en la rocalla.
Mas si tu bendición es ser blanca y morada
das el sueño de la más bella hada.
Si naces roja y negra das tranquilidad y alegría
al espíritu que en guerra se encuentra,
si eres roja como el carmín del deseo
tienes el amor del camino que cruzan las almas,
como tu eternidad en la tierra
a la que te ligas y esclavizas.
Quién te daría ese nombre de amor,
quién te nombraría desde la antiguedad
planta de la alegría,
quién conoce tus secretos,
sólo quien se funde con tu sangre,
quien ve tu alegría en la primavera,
que te cobija,
quien ama la vida,
reina flor te ve en la tierra
y amada musa tu belleza,
quién te conociera, quién te conociera.

El Castellano

Outsider:

ES MI OFICIO,
UN DESEMPEÑO,
TANGIBLE, ARMONIOSO,
Y EPICUREO.
Bronce de mi sangre belleza
¿Oh dulce sangre!
sanguinoso destello
carmín, bermellón.
Empíreo azar indeleble,
madre y padre de musas,
rito y constancia
fiel prestancia,
litigio iridiscente incendiado de brea,
azabache nacido de oscura retina,
amor al arte es falacia
es honrada servidumbre
a los dioses, mis padres,
mi ruginosa letra endemoniada.
Sangre sin cristo ni espuela,
es azar de siete telarañas,
candil que se enciende,
es endógena inspiración,
inmiscuida,
soy sirviente escribano
del fulgente hálito ambrosíaco,
azar de nueve barcos
bajo océano de tinta roja,
un beso y un epitafio,
una bandera de sangre y brea.
una desquicia resuelta,
una moneda de nueve caras;
un despertar y lamer hacienda,
es el ninfo rey Arte.
mi desempeño a diosa letra,
mi oficio y mi yermo,
mi cementerio,
y mi hospitalillo maldito.
Suerte del aojo enfundado.
Es un grito bajo tierra.
Soy outsider,
camino fuera de la línea,
os compadezco vidas cepas de un día.
Yo muerte siembro
y lo bonito que me florece.

El Castellano
  
Elogio en sombra---.T
Elogio en sombra:

Sin mi otro, él mismo,
primerizo hexámetro
en miles largos
de centésimas
en broncíneo
invocando mi falange griega,
insoslayable argento
tejiendo mi póstuma égida.
Musa o ardua estela vislumbré
en arcano fuego,
tengo miedo de ser perfecto para ella.
Sin y con cumbre
en arduo intelecto
mi Sol mayor blande
cenit d'esta idea
por cuantas cóleras desvencijada,
mis herramientas cabales
dictan
muerta mi araña,
paredes para mi yacija y su sombra
alumbrada, esquiva,
por piadosas ninfas
muestra lo que perdura.
Otros jáctense de páginas que han escrito,
ni me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No habré inquirido
declinación laboriosa
en afán de romper sintaxis.
He profesado a mi musa de agua
que soy su aguja esquiva.
Ni sargento ni venas de Horacio fui
ni filólogo ni malabarista de letras,
Ciego y quebrantado,
labré mi verso
todos los meses,
desde cruel insomnio aplacado
que despertó mi quimera
quebriza de ocho patas
aquel 2005 que comencé
a ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros y mis notas.
Vanas apariencias que anidan.
Alacrán manso y ciempiés soberano,
mirto e hinojo que hace monte.
Tus pies de jara.
Cierra muralla.
Hacedor que invoca su río,
Heráclito de intangible astro,
llorando mi amor, por cuánto espero,
por cuanto he conocido,
las tres armas, el guerrero
reminiscencia en laberinto de sus espejos.
Serán ascuas
corazón y sequedad de piedra.
Tiento de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento, muerte
o proclamo;
tinta servil de amarse a sí mismo.

El Castellano
  
A Calíope:

Recto escalafón
dorado al beso no dado.
¡Oh! Calíope;
baja imploro
te estoy construyendo
un cielo dorado a ras terreno.
Madre ancestro de musas,
figurados y primigenios.
Estuco tu mirada de puro cuarzo
y tu semblante de estrella inviolada
avanzo tu esmeralda de mujer cristalina,
beso tus pies descalzos Musa.
Necesito colmar tu atrio
de caléndulas solariegas y rosas de muerto,
abriendo fragancia de mujer desnuda
al Paraninfo yerto
Castellano.
Yo Raíz de los dioses en la Tierra.
Tú mi Flor.

Förüq Castellano

CONTRA MI CIRCUNSTANCIA:

Guía de mi calendario
en atroz
desmembramiento de soles
llamados días de noche yerta
y sin reseña avanza mi letra,
es un vaso de sidra y una espera,
fiel eterno mañana
en el que dejar
lo que jamás haré hoy,
definido en boca gris
de darme al vulgo,
y que seis millones de bocas
escriban similar
o casi igual a mis sarmientos,
sí directamente me preocupa
porque yo soy lo que escribo
y no acepto copias baratas de este ser,
seré mejor que el silencio
enarbolando astros, plantas y sus verbos
de imágenes por raíces,
lo siento mundo no soy de vuestra sociedad,
no necesito vuestro material
ni vuestras fábricas de ciudad,
construcción haciendo progreso
de la BocaGris,
para que todo lo pensado
esté en proceso de construcción,
fábrica deja mi felicidad
en manos del viento,
que mi poema es incendio,
deja mi destino yo soy de tierra,
y esta es mi eterna cepa
ahogando el rol
tejido del social humánimal.
Soy lo que escribo repito,
como viaje sin rumbo,
un vertical azote de mis velas en marcha,
un siniestro vértice un silencio mundo,
unos ojos que hablan
y se responden entre tubos,
estoy cantando en la tubería,
estoy rozando mi osadía.
para consumir mi envoltura
de tela de araña,
mi sonatina despierta
mi soga quieta del árbol de mi sueño,
enarenado mi lobo de hierro,
queda satinada mi estrella de agua,
ardiendo mi sentido,
siendo esto nada más
que una bomba atómica.
Una retina escalada,
un cruce de dos estrellas,
en vastedad atropellada,
del ser, una rigidez de árbol
buscando su simpleza de savia,
un insecto y su corona,
un pergamino mi escrito,
abriendo este angosto camino,
en alguna parte que eriza la piel,
fuego del hielo me valgo,
de mi maullido de pájaro,
entonando mi pianola de sílaba,
todo cambiaba,
resumen de mi vida,
nació y está empezando a soñar
desde su muerte.

El Castellano

AGUA:

Eslabón vasto, ardido, deslizado,
un iris de gota que a ti te llega,
marcha tenue, compás de tu eterna huida
que te marca y da vida,
fulgente fuente en infinitud de bocas
que tu ser desprende,
de su nombre y su alambre,
irisado canto de nubes derretidas,
comunión de trinos,
un beso a la tierra que deja herida,
límite de árboles y sus soles,
siembra de azul,
despensa de tu saliva,
hoy buscaba belleza y belleza eres tú,
río corre directo a tu nacer
río levántate,
jamás te canse tu desnacer,
efímero latido de tierra,
tú vena del cielo,
una solar yaga del gris,
un hogar, cuna de mi tempestad,
para ser agua inmortal elemento
capaz de crear y destruir,
de vivir siempre tejiendo la realidad,
alcanza, desvela que te debo esta existencia,
sin saberte nada existiera,
equilibrio que en tus vasos juega
para estallar en creación llamada vida.

ALMA EN YACIJA:

Mañana será mi vida
una sábana sobre mi calor humano
inerte en acto de no portar nada
si no fiel materia asida
si mi forma acaso tuviera,
si yo no la creara,
si no fuera contorno de mi forma
esta sábana muerta
se creería que portara amor,
dulce aleteo ingrávido al peso,
tiempos de cambio palabras a un silencio que muerde,
estoy esperando las nuevas visiones,
con mi canasta de limones,
estoy aguardando la caricia de las sábanas,
como recipiente de quiebro de sueño,
quisiera escribir un poema con varias ramas,
anclado en una idea que se difumina
la identidad de ser ella,
palabras inertes que quieren ser hechos
y tener movimientos,
a un profuso mar me muevo,
siente mi devaneo,
llegó mi momento
de nada carezco soy real,
soy de la tela de araña soy tejido que me lleva,
noche noche te encuentro en mí,
fiel yacija del destierro de mi sombra,
versos nacidos de una única cerveza,
buena praxis de mi romance eterno con la luna,
lunático por venir de estar con ella en su ático de Madrid,
no te esfuerces jamás podré ser realista
y describir sin ser parte del asunto,
claramente porque soy yo el asunto,
a formar, en orden,
este es mi rifle esta es mi vida,
por la que sirvo y ejecuto un placer nacarado,
como fruto de estrellas,
¿el hueso?
Es que no encontré un motivo claro para escribir,
solo fue y será escribir.

BROTADO:

Silba centella,
como enhiesta espina afilada
en son de tañer
del pozo llamado guitarra
con voz pasajera,
fugaz cual angosta siembra
perpétua de otoño,
una muerte trenzada
a su fin de ser origen
de toda vida vegetal,
la muerte de la flor
en comienzo de la vida
sin la semilla
no iniciara
ningún azar profuso
de sangre, quitina, savia
sin alimento
no hay energía
ni este maldito duende
podría escribir sin alimentarse
del hielo ardiente;
es un árbol
es una crisálida
de ser este mi cuerpo,
que al tuyo invita
a su devenir irisado,
de sus canales de riego,
mi realidad se baña en mis ojos,
sin ellos sólo hablaría la oscuridad
de su negra ala,
lo siento me temo
que por conseguir ser completo
he cambiado de lleno,
con mis manos hice una fosa
para plantar un ciprés
como el que plantó tu madre,
y ha consumido en su llama
miles de años de mi pasado,
siento deciros mundo
que soy completo
que he nacido,
nació un ser perfecto
de su crisálida.


HE NACIDO

He nacido por un principio
libre de causa,  lleno en virtud de fin,
ser completo en alma,  espíritu y cuerpo,
sin atisbo de superioridad
al resto de semejantes
jamás iguales,
diferencia marcada por mi demonio interior
denominado luz de virtud.
Que brota de mi ser
desarrollando yo su intensidad,
el talento como el nombre más ambiguo
de la realidad,
semilla muerta digna que debe ser empapada por el esfuerzo,
dedicación y entrega nuestra
ceñida por la esencia del don supremo Sabiduría.
La vida es de quien la lleva y esta es mi reflexión contra todos vosotros.

CROMÁTICO AZAR:

Bienvenido a su cuaderno,
es una hoja de chopo,
mecida en vaivén de viento vocal,
un profuso devenir de entraña
que tu ser admira, desentraña
cual iris cromático en escala,
es su cuerpo de mujer un hogar
para tus ojos, como una armónica
sus encantados labios.
Un linde y una cepa que te gobierna.
Inmortal yaga, su ilusión
que te cuelga cual araña,
cristales rotos de tu ser
espejos de un ayer sembrado
en piel.
El sentido se difumina
en su boca de estrella
para el hoy ser ayer
y el ayer ser aciago sueño
cubierto en verde hiel.
Es mi casa su casa
su entraña un nido
y mi espada.
Solar siembra de mi mañana.
Es un canal irisado de sangre
fanal la espera
en la que cuidaré nuestro jardín
y meceré flores
para por si ella muere antes
que no muera la belleza con ella.


El Castellano


BRILLO DE NOCHE:

El sino lanzó un grito a la montaña, contestó un eco con amplia voz

Que sorprendió mi anhelo

siendo una luz en el vasto ciprés

que a la luna alcanza

preguntando por mis yedras en maceta del alba,

un silo y un olvido despertó de su nicho,

cantando con la flor un latido desertor queriendo pedirte caricia eternamente .

Encerrada en iris violáceo la flor corría el sueño estertor,

el sol cambió su amanecer por la tibieza y suavidad de su flor,

siendo esposa del sol, caléndula en ojos

que marcados traen un irisado tornasol llamado amor.

Un ocaso se alzaba en guiño a cada noche que la flor cerraba en verso sus pétalos

afilado el cuclillo de la noche
besando una luna de cuerda,

una inmundicia cantaba su siniestro grillo
del calor de muerto,

despertando la siniestralidad agujereada
del hueso,

un camino eterno con acequia de la sangre que lleva en araña del sentimiento

y un difuso vértice de dos gotas de unión
que se juntaban exclamando

como rocío del molinillo diente de león
para volar con el viento juntas nuestras vidas en vaso retorcido de destino .


El Castellano

ROSA DEL AMANECER:

Abejas del alba,
en un cielo desplomado,
que rige su cenit dorado,
un albor que se dirige a la maravilla,
esperpéntica, despeinada por rayos
de solar afán y entrega,
un camino se retuerce en el iris
para la tierra ser sólo de su tierra,
un carruaje de estrellas desmembradas,
y sus violetas nocturnas a cuestas,
es hora es ahora
que la acequia bulle mi sangre,
en la sombra una espera,
vuelan las avispas del medio día,
con sus emplomados trajes,
es la escena un salón de actos,
es una aciaga siembra
de vuestras mentes retorcidas,
de lombrices esparcidas,
panal eterno de la idea,
se asoma, se afila en alambre
de lengua, de palabra que azoga,
mi tenue soga,
mi inmortal sequía,
por el chopo viejo que vive lejos
se clava mi estaca en tierra,
para que sea de su pueblo la primavera.
Con ímpetu y desgaste
que viva siempre este alambre.

El Castellano

ENHIESTA MALVA:

Y que mi sentir no se esfume en vano
donde las frases son emociones que palpitan
un calor llamado arte
la tristeza que quiso llevar una duda
será que esta vida vale la pena¿?
el amor sí existe
está colgando de tus mejillas efímeras,
para darle un sentido a mi existir
aquello que no ha muerto en la eternidad hará cuchillo
así mi alma alto cante, su destino alumbre
será mi dulce muerte rechazada en el baibén
que llevó a la tiniebla mi verso
este mundo está habitado
por el reino muerto y el reino vivo
yo muerto mezco, mi sino de cuervo Förüq
y que nos sobre una explicación
la sed de sangre me alza en albor
mi reino muerto por una amatista por enraizar
y un azabache por llorar
es una clase de fantasma la mía
un eco sordo por alcanzar
siéntelo
es sangre en tus ojos
la noche palpita sin derroche vida de su azabache
un cuclillo despierta a otro cuclillo
un ejército despierta
alerta.
El castellano
Mi rosa
Por la malva-rosa

LOBO DE HIERRO:

Resplandor dorado, quieto, rajado
al albor sin hueso inerte, encrucijada,
yerto, enfoscado en tierra
y su pupila quemada
por el humánimal desde su entraña
desde la profundidad
del humano ser
que admite que asesinó
a su conciencia
al muerto helor
y su estampa de invierno
bebido en vaso de flor de invierno
que fue su esencia desdoblada
asesina de su madre,
con material que subyuga
a la madre a pagar
la muerte de su hijo
por capricho o necesidad
me es igual no juzgo dilemas
cabezas de grama por doquier
en mi dosier feminismo asesino
igual que machismo asesino
sin conciencia todo le vale
al señor monstruo cabalgado
en crines de llamas irascibles
bocas que reniegan a su origen
nihilismo cruel con su padre en la estaca
de Franz kafka
hoy es un día cualquiera
vestido de parca hábil
desdibujada
llamaron a los buques siniestros
al puerto
yo, el comandante, que quedó congelado
al timón
mi vida va quedando atrás
el sentido frío se come mis venas
de alquitrán
hoy el pensamiento negro
ganó el bingo de actividad
del psiquiátrico
farsante tu piel, este hombre
mata por su familia
que no valgo como hombre
pregunta a la lumbre
de mi sufrimiento embotellado
''buscando la luz la oscuridad empuja''
mírate al espejo que yo sé quien soy
y lo siento me gusta
clama la amapola de mi maceta
por ver la primavera llegar
sano como un gusano
y valiente como un dragón
miedo no existe es sólo una errata
de mi diccionario
tú qué has conseguido
yo tengo quien me quiere
y esta es mi vida,
con y sin problemas sentimentales y con compromiso:
-Seguir viviendo,
bien o mal no lo elijo
ahí llevo cruz encarcelado cinco meses y medio
y no voy a poner buena cara
y que me den por atrás
soy feliz mis logros
son mis escritos
el amor es superfluo se tiene
al igual que se va
hoy no cayó un ángel
ni ninguna botella derramada
la maldad hizo flor y la corté
el cuchillo no quedó clavado en el pecho
la etiqueta al igual que se puso yo la quito
trabajando no me fío ni de mi sombra
dudo hasta de ella
y no quiero desaparecer
ni caer en tristeza negra,
estática
mi historia la escribo yo
esto no es una despedida
es un simple lamento
murieron mis ilusiones al viento
pero mi reino y estima sigue en pié
de lobo de hierro.

El Castellano

INFRA-REALIDAD DEL HIELO:

Hilvano mi sentido de una araña,
tejida su tela de una gota,
esa gota que palpa infinitos,
que crea y destruye,
la supervivencia del ojo,
me mantengo esperando para el brillo,
y quizás el sonido de un grillo,
todo acaba donde el todo comienza,
vive esta rosa de hielo,
y este granate de sangre me vence,
opaca suma de tus parpadeos
hacia la sombra,
que es una eterna, infinita
madre de ausencias y sus tejados,
contémplame allí aullando
extasiado en una siembra de nácar,
quiero vivir hoy en las etiquetas,
en los maullidos sin gato,
ser abeja para zumbar los oídos por despertar,
que me odien por fin por ser quien no soy,
un alarido estremecido,
un temblor de tierra,
un carnal fuego que no se vence a sí mismo,
ser por fin entraña y hueso,
que mi corazón me suba por mi garganta
para que diga que yo te amo Margarita.

El Castellano

SOY:

Tiempo, invento deslizado
como hoguera que consume y su horizontal avenida,
como rosa marchita de otoño,
como hoja al devenir de un árbol tejido
de sus escarpias sucesos, un devenir
que corre avanza mecido en el olvido de sus huesos
por retornar las semillas y su vida,
fanales despensas de un silencio mutilado,
lejana la distancia todo se acoge en uno,
un viento, un pájaro, un aliento, una espera,
un suspiro, un destino, una creencia,
una raíz, una tierra, un dueño
sí el que me lleva los pasos,
su cuchillo dorado que se alza sobre tu rendija,
justo tráeme la luz  este mar de cielo
que me absorbe,
desciende sobre mí su ocaso puro, limpio, violáceo,
como una ventana para pintar
lo que late y se encuentra detrás de mis sentidos,
un destello que me alumbre,
un iris tuyo que me examine,
camino el límite de la existencia,
capaz de morir por una palabra,
mi noche comienza a sonar,
y mi olvido de sueño aún no comienza
no inicia su palpitar,
este agujero lo cavé con mis brazos,
esta fosa desnacerá para iniciar más vidas,
flores por réquiem, abejas por elegía,
mi semblanza yerta
vuelta dicha,
un tiempo como bucle eterno
en el que nada podrá dejar de ser lo que es,
yo soy carne de palabra,
soy quien soy y esta es mi plegaria.
LIT ET SUMMUN CANAE.

El Castellano

SON DE GRILLO :

Clarín entona sin miedo,
todo lo que siento arriba del astro recuérdame
su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro,
y una escarpia desnuda que anuda,
que desvela mi yunque, mi eje,
apenas dormido yerto el tiempo que te conoció,
arriba muy cerca de la letra dorada,
y su escarcha de silencio senil,
eres más que donde alcanza mi palabra,
un yugo, un arco y una flecha,
una vena trenzada por la sangre consumida
que te lleva que te encuentra,
león aquí león allí en mi corazón,
hilvanas mi calor del fuego,
se funde mi abismo zarzas por ascuas,
Sol por luna dentro de mis ojos te encontrarás,
allí solo habita la luz como quimera una,
que te destapa en sueños,
si por soñarte te hiciste realidad mi bella Margarita,
una vez en la vida el tiempo se derretirá,
y nuestros labios beberá,
vuelvo a vivir por ti,
vuelvo a descubrir justo la vida,
matando mi soledad, aumentando el día,
amor que me volviste libre
y elegí amarte
hasta donde cerraban los ojos de la noche,
mi miedo se alimentaba de sus paticas,
yo quiero quedarme contigo
hasta que mi pecho lata abierto,
subiendo cumbres anclando mi sombra,
hasta que la tierra se coma los cardos tras el estío,
hasta que las flores rendidas dejen su belleza,
en son de elevado amor,
que asesine los silos de oscuridad,
que descienda lo perpetuo
y quede asido el cielo
hasta que la imagen sea sonido,
y mi deseo traspase las puertas de tu destino,
solo allí reinará lo sentido.

El Castellano

TEJIDA REALIDAD:

Estaba buscando por algo de luz,
dentro de este abismo nacarado,
como brazo de esta realidad desdoblada,
no esperé más le prendí fuego,
y un surco se abrió paso
entre espejos crepitantes,
entre puntas hirvientes,
y sus curvos ejes,
que hacían de la noche una sola,
comía su adentro, estallaba nuestro encuentro,
por soles consumidos,
por vértices y sus filos,
el sendero comía sus espinos,
por mi vida repoblada,
que buscaba tus nubes de azúcar,
encuentra tu miel y mi subrepticia,
por toda la noche sin despedida,
se alza nuestra caricia,
como árbol sin hoja dormida la sinestesia,
queda iridiscencia del beso,
quedan las espinas de mi piel,
un hervor de hiel,
un destino sin cuchillos,
un devenir que no vino ni se fue,
llórame el azabache de tu noche,
pinta en tus ojos conmigo el fin del tiempo,
detén este instante para hacerlo real,
ven conmigo soy tu despertar,
aúlla al hueso de la luna
que parió una flor de cripta y su helecho,
era cuesta abajo mi lluvia
desplomada, hábil tenaza ,arde y no avanza,
por todo lo que quiso ser en trémulo desliz,
era nuestro campamento de estrellas
por luciérnagas,
estoy desaprendiendo a escribir
y eso es bueno,
mi piel que hiberna en verano,
para abrir su cauce y el reguero
al Sol de invierno.

El Castellano

UMBRA DE PIEL:

Flagrante piel desnuda en su redondez,
infinito con cumbre y desnivel,
aullido a media voz,
un golpe de viento, un primor
de desnuda arena en pie modelado
por tu carne de mujer,
yo soy para el viento otro crujido
de su fuente de voces,
de temblores en seno de su carne de ciruela,
prevenido avanzo como un soplido,
me diluyo en agua siendo tu ávida tez serena
como virgen nieve de canela,
suave mi mano nació para tu piano,
al frente me hago presente,
no hay ilusión que se consuma en olvido,
así no hay esperanza que no me vuelva un ovillo,
si estás tejida con hilos de sinuoso frenesí,
silencio envolviendo este mi cuerpo,
sólo por escalar mi vida,
sombra del color, sombra al fin,
era plena primaria,
tímida y risueña,
era mi naufragio en tu arena,
una veleta y su aspa,
desperté y aún seguía tu esencia,
de piel sin piel ni ropa,
destapando una caricia lejana,
por el laberinto que te conforma
hacia la sombra que me da forma,
te espero mi preciosa.

El Castellano

IRIS VESPERTINO:

Avidez estallada, corre un presente
sus oscuros lindes la eternidad conoce,
me basta con ser su despierto pliegue,
existencia al fin sin más ser
que todo lo que desemboca mi creencia,
que se estira, se dobla y conforma
en surcos de labrada consonancia,
por todo lo que avanza,
siendo de la tierra más que una estática sombra,
siendo todo lo que quiero ser
es más que un capazo de su vendimia,
más que un panal de labios grises,
es un mundo y yo soy su pétalo,
es un río y soy su gota,
al trémulo ciprés me cuelgo,
para asir mis palabras al cielo,
es por una Margarita que mi alma muerde,
es por su lago que mi esperanza navega
sus oscuros soles en llamas,
en mi vida solo hubo un abismo para condenarme
y es al fuego de sus labios,
su veneno en mis ojos bulle mi retina,
blancos, amarillos. azules
los tules de su escarcha,
círculos de luz, veta de mi mente,
se conforma, se desnuda la piel en sinuosa forma
el viento que es como un almanaque
y un cofre,
el destino mío irisado se vence,
acoge mi ansia plena,
mi álamo saltó, tembló,
era yo, como un furtivo fuego de tierra,
era mi vena una primavera,
era mi vida como solaz yaga,
que sólo quiero compartir con ella
mi señora bella,
la extasía de mi ilusión verdadera.

El Castellano

VIDA DONDE YAGO:

Colgado del tiempo,
expuesto, vulnerable
a un cambio de su viento,
sí todo lo que siento
me mece colgado de tu iris opaco,
por mi retina escarlata
nazco para desnacer en tu cuarto,
para abocarme a mi destino
sin final en el cual te amo,
como flor de todas mis flores
cual rosa oxidada,
mi pasión que corre, avanza
jamás se para
es como lagartija
postrada al Sol de tu amor,
mi vida va desvaneciendo
en son del profeta oscuro,
hielos fugaces,
desiertos transparentes,
ilusiones crepitantes,
quiero permanecer en la guardia
de tu sentimiento
no soy espejismo de viento
yo lato y te envuelvo
para crecer
amaneciendo tu deseo,
sólo eres tú,
nada que yo pueda criticar,
porque como florecita delicada
mueres y te agotas si no te cuido,
llegó mi abismo
en el que loco de amor
cuelgo mis miedos de mi ciprés
que en silos dorados
almacenan el querer de las estrellas
en verticales puntas
deja cristales del alba,
no puedo acabar mis pasos enamorados,
que te pertenecen,
como rayos de tormenta,
y mis venas quietas,
por tu salud abandono a mi ser,
por tu sonrisa y qué no daría yo,
es mi vida al fin y al cabo de Finisterra
es mi desquicia yerta
que asesino pero es mala yerba,
no estoy perdido
porque eres mi sentido
para mi segunda vida
no renuncio, no retrocedo,
no me achanto, no abandono,
no doy nada por perdido
te amo en este infinito
del que cuelgo
y mi palabra
es SIEMPRE.

El Castellano

SONATINA YERTA:

Cabálgalas así puras, redondas, irisadas,
oscuras mis letras en sonatina,
destápalas al viento que mueren por unos besos,
desterrados en son antiguo, quemado,
derramado en sed del vino,
esperando dormido se alce tu boca
por todos mis sueños perdidos
como cerrojillos en vena gris,
brota mi sangre siendo de la tierra
fiel fuente y su simiente plena, verdadera,
amor Margarita el tiempo no nos puede sostener,
acaba como eternidad doblada con ganas de más y más
muertes en caricia helada,
redondas, verdes, suaves,
caminan como corceles sin redil
mis manos buscando y buscando
le regocije una armada palabra,
no busco estrellas porque tus ojos guardan mi firmamento,
en un granate perdido en un hielo derretido
en un suspiro y un guiño,
ya me cansan los abismos por recorrer,
junto y sólo junto a ti quiero yo perecer,
encuéntralas a ellas como el pasar del tiempo
en un piano de madera, como llama eterna de nota
y fuste, de ansia y apetito voraz,
de mi carcoma y su crujido,
de mi grillo y sus grados,
es por tu cuerpo vida,
que las letras se me rinden en mi alta ojera
de nácar.

El Castellano

DEVENIR ESTALLADO:

Llegó el día,
se colgó el agravio
en el árbol de las cenizas,
era mi ceniza como un cielo
ceniciento, enjutado de paredes,
era un viento de alambre
y sus espirales que mecen
nervios cual lindes,
despiertos, desvelados,
ven a por mí en esta cepa
que llora tu nombre,
yo fui tu hombre
más el destino me clavó
otro yerto horizonte,
otra nube de cenizas,
otra máscara que nunca elegí,
otra planta y otra flor,
no puedo deshacer mis pasos,
ni construir nuestra casa por el tejado,
en fin me basta con tejer
nuestro lago,
nuestro infinito remanso
donde Yago,
donde en su espina ardo,
Consumiéndome en tu aliento.

El Castellano

DESTINO IRISADO:

Eternidad para dañarme,
dejándome caer
nunca signifiqué más y menos
que dolor
afila tu nervio
dejándome a solas,
sólo encontrarás
que perdiste tu hoguera
sostenme los ojos cansados
con su Malva-Cruz
nada cambia
todo retrocede
todo corre y se desvanece
canta, ríe, corre,
yo no volveré,
mi tierra trabajaré
para cavar mi dulce espera
amaré mi polvo,
me sembraré en cada hoguera,
rayo irisado me descubre
llegaré a deshojar la muerte
y su cuna,
desde este nicho
tela de araña
al submundo de los condenados
donde yago,
mi herida si no  cicatrizara
será un recuerdo de que existes
llamándote dolor,
vuelo esta oscura noche
buscando calmar mi sed
siendo consciente
que no volveré a vivir
como cuando estaba vivo
mis pulmones llenos de humo
de noches enteras
fumando cigarrillos en boca del Diablo,
para ser yo
el más grande espejo
de esta soledad deseada
desde antaño destino infundado,
me alimento de todas las flores
que no te he regalado
y nunca te regalaré
cierra tu persiana hoy no te veré,
soñé tanto que por soñar
me llamaron ruego y estirado,
demente su hueso me llamó despecho.

El Castellano

MAULLIDO DE PÁJARO:

Una nota y un horizonte
una secuela y una desmembrada caricia,
se afila el viento y sople, sople mi adentro,
esta vida me cuesta la sed,
y quizás sólo quizás una yerta bienvenida,
por la solar acequia planto mi beso,
a una Margarita de mi hueso,
es por el perpendicular recibo
que acuso mi piel expandiendo,
trance de mi endiosada calma,
y paz de espíritu que sujeto,
quedando mi gota frenética sin cauce
esta mañana que lo lejano
se torna cercano,
blandido mi cuello en su hoguera,
queda sembrar allí mi primavera,
y mi primer beso de siembra,
Bramando por ella mi cabellera,
como fiel retorno de las polillas,
habitándome en mis semillas,
es por ellas que mi umbral bulle a la fuga,
ella que lanzada, decidida
abandona de su ser el recto abismo
para llegar su alarido
a un destino y un techo,
tejido por c la araña que nos lleva,
tejiendo nuestra vida
de Violeta y malva.
Un fenetro para el desespero,
un puente para superar
la dificultad,
en malla dorada,
en granate humor de sangre doblado,
es por esta luna de venas,
es por este pájaro de maullido,
es por todo lo que vino a ser
y marchó crujiendo
crepitando, desnaciendo.

El Castellano

DEMONIO DE FLOR:

Que el arte es un demonio con palabra de alas,
una fuerza inmortal que sacude la entraña,
en alborada muestra su zarpa,
siendo del viento su grazno escondido,
viviendo la sed en destartalada acequia de hiel,
un réquiem y una elegía por todo aquel
que sus venas zarpó,
para anclarse en su honda sien,
camuflado de espiga
no hace falta que yo diga,
todo es y será de la caricia
al profuso horizonte de espina,
por su derretida cima viaja mi idea,
encontrando un manantial de sangre,
perdida su costumbre,
queda renacer en el ocaso eterno,
que si vuelvo de nuevo
vuestro aliento se comerá hacia dentro,
para esta abeja ser del viento.
Y el viento ser aullido
de lobo sediento en alambrada de piel,
cavando su azada,
derretido suplicio repetido,
en infinito que cuelga,
grita, desenfunda mi vocabulario yermo,
cual emplomado soldado,
fuente de abrevadero de la sílaba
pronunciada robada, deshabitada,
es de la solariega vega que mi Sol
contra el mundo es eternidad.
Canto viejo, canto de surco y simiente
lo estoy diciendo que no espero a mi yerto,
digno arte de admirarte
que si es para siempre
yo soy más que tu amante,
a la tierra va
a la tierra va mi aliento de serpiente ,
que se ahoga que se deshace
este verano silente.


El Castellano

ABROJO CONSUMADO:

Defiendo entre torres de humo,
al rápido destello veloz me despido,
palabras atrincheradas hueso despierto,
encrucijada entre flores de piel,
hiberno este sentimiento
que me desgarra la sangre,
siendo rayo añil consecuencia en llama,
crepitan de los sones los tambores,
mi brazo está para la lucha,
tejido mi sino está del abrojo
una cruel espina su medio para viajar,
soy de este campo como la fuente
de su encina, soy yo al menos
como mi amado zorzal
como un pájaro en su rama
que el viento le cuenta
de sus alas cansadas,
como un cielo sin techo,
como un tejado sin teja,
como umbral sin muerte ni acto,
despertar en la cueva de luciérnagas,
despertar solo y frío para sentirme en dicha
elaborada, agradecido porque estoy vivo,
mi palabra cual escarabajo verde hoja,
como precipicio de montaña
que ríe que escala su altura difuminada,
es de agua su rima consumada,
siendo yo el último hombre en pie
blandiendo su armada palabra
que avanza, no para,
se consume en eternidad arrancada,
a esta luna de plata que gime auroras,
de sus pestañas escarlata,
un secreto bebido
un halo irisado,
de esta meseta milenaria,
siendo mi alma una flama de lumbre,
un carruaje que lo lleva la noche,
mi ser que a tu alma abrace y alumbre,
Margarita porque a veces me consumo,
y si no estoy muerto
que venga a por mi la divina falacia
porque mala hierba nunca muere
y en este nicho de vida
me desvelo fiel Abrojo yerto, consumado.

El Castellano


FUENTE EXTASÍA:

Cercenas esta hoja ilesa,
la niña de mi verso si acaso pudiera
sangrar este cielo,
y su avenida en estruendo quejumbroso
sonido, al menos
un espasmo,
una lengua de nervio,
una acequia de sangre
es el hombre
si al menos fuese hombre,
fiel testerazo ensartado de bestia
caminan las sangres,
y nadie vendrá a vengar a los hermanos,
desfallezco,
exploto en pétalos bermellón,
soy de mí
preso de una historia que nadie me escribió a mí,
rayo colapsado y su vertiginoso alambre,
es una avenida esta fuente mía
en  un páramo rojo
en un gozo olvidado,
así la mina que se destapa,
ardiendo la pena dorada,
por quien la siembra,
por su azada maestra,
desquicia fina en teja, con tejado
en alma de ángel por cadenas,
destierro enjutado
en duro, desvelado canto de tierra seca
bañada su era en sangre de cepa,
hay un olivo que vive lejos,
hay un señero y estaca de linde quieto,
por los sorbos que me robó la siega,
viento viento labrado,
de letra y estalactita
de surco y olmo doblado mi tinta.
Hierve mi fuente niña.

El Castellano

PIEL DE LOBO:

Torre elevada,
afán y su vanguardia
cosechada,
escriba antiguo
deshaciéndose,
escuchando
el latido disuelto,
en esfera de brillo,
un sentido alarido,
vuelto aullido,
esta noche carcomida,
que debe escapar,
viento al crujido,
yaciente del seno de la ola,
en la boca de la loba,
la flor que se desploma,
la vida que aguarda,
este verano de fuego,
y su canción de grillo y cigarra,
desterrada,
es por ti es por mí,
que el destino no aguanta,
Sol mío invencible,
como lluvia de cielo,
aire aire alcanza a tu hijo,
de profundo monte,
de hoz y guadaña
se teje tu molino,
la amapola, la margarita, la espiga,
el tridente de la estrella tejida,
ven, ven a mí,
por estas hojas por su filo,
abriendo mi cuchillo,
cortaré mi sino,
aguardaré al fiel vivo,
en esta tierra,
en esta hoguera,
quemándose mi quimera quieta.

El Castellano

SILENCIO ESPINADO

Mantenme afuera,
sí, dentro de la luz,
fuera de la noche,
las estrellas
colgadas
en racimos a la espera,
solo sólo yo para ti,
crepita mi hueso
esta escarcha deshojada,
por venas del humo
de mi escuela,
por donde se acaba
el suplicio
y yerta la luna
destapa
sus besos de malva,
por ende este duende
comienza
la libertad de la sombra,
cayendo de nuevo
su araña está,
granate lustre de sed
por avivar
una vez en la existencia
el mar mi sobriedad caminará,
de la mano
tambores de tierra quebrando,
por su camino dorado,
el sueño y su telaraña rizada,
aúlla el camino de la zarza
y destapa
la soledad con capa,
de desertora entraña,
de una vida en la espina,
y su cúspide labrada,
es por el sol
que nace mi albor,
resplandeciente como fulgente
mordiendo mi suerte
es de la luz el siglo resplandeciente,
fuerte siempre fuerte
avivo esta lumbre,
giras evanescente
acoges mi fuente
que en gris y verde,
en verde, azul y gris,
las muertes bulle,
para ser un linde y un campo,
un abrojo y un manto,
un despertar en amaranto.

El Castellano

OTRO DIÁLOGO:

Saeta alada,
vuela y corre,
se alza y descubre
por ende de mi torre,
ríe en su ser
en sosiego
borbotón sanguíneo
desprende,
de sus alas jamás cansadas,
amplia carcajada
y gira su mira
hacia mi vida
nada puedo negar,
nada puedo defender
el ocaso se alza en vértigo,
no puedo empezar de nuevo
y volverme a equivocar,
este mundo se disuelve
sin empezar,
sin acabar,
quién vendra a sostenerme
esta cuerda se rompe,
puedo ver mi ilusión,
puedo ver lo que no he hecho,
justo es mi vida,
rehaciéndose,
buscando el sol
para brotar en espinas,
y estallar en luz
un brillo deformado,
un ocaso purpúreo de mi alma,
un opaco punto de mi verso,
estampado,
cual fulgente pintura cromada
en tintes de un ayer imperfecto,
yo creo en ti, yo creo en mí,
nada correcto se puede hacer
porque nadie nos corrige
nadie nos importa más
que tú y que yo,
pupila nacida de sombras
pupila recta y serena
como el azul
de un océano y su puerto,
como nuestro
hicimos el fin del tiempo.


El Castellano

CARMESÍ:

Sangre, sangre
que yo sin ti no tengo
vida para morir
preso de tu bello cuerpo,
al tarot helado
me muestro
fiel desespero
en umbral rojo tejido
cae siniestro, rendido,
sangre, sangre fiel te espero,
por estas ramas
de yedra despierto,
el negro cáliz de fuego,
tu nombre destapo
tu sed abraso,
en esta hora
que cuelga mi cuarto,
araña enfundada, tejida,
avista su caricia,
abre el telar de yerta letra,
descampado oscuro
que me aquieta,
hoy parto mi hiel
con cuchillo de piel
sangre, sangre
carmín al abrir,
estertor añil,
brota, sube, emana
de fanal hoguera,
esta es mi vida quieta,
de verso maldita la estampa
fiel condena
abriendo la subrepticia de la noche,
se mece, se acuesta la rambla,
avenida amada
senderos de pieles tuyas sedientas,
colgando tus pestañas,
la noche escapa,
la tela se difumina
en un mar de azabaches
trenzados, soplados
llorados por la luna soñados,
vistas al cristal de cuarzo
tu entraña de araña
tu fiel boca
de estrella tejida,
naciendo otra súplica,
para acabar mi historia
en ti con el color
y el humor
de mi cuchillo envuelto
en feroces testigos
de lo que sujeta
la araña de esta noche
por mis venas escaladas,
por mis ojos fruncidos,
me rompo,
me quiebro,
en mil cristales de roca,
para ser yo
vivo y afortunado
el osado,
el descubierto
en capa humeante,
en tu ser clavado,
fumando mi cigarro de noche,
y el humo que te dibuje,
puedo caer,
puedo nacer,
puedo reverdecer
mi vida sembrada
en este patio
de media luna,
brotando, sucumbiendo
enraizando
tu soto de boca
despierto besando
esta penumbra que sujeta.

El Castellano

HUESO DE LUZ:

Sueño
estos lindes destartalados
esta bruma
y su violeta nocturna
de un ocaso que se destapa
y llama y llama,
a amplio fogonazo su luz
por los candiles que juegan y ríen
luz de consuelo,
se prende un horizonte de huesos
por piel,
vereda abierta del ayer,
nazco, subo y escalo
la hiedra por mi árbol queda,
tu dulce silueta resoplada,
un camino una vid y un olivo,
un apuñalado trigo,
el momento vuela consigo,
fiel tapia caída
reverdecer de mi martillo
resplandece esta luna quieta
de tu ombligo,
cabalgo por el suplicio,
avanzo mi enervado delirio,
hoy no pudo ser un día cualquiera
en mi tijera,
se dibujó la esfera perfecta,
y el susurro de plata corrió sus yardas
y sus escuadras,
brillo de sol, luz de ver el cielo,
de ver un difuso hielo derritiendo,
alzando la puerta a tu alma
que tenías sin pestillo,
espero para el momento
de cenar tu noche,
mi refugio, mi despistado destino
y su hueso crepitando
sobre el último tren
que lleva mi vida
reverbero el canto
porque sin ti no encuentro noche,
ni nido, ni lluvia vuelta poesía
de tu bello cuerpo,
sí, eres todo lo que siento
más que un umbral
llorando de cuarzo
más que una cama de tu regazo
porque eres mi hombro
eres mi trazo,
y mi mente al resguardo,
niebla y sangre de marzo
en hoguera de rosa de la tarde,
en la vida que te habla
eres más que un puñado de pétalos,
más que estrellas de este techo
que cuelga
y derrama llegada la hora.

El Castellano

BEHOLDER, CONTEMPLADOR:

Ahora que el día se ha ido,
ahora que navego letras
absorto a la espera
de una nueva palabra
capaz de crear revolución
capaz de hundirse y resurgir.
De flotar y deshacerse
en mundanal ruido de sueño,
temblando su frío sentido,
un recipiente y un vaso de muerte,
una visión y una explosión
de todo lo que prevalece,
de todo lo que incapaz perece,
un maullido de tejado,
un siniestro azar de suerte,
esperé y esperé y todo lo negué
como este verano frío y helado
que todo lo inexistente surqué,
que mi destino se doblaba en mi sien,
era un día en solar negro,
era como un tenebrio que camina,
como una poza sin aljibe,
como una hora cronometrada sin reloj,
era una súplica teñida de sed,
un grillo y un aguacero despierto de sol,
una montaña sin hielo,
un glaciar sin temperatura,
un brazo sin alcanzar,
una tormenta sin sonar,
era la vida una caricia en mano helada
sin sangre sin nombre,
mutable horizonte sin linde
un pájaro de cemento que aturde,
una noche callejera
y olvidada en la tela de araña,
era tu surco algo más
era vena era rabia desplomada
en el barrio de la quimera despierta,
quizás hoy quizás mañana
jamás prenderás mi alzada palabra
en otra alma en otro nombre
porque esta es mi lumbre,
esta es mi estaca.

El Castellano

NIEBLA DE FLOR PROFANADA:

Voy serpeando la tierra,
mis pasos que jamás yerran,
jamás altivos cercenan,
una estaca en mi corazón
que conseguí separarla un día,
un hondo surco labrado
de sangre desvalida
me azogó profusa y hondamente,
pero ya no te siento dolor,
quizás tu vago recuerdo profano,
para llegar,
para deshacer tu sendero,
de áspero color
y sus azafranes amarillos
de la tarde,
ya no caigo
por tus amplios lindes
de niebla y cuchillo,
aquí en mi alma
se yergue el umbral,
la sombra me abandona
para besar,
espíritu de agua dime
si el devenir de mi vida sostienes,
por qué angosto lo atrincheras
en diáfano cuarto umbrío,
yo que horizontal vago,
por encontrar un día
el vertical disparo
de mi enhiesto ciprés
con verdes refranes de hojas
con acrisolados
cristales de savia
a su altura quiero yo blanderme,
velando a mis muertos abrojos,
devorando la calma de sotos,
ansiando la voz que me habla
la voz que yerta me domina,
preparé un lecho de cardos
para llegado el día
escribir un epitafio
que ponga, que diga
heme yo brotado de la espina
aquí yace, aquí reposa
todo el amor que sentí un día,
y esta estaca
conseguí arrancármela
en su día.

El Castellano

RENACIENDO MI OJO DE TIERRA:

Diestro empeño asolado
en fanal infinito de campo,
eres miembro de brillo,
inmortal crisálida azogada,
un grito y su descampado,
lluvia y solariega rambla de vida
abarcarte no pudiera,
dónde acaba dónde comienza
tu verdad única,
compás del silente grillo que te alza,
pero jamás te alcanza,
del pájaro a tu rama tu balanza,
tu araña de acequia me abrasa,
para ser plural la templanza,
suave tu nube forjada,
naciente tu acompasada azada,
vida de la muerte sembrada,
eterno réquiem de naturaleza amada,
en vasija en cántaro que emana
crea, seca y rellena
una sangre de etérea tierra
como vena de la era,
mi fiel estampa quieta,
acabando la montaña en llana vega,
acabando el río en otro plural
llamado vida otro umbral tejido
perdido en abismo líquido,
retazos de encinas que me respiran.
Ababoles que caminan
destello fugaz que todo lo que nace
una difusa luz sucumbe,
para dispersar más muertes erguidas,
siempre en arduo silencio de despedida,
tenebrosa y umbría su caricia
que la tierra llena,
que la tierra devora,
para ser otra sombra,
otra estática vida
en otra boca,
en otra araña que lleva
su flama,
el acecho yerto jamás descubierto,
hasta llegado su momento,
hoy puedo verlo
mañana jamás podré negarlo
ni catalogarlo de aleatorio azar
todo tiene su razón y su causa imposible de negar,
para yo ser de la tierra y la tierra ser de mí
mi sangre que porto
en vasija de éste cuerpo,
no pude elegir ser otra vida,
ni tener longevidad imperial
de árbol y su carcoma,
mi tiempo avanza angosto
por descubrir la luz que riega el páramo
en solar entrega
diluyéndose fluyendo como rayos ondulantes
que descubren flores
y el campo afligido tiñe de ocres
con un estío subordinado
al renacer y evanescer de la sed.

El Castellano

DELIRIUM TREMENS:

Pajarraco sí, cuervo de raíz
con siglos resplandecidos
en silos carcomidos
que fluyen en beata avidez
gimiendo en sus alas por blanquecer,
si no soy mago lo demuestro
esta realidad me teje a diestro y siniestro,
sigue descomponiéndote tu pluma llegará muy lejos,
lo único al menos esfuérzate,
es de tierra tu grito escondido que te desvela,
yo grazno, un fiel carruaje de estrellas desmembradas,
vienes tú a desjarretarme
deja de emborracharte y lee a los muertos,
que de ellos el tiempo no es culpable,
ni mi palabra en ofensa lanzo,
no quiero un cebollino por aludido,
seguiré caminando mi destino
informe, siniestro, desvalido,
no seguiré siendo tu comidilla,
de tu envidia, vil desquicia
que te amamanta sin sombrilla
de Quevedo al hayedo de mi lumbre
a este siglo demente que arde, consume,
se lanza y traspasa, viene y avanza
furia inmortal dentro del segundo me alzo
por transmutar tu mal hacer
habrá que enternecer,
demostrar la sangre como recipiente,
danzo, danzo, danzo con el lobo
grito el acantilado aúllo mi luna morena.
Por desfallecer mi letra en la arena.

El Castellano

SER DE TIERRA:

Es más que triste
que esté contento
porque estoy cantando
porque eres rama
porque eres gesta que prevalece
porque se agitan los mares,
y salvada de ellos
se alza Castilla
desde su espiga marchita,
fiel de lumbre, eterna hoguera,
sus pasos, castañas en el fuego,
forjando en uno de sobriedad
avivo el manantial,
los  jornaleros tendremos que desfallecer,
alameda mía,
sangre en mis venas no falta,
se forjará mi noche en la azá.
Hoy sólo somos cimientos
mañana torres de sangre y tierra,
de puñal y rama
nuestra verdad,
que claman fusiles,
de gente en estas tierras encumbradas,
este es mi rifle, esta es mi vida,
no me pisarán las rosas del alba,
garantía de mis ojos
que sangrarán los cerrojos,
hay que aprender sobre torres de tierra
aprender cultura,
para saber luchar,
para saber defender,
los valores los cinceles,
las plantas de la vid al olivo
del grano al granero del ayer,
y a sí jamás naufragar,
porque esta tierra cuesta vidas,
y los hambrientos se los come su entraña,
de esparto y fuente mina
mi sierra que camina,
muerta jamás arrastra pena,
violín de cuchillo,
sueño en vergel de sangre,
mi tierra por la razón,
no se agota la espuela,
miles de respiros valientes
troceando nuestra miseria
para ser del pueblo
y el pueblo ser de su tierra.

El Castellano

SUEÑO EXTENDIDO:

Presentes sucesiones de difuntos.
Quevedo

El cielo como granate yerto,
expandido ¿Cómo? con sus cristales por colores,
mansamente no me amanso.
algunos yertos que caminan
ansían la doblez de mi destino,
sábanas mojadas un olor a humano,
saldrá el sol no con más ganas que ayer,
para sujetar este calor,
vidas que ansían otro destello de vida
tras su estancia en breve instancia de caducidad,
que teje su organismo,
mundo no me  negarás la visión
por este sueño extendido
de mi jardín de mujer,
sin necesidad de podar escalo sus ramas
abordando su infinita sed,
arde mi cuerpo fiel verano,
quisiera ser río y fuente de montaña,
quisiera ser tantas cosas que sólo elegí una,
la que no elegí,
si no dos células y su vientre,
mis naipes se van desvelando
una baraja helada de sangre,
un destino y un cauce,
mi vida que elige electrificar su cobre,
en círculos la polilla
vampiresa de mi ropa,
destino avocado a su perdición,
estamparse y quemarse en la bombilla,
luego pregúntame por qué tanto buscar la luz,
perdido sosteniendo tu puerta,
el monstruo de tu armario tiene miedo,
quiero devorarte
lentamente.

El Castellano

ALGÚN ALIENTO:

Tú eres mi ventana volada,
eres cielo y fuga de escarcha,
un segundo y un desespero
fumando mi cigarro,
hasta el tiempo de volver a caer en tu cuerpo,
manténme estas cuerdas,
mantén estas esperanzas,
te vuelves real color
suplicio de rosa gris,
anhelante caricia de tus puertos,
una gota, un oscuro linde,
un respiro de fiel accidente,
momento que se retuerce,
amor demostrado y dolido,
vida de mi sentido,
ufano beso y tiemblo,
carne de esencia, alma plena,
estallido y borbotón de luz,
no eres mala liendre,
eres demasiado buena para beber de mi sangre,
eres un puente de destino
y un alambre rizado,
eres mi sueño en el pasto,
eres flor que se renueva
jamás seca,
eres sueño y camino recorrido,
eres mi ansia que por si vivo
jamás podrás destruir nuestra rosa,
te amo más que dos palabras
es un nombre a nuestro idilio
jamás perdido mi Margarita.

El Castellano

ABROJO EN MI DESTELLO:

A veces roto,
a veces nuevo
ecos de este horizonte profuso,
nueva era comienza,
escalando mis aguas,
justo mi vida está empezando
ruptura para ser libre
silencio envolvente
gira mi mente,
no Dios el Demonio eres tú,
Dios del demonio
en este linde por el calor sujeto,
estados febriles
de quebrada conciencia,
tus mentiras son lejanas,
de un océano abierto,
muchas noches te esperé
muchas lágrimas se perdieron
vida aparte,
creo que ya debo irme
dejar esta espina de corazón ,
prenderme en el olvidado brillo,
encontrar la luz del astro,
olvidar a mi umbrío ,
una despedida que me cuelga
la Copa de cerveza,
no bebo pero por un día
no me voy a condenar
más de lo sentido,
más de lo vivido
apelo al olvido,
y su cruel instrumento,
a golpes parados,
melancolía déjate no la conozco,
locura nada esa es pasajera
como humilde tijera,
buscando, buscando
olvidé cómo se escribe
un poema,
dejar de escribir es como morir
demostraré a este verano
que mi tierra de la parcela
llorará flores,
mi combate cincel de arte,
aquello que mi magia sucede
porque tengo sangre,
mi calor mi rojo humor,
ya no soy el mismo reflejo
no soy aquel vendido
soy destello de mí mismo,
fiel abrojo será tarde.
Para derretir todo lo existente.

El Castellano

FLOS UMBRA FLOR DE SOMBRA:

Está en la lluvia,
ella es Dios,
de ojos abiertos atraviesa
un profuso soliviar,
de flores,
de vivos colores,
escrito sin mentiras su nombre,
era un hombre
vendiéndose a otro hombre
que lo volviera hecho y acto
de material afán de éxito,
pero la naturaleza no se puede cambiar,
el artista no nace,
no se hace,
nace y se hace deshaciéndose a sí,
igual que un pre-bonsái
por podar y desmochar su alma
hojas mías quedaron mustias y abatidas
de haberme rendido al sentir de describir
a un amor furtivo que me acechaba
a un sentir interior que me dominaba,
caí como gota de agua,
y el estruendo me partió la vista,
ahora soy tallo nuevo de persona,
podando y podando,
destruyendo para poder crear
para acariciar este Sol
que retuerce , soslaya, pule, amamanta
el hierro de mi entraña,
el miedo no me para
el dolor por ser dolor se acaba,
siento que siento,
amo a la mujer que amo,
tallada en cuarzo,
al final seré el último hombre en pie,
cada verso que lanzar al viento
como fiel testigo cuchillo
de perder la realidad,
justo a la derecha,
recto para ser erróneo,
sigiloso para hacer ruido,
noche, alas blancas
es de ti el tiempo afilado
astros, diáfanos siglos
caducidad de la ciencia
caducidad de su conciencia,
verde monte para rodar,
azul cielo para atravesar,
siembra para ver la flor llegar,
beso para el placer amansar.
Me estoy perdiendo de verdad,
tengo que fumigar.

El Castellano

CUANDO LA LLUVIA CAE ABAJO:

La libertad está tejida
de flechas al horizonte
devanan duros, limpios,
cristales ahogados en profunda sien,
surtidor de velas de los mares,
fuegos en lumbre eterna
por los senderos que labró
el astro verdadero,
inconsciente avenida
mi ser viaja en sinfonía ausente
de tristeza y su carcoma
todas las expectativas
son vivencias
para el vivo
todo cambia
para lanzarlo
y nunca olvidarlo
sólo ser es el reto,
lejos de leones
lejos de sombras cada día,
cada emoción
por mirar
dentro de lo que no se ve,
se siente
promesas
que vuelven en boomeran
rescoldos de vegetales escombros
el pasado se abre en alta simiente
un día amarás decir
es alguien a quien tengo a mi lado
para resurgir de la hoguera
en honda tierra,
y mi ceniza lo siento esta noche
crepitará al viento
que no hay mayor portento
que haber conocido
un día su sustento,
que mi alma escapa de mi cuerpo
para abrazarse al firmamento,
mi lumbre ya avivada
prenderá el cielo
todo lo que siento
indómita expresión del tiempo
al que estoy sujeto
en oscura torre
que yergue mi adentro,
fuera de la noche
dentro de la luz
en veda azul
en vega de solitud
dentro donde tu interés
te miente
donde mis brazos se alzan
asumiendo la eternidad
de mi sendero,
la eternidad del azul del cielo,
donde  desde hace siglos
te espero.

El Castellano

SEMPERVIVENS:

Modelo con cincel de viento
las manos de una caricia,
la vida de mi abeja subrepticia
cómo definirla no sabría.
Estreno un nuevo Julio
una gota sedienta de su estío,
fuera del momento
que mi vida se vuelve luz,
mi vena siempreviva se yergue
acariciando a mi Sol,
que este mes me vio nacer,
viento, viento bonito
llévame en tus alas
de vidas labradas,
quiero que me muerda mi margarita,
que se destape tu lecho,
y me dejes apoderarlo,
para siempre volar
como mitad de poema,
que las aguas surca,
para fortalecer el riego de mi tierra,
con sangre de hierro,
tu fiel desespero,
renace mi araña Lichtter
tejiendo mi existencia
en mitad del verso
hoy por ti, siempre por ti
Lhiannan Shee,
se quedó llana y profunda
la cuenca de tu visión,
siendo hondo destello enfundado,
mi calvero y sus ríos de sombra,
sigo por la línea goteante
de nuestro suplicio,
me pende la mirada tu ventana,
mientras hilvanas libre tus cabellos
de rizos de cielo,
los cuadros de mi creencia los conoces
mi veleta, mi Sol, mi flor,
mi árbol, un puente a encontrarte
una vida para con María Margarita
juntarme, en proceso que rige,
que estalla en dos rayos de tormenta,
te quiero, te necesito,
el Sol dice lo que me susurras,
mi cigarra laboraba
el sentir de una esfera
que canta dentro mi alma,
de un grillo el soneto,
de tu cuello el cristal de cuarzo,
de mí la lluvia en tu agraz de marzo,
mi concepto será ejemplo,
avanzaré por mi sentido puente.
Nuestro destino cruzaré.

El Castellano

APIUM:

El barbecho de la espiga,
la mar me trae la ola,
la montaña me trae la cascada
mis ojos llevan el color de siglos
de floresta destapada,
mi tierra se lleva mi espada,
el  aire mi aullido
hondo, redondo
crujiendo en las aguas,
mi vida lo siente
lleva sangre en las venas,
arterias de ángeles
estrellados en su eco
alzado a la Estrella,
sostenme en las bocas
que mi silencio reverbera,
mi montaña bonita será sentida,
mi Santa flor en la boca de la abeja,
que mi vida maneja,
tráeme los pinos de los montes,
el aire de las cumbres,
tráeme tu boca para nacer en ella,
sigo a Lucifer
bueno él me sigue a mí,
cosas peores habrá
como abrir y entornar la puerta
para que pase la maldad,
siento decirte que arrastro mis demonios creados,
para enterrarlos en el campo,
al lado de un sigilo de chopo,
que a sí estén de ojos abiertos,
no me enloquecerán más,
estoy hecho de miedo,
soy de hielo
más fuerte que el don austero,
palabras sepultadas en mi zanja,
mis padres y mi gato son inmortales,
¿por qué me llevaste padre a la ciudad?
que lento muero aquí,
sin sentir el viento de mi campo,
sin mis flores y su aroma
a vendavales desnudos,
estos árboles de cemento
no suenan con el aire,
ni estos cristales atraen abejas,
aléjame de rejas,
salva mi muerte
que es del monte.

El Castellano

CORAZA DE TIERRA:

Abrasa mi vida, esquiva es
esta piel de caricia
estoy ardiendo, aviva mi resquemor
en este mundo que se retuerce
y envilece entre sus venas razones
la realidad como lirio de negro pétalo
sólo un sendero por abarcar
llamado vida.
Del astro Rey de sí mismo
a la caléndula de tierra,
su esposa efímera.
Avanza mi subrepticia,
entre páramos deshojados
y sus hojas por gentes.
Espiga flagrante, sentido granate
por mis ojos he visto nacer
los genes de tierra,
por mis ojos he visto morir mi amor
que mi pecho yergue
yedras brotaron tapando su calor.
Mi Sol me enraizó
mi ilusión se diluyó,
una flor de sangre brotó
llenando mi vacío interior,
mi amor por su reino vegetal
me mordió.
Ahora sólo encuentro
tranquilidad y sosiego
en las vidas que siembro.
En mis diablos de flores.
Hasta yo morir
a la altura de los montes.

El Castellano

EXUL UMBRA:

Ataraza mi alma
una fáuce sigilosa
que me devora
hinca, sigue y prosigue,
sembrando mi hastío
que sin él yo no vivo,
respiros inmaculados
a esta sed que mi cuerpo
lo alimente la estrella,
pasado atrás fiel desvelo,
voy construyendo,
voy cavando el surco
milenario de mi destino,
en este cuenco, en esta vasija,
en este recto cuerpo
del que me desprendo,
para que mis manos hablen silencio,
mi sombra es quien habla
de su destierro,
de su rezo al flamígero astro,
mantenme afuera,
espero mi momento,
de entablarme con vuestro Dios,
y preguntarle si merecía tal castigo mi sombra,
sí yo merezco esta pena que me soslaya,
pero si no fuera por este dolor
no sabría que vivo sigo este siglo,
ni mi saeta de luna volaría
a encontrar su desquicia yerta,
y su esfinge malva,
en alto claro
en marco clavado,
es por mis ojos de grillo
que alcancé a ver
mi destino fusilado
para entregarme a un único camino
que me rige que me dirige.

El Castellano

YACIJA:

Vida mía rozagante curso
en solaz de muertes que caminan,
los oscuros límites plausibles,
como dije no puedes mentir
dentro de mis ojos,
llana voz altiva subiendo sus montes
soy libre por ti
en esta generación ciega,
una vez que se ata el sentir
de mi esfera difusa,
en este lugar yo puedo
sembrar la luz en oro de argénteo astro
mis ojos oxidados
yerguen el vapor de cada día
que estalla su retina,
cristalinos en el verde gozo,
sin despedida,
mi tierra puede subyugar en pie este mi ser,
brillante hielo de cuarzo
tejiendo las manecillas de mi reloj,
esmerilado suplicio que lanzo,
que parte tu acero,
trasquilando mi luna
hasta que despierte mi Sol,
fuera del momento, dentro de la noche,
esperando que torne solamente luz,
desvellonado mi lobo ártico,
en hierro de mandíbula
este ser por la defensa de su valor,
que no fue del tiempo flor
fue indómita expresión,
en un cielo que labró,
vengo de un horizonte iluso,
desempolvando mis muertos,
viviendo el polvo de vida,
mi pasado rescoldado, derramado,
por la ventana desolada,
mañana será eso quizás
una deidad sin nombre,
un cuarto sin lumbre,
veleidoso y regio,
consecuencia sin rastro
nombre escrito sin pluma,
yacija inerte caminando los oscuros lindes
de su destierro,
de suspiro de hielo invernado
con brazos lejanos a través de los tiempos,
su ayer llueve a jirones
sombra que caminará el abismo
para encontrarse,
y desafiar al viento,
estallando en luz plena
jamás dominada su desventura.

El Castellano

LETRA DE VIENTO:

Aguzaré al viento
en vertical estampida de elogios,
para que lata con fuerza
se cuelgue en los solares rendidos
de mi agraz intelecto,
las lagartijas correrán su rambla
cruzando la tierra,
mi carrasca lucirá
un sabor a mujer desnuda,
el verde militar del ciprés
tendrá tacto a luna,
somos silentes dentro de la luz
somos veletas del negro puerto,
fiebre navegante
mar de mi vela,
lumbre eterna,
alma de renegados,
jamás complacidos,
rajaré al destino en dos mitades,
una para sacrificar
por si sale mala,
su alta ojera cruzada,
afilaré mi cuerpo para clavarme
al viento que hasta ti me lleve,
solo un segundo marcha atrás
y me sembré en tus manos,
como flor de centella,
qué bueno que existas en mi realidad,
que teje, desvela, nace y devora
la esencia que te alimenta,
hoy lo siento desperté siendo río
que quiso llegar a las tierras que te modelan,
alarido despierto y aullido
en nácar de tu placer,
para solamente ser lo que tus ojos
digan que soy.

El Castellano

MIS CUCHILLOS SEMBRADOS MI SANGRE YERTA:

Del cuchillo hiriente
a la voz mía por temblar,
en esta zanja de tierra muerta,
el oro que no vuelva a brillar,
ni mi destino a fulgurar,
¡Lluvia! cae y suena de nuevo
te  lo ordeno,
mi brazo
mi hombro eres de un trazo
no te hundirás si no
sólo a cavar tu propia sepultura,
el horizonte yace silente,
en difusión de espadas,
paga mi precio de vivir sin ningún miedo,
sin superior mas que mi sombra,
que algún día juro
la alcanzaré,
a veces me rompo en mi pasado,
a veces cabalgo el linde de mi oscura pena,
silvestre como las aguas,
caminante sin sendero mas que su arteria de sangre.
De mi sangre y oro fino,
de oro fino y sembradío
de trigo y de vino,
se viste mi Triana en la arteria del lugar,
campo lindo, amapola en su sangre,
olivo y regadío
sierra y labriego,
sierra y lozanía,
canta mi Castilla de su encina herida,
canta el olmo viejo
quiere tener raíz de pan de centeno,
llora mi vida en la sangre del barbecho,
soles de niebla y barrizal
corren mis lágrimas d’este lugar,
muerto vivo en mi cruz de tuerto,
ya viene la parca a llevarse
a llevarse la rosa de este réquiem,
y alegre viene la parca a llevarse mi cantar,
hombre de bien no quiebres tu rodilla
no quiebres tu rodilla
en reverencia al asesino que gobierna aquel,
campo campo hay en mi olvido
que se viste de hinojo y de endrina
de espárrago triguero el suspiro
el suspiro de este mío latido,
jilguero de mi cardillo
no tuerzas tu alita en tu trino,
silba el amor de este reino,
pies de barro arcilla de Caín,
hoz de guadaña de esparto,
grano de nuestro granero,
sed de cada hambriento,
tiembla mi patria con su inepto gobierno,
como dirigir lo que no se puede dirigir,
como clavar cruces a cada campesino y obrero
desta colmena de mi señor,
cada abeja envidia su reina
que se lleva la miga de miel caliente cada día
a costa de nuestro sudor,
muerte, muerte al opresor,
maldita estampa dibuja el viento del usurero
vestido de traje y cordón,
vestido de traje de lino y algodón.
Muerte, muerte en esta canción,
llueve mi sangre el papel,
si mi aliento llevase al vivo a sentir,
si mi Triana fuese guirnalda de harina,
si el pan comiese la boca,
si no se quemara mi tierra en la hoguera
abriría el cielo para clamar mi dolor,
vuelto templo de mis dioses,
levanta, levanta y camina cada camino,
cada camino de zarza y espina
rosa, rosa divina tus labios de mujer
el manantial de tu piel,
fuente de mi hiel,
perfumada de brea, de sal y arena
llora mi flor
no aguanta su dolor,
un desierto que envuelve cada bosque,
humo y alquitrán manda cada ciudad a alzar,
amor sencillo natural, ¿Dónde estás?
dónde estás mi vida que te escondes por las ramas,
por las ramas de mi soledad,
te cultivaron el consumismo en cada lugar
olvidaron lo natural.
Cada raíz de árbol llora y grita en su silencio natural,
Cernunos no encuentra ya su hogar igual,
cada carretera le cercena su moral,
de sierra y siembra tiñe mi umbral,
oda al cielo de mi lluvia inmortal,
de nieve y hielo clavo mi aliento,
hasta adueñar cada lugar,
sombra y demonio de mi morada
despierta, despierta deja de llorar,
espiga de tu pelo
Triana en tu despertar,
quien viera tu caminar,
por las veredas de Andalucía,
por cada poeta muerto que dejó su sangre en la tierra,
te llamo y respondes desde el olivo de Jaén
desde la Alhambra de nuestra Granada
renaces Lorca tu sombra para clamar por nuestra libertad,
para clamar por nuestro pan,
muerto vivo si no siento mi latido,
cada río inundando mi olvido,
mi frío yerto floreciendo mi ciudad,
faroles y coches edificios y hormigón,
muerto en esta jaula,
por respirar aire de montaña,
por tumbarme en la grama a pensar,
por tumbarme en la grama a pensar,
me nació un fantasma que ama de verdad
que se ilusiona en mi mirar,
hoy te entrego mi aliento sin mirar,
vivo para verte caminar,
y que no te maten la ilusión al besar,
alma de mi alma me cantas la luna primera,
esa que enamora mis hojas de otoño
esa que se viste preciosa,
hasta el firmamento del mar,
tristeza seca pena mora
pobreza asesina que nos quieren dibujar,
matar tres veces al que ya yace muerto
en su infinito de cristal
cuándo tu despertar,
cuándo te alzarás para expulsar nuestro mal,
cuantos llantos aguantarás soportar,
cada poema mi letra compañera como mi puñal,
clava la sangre del tirano
en espinos del infierno por dibujar,
ahoga mi llanto hasta volverlo sed de verdad,
sufre mi tierra
en su llorar nacen las semillas del mal,
alma de pobre en este suspirar
por este puente,
por este puente,
réquiem de mi tierra muerta,
réquiem por mi tierra en brasas,
parca, parca bonita enamora mi latido maldito,
muerte, muerte al cacique
siembra tu guadaña en la corte de nuestro mal,
siembra el mal de ojo,
siembra tu oscuridad,
para que el rico no vuelva en oro a brillar.

El Castellano y Leannán-Sídhe

Blándeme:

En mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos
piedra de montañas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
quién estará allí
quién vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
hipsipila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsipila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
hipsipila siempre vivirá como invencible Sol.

El Castellano y Leannán-Sídhe

Flor de Bradomín:

Partir me alcance un día,
he  de visitar el prado
que yo por Bradomín
nunca he visitado,
he de colgarme
de la flor serena
un día lluvioso
a colgar mi estandarte,
vive, nació y deslumbró,
deberéis guardarme el vilo,
que yo partiré este humo,
quebraré la voz del eco,
soñaré que estaba despierto,
mi simiente sacará su cuchillo para sembrarse
sola como se destapa la primera
gota de rocío que tiembla
el Sol que visita,
esta la haré generación seca
en pergamino de hoguera,
mi letra caerá en el ojo
desde el infinito parco de este abrojo,
el altiplano enjutado,
dirá que me debéis cuanto yo
Arriano he plasmado,
y este granate será mi lustre recordado,
es y será mi casa,
el esfumino en coro de grillos,
aullando bisagra,
a la luna que escarcha,
hazme libre luna,
saca mi alta ojera con tu luz,
abre mi campo
al murciélago señor,
acaso mi espada mi tiempo no blandiera,
me encumbro de la fiera,
para ser quimera a la espera,
mi Leannán dicta
yo converso
que desde su estampa
al hada infernal de esta
yerta conciencia,
resurgiré
de la espina dorsal
de este cuervo Förüq
que me habita,
el ser que me lleva
cantará soñará
que es y será  otra primavera
para enloquecer desde ingenua siembra,
graznará el solar del fresno quieto
abrirá el despertar de esta gris araña
entre agujeros de la idea
soterrada, descubierta, alzada
entre sierras y barbechos
despierta, riza, besa, evapora
esta sangre de tierra
que es mi amapola del pecho
anclada, versada, cálida, cariñosa,
abierta entre grietas que palpitan,
fulgente, displicente, dispara que flagra,
sentimiento de esta azada
que es mi vida
al borde de la flor
de caléndula
que es esta realidad tejida
y su floresta que riego desde
que el verso me escribió
a mí la felicidad.

El Castellano,

Señero quieto:

Linde abierto sembrado por Dioses
de plantas que sólo ellos pusieron
y que ven exclamar su muerte
de silencio gritado
lentamente las estaciones.
Es este campo que vive lejos
con señero
un señor de señores
amor de silvestres,
es encargado de ver en flor
sus amores,
vence que atraviesa
sólo su mirada,
un jacinto se yergue
de azules botellas
sus besos de rocío matutino,
matutinos gritos postrados,
con el hervor que reverdece las tierras,
de cal y tierra arenisca,
de arcilla al barro,
de la pizarra al risco
de granito,
es una vida mi estatua,
dulce,  risueña,  sembrada,
albores cruzados crepitando,
mi nido de grama rehaciéndose,
entre luceros anclados,
arriba mi barco
estos océanos y mares
de tierra,
que todo lo rige
su materia,
desnace el tiempo
abriendo el brillo de mi falcata.
Fiera de fieras
yo soy la fiera,
desde las piedras
a esta mi hoguera.

El Castellano

Aciago, recto vilo quemado:

Cantares quebradizos
se alzan entre aciagas esferas
de la palabra inexistente,
entre sones terrazgos
que sí puede,
llevarme la espuela,
entre la mente que afila,
que pule mi sangre oxidada,
por el puente de venas de mis manos,
diestro al compás que muerde
yo sí estoy hablando
tú no estás escuchando,
esta vida asida en un tiesto,
por encajes sin alba
por encuentros fugaces
en mi averno tejido,
entre estos soles de trapo
que me levantan las flores,
avanza la flojera del día
que llega a su final,
volviendo madrugada de espadas,
quiero contarte hasta tres,
mi aliento que no sabe contar al tuyo
pero sabe que cuentas con él,
yo que ni segura tengo mi muerte,
colgaré destinos
de sus ramas de fresno,
mi piedra será estatua,
no seré yo quien hable si no ella,
el verde musgo llorará el sino dentado,
esta vida de espectro
no me dará de lado,
de un solsticio me haré un cuarto,
entre mis líneas habitarán espasmos
de ideas ausentes,
de fríos hielos de soledad congelada,
liberaré este reino enfuscado
cual vicio cual tierra sin dueño
de crear nuevos palabros
que serán hijos de la nada,
cabalgada, soterrada
en infinito de la siembra alzada.

El Castellano

Soles de cuarzo:

Libero vendavales furtivos,
acampo la idea en tremenda pradera
descolocada, mansa, abierta
en florestas húmedas de rocío
tempranero, sólo allí tengo nido,
entre trinos que excomulgan mi deseo,
como atardecer rojizo sin sangre
acaso es, envoltura dispuesta,
rezo que acompaso la franca vida
de mi caléndula del camino,
resumo que coarto su vida verdadera,
luz de los campos, luz de mi campo
acaso fuese mío,
aquí solo hundido mordiendo este papel,
traigo que quiebro tormentas en nido,
culebras del sonido perdido,
me desatan yugos de esparto,
arde la simiente mía,
entre clavos ardiendo,
entre amapolas dulces, risueñas sin cruz,
se desmenuzan abrojos
de mi soledad carcomida,
a la que entablo soliloquio
en cama, con ella sin ella soy el mismo,
verdades atrás qué necesito,
si el mundo me hizo completo,
quizás aburrirla a ella mi pena,
nacida en cuarentena,
avanza mi siega,
esta vida mía vale la pena,
rezogo brillos de metal
cuando deja de serlo,
y crispa al viento
lo que llevo dentro,
más que un tarro de miel
y unas flores asesinadas,
un corazón que sube por la garganta,
a decirla a ella QUE no se vaya
usted es mi compañera.
De estos siglos que me quedan,
eres la carcoma de mi madera,
hasta ser lanza,
estaca que somete al viento,
en aullidos, en graznidos dolidos,
en enjambres con reina.
Por ahora a tu lado
soy azada que socava mi camino,
sacando terrones de lamentos
para sembrar tu amor
que Dioses me indican
que tendría que estar ciego,
para negar que eres más de lo que siento,
como veleta que le falta lo principal,
para no ser dirección que marca,
una flor plañía a mi vera,
que le faltaba su insectito
que la besara sin diligencia,
así la belleza nunca completa,
recto escalafón retorcido al beso,
unión de dos, como escala sin peldaño
rampa no sería,
me encumbro de la fiera para ser yo
la fiera, de esta mi pradera,
se afila mi vida quieta,
entre soles que cuelgan,
y colores que lloran,
despierto para entregarla
a ella mi cardillo de la dama
para que me lo devuelva
cuando me una a ella,
como se unen dos gotas
del mismo agua,
como se desgrana el molinillo
cuando saluda el viento.

El Castellano



Linde quieto abierto:

Derecho firmamento
entre filos de gentes,
es una piedra que camina,
piedra aventurera,
seca y umbría,
reposa y duerme
cantares del linde,
centellea rayos irisados
se riza con los besos de lluvia,
acaso quiso ser otra,
ella tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada como se cierran
los rayos de luna,
acantonada, de estéril estampa,
dejas muda alabanza,
el día que te hice de voz,
piedra bella, sola,
estridente sin patio de sonido,
y esta voz que te di
voz dorada como tu piel de minera,
como un soto sin perdices,
avanzabas solo tú,
la vida quieta,
sembrándote allí por donde anduvieras,
al candor de piedra única
igual a la siguiente y a la anterior,
sin afán superior
hasta que este poeta te dio voz,
como flores que sin color
acaso fuesen,
un despertar en brazos de cieno,
un respirar de la montaña,
un cuchillo calizo que afilan
erosiones de las eras,
latido férreo, sangre de mineral,
o compostura de arenas,
piedra de mi casa,
piedra de tu casa,
la tierra.

II
Piedra potencia eterna,
nacida como nace una estrella,
cumbre de filos por bandera,
hogar, cobijo y morada
de lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón de rayos de sol,
asolada tu espera
por quien te dio voz,
lideras tu guerra sin cuartel,
antes de yo nacer,
tú dabas alientos al suelo
sin importar pertenecer,
siempre fuiste
siempre eras su piel,
de la cantera, al nicho,
del mausoleo, al caserón viejo,
del silo al castillo,
tu fortaleza empedernida,
tu aval de honda certera,
Siempre estabas
siempre estuviste,
como río a su voz del mar,
osado no fui yo
quien te encontró,
solo fui encargado
de darte moción verdadera
ojalá pudieses contestarme
mi piedrita bella.

III
Devuélveme a tu vida eterna,
del soto a tu quimera verdadera,
clávame la oscuridad de tu cueva,
en esta esfera pulida sin espera,
risco de tu sien enarbolada,
millones de hijos
esencia desnuda de tu alma pura,
techo sin compostura
del ser invertebrado,
techumbre que pizarra llora,
su azabache de cristal,
tu sangre de fuego y agua
que nunca te alcanza
sólo partirte puede,
grieta de helada, tus filamentos
que encaran tu azar de vida sin dueño
a tu sangre de musgo me cuelgo,
en verde musgo tu fantasma muerdo,
vida de herramienta,
azar de la idea,
al paraje que te conforma
al que sostienes su vida
siendo el suelo techo de esta hacienda,
si tuvieses dolores todos gritarían
que se acabase la muerte en la tierra.

El Castellano

Es un fuste:

Quiero deslumbrar mi camino,
ayen de estas víboras que caminan,
palpitar el látigo enfoscado
de sedientos corazones.

Entre sangres fugaces afilo
esta vida en grana marcada,
deshojada, por cuanto he conocido,
más que tristes metales lascivos.

Caparazón este el mío inerte,
vestido de marzos seniles,
agota, coarta la esquela
de mi memoria perturbada.

Camino sin camino
por donde se oculta el este,
veo la flor que desviste,
entre pétalos su iris difunto, perturbable.

Te construyo sin verja, franca,
tapia ni acantonado te hago
a imagen y semejanza del aire.

Que pasa y mira,
que mira pero no descubre,
que nací dueño de tu avenida.

A este sol ferro  cuelgo agravios,
ofensas que desvanecen,
como la noche devora lo que es suyo.

El Castellano

Azabache de ojos:

Ojos direccionados
a esta luna de azabache,
el tejer de una gota de savia
plañía la desesperanza fría.

Siniestro compás mece,
en acorde clavado
a este invierno estirado,
al estallar de bombilla me cuelgo.

Curvo escalafón riza besos
de unión de cicuta y sangre,
yermo, plácido, envuelto
en sembradíos de oscuridad.

Quisiera que hablaran mis retinas,
de encuentros fugaces
al temblor de esos filos
que la dama oscura blande.

Gira presto a enraizar mi sangre,
con destellos de espuma
que las tierras bullen.

Yerma, extasía de verdes
por solitudes heridas
una cercenada tajada,

Retiembla mi destino
al cabalgar de soles,
fiel estampida de semblanza.

El Castellano

Flor de destino:

Ama de esta casa, el alma fría,
de mundos retorcidos,
ingrávidos al peso de flores,
destartalado, por gentiles gestos,
azares difusos de mi reino,
saludando a la quema del rastrojo,
un iris por desenclavar,
corona de caléndulas
en soles por doblar,
al rayo seco, tornado en gesta
y sus candilejas fulguradas,
ríe y pasa, pasa y ríe esta espada,
hendiduras febriles
de mis verdes ojos
entre sus cauces la verde grana,
la verde espiga,
un romance del labrador
con su granate amapola,
llora sangre de aquellas santas,
esquiva de obreras guirnaldas,
se cava en rayos seculares del rey astro,
Estallando de luz su rocío primero.

Cuarto para sembrarte:

Duro, seco, estridente,
irusorio destello
al matiz de soles abiertos,
estoy empezando,
alago, avanzo este cuarto
este cuarto de arañas,
repleto, lleno por escuadras
afilo el verbo
preparado, despierto,
granate complaciente
a este lustre olvidado,
quiebra marzo,
estampida en blancas sienes,
réquiem en osadía,
en marca de astros,
luz intransigente,
fulgor
entre tus manecitas
heladas,
miro atrás
nada reverdece el horizonte,
todo son raíces del hombre,
me cuelgan lunas
ojeras sin alba,
quiebro esta ilusión
me afila su espada,
cómo huir
de los que no me conocen
si nunca me conocerán,
me clava la estrella
un tenor en escala mayor,
gimen flores por abrir,
el sol hiela de nuevo,
rizo sorpresas en tus cabellos,
libero el león,
me muevo,
suceden grises
a mis penas,
escarchadas, desvanecidas,
derretidas  en claro oscuro,
por lo que dejó de ser,
llevo que traigo,
resoplos y arterias
en este jarrón de sangre,
hasta que caigan dementes azares,
y sus cruces bienaventuradas
de tu carne,
de mi lumbre,
de este alambre.

El Castellano

Tierra perdida:

Limo, sostengo, agito
la vena enardecida mía,
destapa al fuego en círculo,
retiembla destinos ciegos
en crueles, parcos horizontes
sin orificio,
destrenzo el nervio de hierro,
repto avenidas sin salida,
voy y vengo cantando
esto es tierra perdida,
correcto, en el ojo
y soterrada vía del hambre,
nazco que broté de semilla,
estiro que alzo
sangre en caricia,
marcho sin mirar atrás
esto es tierra perdida,
ocaso malva derrite mi vida,
en ríos sin despedida,
en sábanas de escarcha fría,
correcto
es tierra perdida,
nada es súplica advenida,
fulgor entre sienes de carcoma,
festín de arañas grises,
nada me detiene,
avanzo, el sol me cuenta
que es tierra perdida,
cae la tela tejida,
fiel al descanso de mi subrepticia,
gimen tiempos rizados al ascua,
cantan malas yerbas
sin perfidia
que esto es tierra perdida.
Yo contesto
dorado al fulgente metal
que es mi vida,
es pasión, es luz,
es calor,
este es mi rifle
esta es mi vida,
granate al escape
lustre postrado al rejuvenecer
del marco,
yo no estoy colgado,
venzo que avanzo,
resumo, coarto,
me descubro a la luz templado,
todo dicta
que yo voy
que yo vengo
por tierra perdida,
resplandores sujetos,
acuartelados en énfasis,
porque desconocen su sino
madre de
esta tierra perdida.

El Castellano

Extasía de cristal:

Penumbra arrebolada,
hija de la sombra asolada,
temple de maraña,
tejida araña dormida,
sol en su trapo desnudo,
ven a mi cabeza
retuerce mi idea
que se encadena
sumisa a noble premisa,
no puedo parar
no hay tiempo de pensamiento
sólo escribir duro, seco, limpio
como agua de este río.
Sentido volviendo a la vida,
mi espíritu está creciendo,
tantas luces sin alba
tantos astros sin noche
es muy tarde,
nunca para volver
al origen de savia,
desnudo en este reloj
mirando este cementerio
alzarse, enarbolarse
de la nada y su infinito de cristal,
estoy dolido
que tú te lo has creído
si me quiebro
es para renacer
quemando mentiras,
liberando fieras,
roto al tiempo
entero al fragor
de mi espada,
no tiene vuelta atrás,
océanos abiertos me llevan
a flote de nuevos sueños,
rizado a la espera
engalanando mi quimera,
desiertos abiertos
en cal viva,
mantenme el amor quieto
subiendo montañas deshechas,
viviendo el brillo sin estrella,
ojo de un ojo labrado
mantengo mi esencia
en joya de noche
miro dentro
y todo retuerce de nuevo
dame tu mano,
descubre mi reino perdido
a encontrarse en tu mejilla,
háblame de tus vidas
de tus alas en mi extasía,
sólo allí despacio
latirá su osadía
líbrame amiga
de cerrojos
y sus cerrojillos dorados,
exasperados,
esta noche seré luz de hoguera
y tu cobija quieta,
el único sin miedo
a decir lo que siento,
carrusel sin engranajes
caballo sin jinete
tormenta sin nube,
beso donde no lo imaginas,
sólo yo contra el mundo
abriéndome de la tierra
siendo alma en disparo
certero, agudo, estridente,
como la voz que no se pierde,
yo nací albor
nací para ser tu amor
no me pierdo,
estallo osadías repletas
solitudes que trepan
cruzo líneas
de estos cuatro días
que clava tu voz
desmigajando miedos
porque yo soy el miedo,
batallas aparte
soy tu planta silvestre
amando su tierra
más que a su sangre,
mi esencia verdadera.

El Castellano

Cornucopia de tierra:

No rebotan los tiempos llorando,
en escalas a ese cielo anhelado,
voy que viajo
y bajo mis plantas
la tierra brota, rehúye, fluye,
todo me alza
sobre torres sembradas
y sus trompetas abiertas,
desenfundo esta esencia
de estaciones correr,
hogueras profundas
en lágrimas de lluvia,
plantada mi compostura,
me crepitan las montañas,
los cuervos me rinden pleitesía.
Ante estos ojos
el ávido brillo
de oscuras alas,
frente mi carne
fuego enraíza
esta noble falcata,
encinas me enraízan
el dorado anochecer,
noche oscura
entre espectros de letras,
el día derretirá mis flores,
trepando mis venas de encaje,
mi azada será sangre
no más cuerpo y carne de metal,
al erizado filo
clavaré sentidos despiertos,
mi letra será invencible,
en flameante rebosante inspiración
parida de un rayo de sol,
ay la tierra que me clava la siembra,
ay sol ferro,
yo te hablo
al fulgor de venas
al calor de llama azul,
tú invencible
como la palabra te formó,
extasía lumínica
en candor de lunas aulladas,
ven a mi pecho,
te daré asilo,
desgrana este silo,
que mis manos hablen colores,
solo ante la adversidad
esta negra noche que huye
enjaula su oscura sombra
donde la letanía esconde
sus garras de cristal,
quedando repleto este umbral,
he oído llamar
llamar tus sangres de luz,
a violetas nebulosas
sin cauce
empotradas en sagradas espirales,
busqué tu vida eterna,
me contestaron inviernos
desmochando brotes extenuados
de tiempos atravesados
por tu espada eterna,
fuente fría
que llena dulce la fontana,
la vieja luna sonríe,
lo efímero será áspero y duro,
a la caída de este plomo,
se levantarán estatuas de barro,
tu lobo vestirá el sincero metal
por ser de hierro,
hasta su aullido de plata
a la noche sempiterna,
y sus enredaderas malvas,
campo este de víboras nacido,
por un surco repto,
y el alacrán me saluda,
soy yo tiempo olvidado,
resplandores
de este patio de grillos,
me cuelga la corona de caracoles,
por todas mis lumbres
abiertas
de caléndulas solariegas,
más que hoy
no espero nada,
porque yo siembro lo perfecto,
me responden sus voces del suelo,
al intransigente destello
me parto, me quiebro,
hasta dar mi voz
a estos campos
y sus sotos perdidos
encontrados en cada sangre.

El Castellano

Ondas mecen:

Me cruzan las vías
del tren de la noche,
abierto, caracoleado,
en peregrinaje de estrellas
y sus halos,
este insomne caballero
de tu sonrisa nacarado,
arrebolado entre tus brazos lejanos,
una hoja precipita
al tañer de campanas
en garganta de lluvia,
no hay invierno sin frío
ni frío sin invierno,
vuelta atrás estoy vivo,
una vez en la vida
curva de espejos
entre verdes y ocres,
quién dijo que no tuviera esperanzas,
pálpito fugaz de estrella marchado,
el amarillo viste mis flores,
color efímero, sin despedida,
entre un patio de ojos
y sus carcomas solariegas,
danza este caballito sin diablo,
al cuartel de la cucaracha
van los ojerosos grillos,
todo cuelga de un hilo de lana,
horas minutos
para hacerme libre,
termíname tú porque yo no puedo,
este alfiler parco, sobrio
como él mismo,
entre circo de huecos sones
danzan los vellos de mi piel,
por el agujereado brillo de luna
cuento notas perdidas
y el filo de esta mi cuerda
hasta latir con ella
y su desnuda poesía
con cuerpo de mujer,
lejos de la tierra,
entre un soñar del viento,
se destapa mi cordura
le florean pensamientos
fieles ecos en iris despierto,
dulces ondas como dulces sirenas
enamoradas,
de este marinero sin mar
llamado verso,
al senil aleteo de la polilla,
el invierno nace de un cubito de hielo,
que avanza ya su noche
sin pedir permiso,
al vapor de sienes heladas,
entre un coraje acorazado
de haber realizado una buena siembra
me marcho.

El Castellano

Filo sonriente:

Agudo filo nacido
mi destino.
Recuérdame en la tijera
desdoblando la espera,
hoy por hoy
mañana por ayer
el frío en la piel,
de estas cuchillas
sonrientes,
y su esperanza
carcomida, acabada
en hoguera.
Miénteme aparte
ancla en gozo
el violín de mi idea,
corriendo por fuera
marchando lanzas
de tierra
y el tiempo
solo, hinchado, dormido.
Rehullo de mi pasado
que se clava
en mis brazos.
Mírame aparte
del punto y su silencio
seco.
Esta vida en el centro
de una margarita,
miro su caricia
en pétalo de brea
arde mi sinfonía
deshace la lejanía
hasta ser ese lejano
carrusel de estrellas
por boca.
Vida por mi vida,
y yo qué no daría,
a este cielo desplomado
de fieles compases
oxidados,
es por su plomo
que a veces plomo,
a veces más alzado
que las cumbres,
entre regueros y ramblas
libero mi azada,
en cuerpo de sangre y vena,
no conozco a Pena,
entre su alta ojera
clavo una letra,
abre la acequia
destartalada en honda esencia,
allí donde graznan cuervos
su lenguaje de madera,
soy yo a la espera,
abriendo mi destino
en esferas puras, plenas
ay la tierra
vive esta dorada
escolopendra,
sucesos de huesos
arde la compostura
afila su beso de miel,
todo queda en yacija,
derramada hiel,
entre grietas iluminadas
del iris insomne
soterrando verdades,
completando
liberando sus cavidades
y su dama oscura
naciendo la noche
que ya vuela,
entre testimonios del pueblo,
que pertenece a la tierra
y sólo esta a su materia.

El Castellano

Vieja escuela sembrada:

Cierra los ojos
es nuestra creencia,
por la que no hay
rosa sin espina,
línea de destino,
déjame sembrar luz
en la retina,
que caiga mi gota
quebrada,
viviendo tus memorias
lejos de la letanía
enroscada,
crepitan los labios grises
entre crujidos por despertar
leones del nuevo día,
Noche, noche
tus minutos erizados vencen
pasan las horas
y las horas
la misma pesadilla tejida,
en vilo en vela
de navegante sin mar
sin barco, sin puerto,
viviré una vez más
esta soledad del párpado
despierto,
muy alto, muy hondo,
todo se retuerce en sol mayor,
hasta la cima
me verán cabalgar,
resume este papel
un furor oxidado,
soy yo, soy yo su raíz
que ni yo mismo entiendo
dichos soterrados en alma difusa
en corazones sedientos
su fría caricia entre espadas
ni yo hago empeño solariego
ay la tierra perdida de tu raíz
quien osado sólo la viera
de viva materia rompiéndose
sucumbiendo sobre los filos hirientes
hondas espumas
riéndo en camino vivo,
en un sentido
con bordes de rosas y cebollinos
y senda de espinos fugaces al alba,
brotando imperecederos
que enriquecen los pliegues sembrados
de esta mi sonrisa
de esta voz en calma y en tormenta
de desnudos sigilos
que te nombra y nombra
si no estás lo hace sin cuenta
Poeta
Haces la ruta sin pena ni sangre
que no sea portada en tus venas
de solana hacia el sol
en un ovillo giras en tornasol
allí donde sus esposas
amarillean y tu sien gotean
en canto al amor
alzado en rayo de Thor
será un caracol
cuando nos vamos
solos sin nosotros
con o sin Dios
nació un vespertino albor
ocultando el dolor
secando lo que plañía
la sin razón
Se duda entre las cosas
por la vaciedad de las cosas vacuas
de fátuos alambres en fanal
hoguera del hambre
de oblícuas espinas
y los nuevos castillos
que sin su castellano chozas son
destruimos
si nos miramos
vencer o vencer otra vez
Oh raíz
ay de tu tierra que te vio nacer
qué guardas
en tus bases en las grietas
que te clavan que estiran
tus lágrimas del ayer
que no nos dejas ir
por caminos distintos
a los limpios valles de oscuridad
reposo y sosiego que clava el camino
¿Será cómo es
por siglos
de siglos?

De este tiempo oxidado
que latirá el son
con forma de tu siniestro corazón.

El Castellano

Cristal silvestre:

Ámame como se ama a la vida,
porque te amo en caricia
sin despedida,
tú que eres como la noche
en subrepticia,
yo contemplador extasiado,
por el fulgor que se abre paso,
Fin del diario,

este es el momento,
que se queda para descubrir
la expectativa
del vivo hacia la vida,
todo cambia y yo lanzo
mi destello sembrado en mis ojos,
susurros en letargo
abiertos al destino parco
estoy en tierras de la luna,
abriendo, tornando bella
su distancia,
todo sembrado
de quien yo era,
esta mi raíz que canta
plena, sacada,
cortada de su tierra,
para nunca olvidar,
alzada a tormentas del tiempo
y su etéreo desliz envuelto,
en las calles
de los sueños rotos
un pasado que dejo atrás
estoy joven para estas nuevas visiones,
existencia clavada,
al crepitar enroscado entre arterias
de alambres,
y su perfección
erizados gritos liberados
hay que pagar el precio
de ser mejor que este talento,
avanzo lento,
me abro por el fuego,
y no hay sangre que no me deje
envuelto,
miro dentro de tus ojos
buscando mi respuesta,
el sol se está enterrando en tus cabellos,
lima este nervio
que llegó su escarcha
siempre aparte,
siempre en alarde,
hasta yo encontrarte
encontrarme yo
en los sotos de tu voz
hasta ser yo el alarido con nombre
de sol, ser por siempre
ser para siempre,
ser siempre,
y Siempre llevar mis apellidos,
Siempre quemándome
en resquemor intransigente,
precisión de mi duende
llamado amarte.
ARTE,
condenada mi sombra,
a este precipicio
que despeña la letra,
a través del umbrío páramo
de esta piel y su yermo bosque de vida,
sigo la estela
vocecilla, elevada sin razón,
porque sí me sobra corazón,
soy yo mi murciélago de nácar,
vuelo que giro el infra-sentido terrestre,
y me quedo en vilo,
es glorioso este sino,
haciendo el amor con los sentidos
en el saco desdoblado,
de mi realidad soterrada,
destapo que descubro malvas
del sueño taciturno
que conduce a contemplarte,
bajo el sigilo de mi araña,
y su tela irisada,
en extasía de espejos carcomidos
sin dueño,
que no sea sinestesia
del cuadro de visión
llamado visión enardecida,
por la que mi ciprés
tiene tacto a caricia desnuda
y mis caléndulas caminan
con sabor a deseos de rubor.

El Castellano

Quiebro en dicha descrita:

Muero por un beso
aquel sembrado dirá que vivo
vivo por un querer
cruel del destino
condena de una pasión
que creó tu pestañeo
al dejarme ver
tu cielo encerrado
ese que liberado
jamás me abandonará,
fijamente tres minutos,
y morí con tu pestañeo.
Demostró que fui y soy
importante para ti
y que a pesar y muy
a mi pesar de los problemas
problema no es mi apellido,
seguí en tu mirada atrapado
hasta que la aguja
de aquel reloj de pulso
se paró al pasar ciento ochenta segundos
mi cambio de vida
cuando consumí
medio giro al decir
siempre te amaré.
De este resquicio vivo
yo traigo la flor,
en competencia
de ilusión que marcó
esta hoguera sin pena,
eres tú soy yo,
flamígera condena,
por el párpado del cielo,
por mi astro soslayado,
que yo sólo encuentro cielo
en tu mirar encandilado,
soy un muerto con vida
si no te tengo,
y este firmamento
se me cierra seco,
muchas cosas erróneas
en mi vida
que no hay tiempo para la sombra,
no hay tiempo para tristeza,
ni para la vida quieta,
porque todo resume
en buscarte a ti
mi vida completa,
si este corazón es un tiesto,
quiere y te quiere a tu persona,
enraizada, plena,
resplandeciente,
como el brillo,
como el halo,
de tu limpia, dura
sonrisa de perlas
en océano de resurrección
mi Margarita
descubierta en dicha,
mía, mía sin despedida.

El Castellano

Tordo acompasado:

En el océano de este mundo
abierto al cielo,
vive el cuervo,
por el desvencijado respiro mío
avanza, mece y sostiene
un tiempo en réquiem de espadas,
por aquellas voces que sordas
laten, se descubren, alzan,
se quiebran al paso de altares de hueso
por mis atardeceres de murciélago
voy ciego al calor del astro,
siente mi caricia de pájaro
esta vida en un verso,
alzando nuestra luna de acanto
y alabastro gimiendo el ocaso,
azabaches ensortijados, derretidos, extasiados
por el sendero despierto,
por el cauce que trae la vida, la mía,
ojos en resplandores dorados al tacto
de mi astro soslayado,
mi azar es sembrado
vida de vida
late esta caricia
no hay retroceso ni regreso
todo está bajo tierras germinando
por la rosa de su pelo,
tu sangre me colmó en beso,
nuestro cielo de amarantos
fiel al respiro que alcanzó a ver
la belleza en noches de miel,
respira abre en ambrosía mi vida,
en este horizonte dormido
quiero ser de la piel resquicio,
que no me sientan perdido,
quiero ser Siempre tu sonido que acompasa
que clava olvidos
en despertares rizados que consumen
la retina y sus astros,
todo lo que anhelo es la verdad en silvestre flor,
tu eco alto que no hay pájaro sin nido,
esta noche será distinta,
el comienzo empieza ahora,
mi sueño de araña
que todo lo tejido
recompensa trae a lo sentido,
un avance de mi sangre,
ven al nirvana del ruido,
anticipa nuestro solsticio,
Yo que amo en mimbre de esparto
y verde espiga de trigo,
fiel comando el suplicio
de los valles de mi sombra
displicente, enamorada.
Encumbrada.
Sostenla sostenme de la pestaña,
me nacerá un alba,
marcho través del hielo,
su azul en la mirada,
estoy sembrando mi escarcha,
y que venga y queme
este laborado tiempo,
que yo nací del viento,
alguien está llamando
oscuro este romance
entre las malvas del cielo,
se escucha mi nombre,
tengo que cerrar este hielo,
colgando mi estampa
del árbol de las cenizas,
y que nazcan ojos de tierra
de este hueso,
que seguiré soñando
que fue sólo eso
un sueño en despierto umbral
de mi alma y su protectorado.

El Castellano

Cercenada razón:

Ilusoria, despierta, vespertina,
trepando lúgubre escala,
iris destartalado, ansiado
cubierto de cromáticos azares,
por un metal afilado va venciendo
a este brillo irisado vestido
de crueles destellos,
raspados destellos
de todo lo que dejó de ser,
reflejos sin nombre
ilusiones de este alambre,
rizado con hilos que gotean sangre,
despierta mi pesadilla
queda asomar la dicha
y mostrar esta araña,
fulgor desnudo al fragor
de transparentes cristales
que enamoran los hielos
que febrero siembra abiertos,
si estoy despierto se equivocan,
nazco que traigo
un cesto lleno de sueños,
se derrite mi estampa
quieta colgada del árbol
donde hago peticiones,
y que este forraje
se desprenda de mi humor,
no me desalienta,
he crecido para brotar
más duro y recio
que el esparto del monte,
traigo mortandad de idea,
en letra extasiada
al filo de verticales escarpias,
soy yo encargado de esta acequia,
que ni el más osado
pedirá que se calle,
alzo su valía
en desgranada espiga
que rompe mi silencio seco,
si no soy gente lo demuestro,
enseño a mi tinta
a no pertenecer
a este mundo de yertos,
mejor que qué cosa
mejor que la opaca suma
de alientos que se creen
tener originalidad,
de su umbral
prendo a cerilla
todo sembrado a diario
de vacía voz,
yo repleto no soy yo,
soy su extasía floreciente
de imagen y su prima
clavada en alfiler sin cabeza,
como un grito de letra,
y mordisco de fiera,
que deslicen décadas
que seguiré siendo yo mismo
entre grietas, entre esferas
quebradas y su olor
a flores desnudas,
que yo sé lo que hago
si no ni lo haría,
noche corría marcha atrás
esperaré su madrugada
soy taciturno con huerto de luna,
y siembro un quién contra mí,
estoy brotando,
no hay miedo yo soy el miedo,
fiera de esta hoguera,
llamada esperanza,
tengo una llave
y no soy cerrajero,
abro este corazón
y despierto su dragón,
hasta acabar de una tajada
con mi sana razón.

El Castellano

Cruzada ojera de luna:

Había sentido
Bravura repleta
no tengo ojos
tengo lágrimas de cristal
al iris en belleza consumada
nadie te alza
tomas tu lugar merecido
jamas colmada
siempre rebosada
de lo bello a lo mejor
sembrado ojo por este ojo
me late me arde una simiente
para el campo de tu alma
vida yo vida no tengo
si no se dirige en mirada
a mi letanía, certera amapola
desde el 2008
jamás en súplica mecida
por este arrojo
en mi pecho sembrado,
viva y descubierta en este tajo
repleto de lo bello a lo bonito
de su interior decretado,
yo hombre de sangre
siembro este sortilegio
de espadas por si llego
a su alma
y liberar libro sus ataduras,
por soñar soñó la primavera
que mis flores eran de ella
yo reviento y exclamo
que son de Margarita bella
mi maestra en furor de espigas
nacida
solo tengo un corazón
y es suyo mi dama,
dama blanca
doncella escarchada
de esta vida a esta mi viña,
yo dulce muero despacio
por llenarla de esta dicha,
seguiré en pie porque ella
sigue viva enraizada en este latir
para yo con amplia voz decir
sin ella no hay vida ella es mi vida,

El Castellano

Negra noche sostiene:

A veces me rompo,
a veces me pierdo,
y el mundo reverbera,
se extingue
por oscuras alas
enlutadas,
quieto,
más tranquilo
que un yerto,
hago mis miradas
a su pasado,
no me asustan
sus dulces espantos,
estoy nacido
del hierro de mi idea,
labrado al fulgor
transparente
de mis campos
de soledades,
es por este tiesto
que jamás abandono
lo que siento,
y que mi margarita
en vena me muerda,
trepe por mi vera,
hasta sentir que yo
estoy encumbrado de la fiera,
justo aquí justo allí
sólo para servir,
rayos y azares
de consecuencias,
como flores cabalgando estaciones,
al iris lunático sembrado,
hasta atravesar su corazón de cuarzo,
es por este azabache
por el que vive la noche,
suena de nuevo mi caligrafía,
y para esta lluvia
todo valía,
soterrado mi latido
queda decir
que consumado
estallaré sin cuantía
borbotones
que sangren esta luz
intransigente,
el Sol afligido
me nombrará su allegado,
hasta sangrar
retinas indiferentes,
hasta cabalgar sienes
y alientos helados
de espantos,
hasta yo trepar
de mis arañas en sus cuartos,
enterrando esta noche negra
dando inicio a mi condena
de vivir por ella,
porque valdrá la pena.

El Castellano

Las vidas que traigo yo:

Era esta araña
como un Sol ferro con casa,
era como un encontrarse sin despedida,
por qué,
porque yo empiezo esta obra,
camino destrenzo este campo,
me desmigajan a mí
sus flores extasiadas de difunto,
para decirme
que lo suyo es de todas las estaciones,
como hacer el amor
con azares alados y soldados de los campos,
que su simiente no es vida de un día,
yo digno de admiración
digo que me adopten
pues soy familiar
así no tenga savia
tengo sangre carmín
y mi simiente escrita
dura lo mismo que dura
la tierra sosteniendo vida,
desnazco de la hoguera
al crepitar del rayo luminoso
no soy como él invencible,
pero me cincelo mas recto y recio
que un hierro de carne,
sotoventos atrás
las montañas hablan con la gente,
que sin ciudad no hay gobernante,
sin poesía no hay mundo ni creado ni
ni por crear,
más duro que los montes,
cabalgo esta letra
flamígera, extasiada,
al son de una espuela escrita en bronce,
digna del brillante metal puro,
para yo decir yo aquí
me he curtido y tejido duro.

El Castellano

Oscuro haz, luz sembrada:

Larga sombra me abarca,
larga sombra me abraza,
larga sombra que me envuelve
yo quisiera meterla en un mundo más bello,
yo quisiera librarla de hielos que aguardan,
quisiera retornar a un mundo que era negro
sumergirme más profundo que los mares
y encontrar mis verdades,
yo quisiera fundirme fraguas de hierro
ser justicia izada de ser en luz intensa
pero ya no siento nada,
asolada mi estirpe con nombre agujereado,
yo camino descalzo sin miedo ni quietud,
sin estos clavos que me impusieron
camino lejos, lejos sin mi nombre
por si despierta mi azada
con la que sepultar al Miguel Esteban
que no nació todavía,
por si una dicha me aguarda,
no osarán en buscar portentos
a esta larga sombra que avanza,
no cambio sus males
solo servirla flores silvestres
así enamorada torne princesa de profundidades
hada dueña de la sombra,
hada fiel de embeleso en umbrales
por tragar esta mi tierra
que me avanza la despedida,
cuántos pájaros volaron
para ser único pájaro enfundado en trino,
rajado, ultrajado,
cuantas notas se escucharon
hasta ser estrofa de agua
por todos los que estuvieron,
al acecho yerto de esta sombra mía,
que no posee medida,
solo una senda deshaciendo lo trazado,
al firme astro alzo mi perplejo
por toda oscuridad que fusiló mi partida,
me apodero de este jardín
de mi sangre  sembrado,
para latir en espejo asomado,
y que viva siempre, siempre
esta sombra fría, vacía, llena en soledades,
completa sin tapiales, hueca de mi carne,
despeñada en vivencias soterradas,
que yo alzaré para sembrar en ella
esta vida que yo le debo a ella,
para que viva siempre mi luz
tejida con ella,
hasta erizarla
y que me responda
cuando nombre a la belleza.
Que sin ella queda sin aliento.

El Castellano

Agua de arteria:

Déjame mirarte dentro de mis ojos
que yo limpio, sereno, yo pena ya no arrojo
hornea este fiel abrojo
que ya no sienta el pecho en rojo,
libre ajado de suave caricia
de endeble espina
solo te creará cosquilla.
Por estos lares insospechado,
por estos surcos sembrado,
de boca, pecho y guadaña,
sin su hoguera no es quien era,
déjame latir a espera
de vivir dentro de ti
como vives dentro de estos ajuares
de gato de hombre dichoso escarpado,
como siembra y su despertar en mayo,
libérame de ser quien no soy,
porque seré agudo, afilado
rizado como metáfora
en flecha de silencio,
yo por ti seré quien quiero ser,
tu orgullo tu inocente servidor
que solo posee estos ramilletes versados,
abriendo al verdor de todos los campos
hasta llenar tu dicha
del color de las flores de valle,
para vivir en esa orilla
en esa casita del río
llamado tu corazón mi señorita linda
mi amiga no puedo embellecer
la belleza es usted.

El Castellano

Vanguardia:

I
Oh vanguardia, tu azar,
no cabe en un hilo,
hendida, alzada,
de enhiesta flecha, clavada,
un ojal que surte grietas
en estas quietas esperanzas,
bañan y se bañan,
vuestras destrenzadas
primaveras.

II
Ocaso rendido

Ajuar del astro sostenido,
suspiro a media tinta,
del profuso, profano, pagano
horizonte malva y su abrojo lanzado,
clavado en el verdor
de mis silos,
otra noche traspuesta,
que se me escapa
por la rendija, entre barrotes helados,
de mi cortina.

III
Cañaveral prendido

Ríos bajan, dulces aromos
al frescor de albas derretidas,
fluye, vence su iris de plata,
espumas de blancos chopos
cabalgadas.
Frente de húmedas azadas,
lágrimas saciadas
del verdor de campos
cual guadañas,
y su casa será eterno sollozo
de hadas.

IV
Canto enterrado

Por ti mi alma,
cuervos rinden pleitesía de negra ala,
acequias no son grises yagas,
yo quien te da sangre,
tú mi hoguera que ni quimeras
alcanzan,
rendida jamás,
me alzas mi palabra
por cielos de espinas labradas,
siempre te quiero
verte florecer en este jardín de rosas
tus lindas alas,
de esta espiga te traigo la caricia,
de esta vida mi tiempo fusilado
sin despedida.

V
Soterrada vía

Alza resume y coharta
mi acequia verdadera,
sobre este famélico tren de espejos,
danza mi brío con fuerza e ímpetu
va que viene , desgasta,
la rienda enroscada en la espuela
de mi saliva verdadera,
como un azote de la noche
y su vieja escuela sangrando yagas de luz
silenciada en el regio hastío
de este rey lucero descansando su frío resplandor,
entre sus corajes sembrados.

VI
Sol de cristal

Oh lugh, invencible al crisol
de tus lenguas travesadas
fiel carrusel de rayos sin secuela
de su rizada espera,
blanca luz de tu vera,
entre compases que hielan,
a tu vespertino canto derriten, despiertan
tus mil llamas liberadas,
desnaces a la noche que aguarda,
oh Sol de mis soles,
acoge este iridiscente canto
en tu seno en mi pecho que te aguardo,
al fragor de serpientes frías,
al valor de fieras enardecidas,
bajo y bajaré para alcanzarte.

VII
Bocas de espuma

Libero ásperos aguaceros, vientos
de mi pueblo desierto,
me conducen a verte
mujer de flores entre horizontes
que escapan fugaces,
entre olas de colores,
yo con la ineptitud de estos antaños,
míos, dulces, inconclusos, repletos
en vasija de dolor sabor hondo
y alegría elaborada,
en campañas de etéreas travesías
donde el final eres tú,
un pétalo, una fuente y un ovillo.

VIII
Libero el nueve

Osadía de cerrojillos ciegos,
entre brillos asmáticos del corredor,
por este aspa, por este candado
vendo que regalo mi dicha consumada,
ojo del buen cazador,
matemático placer enjaulado,
por ojos abiertos,
por un pañuelo, donde secaba lágrimas
la hilandera,
destino abierto a la única primavera.
Afilaba surcos de hogueras
al final de la contienda,
mi letra y la parca efímera,
como pez en tierra.

IX
Del famélico trigo nacido

Reza que escapa, su luz en una botella,
al ocre deslizado se abría,
un parpadeo de la espiga,
un estupor que abriga,
y la rima fácil de tonto día,
liberarse puede de toda sangre
y ser hasta arena de la tierra,
de la espiga venidera nacido,
sólo al astro entiende,
desmenuza sus cuchillos,
afila su vida como aspa
enamorada de su tierra.

El Castellano

Solitudes, procesionarias descendientes:

Alma vuela entre aciagas espadas,
de flamígeros astros
y su radiante, desnuda compostura,
ancla etéreo gozo
cuando soy de mi sombra
y la sombra es de mí
como proyección de mi luz,
como condena a ser siempre yo,
quien partió su destino por la mitad
para disfrutar por doble vez,
devuélveme a la vida
me siento más vivo que ella,
puedo sentir un puente de la distancia,
alzo radiantes esferas
el sueño y su verdad
entre solitudes heladas,
su fuego azul y mi enervada amplitud,
lluvia cae y sólo puedo soñar que soy gota
para deslizarme para fluir
esperando evaporación,
ángeles atrás soy más pleno
que la sangre en mi vena,
esperando que mi sombra
se haga luz y su luz centellee a borbotones,
de que soy pleno, digno, como el crepitar del rayo,
como el gemido de la tormenta,
como una vida relamiéndose el alma,
cuánto tengo, cuánto deseo
pregunta si me falta algo
a mi estampa repleta, recia,
materializada de mí,
clávame filos y luces
yo soy la noche,
siente la noche de mí,
sin astros, sin lunas argénteas,
soy la noche de mi recipiente de sangre,
cruel metamorfosis
de crisálida superior llamada carne,
brotarán simientes
brotarán estos rayos de aura,
todo lo que sembré en mi interior
brotará abriendo mi virtud descendiente,
mi bondad,
la gentileza en aspas,
el fuego de pasión,
la máquina de este corazón,
hago libre el dulce suplicio invernado,
y su tormento nacarado,
mi poder intangible,
mi soledad incombustible,
yo quiero decir:
-Hay luz en mi hogar.
Océanos abiertos donde resurgir,
todos los días que te esperé
hasta hoy decir:
Te seguiré esperando
porque sin ti no puedo finalizar
no puedo salir,
de esta metamorfosis ni de esta larva,
la que no se arrepentirá en los jamases
de devorarte completa mi mujer,
y algo que elegir
de esta edad que no se elige
el sosiego, la calma
que perderás conmigo,
para yo sembrarte la felicidad,
energía de este tren de suspiros
y procesionarias.

El Castellano

Hombre lejano yo:

Hoy abre su pupila
una mirada energizada,
abre mi retina mi profunda luz,
clavando en mi mitad
una serena claridad
radiante, profusa, abierta,
mi destino danza en las sombras
mi ser de luz estalla al fragor
de esta luna apagada
y su eclipse de penumbra,
de umbral nacido
en madre oscuridad,
y su latido que alcanza el soñar,
de mi vieja escuela,
párpado en ocasos sembrados,
cabalgo a la novena estrella
por si yo la alzo a ella,
recuerda tu creencia,
desnudo su ámbito en mi hoguera,
abre la puerta,
pasará mi resguardo efímero,
su disparo de letra,
surcaré tu infierno,
te rescataré
en un beso,
sí yo seré grande como el sol,
mi cuclillo te dirá
sentidos granates me trepan,
porque soy mentira,
soy tu mentira rizada
de que no puedes ser feliz,
y  que este alma lata,
necesito el brillo,
romper la línea,
avanzar mis filas,
seré resquemor y sangre de espiga
en tu pelo,
seré yo sin prejuicio,
orgullo, beldad y mentira,
realidad y sueño en la grieta
de tu razón,
seré afilado como el corazón,
orgullo, honor de este clavo
sin tijereta de espejos
sin casa, sin caracol
que no sea amarte sin razón
porque mi razón soñó
desde que te encontró,
al fragor de ascuas preguntó
si el destino clavó
y yo desentierro hasta el miedo,
por qué no puedo osar su furor espigado,
por qué mundo
por qué me tengo que conformar
con ser hombre de lejanía
que siembra sus silencios
en su huerto de luces y rayos
de luna, seré el espejo derretido
carne de imagen consentida,
acércame la caricia,
mi mundo desvanece en letanía,
quema mi petición fumando el cigarro,
y que esta ventana me arranque el alba,
espectro soy
del vivo silencio enjaulado,
mi ternura consume el Sol,
por esta reja,
por esta cerca,
por este tapial,
mi yedra nace
para más alto escalar,
esta fiel atadura cristalina
sulfura, visita la inquieta estampa
azogada en énfasis de su compostura,
para nunca olvidar
para nunca más pronunciar
mi propia lejanía.

El Castellano

Brotando de raíz::

Dentro miro, florece el álveo,
un iris marcado, trenzado en espiras
fuego y su volátil marca de luz,
si nacer acaso partirse pueda,
sería una hoguera de purpúreas
y  negras llamas, sería un camino denso,
como el crepitar de la forja
duro y endeble, maleable y quebradizo,
fulgente y voraz,
al encuentro de mi nuevo crepitar,
y volver a nacer del fuego
con su lengua que me sostiene
como la primavera a las flores,
desnazco hoy para volver a morir
y crearme de la nada,
ni la espada más aguda podrá
guardarme el filo,
agudo y ágil, duro de escarpia helada,
ojo de mi ojo,
carne de mi azada,
sol de los campos,
agujero de luz,
alma sin nombre ni alarde,
lo siento mundo
soy invencible,
de mi pestaña nació una nube
lloró tinta, mi sangre esquiva,
he creado vida
sembré un alarido de simiente,
le contestaron el verdor y énfasis
floreciendo silvestres caléndulas
un latido me alza
partiendo sombras,
soy pleno, completo,
y nombre puse a ellas,
tenían sabor a bellas hadas,
brilla este agujero del cielo,
cuelgo mis suspiros en verso
acaso bajaran,
pozo de mis recuerdos
en verde musgo
mi fantasma muerdo,
de una espiga floreció su vida,
de una espiga traigo la sangre,
de una espiga ríe el granate,
ocasos ocres, misterios en copas azules,
me bebe su cuello
la esencia erizada,
la belleza desmenuzada,
por el dragón de mi fría fuente,
no me verá caer la lluvia,
sólo ella y a su poder
alzo esta tinaja,
inmortal me lleva la acequia,
su verde limpio, sus florestas destapadas,
me bailan rizándose en mi pecho,
sus venas labradas
entre su cuerpo de tierra,
no me pisarán nunca jamás
mis luces sembradas
de mis caléndulas arvensis,
mis silvestres flores de difunto
con las que recuerdo
que la vida
es más corta
que el paso de la muerte.

El Castellano

Acampado macizo, verso y entraña:

Señor sentido granate,
violeta malva
de este sueño cabalgado,
vuelvo a ser yo
en la sombra de tu corazón,
quieto en las aguas
silvestres aguas
vida para ser libre,
miradas a un pasado
que se hunde
que emerge en las bocas
era yo ese yunque atravesado
de este alma que no elegí.
Compostura arde
el ojo y cabeza de la aguja,
compitiendo conmigo
destrenzando la sangre
de este horizonte estirado,
parco,  exasperado,
todo cuelga del astro,
yo no estoy despierto,
esta vida derrite
mi osadía de cuervo,
por lo que quedó sin decir,
tus mentiras eran erróneas
de un océano abierto,
este lo cruza mi hombro.
Este invierno grita en frío,
mi vida comienza a sonar,
todo empieza hoy,
mentiras lejanas
verdades silenciadas,
vida del humo en esta espada,
en esta esfera desdoblada
soy yo quien habla,
de sus lagartijas refugiadas,
estoy haciendo
una creación del rayo de sol,
atravesado por mi línea,
esculpiendo abrojos,
de clavos ilusorios,
Yo hablé con el fuego
dijo estoy creando sombras,
sigo vivo en esta hoguera,
con este destino criminal
de crear el demonio que baila,
rodeando mi cara,
este crisol de cuchillo
y esta escarpia acrisola,
encargado soy
de abrir la acequia
sí de mi tiempo,
a veces quieto,
a veces sin vuelta atrás.
Nací de una almendra
estoy más estable
que una semilla,
sin brotes de mí.
Dime árbol mío
si todo lo di
en qué fallé
yo nada esperé
y solo tuve cariño de una sombra,
que me habla en poesía.
Seguiré mi curso sin mi nombre,
y que mi sangre sea que abre
en claridad de todas
las flores del valle.
La vida se pasa mejor en compañía
si no es así
que el arte me envuelva
en su ala caída,
yo fiel lo elevaré,
alzaré fines y comienzos
de su letra y piel,
lloveré noches con poesía,
sembraré versos como puñales,
la sed querrá beberme a mí.
Ni superior más que la perfección
yo tendré,
estallaré el gozo
en la retina
de mi despierto Lucifer,
para esta vida
y todos mis gritos
que vengan.
Yo seré el árbol de mis cenizas
alzado,  enarbolado.
Sagrado.

El Castellano

Sangre, timón y vela:

Aguardo, tiempo atrás
mi sombra volvía luz,
esperando el momento de nuevo,
de cruzar la línea
dentro de la noche otra vez,
todo lo anhelado
todo lo cruzado
frente a mis ojos está,
detengo el horizonte
agoto espirales, sueño alto,
todo lo conseguí en su mano,
aguja de esta aguja que abre,
y soñó conmigo su primavera,
que era la primera,
hablaba la margarita,
bajo estos pies
tierra siente,
bajo los pies la sombra
latiendo está,
lejos cruzo la senda
y el nervio se afila cual cuchillo,
metales de metales hieren, voltean
este surco labrado del ansia,
un soplo y se difuminó
un soplo y se dibujó
su estampa quieta, etérea, inamovible,
cual ascua de llama que no se consume,
carne sin carne
sólo piel de mi deseo, perpetuo
avanzaba sin aspa
me encontré con mi templanza
era mi camino
era mi ascua.

II
Esta es la luz, siéntela
lanzándose afuera,
cruza mi barrera
polvo de estrellas,
cada día estampa quieta,
cree, viva esta materia,
quédate, mueve líneas,
avanza filas,
nunca te dejaré marchar,
vida para el vivo
y nunca morirás,
no te lo permito
mejorará tu huella escrita
vivirá este haz,
cada día, cada momento
eres lo que siento
algo para nunca olvidarlo,
escalando este sol,
corriendo este alma
espejos y cristales tiernos,
un cuarzo de lustre olvidado,
pasados, años atrás,
un día amarás decir
he resurgido de mis cenizas
de quien yo era,
buscando paz,
sosiego rizado cabalgo,
nada torna lejano
resurgiendo contigo,
palabra y torna vida
esta jara de azares traspuestos,
al brillo a esta escarcha que me habita,
es el final del miedo desenterrado,
morderé la estrella,
perderé mi control
encontraré mi camino
dentro de la luz
fuera de la noche,
rompiendo, quebrando,
alzando, alzándome,
y no me detendrás sin tus brazos,
mantenme fuera, nunca podrás
sin tus brazos
sin tu abrazo.

III
Estados de tu mente,
que estoy esperando resplandezcan,
muchas noches
en vela, con timón y pluma,
todo comienza a sonar,
la lluvia baja arriba,
es la vía que la mentira se marcha,
camino mi manera
estudio el ocaso,
comienza, se abre la tijera del cielo
para ser hoy todo lo que quiero,
me mantendré a solas por ti,
así me lo clava la sangre,
que aguarda
que dibuja todos los cuadros
de mi creencia,
de mi serenidad,
no puedo ver el blanco sin ti,
todas las retinas para mirar,
pero solo este corazón
para sentir.


El Castellano

Retina de ocaso sostenido:
Febrero 2016

No me desanimé,

estoy flotando hasta la luna,

mi soledad está comiendo mi tiempo nervioso,

y por la mano estoy caminando solo esta tierra.

Un cuchillo de hierro se eleva,

para estos sentimientos sueltos.

Oscura mi vida,

con ella nada de ella es posible

en mi mente

esta clase de locura

corriendo por

luchando por el acero,

descubre mi falta

desatendiendo mi muelle,

una vez más

no me despiertes

sólo recuerda lo que dije,

no me despiertes

no puedo sentir en este silencio,

si usted está allí,

estoy muerto.

Nunca ha sido tan fuerte,

sólo recuerda quien envié,

solo recuerda quien era yo.

No me rompas,

La luna, las estrellas que estoy tocando,

para descubrirme

para descubrir que no me siento de nuevo,

soy dulce perdida

en mi camino,

descubro que estoy muerto.

Levántenme hasta los insensibles,

abajo orando los cielos,

el producto es mi vida silenciosa

hasta las noches oscuras

de dolores,

la única diferencia entre tú y yo

me siento en la noche oscura

porque mis ojos no se abren

y ver mi vida en negro,

estoy muerto por este tiempo silencioso,

respalda tus sentimientos,

no camino más tiempo,

y miro mi tiempo,

disparar y disparar la luz.

Sólo tú eres sólo yo,

la línea es para siempre,

en sumisión,

ardiendo el infierno

rodeando mi vida otra vez,

ocaso acolchado de la primavera,

es hora del grito otra vez,

para este cielo,

todas las esperanzas que llegan a la tierra,

río de mi sentido,

ángel congelado

yo soy el hombre

hermosas mentiras de ti

crece tu corazón

dentro de mi cabeza,

nacido de nuevo,

llama a mi puerto para cerrar,

tú eres mi mar y mi barco,

alcance silencioso, imaginas todo,

travesía cerca, un cauce de sangre

estoy comenzando ésta,

puede sostener mis brazos,

la noche vuelve a sonar,

mi tiempo de matar el dulce tormento

de dolor,

y mi ternura flotando por,

actualizo mi destino,

yo soy para siempre,

soy tu calor

estoy caminando por tu calle,

abiertos estos cielos y su calma,

volar otra vez dentro de mi cerebro,

se bebe sangre

por mi vampiro en la vena

ojos bonitos,

hermosa boca

es tiempo para la eternidad,

yo soy para siempre,

pasado mi tiempo en la piedra,

ojo roto en el hielo,

mis ojos en el fuego,

queman el cielo de nuevo,

voy a su aliento,

voy a su fuerza,

ojo ciego

mi silencioso sueño de ti,

mi espíritu vuela de nuevo,

agua, fuego, tierra, viento

mi alma está creando un nuevo reino,

lleno, sombras caminan sin parar

es mi poder de la luz

dentro de esta noche.

Permiso, siempre lo haré en tu sangre.

El Castellano

Umbral al destierro:

La sombra salta,
se acurruca en el crujido
de este hueso,
nace un campo de espinas
dentro mi último filo proscrito,
y se va a las filas,
sonriente fulgor entre sienes,
sopla y sopla
no borrarás mi sombra,
se construye el puente
de los ojos abiertos,
espinas atrás te recuerdo,
puedes encontrarme
en la sangre sin vena,
en el café de mi destino iluso,
sopla y sopla
no alcanzarás mi oscuridad,
alzo este mi parco latido,
cumbre tras cumbre deshojado,
clavando su rosa y su cuchillo,
estampas del viento
entre párpados del aire,
vente a la negra estación,
este invierno azul se escapa,
entre pájaros dormidos,
entre riñones de nubes,
y soles de cerilla,
abro esta legaña
justo para llegar
donde el tiempo acaba,
y se marca la noche sin luna,
un descampado en el cielo,
una espiga
y una flor de sangre,
complemento perfecto
de este alarde,
una nota fugaz,
al compás de un transparente trino,
arde un sí bemol,
barreras esquivas
y su caracol de espejos,
mátame silencio si puedes
ya estoy muerto clavado en tu vientre,
azoga un vibrar de la soga,
otro miedo que colgar
sí del pescuezo,
temple de mi sinfonía,
el frío me está llevando
este laborar sin panal
me deshace,
quién viene a esta rueda,
llamada incógnita,
atraviesa conmigo
el centro de la llama,
abrirán centellas
sus pestañas iridiscentes,
por toboganes de luces desteñidas,
tantas mentiras eran cercanas,
adiós color, adiós flor,
apuñalo tus lucientes
hasta encontrar retinas de ojos navegantes,
esos por los que el brillo está desnudo,
y la razón vive en un capullo.

El Castellano

Crisol afilado:

Un iris vespertino

que huye, escapa, se esconde

entre fugaces simas

que acrisola.

Late en compás de labriegos

marchados del aura,

de su iris compañero

sortilegio de destellos sin alba,

listado irisado de surcos de latido

militancia fulgente entre rayos

de enervado tornasol,

naciendo su vena tornasola,

como parpadeo de cuchillos

en el que habitar tu mirada,

algo que anclar a tu sonrisa,

sin prisa sin ancla

mas que esta letra,

más que unos ojos de infinito horizonte,

es un amor que resplandece,

y por tus labios crece,

cumbre de mi filo

bastión de solares

donde el sol eres tú

mi férreo astro

Que yo soy hijo del mar

de tu boca,

rezando en el borde

del renglón,

cantando con un cuclillo

que si la tierra se hunde

y el mar se cierra

viviré en tu entraña,

como olmo de tu margen húmedo.

entre solitudes fervientes

y acuarelas de cielo

elevaré mi te amo

por si baja y seas tú

quien lo escuche,

atravieso océanos

déjame ser como el último intento de la ola,

y sembrar tu tez con mis versos de espuma,

afila mi limadura,

salta un corcel de vientos escarchados,

un destino sin piel ni tela

un marco alzarme

en su corazón desvencijado,

ser como el rocío primero

en quedarme en sus labios.

El Castellano

Aura acompasada:

Azar provocado,
algún día despertaré
para construirme a tu lado.
La tierra plañirá
soles descalzos
a llenar con la imagen
de tu vera,
los ocres abandonados
lucirán verdes,
rayos de esperanza
habitarán los ojos
del lobo amor,
las fauces sigilosas
saciarán el hambre
de firmamentos sin ocaso,
el ser crecerá como espiga
que florece a tu lado,
no habrá dicha sin caricia.
Ni versos sin corazón,
mi sangre clama
que fada,
mujer de flores silvestres,
mi ser te ama y llama
en hoguera
de retina encumbrada,
entre los campos
que la razón tiñó
en flor,
por si despacio
enraizaran tu ilusión,
deslumbran
auras bellas irisadas
al fragor de ondas
bailando tu interior,
me derrito este día
para alzar un grito
de azul espada
hasta cortar el cielo
a mi amada fada.

El Castellano

Drama en azabache:

Subordinado al silencio
esculpido, es una torre
donde colgaban mis sueños
rizando versos,
abiertos en oscuros caminillos,
y dulces pestañas insomnes,
era una jauría abriendo
sus fauces,
un crepitar sin trino,
afilando un estornino,
soñaba la ola
que el rompiente
acaba en su azul espuma,
jugaban mis dolores
en un patio de perdices,
babeaba el caracol
pleno como si no tuviera
preocupación,
mientras marchaba la helada
los parajes que dejan
vellos como escarpias,
allá donde caléndulas silvestres
dejan el amarillo del suelo,
hormigas contentas
por la cosecha pasada,
un mirlo que es amigo mío,
dice que el cielo siempre
es el mismo,
el solar de la era
escampa sus brotes del verde
asesinando a los ocres,
al resurgir de las estaciones,
quise sembrarme
como se siembran
las malezas solas,
como una plántula era
aguardando mi primavera,
que me regocijase
la paz y el sosiego
de sentirme con vida
en este planeta tierra,
mejor que vivir estando muerto
y que lombrices cuiden mis versos,
muero estando vivo
sembrando mi aliento
allá donde miro,
y que alambres cuelguen
esquelas ajenas
que sé donde voy
y no es rumbo a fallecer,
recuerde el tiempo
sus espirales afligidas
y estas cuchillas
que trasquilan la temperatura
de este invierno
que no nací olvidado.
El olvido fue que se olvidó
a sí mismo,
y era de grama el nido,
sostenido este granate
de párpado azabache
era o no es, el silencio
de mi noche.


El Castellano

Rizada espira:

Afilada esta araña
esparce el verso de espuma,
entre una fiel madriguera
de la letra y una despedida yerta,
acicala sílabas,
en el hervor de la sombra,
puede verse el ocaso nacarado,
arrastrándose la idea,
vengo sediento
por el oscuro túnel,
que todo se hace verdad,
una alimaña me brota la garganta,
hilvana que hilvana
mi sentir preso de la montaña,
al verdor de enebros
y sotos sin lengua,
todo lo dije y no dije nada,
congelada la mañana
quedaba construir un paso
furtivo del cielo que sujetaba,
llegaba la hora
de enterrar mis abrojos,
por si despertaran de ojos verdes,
blanca la idea conoció
un suspiro de tres caras,
estaba en el bando equivocado,
el cigarro se consumía sonriendo,
el frío era frío por así verlo,
todo se retorcía
y quería volver a comenzar,
vamos eres libre,
eres brotado de mi aliento,
si tienes suerte no te enterrarán
ojos incautos en su pozo de olvido,
puedes oír y soñar
como sueñan las fuentes
que son boca,
como la primavera sueña
que las flores son sus hijas,
levántate y alza estas penas
y su recámara,
que estamos casi a un mes
de conocer la flor,
de mantener a la derecha la vida,
de romper la línea,
te encontré, desgañitada la siembra,
era un partir sin mirar atrás,
brazos de hoguera
con el ascua rizándote la cabellera.
Oscura luz goteándome la tez,
un segundo de largo
y sonó un redondeado afligido
entonaban entre alambres
las sonatinas y su amarilla fauces.

El Castellano

Carne de metal:

Estridente,
vuela que en su compás
se borra, verde zozobra
al caos que ahoga,
fulgurada, metálica
clavos que ahonda,
sensación del cloro
deslizado,
en un patio de cristal,
escondidos gritos
avocan su perdición
de humo,
entre colchones
del sueño
que llaman
a la siembra
de los cuerpos rendidos,
etéreas sábanas
que portan profusa forma
sin ser más que ella,
todo viene y se va
rumbo al destino informe
de la saeta dormida,
clavo este ciempiés
de una almohada,
yerta iracunda
despierta mi gripe
y su migraña,
algo que alimentar
bocas aparte,
habrá que hinchar
el pétalo de su flor,
a sílaba, verso, entraña,
me sobresalta su mirada,
hay que encender el ascua,
este fuelle de vida
aún me cuesta la estampa,
enamorado fuelle inusitado,
cabalgo hoy el astro,
encierro rayos en un jarro,
para esta tierra yerma,
helada,
germinen mis simientes
enamoradas
y enraícen sueños por cumplir,
al sueño del estornino,
grajee mi pico corvo,
corvino de cuervo ensamblado,
ven a mi manera,
la adelfa muere
al crepitar de la yedra,
y la oscura campánula del día
abre con azucenas de otro campo,
este surco que lleva mi sangre
se vence y me vence,
cogeré del tiempo la azada,
y sacaré terrones de disgustos
que tornaban y me acompañaban,
no había elixir sin ella, mi pena,
soslayada,
tentaciones
me cuelgan de las pestañas
de mi inocencia,
otra licencia
a conducir las carreteras
de mis versos,
fiel enjambre de pasajeros
de los campos
de la idea.

El Castellano

Vida de hielo ardiente:

Horizonte de la caída de este solferro
a reinar como una falcata de rayos afilados,
hondos ojos fijos en solariega planicie,
donde frías juegan moteadas las flores de invierno,
el reposo de la vida que se fue a dormir,
como un río de luz brotaba la escarcha,
un diciembre tardío saludaba
con sus manos heladas,
acariciando estos campos redondos
de cardos y caléndulas silvestres,
era un día de hacer manteca,
a mí el frío me hacía sentir vivo,
en este soliviar traigo mi espada,
pongo a sentir la tierra a mis versos,
que con cepillos de grama joven
se blanquea mi calzado,
viajo en mi mente
por el cuchillo calizo de la piedra
del caserón terrazgo, abandonado
que posee mi padre,
rodeado por el fervor de pinos de monte,
donde próximas hacían nido las atochas,
a perdigones que son de la tierra
como la montaña a su roca,
cosas talladas puras como amaneceres
pulidos sin grises hojas,
ola rota mecen mis pasos
de un mar olvidado del que cepas anclan
sueños de vida,
del terreno en el que grillos esperan
el frío en sus agujeros
y su despertar para morir al acoplarse
a la melodía que teje la vida.
Avanzo en este campo de víboras
para ser yo como mochuelo recogido en su olivo,
como mis pasos gorjean las carrascas,
todo mi mundo reverdece
para mí siempre es primavera,
y mi bravura llora flores por mis venas,
hasta tener del cielo
la malva del alba
hasta trepar las yedras del profuso claro oscuro,
del cielo y su luna cuarteada de platas auroras,
me nacieron simientes silbadas,
y mis ojos enraizaron el campo.

El Castellano

Forja de mi sangre:

Avanzo esta tierra abierta,
sangre y lágrimas,
hundió sus zarpas,
el honor de la vieja luz,
vieja urdimbre
en venas de cristal,
venga a construir
la casa abierta de niebla,
abra su puerta de oscuridad
es mi mente,
que como un azadón,
hunde entre altos tallos
de mis pensamientos,
muchos días
que me pensé sembrado,
pasó mi negro caballo,
brillaba este pantano,
entre recuerdos de un alba
en que no dolían
y hacían flor,
lengua de metal
hundía sacaba terrones
para oxigenar mi dolor,
anclé mi sombra,
la puse a dormir
entre la grama,
brezos y caléndulas la acompañaban,
barriendo los campos despertó
esta alma sonámbula,
con el zumbar de abejas caminantes,
con el soñar de las flores
que eran mariposas,
avanza mi surco,
cava mi padre recto como su azada,
y los veintisiete años que nos distancian,
es su trabajo su azada,
que alimentarnos desde la ciudad puede,
sueñan mis versos
que fueron construidos para luchar
luchar contra la sangre del hastío interior,
flores que brillaban sin desesperanza,
altas miras en sus estambres,
un polen de estrellas despiertas,
la miel de este intelecto
que abre sus grilletes,
que asoma sus brotes
a la ternura del cariño sembrado
por venas de mi misma sangre,
amo esta vida
como no amarte padre
si tú me sembraste.

El Castellano

Sangre de ojos:
II

Lámina del cielo
tu gris en estiaje
ángel del cielo teje
macabra sinfonía
lluvia se derrama aplomada
por su guiño de ala,
por venas cavas, su quitina,
estrechas vías consumidas
en atroz entrega
del mensaje del cielo,
sangre de tierra en zigzag,
río de caudal
por arterias de arañas,
por acariciar la flor del iris,
un barco y una vela
un puerto y una quimera,
una vida de aciaga solar siembra,
verso saciado cabalga
el colchón etéreo del aire,
hasta anclarse en valse,
sueña el viento ser capturado,
atrápalo en tu mano
y en la otra derrámate como gota,
precipita tu esencia bebe del cáliz
la yaga de nuestro vino,
infinito remansado en cuña de estambre,
es un ojo de tierra,
es una espera,
una inmortales fauces,
la canción con la que bailan las flores,
un cariño de flamígera estrella,
un armazón dorado de escarabajo,
una casa de caracol,
ven, ven conmigo soy aullido,
una entrega de cuarzo llorado,
un cuchillo de sílex afilado,
en el trillar del campo,
soy mis venas naciendo en un charco,
un sorbo y soy fuego en tu mano,
gimo y corro el vasto templo
de mi perdida religión,
viendo el devenir venir
cruzarse, deshacerse, alzarse
para acabar siendo tierra
del inerte azar profuso,
mi tinta se bebe un rayo solar
en patita de un caballito del diablo,
mi vaga libélula de mi suerte,
para que siempre viva
esta hormiga león
siendo mi cosecha más que tus besos,
más que tus rayos de sol,
siendo yo del camino y el camino ser de mí,
irisada vida en son de mis tambores
de insecto tejiendo, volatilizando lo inmortal.

El Castellano

III

Seco y duro, seco y umbrío,
corría el linde quieto
por la arboleda despejada
daban las tres y treinta
de la madrugada que se marcha
por oscuro diván de la sombra,
un espejo tímido sonaba,
el reloj paraba,
con un grito de estrella,
su alcoba fría en la que despertaba,
no quedaba viento de palabra,
ni pensamiento ágil que en eco no quedara,
lanzó aquel espejo contra el suelo,
y rápidamente sangró un borbotón de sombras,
se abría la noche y sus quimeras despiertas,
brotaba de su ceniza de pulmón,
el irisado que la oscuridad clama,
quedando para siempre
su alcoba fría y vacía,
sombra de aquel que sonaba una noche
que ya escapa.

El Castellano

IV

Fantasma del tiempo:

Indivisible fulgor ostentado
resquicio opaco de la luz
con sabor a fase de luna.
Invierno de los ojos veloz
en una gota de llama de vela
fuego del fuego creado ensimismado
quiero arder lo malo de la maldad
cuando sin sombra ataca
el humor de la sangre existente
si voz tiene cuál fuese dicho ente
hablándote desde la arteria
donde el cuerpo helado busca
y te busca verdad sin pestañeo ni apellido
sin venas surca la ola tibia y oscura
que nació sin viento ni mareada razón
de océano de versos
camino sin recorrido en yerto color
fulgente de la estación sin mente
entresijo de la mecedora
que sensación sola la mueve
con indicio de que la oscuridad me puede
fuerzas que escapan
a la razón del entendimiento
resguardo de luz que por verla doblega
a la insensata dicha escondida
que grita y se engrilla en aquella orilla
distante, que une y divide
ignorantes y sumisos bordes
de lo que existe por soñarlo
suspiro ese suspiro del hastío
y estío de mi río
escapándose a mi legible saber
un vencedor encontrado
círculo perfecto del equilibrio
en la locura nacido
en la frialdad del respiro mecido
yo te tuve, te sostuve
en la risa que dio llanto
en el llanto que dio risa
sin motivo ni razón encausada
allí donde la emoción era transparente
ni necesitaba conciencia para ser
solamente armonía que nadie te describe
porque fui yo quien te tuve
brevemente pero tu recuerdo pasará mi muerte
frío recuerdo de honrarte tan malamente
sin saber describirte
indiferente si vuelvo a encontrarte
porque eres lo más inusual,
te buscan y imposible de encontrar te vuelves
de la suerte llamada casualidad viniste.
Vengo del nacido sin nombre
del que hace lumbre del alarde del hombre
del espíritu parásito engendrado
y el veneno de mi sangre
te llegó a donde el camino se abre
a infinitas escaleras interminables
donde el surrealista se raya la mente
que del caso cuelga el Sol en cruz
en la pared del diáfano enervado calmo cuarto
marcando las marcas de los arañazos de su luz
que en negro dio su astenia quietud
horarios de su ser perdidos
en un atardecer que ya fue
en el azabache de mi bolsillo
sus sombras que recorren mi pasillo
me entretienen para ser fusiladas
al encender la luz,
no puedo creer el encontrarte aquí
inerte arte del único poema que vale
por no tener nada comparable
beso mis sueños que el oscuro espíritu
por no tener color arde
no quiero darte a entender
ni que seas adjetivo ni valoración
solo lo inerte de lanzarte al río y donde llegues
o lo creativo de guardarte en una caja
y enterrarte en el jardín,
para que te crezcan malvas,
es interesante que no llegues a materia
sólo a eternidad de quien te leerá
en mis sucesivas muertes,
ténue destello, elaborado albor
nacido del rayo de sol,
y la noche que ya calló
en las pestañas del amor
milenarios son los espejos de los astros
que dictan y laten en caricia
esa fría cuchilla que se clava
dándote finalidad y fin.

FIN

Miguel Esteban Martínez García a 19-02-2015

Pseudónimo: El Castellano

Grave soliviar:

Miles dei lumen lit c et summun canae versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit

Es mi vida
un agraz durmiente,
medicamentoso, encumbrado
por cimas de mi subrepticia,
por escalas del alba
yo soy siempre
yo soy para siempre,
como relámpago que se aboga
al nivel de tierra,
como una espiga granate y azabache,
en tinta y sangre nacida,
mi nombre que no se mide
ni deslizarse puede,
es su arma el verso
su impronta y su insignia sagrada,
conocidos miles,
hombres él mismo
gentes que darían su aliento
y su mano por él,
solo habitan para ser contados
en su mano izquierda
de ambidiestro,
brota nace y brilla,
yo soy cuervo poeta
y no saco ojos,
los hincho con belleza
que despliega en poemas
que lloran con mi sangre,
el crujir de mi carcoma.
el erguir de mis flores
de jacinto silvestre cada marzo
y su Llúcia elevada
que muerde sentidos,
yo estoy completo
y nada ni nadie
me parte el pecho
solo sólo, acampado,
acompañado de mi extensa sombra
de 2043 poemas sembrados
en mi patio de mi gris araña,
nadie quién contra mí
;el destello lo hago bello,
seguiré durmiendo
que estaba despierto
hasta despertar mis cuclillos
de este soliviar de mis abrojos
versados,
nadie me calla
al abrir sus altas ojeras de nácar
la primavera resplandeciente
de este sembrado 2017.

El Castellano


Sepultada Llúcia en agraz durmiente:

Se acicalan las Llúcia de marzo,
en febril inicio de la primavera,
que yo te amo Ostara,
algunos rayos fugaces
que han crecido,
entre verdes sienes del camino,
ese que me lleva a verte
mi flor silvestre,
hendida de ondas del alba,
sepultada de brillos
imperecederos en fragor
de ávidos destinos recorridos,
desnudos de quejumbrosas voces,
un musgo naranja renaciendo,
entre filamentos verdes
que hacen de su piel esperanza viva,
de este arbol centenario
de mi semblanza,
no serán mis chopos cantores,
ni mi enervado ciprés silente
su calma abandonara,
acuchillando al viento que espera respuesta,
recuérdame,
estoy sembrando mi vida,
todo lo que espero es maravilla,
me acaba este sendero y su colina,
riveras de mi Arlanza,
compás de mi fortaleza,
mi ejército se alza,
arañas de sus telas,
furtivas segadoras de mi idea,
trepando mis entrañas,
mis telas grises que son de ellas.
antes que griten mis sierras rojas
de mi carne,
antes que el tiempo
haga casa de mi cuerpo yerto,
yo seguiré hacia la luz,
el milagro de mi profunda gesta,
cumbre servil de fecunda primavera,
filo ardiente que brota,
entre siegas blancas
de profusa, verde melena,
al borde de mi vena
subo que traigo una azucena
junto mi malva y su viola de campana,
la cuenca que no es,
la visión que no viera,
justo esta generación que comienza,
justo es vida,
es mi verde hogar,
es mi credo,
son mis hojas verticales
en papeles de sangre y savia,
arderá mi caseta.
en ojos de suspiro padre,
en venda que el ojo no vea,
enséñame tu Dios
le pondré a reñir con los míos,
no me iré aunque quieran mieses,
permanecerán mis caléndulas
echando hijas de piel y tierra
cada primavera sembrada por su amarillo,
me nacerá la ilusión verdadera,
seré dueño de esta quimera,
y baja que canta
por riveras de mi suerte,
el hondo espino de mis dolores,
queriéndose como abejas
a las flores,
Estoy soñando
el tiempo que cerraba mis ojos,
retales que cerrar y su olmo blanco,
su jardín azul, su fuente de cristal,
nada desvanecerá al Miguel sin alas,
seco de hoja de otoño
no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,
ni mi acristalada fuente,
ni el olmo que no es mío ni su blanco
será mi aura intransigente seca a morir,
sobre los años avanzo,
yo soy el Sol.


El Castellano

Suspiro en tierra:

Flor silvestre a ti te escribo esta lápida de mi latido
tú que me das la paz que yo necesito
haces mecer mi amor en tu floresta
cuando flores de margarita cobijan lo que necesito
mi vida gira en una flor de caléndula
avanza mi vida en un sentido hacia el sol como ellas
se siente abrigado mi pecho
que canta por bulerías su te quiero
no más montañas oscuras por escalar
no más súplicas por dibujar
todo se mece en una caricia
todo cuelga del alambre
por ver si te tengo hambre
y tus besos me acompañan
fieles testigos desvelados
de todo lo que fui y soy para ti
así como una cascada que bulle hacia arriba
un cielo encerrado en mi pecho
un canto de tus labios
en verde espiga y girasol
un despertar entre pétalos
un parpadeo que me lleva a verte
un abrazo que me lleva a tenerte
es sólo la vida de la flor
y que la flor solo sea la flor
elevado albor
cuando mis pupilas se llenan de tu amor
solo allí amada mía
reinará la flor
y no solo al muerto dará calor
tu sangre se fundirá en polen carmín
tu vida gritará a mi vida
para encontrarla
florecida de los más bellos versos
sin dolor
sólo cantándote
mi amor.
Oh elevada flor de mi amor
a ti te canto sin dolor
que mi ser es primavera
cuando mis ojos te ven entera
y mi Dios es la lluvia
está cayendo ahora
como el invierno se desvanece
es mi tiempo ahora
los cielos tiño de malva
mi vida reverbera
llegó la hora es primavera
con el trino de los pájaros
se blande mi espíritu
al son del tambor de los grillos,
quieren un templo para mi flor
ojos aceitunados cuentan
de los giros de mi alma
al albor de su corazón
ojos de sus ojos donde me encuentro
en amor, bailando en sus pestañas
alzándola en beso
un continente despierto
un mundo y un océano
un hada y un cuervo
un día de mi vida
por si vuelvo
a la vida al viento le pido
que mi boca conozca su boca
y mis ojos
sean más que abrojos
mi beso sea tempestad
y mis labios fuego encendido
para encontrarla a ella
que mi cuerpo siga su estela
y para mi muerte
que ponga yo amé
y aún en este descanso sigo luchando
porque la volveré a ver y yo con ella
en amor estaré.

II
Me encuentro trenzando la flor de azabache
sí esa que llora la noche
por encontrarla a ella tan bella
cantan los cuclillos y los nocturnos grillos
se tiñe mi horizonte de jacintos
y yo a mi mujer la hago un nido
de pétalos de caléndula
por si vivo que ella sea mi flor
y al sol cantar nuestro elevado amor
sólo soy yo cantando mi epitafio al hueso de la luna
volviendo azul el alba
para que reine la noche sempiterna
y entonces volver a verla
encendida de traje de estrellas fugaces
es por ella por la que se eriza mi piel y corre mi sangre
mi caudal se llena con su amor
y almendros me acampan en flor
desde el verde trigo al verde olivo se mece mi sino
y es encontrarme con ella en un latido
al viento le pido viento bonito siémbrame en su palpito
y así con el mío jamás verá un suplicio dormido
ojos de cuarzo corazón de granate
acércate te alcanzo una estrella
para que brille nuestro corazón en esfera
y esta amor no será una noche más por su azabache
brillará un reino para los dos
el cielo se vestirá de los más bellos colores
cuclillos entonarán sus sones
los murciélagos bailarán rasgando sombras
y yo amada margarita en tu flor estaré
pintando con mi sangre este amor de mi hiel
y aliento que juntó a ti no verá su desvanecer
y sí hoy es un día para luchar
por las ilusiones fugaces prometidas
mi piel encendida que con la tuya late
en la más tierna caricia
quedando por dibujar mi subrepticia
esta noche encendida
que dibuja y reina mi vida.

III
Amada te escribo mi piel en piedra
que este latido es más que fugaz de estrella,
viste y desviste mi vida,
el verso coagula mi sangre
hasta ser mineral de piedra cuando muera,
en este corral de rosas crece mi ilusión verdadera,
alzarte, rodearte, elevarte en mis brazos,
ganará a esta noche yerta,
tejida vestida en vilo de espera,
para ser yo el encargado de esta acequia
que riega con tus besos
esta elevada floresta.
Donde Margaritas cantan
que es por ellas que el destino nuestro se acuesta,
vivo para vencer este horizonte estirado,
vivo para vivir en tus besos desgañitados,
para sembrar el curso con mi sombra,
con mi divina fantasma que habla
como tu hablas mi amor,
mi amada,
hoy me raja la noche la entraña
para clavarme todo el polen
de nuestro amor,
nacarado, embestido, dibujado, anhelado, florecido
aliento por aliento,
sangre por venas,
hasta morir en tus piernas,
yo soy mi lápida,
esta primavera que comienza a avanzar,
resumo que coarto este tren
por lares insospechados de tu vida
hasta llegar a una Araucanía lejana,
donde se acuesta el sol con la tierra,
donde las nieves que lloran las montañas
viven renaciendo, bullendo, deslizando
manantiales de hierro y cobre
de su sangre de tierra y fuego de volcán,
viviré hasta que un abejorro siembre mi nombre
en todas las flores de tus campos,
seré dichoso orgulloso,
como soy en esta parca existencia taciturna,
por la que me lloras amor noches sin alba
por tus granates de ojos,
es por mis versos nacientes
que el cielo abandona la tierra,
para vivir siempre, por siempre y para siempre,
en tu sonrisa dulce nacarada
porque yo nací amada
para ser tu primavera,
tu sonrisa verdadera,
y el hombre que dio su sangre
para luchar por su margarita
hasta tenerla en vena,
nadie puede ni podrá contra nosotros,
el tiempo estirará sus azules pétalos,
solo para decir:
Miguel nació, vivió, conoció
y dijo que su vida
no era vida si no podía entregársela
a ella a María Margarita
su única mujer de sus flores silvestres.

El Castellano

Señero quieto:

Linde abierto sembrado por Dioses
de plantas que sólo ellos pusieron
y que ven exclamar su muerte
de silencio gritado
lentamente las estaciones.
Es este campo que vive lejos
con señero
un señor de señores
amor de silvestres,
es encargado de ver en flor
sus amores,
vence que atraviesa
sólo su mirada,
un jacinto se yergue
de azules botellas
sus besos de rocío matutino,
matutinos gritos postrados,
con el hervor que reverdece las tierras,
de cal y tierra arenisca,
de arcilla al barro,
de la pizarra al risco
de granito,
es una vida mi estatua,
dulce,  risueña,  sembrada,
albores cruzados crepitando,
mi nido de grama rehaciéndose,
entre luceros anclados,
arriba mi barco
estos océanos y mares
de tierra,
que todo lo rige
su materia,
desnace el tiempo
abriendo el brillo de mi falcata.
Fiera de fieras
yo soy la fiera,
desde las piedras
a esta mi hoguera.

El Castellano

Ávido camino en piel:

Aciago vilo descorchado
en canal aciago infinito
destapado en sangre
de campo,
él,  a veces  sonriente
a veces abatido
en su recogimiento
de verdes espadas,
viajaba su idea
como una viborilla
jamás vencida,
siempre con fugaz

aleteo entre estambres.
Vencía cada primavera
al ocre del paisaje,
por cerros era padre
por llanos fiel hijo
de compostura olvidada,
por copas de árboles
brindo esta suerte,
encontrada,  cabalgada
por los besos
que puedo dar a mi dama,
que entre forrajes
avanza
a desenterrar
mi espada,
nuestro coraje sembrado
entre mis espuelas.
En los bravos halos
de estrellas apagadas.
Naciendo una
para que brille a ella
mi amada.
Esta negra noche
que avanza
mordiéndose la cola,
entre luna argéntea
deslizada
por sus filos
de pestañas
acuesta al alba.

El Castellano

Aciago, recto vilo quemado:

Cantares quebradizos
se alzan entre aciagas esferas
de la palabra inexistente,
entre sones terrazgos
que sí puede,
llevarme la espuela,
entre la mente que afila,
que pule mi sangre oxidada,
por el puente de venas de mis manos,
diestro al compás que muerde
yo sí estoy hablando
tú no estás escuchando,
esta vida asida en un tiesto,
por encajes sin alba
por encuentros fugaces
en mi averno tejido,
entre estos soles de trapo
que me levantan las flores,
avanza la flojera del día
que llega a su final,
volviendo madrugada de espadas,
quiero contarte hasta tres,
mi aliento que no sabe contar al tuyo
pero sabe que cuentas con él,
yo que ni segura tengo mi muerte,
colgaré destinos
de sus ramas de fresno,
mi piedra será estatua,
no seré yo quien hable si no ella,
el verde musgo llorará el sino dentado,
esta vida de espectro
no me dará de lado,
de un solsticio me haré un cuarto,
entre mis líneas habitarán espasmos
de ideas ausentes,
de fríos hielos de soledad congelada,
liberaré este reino enfuscado
cual vicio cual tierra sin dueño
de crear nuevos palabros
que serán hijos de la nada,
cabalgada, soterrada
en infinito de la siembra alzada.

El Castellano
Linde quieto abierto:

Derecho firmamento
entre filos de gentes,
es una piedra que camina,
piedra aventurera,
seca y umbría,
reposa y duerme
cantares del linde,
centellea rayos irisados
se riza con los besos de lluvia,
acaso quiso ser otra,
ella tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada como se cierran
los rayos de luna,
acantonada, de estéril estampa,
dejas muda alabanza,
el día que te hice de voz,
piedra bella, sola,
estridente sin patio de sonido,
y esta voz que te di
voz dorada como tu piel de minera,
como un soto sin perdices,
avanzabas solo tú,
la vida quieta,
sembrándote allí por donde anduvieras,
al candor de piedra única
igual a la siguiente y a la anterior,
sin afán superior
hasta que este poeta te dio voz,
como flores que sin color
acaso fuesen,
un despertar en brazos de cieno,
un respirar de la montaña,
un cuchillo calizo que afilan
erosiones de las eras,
latido férreo, sangre de mineral,
o compostura de arenas,
piedra de mi casa,
piedra de tu casa,
la tierra.

II
Piedra potencia eterna,
nacida como nace una estrella,
cumbre de filos por bandera,
hogar, cobijo y morada
de lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón de rayos de sol,
asolada tu espera
por quien te dio voz,
lideras tu guerra sin cuartel,
antes de yo nacer,
tú dabas alientos al suelo
sin importar pertenecer,
siempre fuiste
siempre eras su piel,
de la cantera, al nicho,
del mausoleo, al caserón viejo,
del silo al castillo,
tu fortaleza empedernida,
tu aval de honda certera,
Siempre estabas
siempre estuviste,
como río a su voz del mar,
osado no fui yo
quien te encontró,
solo fui encargado
de darte moción verdadera
ojalá pudieses contestarme
mi piedrita bella.

III
Devuélveme a tu vida eterna,
del soto a tu quimera verdadera,
clávame la oscuridad de tu cueva,
en esta esfera pulida sin espera,
risco de tu sien enarbolada,
millones de hijos
esencia desnuda de tu alma pura,
techo sin compostura
del ser invertebrado,
techumbre que pizarra llora,
su azabache de cristal,
tu sangre de fuego y agua
que nunca te alcanza
sólo partirte puede,
grieta de helada, tus filamentos
que encaran tu azar de vida sin dueño
a tu sangre de musgo me cuelgo,
en verde musgo tu fantasma muerdo,
vida de herramienta,
azar de la idea,
al paraje que te conforma
al que sostienes su vida
siendo el suelo techo de esta hacienda,
si tuvieses dolores todos gritarían
que se acabase la muerte en la tierra.

El Castellano

Flor de destino:

Requiebro olas en fragor de colmenas
alzadas, sembradas en horizontes yertos,
al fugaz aleteo de la luz,
en fulgor de sombras erizadas,
todo lo sentido más que un haz carcomido,
fiebre en destello de mis astros,
todo lo dicho más que un cielo sin aurora,
más que una navaja de filos
por pestañas,
hilvano que trenzo
la sangre dormida,
es una cabaña de cielo
donde cobijo sueños y quebradizos,
en la cabaña
que Dioses abandonaron,
siembro escarchas de hiel,
todo lo que me dijeron es una verdad,
allí donde la puso el hombre,
bajar acaso puede,
grazna mi vida una vez más,
trenes pasan por estas sierras de nubes,
el destino informe ya cansado se apiada,
toboganes de esta bruma gris
me cuentan, me dictan,
del sentir de la maraña,
hasta que lleguen mis flores
del mañana,
entre el palpitar de azucenas
frías de la tarde,
pataleó el latir exhausto
del silvestre del azul
del sueño, del racimo de mi jacinto,
extraviado,
un sol de invierno que ya se marcha,
por cuencos serranos
por alientos en carne de colores,
abriendo rectas sienes
el crepitar de los vientos,
bienvenido a mi mundo,
yo no estoy despierto.

II

Ama de esta casa, el alma fría,
de mundos retorcidos,
ingrávidos al peso de flores,
destartalado, por gentiles gestos,
azares difusos de mi reino,
saludando a la quema del rastrojo,
un iris por desenclavar,
corona de caléndulas
en soles por doblar,
al rayo seco, tornado en gesta
y sus candilejas fulguradas,
ríe y pasa, pasa y ríe esta espada,
hendiduras febriles
de mis verdes ojos
entre sus cauces la verde grana,
la verde espiga,
un romance del labrador
con su granate amapola,
llora sangre de aquellas santas,
esquiva de obreras guirnaldas,
se cava en rayos seculares del rey astro,
Estallando de luz su rocío primero.

III

Resplandece el día,
entre zarzas salvajes y sus espinas,
duerme que dormita un sueño enhebrado
en blanca cordillera, entre grillos
que aterran saetas dormidas,
al trinar de los cardos
en estepas cabalgadas
de verdes y sus trampas
entre erizos de campánulas
que ya no amarillean,
gimen abrojos el suelo que los vio nacer,
llegado el día del topillo
y su cernícalo que le da digna muerte,
entre este patio de arañas grises
descubro que me hincho de colores
estacionales, perennes, mutables, caducos
en crepitar de savia y duende,
se blande, se rige,
se descubre que todo duerme.

El  Castellano

Cuarto para sembrarte:

Duro, seco, estridente,
ilusorio destello
al matiz de soles abiertos,
estoy empezando,
alago, avanzo este cuarto
este cuarto de arañas,
repleto, lleno por escuadras
afilo el verbo
preparado, despierto,
granate complaciente
a este lustre olvidado,
quiebra marzo,
estampida en blancas sienes,
réquiem en osadía,
en marca de astros,
luz intransigente,
fulgor
entre tus manecitas
heladas,
miro atrás
nada reverdece el horizonte,
todo son raíces del hombre,
me cuelgan lunas
ojeras sin alba,
quiebro esta ilusión
me afila su espada,
cómo huir
de los que no me conocen
si nunca me conocerán,
me clava la estrella
un tenor en escala mayor,
gimen flores por abrir,
el sol hiela de nuevo,
rizo sorpresas en tus cabellos,
libero el león,
me muevo,
suceden grises
a mis penas,
escarchadas, desvanecidas,
derretidas  en claro oscuro,
por lo que dejó de ser,
llevo que traigo,
resoplos y arterias
en este jarrón de sangre,
hasta que caigan dementes azares,
y sus cruces bienaventuradas
de tu carne,
de mi lumbre,
de este alambre.

El Castellano

Aciago compostaje:

Tantas veces quebrado
como solía ser yo antes,
escalando esta vida,
lejos donde reverdecen cielos,
silvestre en tus aguas,
mirada al pasado que me forma,
se termina mi savia,
incomparable dicha,
sujeta al astro soslayado,
hermanas del fuego deslumbrado,
recto afilado en esta solitud
del hueso,
entre blancas sienes,
entre doradas rosas sin alba,
avanza mi camino fiel de sombra,
aguardando el brillo,
no es una mentira lo sentido,
parado en espera,
deshojando besos del ayer,
de nuevo es mi manera
por la guardia de mis cipreses,
por la desnudez de estas flores
abiertas al color de invierno,
fulgor desangelado,
despierto acres
hermanados de letanía súplica,
hoy surcaré su boca,
me desnacerán dolidas simientes
volarán mis polillas del este,
crecerán tejos sin horizonte,
entre cerros de alarde,
espargasminas enraizarán mi carne,
al techo de esta cueva
brotarán destellos en luciérnaga,
para yo beber mi aciaga espera.
Resoplo agravios en señales,
tiempos agujereados
en mentiras lejanas
laureadas de todo lo que avanza,
brillan hilos por perecer,
arañas trenzadas al amanecer,
no puedo perecer,
me blanden este iris por enternecer,
brechas llamadas a desaparecer,
retiemblan pupilas en noches fugaces
en todo lo que llegué a ver,
diestro aliento en hiel
torcida en extasía de secos metales,
un Sol un Dios
despiértame el dragón,
vestiré en pétalos al albor,
gemiré noches sin luna,
soterraré este cuarto en luz asida,
vendrán a mí estrellas enardecidas,
todo acabará en uno,
un brillo, un relámpago, un son,
un cuarteado corazón,
renegaré de acabar,
tejeré construiré llegaré por puertas
a prender este destino sujeto,
en el parpadeo del suceso
soy hierro tajante,
afilada en cercenada espada
de un tiempo que me perteneció,
soy espíritu, espectro sin nombre
anclado a este devenir postrado
resurge firme su aliento,
entre abrojos de idea,
nunca resignado
siente el color de su noche,
el hálito de caracol,
en su caléndula sostenida,
por su vida alientos hacen súplica,
aguanté, resistiré, me fundiré
con la acidez de mi tierra
asolada, destapada,
colmada, exasperada,
entre tañer de crisoles en capa,
gobernaré
haré reino,
tomaré guardia de este mi camino,
al aguardar de mis rayos
de vivencias dibujadas,
al resoplo del tres,
al dormir del nueve,
nadie me impedirá que me teja
grande.

El Castellano

Tierra perdida:

Limo, sostengo, agito
la vena enardecida mía,
destapa al fuego en círculo,
retiembla destinos ciegos
en crueles, parcos horizontes
sin orificio,
destrenzo el nervio de hierro,
repto avenidas sin salida,
voy y vengo cantando
esto es tierra perdida,
correcto, en el ojo
y soterrada vía del hambre,
nazco que broté de semilla,
estiro que alzo
sangre en caricia,
marcho sin mirar atrás
esto es tierra perdida,
ocaso malva derrite mi vida,
en ríos sin despedida,
en sábanas de escarcha fría,
correcto
es tierra perdida,
nada es súplica advenida,
fulgor entre sienes de carcoma,
festín de arañas grises,
nada me detiene,
avanzo, el sol me cuenta
que es tierra perdida,
cae la tela tejida,
fiel al descanso de mi subrepticia,
gimen tiempos rizados al ascua,
cantan malas yerbas
sin perfidia
que esto es tierra perdida.
Yo contesto
dorado al fulgente metal
que es mi vida,
es pasión, es luz,
es calor,
este es mi rifle
esta es mi vida,
granate al escape
lustre postrado al rejuvenecer
del marco,
yo no estoy colgado,
venzo que avanzo,
resumo, coarto,
me descubro a la luz templado,
todo dicta
que yo voy
que yo vengo
por tierra perdida,
resplandores sujetos,
acuartelados en énfasis,
porque desconocen su sino
madre de
esta tierra perdida.

El Castellano

Dicha insoslayable, flagrando vértice:

Envejezco este hálito
resquebrajan esencias enamoradas
en este patio de estrellas,
por esta vida en doncel consumado,
al resplandor listado venzo
otra primavera nublado,
por este ángel soterrado no me alzan,
no me niegan la inconmensurable pestaña,
abierta a fulgores en lata,
despeño las ideas sin anclarlas,
me vuelve loco abrir mi baraja,
por esta sangre pesos en oro valen,
su quilataje postrero al tacto,
más quisiera mi sanguijuela
no acabar ebria,
resumo que coarto venas
en canales de riego,
soy maestro sin título
del desvanecimiento extasiado,
y que venga por mi letra
la parca efímera
que mi idea es eterna,
caracola de tierra vence
esta sinestesia
de joven biznaga maniatada,
reitero en mi sepulcro
el tiempo no es mío,
venga  a mí su ladera,
seré anillo para mi quimera,
un animal de este reino
por desenterrar.
Que me acabe el viento
que yo no puedo,
seguiré escribiendo
por arterias razones,
por pensamientos túneles
que esta noche venceré
a la sola una de la madrugada.
Y su lagartija rizada.

El Castellano

Antaño de vida:

Eres pilar sin margen ni curva,
de tu divina compostura,
tus ojos que acaso sombra cubre
un latido donde se bañan los octubre,
vendaval que entierra nichos
para devolverlos a la vida
en este soliviar barroco
que me puede derrumbar
a la llama fugaz que rige,
avanza y consume mi vida
a la tuya asida por los astros
que son santos,
oscura pila dorada al iris
donde se baña tu alma pura
acaso ella llevarme pudiera
entre sus vientos desnudos,
entre sus alientos
de florestas descuidadas,
acaso ella no me hablara
entre el jilguero y su cardito,
entre la caléndula y su insectito,
yo volara con ella lejos
donde se oculta el alba,
para demostrarla que yo
libero tu mirada
por rayos de su aura imperecedera,
fuente de alta frente,
cumbre de riscos y valles,
alguien acaso arrebatármela puede,
aunque Ovidio te de más flores
quitarme nunca puede,
ni aunque tiemblen
mis huesos rectos y sangrientos,
osarse en gris mi camino viene,
te traígo golondrinas en suaves trazos,
te traigo sueños en colmena,
y sonrisa en luna venidera,
anclada a esta sepultura,
al resoplo trenzada
mi cristalina esencia,
en crepitar de estacas por clavos
que llevo ardiendo en mi pecho,
a este diáfano vacío
vengo que voy llegando,
caminan pensamientos
de sus sombras colgados,
esta osadía
que ya avanza como vidrio quebrado,
haciendo polvos la idea,
porque no me alzarán en marco
ni será eterno mi mármol,
dirá por este mar he llegado,
y el azul acaso será azul
por yo nombrarlo,
viviré de la letra amarrado
hasta que ella sostenerme pueda,
haré juicio de esta arena,
en escala a aquella estela,
sangres me gotean los ojos
de ver desnuda a Diosa Flora
vistiendo de los campos
la miel para cada sentido
Margarita yo que nací hombre
nada ningún averno,
ningún paraíso cercenado
ninguna deidad personal
de tantas sardinas que adoran
de boca pequeña
podrán negar que yo asalte
que yo recorra tu flor.

El Castellano

Alevosía sin mirada:

Avanzo el patio de mi araña
y su soledad acrisolada,
no dejes de mirarme
en la cumbre de este ciprés,
cernícalos atrás
soy puro como pizarra
sin pulir sin enmascarar,
dirijo mi acequia por lares
descubiertos, insospechados,
en suplicios dormidos
reino el astro,
te debo más
que lo que no puedo alzar,
por sostenerme el cruel devenir,
danza el momento
de tu caracola y su iris,
en arena rasguñada,
al tarot helado de tus naipes
de mujer, afilada mi idea
queda navegar el vaso de agua,
encumbrarme de  la fiera,
sujetar esta quimera,
porque estos sentimientos encauzan,
traspasan la sangre filtran mi insolencia,
si soy hombre de verbo
y escribo parco silencio deshojado
en papel de vida
rizado en aliento renegado a morir,
sólo hay una petición
de rayo en alba postrado,
es contar sonrisas a tu lado,
venceré tormentas
de destino caracoleado,
por el último rayo,
déjame demostrarte esta sangre
este hálito que absorbe
y traspasa pieles sedientas,
es una tela un vello erizado
en penumbra,
por el que abandono mi nombre,
y que mi corazón suba
y hable por mi garganta,
este tiempo de cuchillos
con los que haré un bocadillo,
y que me dejes ser  tu lejana miel,
no conozco el frío
destapa tus cartas
caeré rendido para honrarlas,
porque sólo una vez en la vida,
se puede conseguir todo
lo que uno desea
y que me arranquen como mala hierba
que el mundo
se quedará sin destino solaz,
sin rayos de luna,
sin huerto de estrellas,
porque yo sin ti
pierdo hasta la cordura,
y que me juzguen ojos
y vidas de un día,
que yo sin prisa enamoraré
corceles de viento,
desmenuzaré crisoles
abriré molinos por sus aspas
hasta yo quedarme
en tu vereda fugaz,
con solapa honda, dura,
siempre con destino
de envolver tu aura bella,
listada, estridente
al crepitar de todos mis espejos,
mi pianola
desviste surcos
para cantar el sentido alerta
y que nada escape de la hoguera,
este cuclillo trinará
que si fuese cuervito
viviría en la noche
de tu mirada serena.

El Castellano

Ondas mecen:

Me cruzan las vías
del tren de la noche,
abierto, caracoleado,
en peregrinaje de estrellas
y sus halos,
este insomne caballero
de tu sonrisa nacarado,
arrebolado entre tus brazos lejanos,
una hoja precipita
al tañer de campanas
en garganta de lluvia,
no hay invierno sin frío
ni frío sin invierno,
vuelta atrás estoy vivo,
una vez en la vida
curva de espejos
entre verdes y ocres,
quién dijo que no tuviera esperanzas,
pálpito fugaz de estrella marchado,
el amarillo viste mis flores,
color efímero, sin despedida,
entre un patio de ojos
y sus carcomas solariegas,
danza este caballito sin diablo,
al cuartel de la cucaracha
van los ojerosos grillos,
todo cuelga de un hilo de lana,
horas minutos
para hacerme libre,
termíname tú porque yo no puedo,
este alfiler parco, sobrio
como él mismo,
entre circo de huecos sones
danzan los vellos de mi piel,
por el agujereado brillo de luna
cuento notas perdidas
y el filo de esta mi cuerda
hasta latir con ella
y su desnuda poesía
con cuerpo de mujer,
lejos de la tierra,
entre un soñar del viento,
se destapa mi cordura
le florean pensamientos
fieles ecos en iris despierto,
dulces ondas como dulces sirenas
enamoradas,
de este marinero sin mar
llamado verso,
al senil aleteo de la polilla,
el invierno nace de un cubito de hielo,
que avanza ya su noche
sin pedir permiso,
al vapor de sienes heladas,
entre un coraje acorazado
de haber realizado una buena siembra
me marcho.

El Castellano

Filo sonriente:

Agudo filo nacido
mi destino.
Recuérdame en la tijera
desdoblando la espera,
hoy por hoy
mañana por ayer
el frío en la piel,
de estas cuchillas
sonrientes,
y su esperanza
carcomida, acabada
en hoguera.
Miénteme aparte
ancla en gozo
el violín de mi idea,
corriendo por fuera
marchando lanzas
de tierra
y el tiempo
solo, hinchado, dormido.
Rehúyo de mi pasado
que se clava
en mis brazos.
Mírame aparte
del punto y su silencio
seco.
Esta vida en el centro
de una margarita,
miro su caricia
en pétalo de brea
arde mi sinfonía
deshace la lejanía
hasta ser ese lejano
carrusel de estrellas
por boca.
Vida por mi vida,
y yo qué no daría,
a este cielo desplomado
de fieles compases
oxidados,
es por su plomo
que a veces plomo,
a veces más alzado
que las cumbres,
entre regueros y ramblas
libero mi azada,
en cuerpo de sangre y vena,
no conozco a Pena,
entre su alta ojera
clavo una letra,
abre la acequia
destartalada en honda esencia,
allí donde graznan cuervos
su lenguaje de madera,
soy yo a la espera,
abriendo mi destino
en esferas puras, plenas
ay la tierra
vive esta dorada
escolopendra,
sucesos de huesos
arde la compostura
afila su beso de miel,
todo queda en yacija,
derramada hiel,
entre grietas iluminadas
del iris insomne
soterrando verdades,
completando
liberando sus cavidades
y su dama oscura
naciendo la noche
que ya vuela,
entre testimonios del pueblo,
que pertenece a la tierra
y sólo esta a su materia.

El Castellano

Vieja escuela sembrada:

Cierra los ojos
es nuestra creencia,
por la que no hay
rosa sin espina,
línea de destino,
déjame sembrar luz
en la retina,
que caiga mi gota
quebrada,
viviendo tus memorias
lejos de la letanía
enroscada,
crepitan los labios grises
entre crujidos por despertar
leones del nuevo día,
Noche, noche
tus minutos erizados vencen
pasan las horas
y las horas
la misma pesadilla tejida,
en vilo en vela
de navegante sin mar
sin barco, sin puerto,
viviré una vez más
esta soledad del párpado
despierto,
muy alto, muy hondo,
todo se retuerce en sol mayor,
hasta la cima
me verán cabalgar,
resume este papel
un furor oxidado,
soy yo, soy yo su raíz
que ni yo mismo entiendo
dichos soterrados en alma difusa
en corazones sedientos
su fría caricia entre espadas
ni yo hago empeño solariego
ay la tierra perdida de tu raíz
quien osado sólo la viera
de viva materia rompiéndose
sucumbiendo sobre los filos hirientes
hondas espumas
riéndo en camino vivo,
en un sentido
con bordes de rosas y cebollinos
y senda de espinos fugaces al alba,
brotando imperecederos
que enriquecen los pliegues sembrados
de esta mi sonrisa
de esta voz en calma y en tormenta
de desnudos sigilos
que te nombra y nombra
si no estás lo hace sin cuenta
Poeta
Haces la ruta sin pena ni sangre
que no sea portada en tus venas
de solana hacia el sol
en un ovillo giras en tornasol
allí donde sus esposas
amarillean y tu sien gotean
en canto al amor
alzado en rayo de Thor
será un caracol
cuando nos vamos
solos sin nosotros
con o sin Dios
nació un vespertino albor
ocultando el dolor
secando lo que plañía
la sin razón
Se duda entre las cosas
por la vaciedad de las cosas vacuas
de fatuos alambres en fanal
hoguera del hambre
de oblicuas espinas
y los nuevos castillos
que sin su castellano chozas son
destruimos
si nos miramos
vencer o vencer otra vez
Oh raíz
ay de tu tierra que te vio nacer
qué guardas
en tus bases en las grietas
que te clavan que estiran
tus lágrimas del ayer
que no nos dejas ir
por caminos distintos
a los limpios valles de oscuridad
reposo y sosiego que clava el camino
¿Será cómo es
por siglos
de siglos?

De este tiempo oxidado
que latirá el son
con forma de tu siniestro corazón.

El Castellano

Cristal silvestre:

Ámame como se ama a la vida,
porque te amo en caricia
sin despedida,
tú que eres como la noche
en subrepticia,
yo contemplador extasiado,
por el fulgor que se abre paso,
Fin del diario,

este es el momento,
que se queda para descubrir
la expectativa
del vivo hacia la vida,
todo cambia y yo lanzo
mi destello sembrado en mis ojos,
susurros en letargo
abiertos al destino parco
estoy en tierras de la luna,
abriendo, tornando bella
su distancia,
todo sembrado
de quien yo era,
esta mi raíz que canta
plena, sacada,
cortada de su tierra,
para nunca olvidar,
alzada a tormentas del tiempo
y su etéreo desliz envuelto,
en las calles
de los sueños rotos
un pasado que dejo atrás
estoy joven para estas nuevas visiones,
existencia clavada,
al crepitar enroscado entre arterias
de alambres,
y su perfección
erizados gritos liberados
hay que pagar el precio
de ser mejor que este talento,
avanzo lento,
me abro por el fuego,
y no hay sangre que no me deje
envuelto,
miro dentro de tus ojos
buscando mi respuesta,
el sol se está enterrando en tus cabellos,
lima este nervio
que llegó su escarcha
siempre aparte,
siempre en alarde,
hasta yo encontrarte
encontrarme yo
en los sotos de tu voz
hasta ser yo el alarido con nombre
de sol, ser por siempre
ser para siempre,
ser siempre,
y Siempre llevar mis apellidos,
Siempre quemándome
en resquemor intransigente,
precisión de mi duende
llamado amarte.
ARTE,
condenada mi sombra,
a este precipicio
que despeña la letra,
a través del umbrío páramo
de esta piel y su yermo bosque de vida,
sigo la estela
vocecilla, elevada sin razón,
porque sí me sobra corazón,
soy yo mi murciélago de nácar,
vuelo que giro el infra-sentido terrestre,
y me quedo en vilo,
es glorioso este sino,
haciendo el amor con los sentidos
en el saco desdoblado,
de mi realidad soterrada,
destapo que descubro malvas
del sueño taciturno
que conduce a contemplarte,
bajo el sigilo de mi araña,
y su tela irisada,
en extasía de espejos carcomidos
sin dueño,
que no sea sinestesia
del cuadro de visión
llamado visión enardecida,
por la que mi ciprés
tiene tacto a caricia desnuda
y mis caléndulas caminan
con sabor a deseos de rubor.

El Castellano

Quiebro en dicha descrita:

Muero por un beso
aquel sembrado dirá que vivo
vivo por un querer
cruel del destino
condena de una pasión
que creó tu pestañeo
al dejarme ver
tu cielo encerrado
ese que liberado
jamás me abandonará,
fijamente tres minutos,
y morí con tu pestañeo.
Demostró que fui y soy
importante para ti
y que a pesar y muy
a mi pesar de los problemas
problema no es mi apellido,
seguí en tu mirada atrapado
hasta que la aguja
de aquel reloj de pulso
se paró al pasar ciento ochenta segundos
mi cambio de vida
cuando consumí
medio giro al decir
siempre te amaré.
De este resquicio vivo
yo traigo la flor,
en competencia
de ilusión que marcó
esta hoguera sin pena,
eres tú soy yo,
flamígera condena,
por el párpado del cielo,
por mi astro soslayado,
que yo sólo encuentro cielo
en tu mirar encandilado,
soy un muerto con vida
si no te tengo,
y este firmamento
se me cierra seco,
muchas cosas erróneas
en mi vida
que no hay tiempo para la sombra,
no hay tiempo para tristeza,
ni para la vida quieta,
porque todo resume
en buscarte a ti
mi vida completa,
si este corazón es un tiesto,
quiere y te quiere a tu persona,
enraizada, plena,
resplandeciente,
como el brillo,
como el halo,
de tu limpia, dura
sonrisa de perlas
en océano de resurrección
mi ababol amapola
descubierta en dicha,
mía, mía sin despedida.

El Castellano

Solariega atarraya:

Verdades, verdades floridas
sólo para ser feliz,
es un surco, engalanado
este forraje vertido,
quieto, bravo
al desdén que marcó
su mirada en mi sien,
por este horizonte
me alzo con cazamariposas,
al azar de capturar sueños
que derraman sentires rizados,
cromados al tacto,
lancé mi atarraya
al río de mi alma
y no para capturar cangrejos,
sólo para sentir que mi alma
porta versos que nadan
en serena compostura encumbrada,
si no nací ayer nazco  hoy
de esta tela,
un destino, besar su entraña,
alborada,
vestida de valles dulces
que hacen gestas dolientes
y su escarcha enamorada
que porta su sangre,
soy su leopardo
soy su cielo ausente
por el que fijo y clavo sueños
jamás corrientes,
mi ser es lluvia
soy cómo un ruego
de la montaña,
quiero ser yo
su aliento de fuego,
el idioma de una piedra,
su fiel compostura despierta
porque si me visto de cordero
solo soy su lobo
para lamer más que su cuerpo,
y brotarme dentro,
era o no era
fue continente de la belleza,
lágrimas de mis Dioses despiertos
porque ella es mi compañera
hasta fijar esta sangre
en fila en orden
para sentir la vida
y su sediento horizonte,
soy de ella como la lluvia
a mis plantas
vistiendo a este señor destino
de traje,
acompañando esta araña
que teje mis sentires por ella
mi ruptura de mi sino,
porque ella es mi camino.

El Castellano

Cercenada razón:

Ilusoria, despierta, vespertina,
trepando lúgubre escala,
iris destartalado, ansiado
cubierto de cromáticos azares,
por un metal afilado va venciendo
a este brillo irisado vestido
de crueles destellos,
raspados destellos
de todo lo que dejó de ser,
reflejos sin nombre
ilusiones de este alambre,
rizado con hilos que gotean sangre,
despierta mi pesadilla
queda asomar la dicha
y mostrar esta araña,
fulgor desnudo al fragor
de transparentes cristales
que enamoran los hielos
que febrero siembra abiertos,
si estoy despierto se equivocan,
nazco que traigo
un cesto lleno de sueños,
se derrite mi estampa
quieta colgada del árbol
donde hago peticiones,
y que este forraje
se desprenda de mi humor,
no me desalienta,
he crecido para brotar
más duro y recio
que el esparto del monte,
traigo mortandad de idea,
en letra extasiada
al filo de verticales escarpias,
soy yo encargado de esta acequia,
que ni el más osado
pedirá que se calle,
alzo su valía
en desgranada espiga
que rompe mi silencio seco,
si no soy gente lo demuestro,
enseño a mi tinta
a no pertenecer
a este mundo de yertos,
mejor que qué cosa
mejor que la opaca suma
de alientos que se creen
tener originalidad,
de su umbral
prendo a cerilla
todo sembrado a diario
de vacía voz,
yo repleto no soy yo,
soy su extasía floreciente
de imagen y su prima
clavada en alfiler sin cabeza,
como un grito de letra,
y mordisco de fiera,
que deslicen décadas
que seguiré siendo yo mismo
entre grietas, entre esferas
quebradas y su olor
a flores desnudas,
que yo sé lo que hago
si no ni lo haría,
noche corría marcha atrás
esperaré su madrugada
soy taciturno con huerto de luna,
y siembro un quién contra mí,
estoy brotando,
no hay miedo yo soy el miedo,
fiera de esta hoguera,
llamada esperanza,
tengo una llave
y no soy cerrajero,
abro este corazón
y despierto su dragón,
hasta acabar de una tajada
con mi sana razón.

El Castellano

Arácnida:

Había sentido
Bravura repleta
no tengo ojos
tengo lágrimas de cristal
al iris en belleza consumada
nadie te alza
tomas tu lugar merecido
jamas colmada
siempre rebosada
de lo bello a lo mejor
sembrado ojo por este ojo
me late me arde una simiente
para el campo de tu alma
vida yo vida no tengo
si no se dirige en mirada
a mi letanía certera suscitada
desde el 2008
jamás en súplica mecida
por este arrojo
en mi pecho sembrado,
viva y descubierta en este tajo
repleto de lo bello a lo bonito
de su interior decretado,
yo hombre de sangre
siembro este sortilegio
de espadas por si llego
a su alma
y liberar libro sus ataduras,
por soñar soñó la primavera
que mis flores eran de ella
yo reviento y exclamo
que son de Margarita bella
mi maestra en furor de espigas
nacida
solo tengo un corazón
y es suyo mi dama,
dama blanca
doncella escarchada
de esta vida a esta mi viña,
yo dulce muero despacio
por llenarla de esta dicha,
seguiré en pie porque ella
sigue viva enraizada en este latir
para yo con amplia voz decir
sin ella no hay vida ella es mi vida,

El Castellano

Solar entre clavos:

Iris deslizado
entre grises hastíos
que me hacen hombre,
hombre en fin
de tijeras y clavos
iriscentes,
no cambio mi estampa,
entre verdes fulgores
a todo lo que crepita
sin nombre,
agujereada tela
estos años dulces de cuervo,
con ineptitud de  sangre,
forrajes me tiñen la vista
enferma,
para no saber quien ser,
solamente ser
un crujido
de mi parca mecedora,
que lenta acampa y cabalga
flores de tiempo en mi espalda,
es una noche que grita
que se acabó la luz,
obscura tiniebla
del compás marcado
entre mi coraje y mi blanca piel,
como un párpado desnudo,
y una alimaña de verbo despierto,
quise conocer a mi descendido
aliento entre nubes de plomo,
mi diestro zigzag
mostraba sus pestañas somnolientas,
con el ardor de mil fuentes,
cabalgo esta hendidura
abotonando mi deseo
con solapa y tapa dura,
gentes que ya destierro
y no cabalgan mi idea,
venzo mi granate iluso,
otra despedida
que clavar sin elevada desquicia,
rosácea calma nacida,
entre un tejer de arañas,
vendrá a mí la dulce quimera
enardecida,
que viva
hará caricia
a todas las albas
de mis letras despiertas.

El Castellano

Camino de escarcha:

Mantenme en destilación,
es este un real camino,
un abejorro que vive lejos
y posa siempre en las flores,
como quietudes de las estaciones,
resquicios de real amante
de sus estambres,
abierta mi blanca estación,
y su escarcha que inverna,
verdadero amor a tu flor,
camino los lindes del verso
por si acaso descubro
su pólen ese que dejan tus ojos,
caminos de grava,
rajada caricia de helada vida,
entra en mi granero del sueño,
entre este manto
de lo que se alza sin dueño.
Corre mi amor
por veredas de torcaces,
y perdigones entre espartos
del monte.
agrieta el linde a mi paso,
necesito acompañarlo de tus pasos,
en religiosa procesión
de anhelos clavados,
en este baldío
se riza mi sino,
en compañía de la espiga,
que siembra mi guadaña,
respiro la jara,
y se abre la añoranza
entre espinos clavados sin ala,
tiembla este granate de sangre,
rezando a este Sol de invierno,
me dé el fulgor de estrellas,
risueña mi dama
trenzando sus cabellos,
entre esta solitud
que ya nunca nos separa.

El Castellano

Ramblas de sueño:

Resumo que venzo
agravios y destellos flamígeros.
Hago diestro empeño
en esta casa de arañas
Por la grieta del álamo blanco,
arañas grises me cuentan
de la estación perdida
entre hilos y retales
del hambre.
Escribo a este reposo
que hace el amor
con las heridas del chopo,
grieta acicalada
por entre notas
del viento y su calma,
sueños temblorosos
crepita su carne de madera,
al calor que retuerce
el astro verdadero.
La tierra deja cicatrices heladas,
se yergue la caléndula
en complacencia de espíritus
de carne de arena.
Es mi torre una estatua bella,
fulgores rizados entre blancas sienes,
con el sigilo de carcoma
vendo mi ayer que se desploma,
Agujerea,  crepita,  chirría
mi yunque despierto
clavando este pertinaz dolor,
que si lo sacara cantara de un amor
entre venas.
Parto el cristal de mi suerte
por si afilo mi destino,
mi existencia queda en invierno
alamán del nervio
ese que pasa la puerta
del negro lirio,
mi alma partiendo almendras,
desde mi sol dibujado
a esta luna de azúcar,
Soy reflejo de mi sombra
un esmero de la tinta,
si mi vida fuera papel
No habría  tinta
para escribir
lo fuerte
que late sin balde ,
al suelo de la encina
abre sus fauces
la hormiga león,
tiempo burlado por cortezas
vivas, desprendida
mi soledad,  vuelve
el oscuro,  tenue soldado
alado,  este suplicio abotonado.

El Castellano

Registro soterrado:

Resopla, para y se piensa,
por pensarse
nació una lombriz azulada,
buscaba su escondrijo húmedo
de la idea,
se aleteaba
como gusano floreciente
haciendo alarde,
él sentado en el trigo
de su verso
no se vio la espalda
llena de abejas
de pensamientos típicos
de su vida parada,
como reposo de barcas.
El puerto rancheaba
oscuros rayos,
era el letargo de su espera
cabalgada su vergüenza
no más románticos cigarros
todos se tornaban
en el uno idéntico
llamado vicio,
el alacrán de su mente
corría feliz o eso creía,
sin tener nadie que lo pisara,
surcos se abrían
en el barbecho soñado
de su dama
que ya era imagen de hoguera,
yerma vida la estampa
que colgaba del poste,
un señero quieto se afilaba
con el viento.
Beba sus penas
en taza de café a temperatura
de la helada que rondaba
lo bonito detenido,
eche el anzuelo en el lago realidad
por si muerde la quimera
Diosa enajenada virtud de virtudes,
arrastré mi pan de celiaco
por su cara y mordí su boca
con suavidad sin dientes,
quería navegar su lengua
otra noche tiznada
de reposos dementes,
cogí las riendas de mi azar
desbocado, rumbo a sus piernas,
amaneció la dicha de estar acompañado,
al último suplicio del espectro engalanado,
gira mi cabeza
que sale un estornino de mi barba,
era este un acre de calaveras
que vestir,
estaba la sonrisa
de todos los tonos sentimentales
de la cara larga,
avanza que da vida
mi escolopendra patidifusa
del millón de espantos,
era un patio de orugas
el caminado por mi salvaje esperpento
difuminado,
un rincón donde clavar la lanza
que nunca sonríe,
caminan dentro, caminan fuera,
más patas que ojos,
sentido inerte de la fiera
por tornar polilla,
y sus pavimentos de la estrella
acolchada de ella
mi almohada.

El Castellano

Cauce en flor:

Inconcluso azar
flor de azahares
en estos cauces
de venas hirientes
parco compás silente,
estalactitas de este amor
fulgente,  evanescente,
con surco de mi sangre
caliente.
Su hechizo de piel
que me abruma la hiel.
Colorines me silban
su quietud,
colorada,  furtiva
en la pulcritud
de sus mejillas
al alba de mis deseos
nacidas.
Enajenada mi estrella
queda sembrar el cielo
con margaritas,
y vestir el astro de traje
para nuestro encuentro
que viene y avanza
mi adentro
queriendo y siendo
el primero.
Un flamígero capítulo
de mi sanguínea vida
al fragor de simientes
que germinan
nuestro ensortijado cauce
de nuestro albor,
engalanado
en un molinillo diente de león.

El Castellano

Brillante oscuridad:

Despedía el día
la porfía de una melodía
una balada por Belcebú,
el pasillo se abría
cruzaba las calles heladas
de enero y su cuero,
danzaban las sombras
entre el descampado
donde las casas eran malas yerbas,
malas por qué
acaso lo bueno es el humo
de un coche,
cuando ellas en primavera,
arrastran las penas
con su fragancia
a mujeres desnudas,
miro dentro de mí
pregunto por qué todo
torna azabache,
habitan cuervos mis ojos,
ya no hay precipicios
en mi mente,
que se dibuja de ladrillo,
miro al cielo
que todo parece una cueva,
acaso ya bajas,
sigue tu curso de Dios personal,
que te seguirá cómodo,
el bajo cero ciñe su lustre,
mi sentimiento afligido
hoy canta con mis dolores,
con rezos fugaces
alargando la noche
teñida en el ojo de mi despierto,
porque me cansa
esta febril, verde, emplomada
mosca impuesta medicamentosa,
hombre en el acre oscuro
por encontrar mi decencia,
estoy colgando del párpado
de la quietud noctámbula,
yo no estoy escribiendo,
soy un vuelo
sí de murciélago,
vendo mis mañanas
por un ayer construido a su lado.
Es como el hueso
de un poema imaginario.

El Castellano

Azar sin venas:

Fiel reflejo estridente,
los cuadros de tu vida
danzan entre las baldosas,
entre acorchados pasos
todo va quedando atrás.
Un ocaso florecido
de espadas en sigilo,
tiempos huecos
en lúgubre caricia.
Acaso la luna es luna
o alguien despierta
y la pinta.
Cerrojillos en destierro
de este silo de oscuridad,
avanza que imanta
el día y su prisa
por alzar su despedida,
gritos secos se mueven
tras el ventanal,
sangre que coagula
entre compases
de malas yerbas
de mi patio.
Es un mirlo negro
que me visita
siempre vestido igual
estrujé las vidas
del gato de arena que soy.
Suicidios de cardos
corren el patio
se riza durmiendo
mi gato negro.
La soledad me ama
más que a su estampa
vuela y reposa
mi fiel añoranza,
reverdecer mi ilusión,
socavar con sucesos,
así  como besos
de este azar
que no siempre
se pinta negro.
Acuchillar esta realidad
con mi suerte de seguir vivo
para tomar con mi esfuerzo
lo que no me dan.

El Castellano

Campo de espigas:

Miro mi soledad
desde el otro lado
donde las sombras nacen
y crujen en las paredes,
caminillos del pececillo
de plata,  acurrucada
mi sien
abre los lindes
del sueño retirado.
Es un desfile
la luz del astro
intransigente
sabe que no tiene
mejor en su empeño,
se riza mi idea
sabiéndome cuervo,
adentro el nueve
y el tres sacude.
Vive este caracol
con casa de espejos
habito el espejo
estoy escribiendo en él,
que un día
las imágenes harán
dulce sinfonía,
los sonidos serán
colores derretidos.
Mi casa será una hoguera
mi luz será invencible.
Seré yo el encargado
de cabalgar los tiempos,
el olvido dejará
sus cerrojillos
entre un manto
de abrojos lucidos.
Las hojas llorarán
baladas estridentes,
mi letra rozará
la perfección
de las décadas
florecientes.
Siente el poder
del cuadro
de la oscuridad .
Afílame el cuchillo
hiriente,
tejidas las arañas
de mi carne,
atraviesa esta grieta
de la realidad
que no llora flores,
sólo lleva en tules
almas y su ciego campo
de espigas.

El Castellano

Piel labrada:

Surco de noche
ya se retira
sonando el día
y sus rosas heladas
de invierno,
iris matutino
clamado
en este fiel olivo,
surca mi sangre
entre verticales filos,
mi gris vencido del alba
serena,  más desnuda
que la transparencia
que el azul afila.
Se clava este verde
militar de ciprés
como cuchillo enervado,
y su canto
en estos sigilos de chopo,
cargo mi revolver
naciente del verso
por un sol de plumas
cae fusilado el aliento,
algo que clavar
al firmamento
héroe del norte
de mi silencio.
Fantasmas
del imperio perdido
su bandera del tiempo
dormido.
Fúlgidos nervios
cabalgan los acres
de esta trinchera
donde mantengo alerta.
Jauría de sienes hendidas,
con fauces somnolientas
quise ser siempre
con esta mente,
profundicé el idioma
de la flor,
hablé con la tierra,
aún guarda mis abrojos
sembrados.
Entre brotes verdes,
impacientados,
aguardan el bravo
crepitar de la tormenta,
y sus besos azules.
Ahonda esta vida
silos del demonio,
simientes oscuras
de malas yerbas.
En este campo yermo
crece mi ilusión
que no me siembren
el dolor,
seré como la flor
soñaré con las piedras,
reiré con abejas,
jugaré con el viento
como la vida grita.
Ahora que la mañana
consume los suspiros
ahogados,
ahora que el cielo
luce sus corceles dorados.
Es por esta pizarra
que me habla el río
me habla qué más
que ser agua.
Deslices anudados
entre corajes florecientes.

El Castellano

Guardado en un cajón:

A veces me rompo
a veces soy grieta
de estas paredes heladas
de corazón.
Seguro para escalar
mi vida una vez más.
Quieto en las aguas
que suena mi pasado
miradas atrás
hoy soy nuevo.
Se puede escuchar
el crepitar de este hielo,
el sonido palpita,
congelado un brillo,
de humo descorchado.
Garras de esta vida
en el filo de su destino
enmascarado,
y su camino de azul caricia,
me aguardo del fuego
soy destello de hielo
me derrito por una flor
que habita los campos
porque sus semillas
las ponen los Dioses.
Enraíza a fuego
este corazón.
El día mío ya suena
y la sombra se retira
a donde puede jugar.
La mentira queda lejana
espero el tiempo
para derretir mi alma
en sus brazos,
y encontrar fieles
testimonios olvidados
de edad desplomada,
su nueva visión caída
tiempos cambian,
en esta fosa de palabras
rescato afecto alumbrado,
resquebraja
la palabra amor.
Sólo soy unos ojos
con funciones vitales
esperando el encuentro
y tener carne.
Hasta abandonar
el espejismo doblado
en profusa imagen
de lo que anhelo
encontrar.
Se consume mi cigarro,
en este grado bajo cero
de libreta.
Habita una estrella
la mirada,
una babosa
su lengua dorada,
con su luz que arrastra.
A la floresta ausente
destapada,
el reposo de la vida
bajo invierno.
En el que vuela
mi demonio arte.
Mi corazón que late
encerrado en un cajón,
llorando flores
por todo aquello
que no muere
es este río frío,
desborda las letras
rompiendo sus cadenas,
amando libre
desnaciendo mis colores
por amor al arte
hasta la muerte.

El Castellano

Fulgurado sino:

Era un día que se podía rezar
a la estrella mayor,
como si una babosa metálica
se tratara,
busco en este astro una razón
abro a su luz mi creación,
que me cuente
de sus paticas que recorren
los campos tiñendo de ocre,
de su insípida lengua
que me recorre,
un hogar lejano donde descansar,
una novena puerta a transmigrar,
creeme de nuevo si te digo
que soy tu hijo adoptivo,
nacido de estas cuchillas de trillar,
un verbo un suplicio despierto,
cruzo la era solariega
buscando quien yo era,
miro al muro sí ese que dibuja mi mente,
miro a la montaña,
recuerdo que yo soy la montaña,
navego este mar de grama
de esparto y tomillo, tiznada la jara,
sí vivo en Guadalajara,
como cuervo adoptado de Castilla,
avanza mi meseteño aliento,
aúlla que aúllo cual lobo de hierro,
una noche sin despedida de invierno,
avanzo a la llamada de mi averno,
está ardiendo en el cielo,
mi musa belleza,
hasta que se materialice
en mi única Margarita,
llevo mi canasta de melocotones
a ella mi gitana,
arrojo dulce abrojo
la quiero en rojo
a veces en blanco como prima
de la pureza,
sí esa que endereza,
hoy es un día teñido de espadas,
baja mi azul despertando a mi araña,
que hilvano y me hilvana
cual maraña de sábana de su tela,
no nadie entiende
por qué cruzo la espera
fumando el cigarro del minuto sujeto,
mis ojos ardiendo el juego
de su fuego de mujer,
ciegos pálpitos
crujen su negra pupila,
yo no estoy despierto
ella tiene de ausente su presencia,
cuervo soy esperaré su noche
noche negra alza tu sombra lúgubre,
yo cabalgaré tu sien saltando
tus oscuras fauces,
hoy lanzo tu tenue honda,
afilo este cuchillo a ver si canta
junto a mi iris vespertino
su crimen de pasión y de flores,
hasta que se duerman
los campos conmigo.

El Castellano

Vuelta al inicio:

Es del tiempo
la incombustible hoguera
consume la tierra
en perfecta esfera
se alza un maullido
desertor.
Gatos que suenan
como alambres
en casas sin teja
ni tejado.
Soñé un día
su contorno
su silueta
me arrebató
el sueño
diciéndome
y corroborando
su espejismo.
Sol oscuro
en días claros,
humedece mi piel
una áspera lija,
soy de madera
de ciprés.
Soy hijo del Sol
de hierro
y de la luna de acero.
Soy yo el encargado
de partir el viento,
yo que abrí
mi destino en dos mitades,
una para sacrificar
en ofrenda
si se cumplen mis deseos.
Soy de la tierra
una espiga.
Hijo del Sol de invierno,
ardiendo en hoguera,
del cielo
su quimera despierta.
Oye mi respiro
me tiene miedo la fiera.
De este panal
de mundo no soy larva,
soy abejorro mayor
sin reina,
hago énfasis
de esta siembra.
De la tierra
soy flameante espada,
torbellino de este mar
angosto.
Espuma de estas caricias
al alba,
crepita sobre una araña
este fulgor,
Torbellino señor
de rosas sin sangre
y sin cortar.
Como cruel indulto
a la belleza
por encumbrar.
De hojas y espinas nació
este tallo
que ama de verdad.
Que muere en el suplicio
de su despierto tormento
dulce,  ensangrentado,
envuelto nacarado.

El Castellano

Sigilo de sobriedad:

Fauces amarillas
el humo de su tabaco seco
cuelga de su blanca sien.
Bocas de agudos filos
nada por todo.
Tomaba su café
de grano recién molido.
Como si goteara del árbol
del insomnio.
Era un hombre chapado de años,
dormía cuando tenía sueño,
comía cuando tenía hambre,
amaba más las flores de su jardín
que a las personas,
la amargura no conocía
si no se hubiese casado con ella,
su bigote recto comía por él,
era apuesto
pero le asustaba mirarse al espejo
y contemplar que el tiempo
podía más que él,
de diálogo era más parco que una tabla
agarrada bajo yunque,
no amaba el dinero
que sólo empleaba en gastarlo
en necesidades básicas
hablaba con sus flores,
lo extraño que le respondían en su cabeza,
consecuencia de la soledad avanzada,
seguía la ley del ojo por ojo
si le daban amor devolvía lo mismo,
en cuanto a odio este le temía.
Le gustaba sentarse en su mecedora
en su jardín y acercar comida
a córvidos negros como azabache
y observarles ,
era pleno, hacía honor a su vida
amando lo sencillo
cogiendo su armonía en una mano
con su cigarrillo
que blanqueaba ya su bigote.

El Castellano

Sangre de musgo:

Trae este viento
memorias perdidas
del tiempo olvidado.
Trae sangre de los Dioses,
en muérdagos lucientes,
sangre en flor del musgo
por vivas piedras tejen,
espíritus en árboles mecen,
traigo estas vidas
traigo grietas en mi destino,
mi bravura que muerde el suelo,
desenterrando su falcata,
sin oxidar que es mi espíritu
para luchar,
voz que me hiende la entraña,
al trueno es ella que silba,
de sus lamentos
vueltos testimonio
de lo que se convierte
la materia,
y su resurgir de tierra,
me avanzan los montes,
me beben los ríos,
para gritar este latido,
que no morirá ni estando muerto,
tiempos perdidos
llevo en una mano
en otra golpea
la voz de mi poesía,
y sus negras nubes de tormenta,
blandiendo su hacha de guerra,
bruma de su gris naciente,
ojos de la noche,
que sigue este lobo de hierro,
gritos en la espesura alimañas
se afilan la entraña,
fuego traigo que yo no deseo,
y fui a la bella fuente,
donde se bañan las almas,
carroña salvaje será mi enemigo,
y sus carnes cantarán con mi espada,
este sol me engendró de hijo,
estoy hecho de tierra y luz,
que mire la carne
que miren ojos que quieren mirar,
el armamento de este temporal,
lucharé por todo aquello
que amaré,
lo que amo será mi guía,
para nunca caer,
deshojaré las ramas de mi tiempo,
y en este cabalgar nocturno,
la novena estrella arroparé,
el tiempo conmigo volverá a nacer,
si es que no lo hizo ya,
mi cuerpo es la forja
dentro llevo la espada,
al tibio resplandor
sigue en pie mi batalla.

El Castellano

Vida de hielo ardiente:

Horizonte de la caída de este solferro
a reinar como una falcata de rayos afilados,
hondos ojos fijos en solariega planicie,
donde frías juegan moteadas las flores de invierno,
el reposo de la vida que se fue a dormir,
como un río de luz brotaba la escarcha,
un diciembre tardío saludaba
con sus manos heladas,
acariciando estos campos redondos
de cardos y caléndulas silvestres,
era un día de hacer manteca,
a mí el frío me hacía sentir vivo,
en este soliviar traigo mi espada,
pongo a sentir la tierra a mis versos,
que con cepillos de grama joven
se blanquea mi calzado,
viajo en mi mente
por el cuchillo calizo de la piedra
del caserón terrazgo abandonado
que posee mi padre,
rodeado por el fervor de pinos de monte,
donde próximas hacían nido las atochas,
a perdigones que son de la tierra
como la montaña a su roca,
cosas talladas puras como amaneceres
pulidos sin grises hojas,
ola rota mecen mis pasos
de un mar olvidado del que cepas anclan
sueños de vida,
del terreno en el que grillos esperan
el frío en sus agujeros
y su despertar para morir al acoplarse
a la melodía que teje la vida.
Avanzo en este campo de víboras
para ser yo como mochuelo recogido en su olivo,
como mis pasos gorjean las carrascas,
todo mi mundo reverdece
para mí siempre es primavera,
y mi bravura llora flores por mis venas,
hasta tener del cielo
la malva del alba
hasta trepar las yedras del profuso claro oscuro,
del cielo y su luna cuarteada de platas auroras,
me nacieron simientes silbadas,
y mis ojos enraizaron el campo.

El Castellano

Trilla mi idea:

Canta mi cuclillo canta,
picotea en mi cabeza,
entra al silo de mi idea,
donde telarañas
coagulan mis pensamientos,
abre esta puerta hacia mi oscuridad,
allí donde negros ratones
cobijan con fijos ojos
mi sueño sin desempolvar,
me conduje por escalas
donde colgaban brillantes ojos
sin pestañear,
arriba donde se acumulaban los sacos,
un murciélago despertaba,
era como una sombra que flotaba
entre llenos agujeros de aire,
sombra con alas,
la guadaña estaba recta
pareciera que me esperara,
la trilla afilada,
era nueva de esta primavera
el grano no vio su oficio,
respirad este olor a trigo muerto,
habitantes de mi silo,
hasta la araña teje con tesón
su geométrica hambre,
pardas motas salpican las paredes
por las que corre pegada la salamanquesa,
grietas vivas por este frío infernal,
arriba la sangre parecía evaporarse,
sólo quedaba yo
y esa sombra colgada del techo.

El Castellano

Soles de cuarzo:

Libero vendavales furtivos,
acampo la idea en tremenda pradera
descolocada, mansa, abierta
en florestas húmedas de rocío
tempranero, sólo allí tengo nido,
entre trinos que excomulgan mi deseo,
como atardecer rojizo sin sangre
acaso es, envoltura dispuesta,
rezo que acompaso la franca vida
de mi caléndula del camino,
resumo que coarto su vida verdadera,
luz de los campos, luz de mi campo
acaso fuese mío,
aquí solo hundido mordiendo este papel,
traigo que quiebro tormentas en nido,
culebras del sonido perdido,
me desatan yugos de esparto,
arde la simiente mía,
entre clavos ardiendo,
entre amapolas dulces, risueñas sin cruz,
se desmenuzan abrojos
de mi soledad carcomida,
a la que entablo soliloquio
en cama, con ella sin ella soy el mismo,
verdades atrás qué necesito,
si el mundo me hizo completo,
quizás aburrirla a ella mi pena,
nacida en cuarentena,
avanza mi siega,
esta vida mía vale la pena,
rezogo brillos de metal
cuando deja de serlo,
y crispa al viento
lo que llevo dentro,
más que un tarro de miel
y unas flores asesinadas,
un corazón que sube por la garganta,
a decirla a ella QUE no se vaya
usted es mi compañera.
De estos siglos que me quedan,
eres la carcoma de mi madera,
hasta ser lanza,
estaca que somete al viento,
en aullidos, en graznidos dolidos,
en enjambres con reina.
Por ahora a tu lado
soy azada que socava mi camino,
sacando terrones de lamentos
para sembrar tu amor
que Dioses me indican
que tendría que estar ciego,
para negar que eres más de lo que siento,
como veleta que le falta lo principal,
para no ser dirección que marca,
una flor plañía a mi vera,
que le faltaba su insectito
que la besara sin diligencia,
así la belleza nunca completa,
recto escalafón retorcido al beso,
unión de dos, como escala sin peldaño
rampa no sería,
me encumbro de la fiera para ser yo
la fiera, de esta mi pradera,
se afila mi vida quieta,
entre soles que cuelgan,
y colores que lloran,
despierto para entregarla
a ella mi cardillo de la dama
para que me lo devuelva
cuando me una a ella,
como se unen dos gotas
del mismo agua,
como se desgrana el molinillo
cuando saluda el viento.

El Castellano

Carmesí inefable:

Turbado yaga mi espíritu,
sin voz yace mi gran momento,
puridad en crisálida perpetua,
oh, lacónica eternidad,
no te temo ya
ni tu crisol de hálito
me vence en inmortal secuela,
recto ganaré a la luz,
por su ceniza coronada,
cantaré hasta el etéreo vuelo,
me trasplantará el viento obscuro,
metálico azar,
erigiré un árbol de brea,
en mitad del todopoderoso silencio,
mi flor no sucumbirá,
ni mi verso armado
será litigio de crin en ascua.
Filial prestancia,
que nadie trepa mi solo nombre,
por cantos obtuso,
en sangre
suceden labriegos
fecundos.
Terrazgo de mi amor atado,
canto a mis generales,
despejen el camino,
y entre férreos cipreses
me avalen.
Tanta herida precedida,
tanta voz que muere,
sin soto de almíbar,
pena que no muere,
son este de mi bronce en ala
de un repecho carmesí,
soledad,
mi gloria tan fuerte.
Azucena helada de mi tarde,
resuena en ti
un azar indeleble
para indicar sin sonido,
que tengo corazón y cielo
atrapados en un solo verso.
Olvido sin espejo,
mantuvo suerte segura;
luz sin día ni ojos
fue perfidia en otro astro,
azul, paz,
cuchillo que mi vida hiendes,
a cercenar toda oscura alegría.

Förüq Castellano

Severidad enfilada:

Nota:

?Porque el silencio poético es un alto grado de silencio; él es el que nos libra de lo opaco de los signos y de las torpezas de la lengua. No es un silencio vacío, es un silencio excesivamente 
lleno y hasta desbordante de sentidos silenciosos: un silencio trascendental.?
Luis Armenta Malpica
tercer incluido entre el signo y el sentido

?estado T?, el cual no es potencial ni actual sino ambos ?la mayor parte de los sucesos son indecibles.

Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte? (Cartas a un joven poeta, 1906).

Armenta Malpica, Luis. ?La poética del silencio?. Armas y letras. Revista de la Universidad Autónoma de Nuevo León 52-53, 2006. 16-14.
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Severidad enfilada:

Destino desvencijo.
Como un borbotón de sangre.
Suspiro rápido y hondo,
entraña amilano,
todo me lleva
sin redil ni correa;
a verme en el ojo de tu espíritu,
sí, resquicio parco, opaco, en tu voz,
en un patio de trincheras
y entes esferas, al crisol
de valles y venas,
en el recital jamás yerto de tu verso,
cauce perdido descubierto
entre sótano de luz injerto,
en la pupila del lugar mágico,
riera en rambla
donde crece mi amapola
de pecho abierto,
tu vida la saboreo despacio,
entre regio y mi coraje en flor
de nuevo cierzo;
tu sangre sabe bien,
alma invernada buscando
horizonte en mente concisa
y como no llega a destaparse
eterna dormida avanzo su esquela.
La veo en mis sueños,
resquicios oníricos del ser claveteado,
de vidas mías lejanas al tranvía etéreo.
¿Cómo no hay?
No hay nada que negar
nada que perseguir
que todo arte nace del sentido inerte inaudible,
en manos del destino me encuentro
y me encanta el momento
de verme en el ojo de tu silencio
recordando mi universo de astringente azur sarnoso,
tu voz, amada luz en mitad el reino tenebroso
donde allí sólo canta mi oscuridad.
Alma de fuego encandilada,
estridencia seca, armoniosa,
velo de sigilo
tu suspiro, nada más.
El tiempo es correcto
para la revolución; jamás mil máquinas
podrán hacer una bendita flor,
Densidad recta
en rienda plumosa lamo esta mi pluma estilográfica,
resguardo en Caja de Pandora es mi alma sin espora.
Cinceles celestiales, un soto veleidoso,
donde sembrar el final sin comienzo anunciado,
por esculpir, tu contorno,
con vistas a tu verbo;
divina tez a blancura helada
por deshojar mi fiel recogimiento.
Así me perdí yo
buscando tantos años
el abrigo
de tu amada voz,
haciendo que mi difunta
cobre su vida.

El Castellano

Soliviar llano:

A las aguas de mi memoria
primoroso apelo,
a tener yo un alma como rambla inmensa,
desapagada,
un tiempo sin días de cobijo alado,
rosario suyo por terco no incendio,
sueño en aras de corcel virgen en grandeza develada,
sudario sonrojado,
metal beleño todo olvido,
arrebujo sin mesurar vil  posible
que por ella mi cruz y mi condena,
deslizan mi viva aflicción
de amor a propia ascua en la tierra,
sorprendido, letal no pienso,
neblina y fortuna
grandeza, gloria no gastan,
voy por epitafio soslayado,
remembra cautiva mi soledad infecunda,
alejar vida y belleza cuándo,
rosales míos crían ajos
cebollinos y puerros acuso,
tonada de mi sayal remiendo,
en boca de santo astro.
Peregrina de azar inamovible;
en alba de seda,
viste su dicha inmaculada,
insinuante su figura.
Sonora ella de silencios perpetuos,
oro de riveras
y burgalesas conciencias,
sendero atisbo
voy largo su densidad llana
aria  agraria,
luminaria bajo luna de signo azabache,
luminaria gitana sólo su mirada,
mi repecho no fulmino,
ni faldeo,
arboleda de mundo monótono,
distinción no apremia,
ni estrella viola
su espuma de ceniza larga,

como lírica paz
se llamó magia.

El Castellano

CANTOS OLVIDADOS A LA NATURALEZA
2016:

Sol, sol ardido caracol
me sube por la garganta
tejido mi corazón,
verde oliva del trino tu cante
de trigal la niña amapola,
tiempo en espiga
y hervida sangre,
amanece el zorzal,
vine a comprar sus voces
la nube de sus humores
ha precipitado,
en círculo de la llama
mi grata semblanza,
las aguas del otoño
las flores del invierno
hasta que llegue el hielo y sus hijos,
verano apoderado
surca la perdiz
al cielo encumbrado
un aliento de ala y viento,
un desperdigar sin dueño,
flagrante la retama,
acalorada la vieja encina,
desplomándose la siembra
al linde del barbecho,
solo pudo
y solo está
el campesino y su puño,
el campesino y su nudo,
las estrellas por piquetas,
la sangre por bandera,
afilado tornasol
quiero llegar y volverte a ver,
no hay rambla sin agua,
ni beso sin tu lluvia erizada
mi mujer,
brillas más que avance de mi piel,
ardes más que el paso de mi hiel,
coge este canto en la era,
en la solar acequia,
de monte y verde,
de tierra y labrada
mi rama quema en tu hoguera.

El Castellano

II

Fui a buscar a lo largo del Sol,
me crucé por sombras miles,
en bocas heladas de fieles desventuras,
camino que medroso se esparce,
en los senderos que lleva el viento
despiertos en bocas crepitantes,
por los que nacieron al alba
del espiral en ubre amasada
de carruajes de estrellas desmembradas,
fatales golpes de llantos en Sol de luces
irisados cantos de nubes
que esparcen los gritos,
cesa, allana mi canto fúnebre
por la luz que murió de mi Sol.
que cese el llanto,
de mi invencible Sol
porque volvió a crepitar
volvió a desvencijar el cielo parco,
el profuso manto de azules estirados,
insigne cepa coronada,
vine a robar sus voces,
labrador de espíritus silentes,
va mi acecho por montes
y barbechos colorados
en sangre terral, fui a buscar
volví llorando ojales negros,
salta, salta, salta
ven que mi amor avanza,
sola tú, solo yo
cuánto mi bella fada
yo quisiera alumbrarte,
a corazonadas salvajes,
latidos en mármol postrados
mis folios mis hojas de chopo
cabalgadas, un sin fin de mares,
una tenue voz me descubre
por riendas en longitud inalcanzables,
vine a moler mi trigo en el molino del Sol,
vine a cuestas de mi araña
que todo sabía,
me saludó mi temprana azada,
en este mar de azares,
donde nacen mis pesares,
lloro hermosuras,
allí que las cuelgo
allí que tempranas
desvanecen en flor del tiento sembrado,
acequias llevan mi sangre,
a elevar espigas de verdes sienes,
mi cierzo elevado,
mi compás en danza
de lo que brotó en oro
soñando la esfera que iluminaba
al poeta que cantó con fiereza
hasta desvanecer su silueta,
y el Sol abrumado
murió en gotas de belleza,
esperando su luz
regar por esferas
todo nacer del campo
hasta florecer el alma
del patio llamado vida.

El Castellano

III

Estas partieron rozando osadías,
avanzando entre verticales cristales,
entre luces carcomidas y ventanas afligidas,
durmiendo entre el iris despierto,
caminos carcomidos entre horizontes malvas,
por florecer sangres que la tarde despertaron,
ese matiz listado que al cielo sucede,
por melancolías vanas,
triste la noche aguanta estos ojales,
por mis cerrojillos dorados de mi pecho,
quisiera volver atrás y respirar,
en las flores hasta las estrellas,
el viento me levanta,
una vez más aquí mi escritorio hunde,
la oscuridad que me sucede,
el tren de noche que avanza,
he nacido para tejer borbotones sanguíneos,
mas no cesa este sentimiento que me habita,
querúbicas sienes descubren bellas deidades,
por campos de Castilla avanzan las mieses,
fieles partiendo destellos irisados
de verde fulgor tomado,
un canto de oscuridad labrado,
quita protagonismo a la luna tejida,
mis ojos libres ciñendo la pizarra de mi canto,
gorriones por estorninos,
luces por sombras,
amada espada que desentierro,
huésped entre barbechos de mi hierro,
moviendo los círculos caminando líneas.
todo queda violado rodeando al tiempo,
hielos de mis incendios,
beldad entre beldades,
dejando casas, dejando mesas vacías,
por alabanzas afectos,
en estas casas sin tejado,
en estos cantos sordos sin voz,
el jazmín áspero y su cisne,
vuelo sembrado su zigzag,
borrosa nube febril, medicamentosa,
verde mosca zozobra, por oscuras campanas,
el tañer iluso que desdobla hasta las gramas,
incluso esas que caminan,
postrero he de cantar
por si el cielo abra sus capas y sus trajes,
y desnudo se vea realmente quien es,
estos charcos absorben mis nervios,
hasta morir yo en otra letra,
en otra espiga que diga:
Ve, ya tienes la altura de montes,
te toca la resurrección hasta volver a morir
escribiendo hasta llegado tu nuevo ocaso.
Lo dudas acaso.

El Castellano

IV -2017:

Santo señero,
dulce iris de mis desnudos campos,
Dioses habitaron tu entraña que guarda,
cumbre eres de la loma despeñada,
réquiem de viejas espadas
que te labra,
quieto, el viento te encara,
vuelve a soñar que fuiste tiempo
de los tiempos,
estático límite
congoja deslizada de abriles febriles,
una oda me avanza
sin piel, sin moral sobrecogedora,
decidle a la tierra
que mi alma bulle,
este parco horizonte me teme,
oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,
un desnudar de las secuelas de esta voz,
amaré tu vientre como se aman las flores,
no habrá reino
contra Hipsípila
soterrada calma entre alas
de libélula,
entre sueños de drosera.
Partiré mi vida,
recostando mis sangres,
floreciendo rosas a mi madre Belleza,
hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,
en un guiño que descalza
sones por hendiduras sangrientas,
hasta enjaular mi aliento que te canta
por ajuares de estrellas las más bellas,
mi desaparecida sombra,
plañe que llora en su alma verde, pura,
oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,
eres un enjambre de furtivas
soledades que se vencen,
caminas tus  vastos metales
en tu oscura tierra,
una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,
te duerme la piedra tu encina,
un deshojar de tu rivera
siempre,
de tu río Mundo
a mi pueblo de Fuente-Álamo
jamás te muestras herida
mi Castilla bonita
mi Castilla sin llaga
por la que encuentro
en el cielo un monte y un atajo,
hasta vivir la plenitud
de dicha en barbecho de tu idea
mi vida, mi raíz,
mi falcata de natura.

El Castellano

V

Resopla, para y se piensa,
por pensarse
nació una lombriz azulada,
buscaba su escondrijo húmedo
de la idea,
se aleteaba
como gusano floreciente
haciendo alarde,
él sentado en el trigo
de su verso
no se vio la espalda
llena de abejas
de pensamientos típicos
de su vida parada,
como reposo de barcas.
El puerto rancheaba
oscuros rayos,
era el letargo de su espera
cabalgada sinvergüenzura
no más románticos cigarros
todos se tornaban
en el uno idéntico
llamado vicio,
el alacrán de su mente
corría feliz o eso creía,
sin tener nadie que lo pisara,
surcos se abrían
en el barbecho soñado
de su dama
que ya era imagen de hoguera,
yerma vida la estampa
que colgaba del poste,
un señero quieto se afilaba
con el viento.
Beba sus penas
en taza de café a temperatura
de la helada que rondaba
lo bonito detenido,
eche el anzuelo en el lago realidad
por si muerde la quimera
Diosa enajenada virtud de virtudes,
arrastré mi pan de celiaco
por su cara y mordí su boca
con suavidad sin dientes,
quería navegar su lengua
otra noche tiznada
de reposos dementes,
cogí las riendas de mi azar
desbocado, rumbo a sus piernas,
amaneció la dicha de estar acompañado,
al último suplicio del espectro engalanado,
gira mi cabeza
que sale un estornino de mi barba,
era este un acre de calaveras
que vestir,
estaba la sonrisa
de todos los tonos sentimentales
de la cara larga,
avanza que da vida
mi escolopendra patidifusa
del millón de espantos,
era un patio de orugas
el caminado por mi salvaje esperpento
difuminado,
un rincón donde clavar la lanza
que nunca sonríe,
caminan dentro, caminan fuera,
más patas que ojos,
sentido inerte de la fiera
por tornar polilla,
y sus pavimentos de la estrella
acolchada de ella
mi almohada.

El Castellano

VI

Con alacridad serena
de mis años dulces
con pulcritud de espadas,
vienes y me das una azada.

Al barbecho claro me siembro,
sacando terrones de mi eterno lecho,
de una espina gemía el viento,
y acabó llorando vida el cielo,

trazos con ineptitud
de luceros que no evitan la sombra,
ella que la llevo agarrada
a mi cadera, sombra profunda sin espuela.

Fuera del tiempo, fuera de este grillo de tierra,
afilo mi canto sin despedida,
abrió el espejo su tierra
engullendo lo que es de ella.

Dura noche me sostiene
su atadura de luna,
resucito mi etéreo camino de esferas.

Recto colchón mullido
es mi enhebrada calma,
que se acicala entre lenguas malvas.

Vence este mi viejo amarillo,
como sol de tierra
se llama caléndula.

El Castellano

VII

Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.

Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Graznidos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?

El Castellano

VIII

Hundido por juncias,
despertando caléndulas,
someras, solariegas,
era otro lado donde estaba
hablando, entablando con Ostara;
la tierra que no era pobre
su rigor contestaba,
prado que desciende
juntando un barbecho dolido,
conquistado,
marjal de claras hierbas
flaco acre dispersaba,
bancal de cizaña primaveral,
sutil caricia rizada en patitas de abeja,
parte de mi casa soterraba la desquicia
de un frío traído, heladas patriarcales
por aullidos de viento voraces,
como un rosario deslizado
con aflicción por la tierra,
un silbido del patio oscuro
como lamento sin lluvias socavado,
semillas brotar escabullen, pregunto
vive mi lluvia soñando
vivir deslizándose por la pila sacra
de tus pechos tersos de vientre de seda
y espuma, angelical rostro
llamando florecer colores dispersos,
vieja cueva cantando oscuridad,
como tránsito al amor por tu viña,
cantar de mirada extranjera,
hasta hacer la tierra nuestra.
Impetuosamente soy varón
y no dejo guerras personales para mañana,
ni ganar a puños pequeños,
de opiniones sin cuarteles,
firme elaboro mi respuesta blandida,
vieja, en savia bruta elaborada
necesito mi vera con sangre,
necesito mi vera acompasada
por tu soplo de mujer labrada.
Mi destino como árbol desgastado
de honda sien y senderos de carcoma
apuntalaba mi perpetuo mañana,
acicalando sus ruinas
para elevar su sabor de antaño.

El Castellano

IX.-2018:

Bruma tiende la loma del cerro,
pinos caracolean sus jóvenes regazos,
tiempo exhausto entre brezos y esparto,
el lenguaje del enebro acicala córvido deseo.
Cementerio en mitad del campo
donde por los años siguen enhiestos cipreses.
Cristo de la tierra erguido en alguna cruz de barro,
peinetas de brujas bordean
con geranios de los caminos
el aposento de la manzanilla gorda,
forrajes aguantan a merced del cierzo del tiempo,
donde hoz no pasa,
abrojos se clavan al barbecho terreno
entre esquivos molinillos
que vigilan serenos cardos,
grama joven tiñe su horizonte verde
donde alzan su picazón ortigas seculares,
a esta roca señero inmóvil
de este mar de tierra y savia borde,
alzo pertinaz
pensamiento
¿Qué fue primero la semilla, o el animal?
Jacintos silvestres cuidan sus bulbos
siempre su renacer impera
precoces lluvias que despliegan
sus verdes cabellos,
malvas cobijadas por tapias
que ven desfilar hormigas.

El Castellano

Tomo II FÁBULA


 













Insumiso en medio de quebradizos
saludos de pseudónimo,

de sueños rotos, y brechas de ánima,
como pañuelos azures,
llegué al inicio desnudo,
como agitado bronce,
e inocencia jovial de abrevadero,
a veces pude resistir su amor,
otras caí dividiéndome,
como precipita una gota de mercurio,
llegó a mi parda tersura
su imagen de cuerpo sonoro.
Mismo amor nunca pudo resultar frío
ni ausente,
pero el sol me rompía
a calo estridente y yacija de hierro,
paisaje que no ardía ni se desvanecía iluminado,
era mi añoranza,
quise sin afilarme en hondos dientes,
si podía generar montaña o cumbre de cerro,
jamás infortunio
de mi blancura que ya exigua no cantó,
de amarillo vivo avancé
sin mirar fijos temores
ni túmulos de gargantas precoces,
amor es rosa naciente
como Alba de tersa fuente en rayos suaves,
oh de astuto feraz ojo simiente,
equivocarme se vertiese,
y el pececillo de plata la mordiese,
sus peces de colores besé
y entre burbujas de besos no dados
avancé su curso fluyente,
como nacer de río cuervo,
sus labios arrostré con fiereza tantas noches,
que nunca tuvo fijeza de acabarse,
el viento ya no lastima mi sola sien,
pasajero fui de su destino,
sin encontrar inicio ni final,
oh mi pequeña dulce cual laberinto,
este centauro solo atisba
que anhela beber tu agua luminosa;
oh tu pluma de golondrina azabache,
rebelde a los límites,
brota mi grillo de cristal verde,
cristal y vidrio que parió sin tijera
la luz de obscuridad.



Förüq






A LAS PUERTAS DEL AVERNO

Suspira mi mundo yerto,
hojas de mi árbol sin desmochar,
trenzado el vértice
voy hacia el límite,
sí allí donde la hoja se dobla
para comerse a sí misma,
tus héroes vueltos papel y polvo
pasado el tiempo,
yo soy el único que se mantiene vivo
en pie escribiendo,
para llegado el momento
arrasar y conquistar de nuevo,
constructor de poemas,
ardiendo en su fuego,
quebrando su lapicero,
exprimiendo las letras por dibujar,
inspiración del borde del papel,
alma con arrojo como ayer,
alimentando los espíritus que le hablan,
trenzando el humor muerto
en su canto como idiomas de los dioses,
muerto el tiempo sólo quedo yo
para derretir el horizonte en letras de malva,
para volver mágico el sonido,
y acampar el humano vivo,
puedes apagar de la radio no hablan de mí ni de ti,
resplandeciente fulgor de centella soy
alma en esencia, escritor muerto sin tiempo
yo soy tu elevada inspiración que te lleva
para forjar poemas de tus venas.
Y gritarle al oído que no he muerto.

Cuéntale, cuéntale al viento de este humor
que me trae preso,
por avenidas yertas, olvidadas del verso,
y sus ángeles estrellados,
humor vivo por fuerza celeste aguerrido,
ven, ven conmigo olvida tu camino,
seré luz avocada a la perdición de lo vivido,
conquistando, destruyendo y tejiendo
aliento de tu copa de vino,
era o es llegó mi tiempo,
de enhebrar palabras al olvido,
desmenuzar sentimientos
para tornarlos materia de saliva y aliento,
para destruir el momento,
yo centella del universo,
viene por tu beso labrado
en la estepa corriendo de la vereda a la rambla
dulce su estampa,
quebrada en el verso de hiel,
sembrada en la dulce palabra de miel,
indestructible esencia,
relámpago de la centella,
vida y vid de la quimera despierta,
guerra eterna por deslumbrar tu interior,
inspiración cercana
donde nace y late el amor,
humor trenzado, humor de ababol
ese por el que el humano encuentra su sol,
inspiración olvidada,
muda caricia,
tejida en el eco sordo,
de la oscuridad y su hálito desmembrado,
en espiral de vértice y umbral.



III

Sangre violeta cultivada en el seno de la entraña,
ese soy yo tu humor trenzado,
sin tejer palabras yertas por tus ojos dobladas,
más lla de la montaña
y del eco eterno de un tiempo desvanecido
en flor de niebla y umbral,
inspiración sin nombre ni apellido
tu demonio tejido,
jamás carcomido,
en el sino que te destapó poeta del viento
a lo que naces sin destino,
que no sea abordarme la calma y su vino,
destellos fugaces por conquistar
en la entraña de la ola de mar,
y en la niebla de la isla de Manx,
sí soy yo quien te habla de verdad
Leannán-Sídhe en tu mirar,
reina hada del bosque de las sombras
de la profundidad,
llegó tu suplicio dormido,
de enfrentarte a tu quimera despierta
y a tu manantial fulgente de inspiración,
yo tu humilde servidor,
un humilde escriba sin tiempo,
que te amo desde el albor,
quien mereció
tus besos escritos,
para volverlos flor,
tu humilde servidor,
del bosque al manantial de inspiración,
soy yo quien te mereció,
pregunta al viento que mi nombre te dejó,
Förüq sin condición
más que no sea dormirse
en tus besos sembrados de inspiración
dime tu demanda te cumpliré
sin tardanza siendo tuyo en albor de esperanza.
Vale seré solamente tuyo.


Suspiro por ti amor,
elevada conciencia de mi creación al albor
suspiro jamás yerto en flor,
soy yo eres tú un reino vivo
de ilusión,
por trenzar el hálito en el ascua,
que rige toda inspiración,
para el mundo venas de humo,
para mi mi realidad tejida en uno,
piel y verso sin razón,
elaborado amor
sí nacido del rayo de sol,
para poseer mi alma y corazón,
desvaneciendo mi dolor,
brotada mi lágrima carmín de fuego
desangrándose mi amor
acampado por todo el resquicio del alma y su flor,
enamorando hasta el hueso de mi esternón
pura llama sin razón mas que congelar el hálito silente,
lejos de común fuente desvelada muerta la sombra del horizonte
muerta la lanza y su fiebre,
quién contra mí soy invencible
soy ruído en el alma que te acampa
quien te besa llegada la una y media de tu madrugada,
quien en amor te acampa el alma,
llegada DE UN CONFÍN A HABITAR TU PECHO Y ESPALDA
no es tiempo de correr si no de desvanecer tu miedo
a florecer llegado el tiempo,
muerta tu araña soy yo quien te queda,
un mundo en tu vena,
un horizonte de estrellas,
limpias , puras, nacaradas,
sí soy yo quien te habla en albor,
tu hada fiel de la sombra,
Leannán-Sídhe

somos tú y yo presos de desvanecer el latido colgado al cielo,
de habitar el recuerdo en ilusiones y sueños ardiendo,
para vencer muerto el suplicio
en alma de verso y arrojo para ti mi sonrojo,
para decirte que soy yo quien te ama de verdad
muerta la espera soy yo
quien te queda.
Y yo soy quien te ama mi quimera,
poseyendo mi alma entera.

Mi alma anclada en gozo,
de que tú seas su ilusión verdadera,
quimera de piel y amable entrega,
soy tuyo hasta el tiempo
que me verá desvanecer a tu lado
naufragando mi barco,
hoy te visto de amaranto,
perfumada de rosa esquiva tu mirada,
para encender mi candil y su verso,
a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,
que jamás me verá desvanecer de tu puerto,
hoy avanzas mi canto,
para pintar de tu color su verso,
que ya no se retuerce ni retorcerá
muerto el beso,
queda servirte mi flor de hueso,
despierto
despierto mi reino vuelto el nuestro,
resumiendo el latido por ti confeso,
para resplandecer,
y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,
iluminando el abismo y su garra,
para ser yo quien te ama
mi Leana.

Quien te vistió el cielo
de todas las flores mi amada.
Preludio de tu posesión de alma esta mi quimera dispuesta,
para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,
muerta la calma y su abrojo de plata,
todo lo que queda es ella,
vida para el telar de mi letra,
despierto el alarido y su estampa cuelga,
muerta mi araña es ella quien queda,
para florecer el viento flores de sol latiendo,
y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,
era o no era llegó mi tiempo
desnudo el tiempo,
me visto de cuervo,
para volar su cielo,
mis violetas nocturnas caen en flor
junto con mis sentimientos,
para acampar el sonido y su destello,
soy yo quien quebró para ella el tiempo,
el horizonte gritaba su amor envuelto,
lloraba una primavera de nuevo,
soy yo el que escuchaba atento
fiel de su beso,
para mi no era invierno,
si su estampa relucía de nuevo,
era sin duda mi tiempo,
el de rajar el suelo
sembrando mi aliento,
despertando al muerto,
trepando la ilusión
en su pupila de hierro,
desmenuzado el latido
quedó que yo vivo
por el latido
que me mantiene en vilo,
a ella sujeto y preso,
para florecer en ella el beso
y mi caricia quedar proscrita
a su submundo de los condenados
así como su estampa brilla.
Nada que negar, nada que defender,
solo tu piel por escalar,
mantenme aparte
estoy rezando a mi mismo,
quién vendrá a sostenerme,
llegado mi punto final,
sólo un alma allí estará,
nada por dudar,
eres tú Leana mi verdad,
todo lo que hago correcto,
estampa de vid y cielo,
por aguantar,
el cielo por doblar,
llegado el final,
quién si no tú me sostendrá,
abismos afuera, todo por llegar,
sin nadie que nos juzgará
estaré a tu lado de verdad,
y la perfección de ese modo alcanzar,
desmochado mi demonio
en el lugar,
robado al tiempo tu suspiro nacido
por mi aliento enardecido,
eres tú quien me habla
yo quien te responde a garra, letra y poema
desde la entraña a la zarza,
y su espina ensamblada,
que yo soy quien te ama
y en verso te llama seré yo quien nos sostendrá
en el ocaso de la eternidad mi reina
señora hada.

Ahora llegado el final,
mi tiempo me sostendrá,
mi piel esquiva en tu boca se arrancará,
con el saber preso
que de tu aliento soy convicto,
mi hada Leanan
el viento de nuestro aliento queda repleto,
cayendo por la avenida del miedo
jamás mi aliento si no el color de mi verbo,
debatiendo si de malva o caléndula tornar el viento del firmamento,
para acampar en tu boca con el mejor beso,
sostenido mi tráslucido pío,
en el destino que a tu lado jamás me verá esquivo,
hilos de mi tiempo desvanecido
en la boca de la estrella por dibujar
con mi lengua,
una vez más mi estampa repleta con la tuya estará,
el ombligo del umbral se desmigaja vivo,
para rajar su entraña mi te amo
a flor de garra y rosal que acampa
mi humilde entraña,
floréceme el viento de nuevo,
seré yo quien allí estará,
sembrando en invierno sus mejores besos
del firmamento sedientos,
y sí nacieron estos abrojos míos versados
es y será para que alguien nos recuerde amor
por los siglos que nos vendrán.

Pacto de sangre consumado,
temblando,
el hálito dormido y su cielo con su grillo enarbolando
su canto a la luna sempiterna de antaño,
viste y vistió mi amaranto,
que colgado estoy de su manto,
vid de mi quimera por sembrar
su aliento vivo,
en la piedra del olvido,
muerdo yo lo vivido,
es y será mi sino,
blandiendo a la mitad del viento mi trino,
para llegar y conquistar el humor vivo,
hoy te descubrí preciosa mi compañera,
por entonar contigo quedó la letra,
tejiendo mi cauce sanguíneo,
tu estampa de sed por navegar mi camino,
por desnudar el alma contigo,
destruidas mis murallas de lo sentido,
queda el recorrido que tu lengua traza por mi nido,
para descubrir contigo el suspiro que avanza
por el camino,
ese que me trae perdido,
alzándote un firmamento de las flores de los valles por si vivo,
destapando mi secreto en tus labios,
desnudando el sentir preso,
ese que por tus cabellos cuelgo.
para amanecer en tu bella boca,
allí donde despierta el azabache de la noche.





Camino descalzo tu campo de rosas mi amada,
en espinas sus besos sangrientos,
forman ellas mi aliento,
a esta noche que las ilusiones se hacen cuarto y
tu boca es de amaranto, sólo nuestro amor hendido del cielo,
que nos sangró los sueños,
mi vida conquistará tu aliento,
allí donde la yedra escala el árbol,
y mi ser caiga preso de devorarte el sentimiento,
esta es mi vida que me late el verso
y por tus ojitos tengo mi firmamento,
ese por el que la noche es azul y el día amarillo,
para acampar hermoso el sonido,
y trenzar el álamo sin desmocharlo,
sólo allí el humor caerá trenzado,
por el aliento al viento
fluirá nuestro secreto,
de la posesión verdaderaa de tu aliento a mi alma
verdadera eres ilusión de fuego y bella quimera en verso,
voy allí al submundo de las almas
y te encuentro entera,
cómo no encontrarte si brillas entera,
hoy el nervio me avanza
por desnudar mi entraña
flor de niebla y umbral enamorado
hoy soy yo a tu lado,
y que el mundo gire y se estampe entero
que yo amor te seguiré perteneciendo.




Solo una vez se destapará el canto
quedando de los labios preso un sonido enarbolado
demente el hueso estallará grillos y sus huestes,
blandiendo a mi luna sempiterna de encanto atravesado,
ese por el que el sueño será encontrado,
mi vida te seguirá perteneciendo,
fiel de su caricia,
el hálito correrá sin disciplina,
allí solo allí tu caricia será sentida,
fiel de su alquimista que la vela y aguarda,
fiel de súplica su embestida,
es momento su araña cae tejida,
destapa la caricia dormida,
para acabar su vida
en la hoja de aquel árbol donde todo termina
me aguarda el reino de los valerosos versos,
hoy por hoy encuentro su calma
y me aborda su estampa,
para ser yo bajo tu entraña
quien tu ansia guarda,
sólo por tu vida mi mundo no caerá torcido,
mi bella mi adorada
mi musa de mi entraña enraízada,
soy el que ves que a tu beso llama,
quien te duerme en el cuerpo de tu cama,
floreciendo en piel y verso su entraña,
abierto su latido,
eres tú amada todo lo que yo poseo,
incendiada mi estampa,
eres tú lo que afila mi calma,
la ola de mi océano que clama,
muerta la hora, llegado el umbral
quién vendrá a sostenerme quién sostendrá mi navío
si tú eres lo que yo vivo,
y junto a ti partirá amada mi rumbo.




Estrellas fugaces me siembran tu caricia,
por los astros fugaces siendo mis nervios cómplices,
se destapa el velo arraso tu calma,
me cuelga tu amor a mi entraña,
vuelo por las ramas de este sentimiento de fuego
se afila mi verbo y te encuentro,
sueños deslizan mi cuerpo,
mi armadura es mi verso,
que crepita el beso,
acabando de ti deseoso,
lícito el momento de acabar bajo tus labios,
de nuevo tu piel incendio,
para estar bajo tus brazos ileso,
para ser vivo poeta de tus ojos,
el verso sea mi pluma,
la sangre mi tinta
y tu amor mi fuego,
para acabar de este sentimiento preso,
que da vida a mi hueso
viva el verso,
viva tu vida a la mía unida,
hoy descubro la avenida,
que no escapa sin caricia,
mi vida encendida,
no es tiempo de huída,
te sostengo fiel a mi súplica,
enciendo de tu cuerpo el brasero
y bajo tus ascuas me quemo,
para descubrir que soy vivo poeta bohemio enamorado,
hoy visto de besos el amaranto,
mi cuerpo es tu casa,
viva el verso,
hendido en sentimiento,
por la luna y su crucero,
por el cielo y mi lanza despierto,
hoy quemo el universo,
para quedar nosotros dos
en llamas envueltos,
no te dejaré escapar,
con mis versos flamearás,
vida a mi vida sujeta,
por los cielos descrita,
y su plomo deja de serlo,
para ser nubes cargadas de besos,
sólo una vez en la vida tu caricia queda descrita,
sólo una vez en la vida nazco para morir en tu boca,
devuélveme a la vida lucharé por los dos,
sin despedida, sin desquicia,
el verso brillará más que antaño,
el océano le quedará pequeño,
seré tu dueño,
a la noche que reinan las estrellas,
vivirá siempre nuestra luciérnaga,
de la luz su caricia,
conquisto el cielo
para que viva siempre mi verso,
y soñando te encuentro al calor de los luceros,
la luz se desdobla para parir
nuestra hija de oscuridad.

El Castellano y Leannán-Sidhe


Leana T ,

Suspira mi mundo yerto,

hojas de mi árbol sin desmochar,
trenzado el vértice
voy hacia el límite,
sí allí donde la hoja se dobla
para comerse a sí misma,
tus héroes vueltos papel y polvo
pasado el tiempo,
yo soy el único que se mantiene vivo
en pie escribiendo,
para llegado el momento
arrasar y conquistar de nuevo,
constructor de poemas,
ardiendo en su fuego,
quebrando su lapicero,
exprimiendo las letras por dibujar,
inspiración del borde del papel,
alma con arrojo como ayer,
alimentando los espíritus que le hablan,
trenzando el humor muerto
en su canto como idiomas de los dioses,
muerto el tiempo sólo quedo yo
para derretir el horizonte en letras de malva,
para volver mágico el sonido,
y acampar el humano vivo,
puedes apagar de la radio no hablan de mí ni de ti,
resplandeciente fulgor de centella soy
alma en esencia, escritor muerto sin tiempo
yo soy tu elevada inspiración que te lleva
para forjar poemas de tus venas.
Y gritarle al oído que no he muerto.

Cuéntale, cuéntale al viento de este humor
que me trae preso,
por avenidas yertas, olvidadas del verso,
y sus ángeles estrellados,
humor vivo por fuerza celeste aguerrido,
ven, ven conmigo olvida tu camino,
seré luz avocada a la perdición de lo vivido,
conquistando, destruyendo y tejiendo
aliento de tu copa de vino,
era o es llegó mi tiempo,
de enhebrar palabras al olvido,
desmenuzar sentimientos
para tornarlos materia de saliva y aliento,
para destruir el momento,
yo centella del universo,
viene por tu beso labrado
en la estepa corriendo de la vereda a la rambla
dulce su estampa,
quebrada en el verso de hiel,
sembrada en la dulce palabra de miel,
indestructible esencia,
relámpago de la centella,
vida y vid de la quimera despierta,
guerra eterna por deslumbrar tu interior,
inspiración cercana
donde nace y late el amor,
humor trenzado, humor de ababol
ese por el que el humano encuentra su sol,
inspiración olvidada,
muda caricia,
tejida en el eco sordo,
de la oscuridad y su hálito desmembrado,
en espiral de vértice y umbral.


III

Sangre violeta cultivada en el seno de la entraña,
ese soy yo tu humor trenzado,
sin tejer palabras yertas por tus ojos dobladas,
más allá de la montaña
y del eco eterno de un tiempo desvanecido
en flor de niebla y umbral,
inspiración sin nombre ni apellido
tu demonio tejido,
jamás carcomido,
en el sino que te destapó poeta del viento
a lo que naces sin destino,
que no sea abordarme la calma y su vino,
destellos fugaces por conquistar
en la entraña de la ola de mar,
y en la niebla de la isla de Manx,
sí soy yo quien te habla de verdad
Leannán-Sídhe en tu mirar,
reina hada del bosque de las sombras
de la profundidad,
llegó tu suplicio dormido,
de enfrentarte a tu quimera despierta
y a tu manantial fulgente de inspiración,
yo tu humilde servidor,
un humilde escriba sin tiempo,
que te amo desde el albor,
quien mereció
tus besos escritos,
para volverlos flor,
tu humilde servidor,
del bosque al manantial de inspiración,
soy yo quien te mereció,
pregunta al viento que mi nombre te dejó,
Förüq sin condición
más que no sea dormirse
en tus besos sembrados de inspiración
dime tu demanda te cumpliré
sin tardanza siendo tuyo en albor de esperanza.
Vale seré solamente tuyo.

Suspiro por ti amor,
elevada conciencia de mi creación al albor
suspiro jamás yerto en flor,
soy yo eres tú un reino vivo
de ilusión,
por trenzar el hálito en el ascua,
que rige toda inspiración,
para el mundo venas de humo,
para mi mi realidad tejida en uno,
piel y verso sin razón,
elaborado amor
sí nacido del rayo de sol,
para poseer mi alma y corazón,
desvaneciendo mi dolor,
brotada mi lágrima carmín de fuego
desangrándose mi amor
acampado por todo el resquicio del alma y su flor,
enamorando hasta el hueso de mi esternón
pura llama sin razón mas que congelar el hálito silente,
lejos de común fuente desvelada muerta la sombra del horizonte
muerta la lanza y su fiebre,
quién contra mí soy invencible
soy ruído en el alma que te acampa
quien te besa llegada la una y media de tu madrugada,
quien en amor te acampa el alma,
llegada de un confín a habitar tu pecho y espalda
no es tiempo de correr si no de desvanecer tu miedo
a florecer llegado el tiempo,
muerta tu araña soy yo quien te queda,
un mundo en tu vena,
un horizonte de estrellas,
limpias , puras, nacaradas,
sí soy yo quien te habla en albor,
tu hada fiel de la sombra,

Leannán-Sídhe
somos tú y yo presos de desvanecer el latido colgado al cielo,
de habitar el recuerdo en ilusiones y sueños ardiendo,
para vencer muerto el suplicio
en alma de verso y arrojo para ti mi sonrojo,
para decirte que soy yo quien te ama de verdad
muerta la espera soy yo
quien te queda.
Y yo soy quien te ama mi quimera,
poseyendo mi alma entera.
Mi alma anclada en gozo,
de que tú seas su ilusión verdadera,
quimera de piel y amable entrega,
soy tuyo hasta el tiempo
que me verá desvanecer a tu lado
naufragando mi barco,
hoy te visto de amaranto,
perfumada de rosa esquiva tu mirada,
para encender mi candil y su verso,
a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,
que jamás me verá desvanecer de tu puerto
hoy avanzas mi canto,
para pintar de tu color su verso,
que ya no se retuerce ni retorcerá
muerto el beso,
queda servirte mi flor de hueso,
despierto
despierto mi reino vuelto el nuestro,
resumiendo el latido por ti confeso,
para resplandecer,
y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,
iluminando el abismo y su garra,
para ser yo quien te ama
mi Leana.
Quien te vistió el cielo
de todas las flores mi amada.

Preludio de tu posesión de alma esta mi quimera dispuesta,
para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,
muerta la calma y su abrojo de plata,
todo lo que queda es ella,
vida para el telar de mi letra,
despierto el alarido y su estampa cuelga,
muerta mi araña es ella quien queda,
para florecer el viento flores de sol latiendo,
y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,
era o no era llegó mi tiempo
desnudo el tiempo,
me visto de cuervo,
para volar su cielo,
mis violetas nocturnas caen en flor
junto con mis sentimientos,
para acampar el sonido y su destello,
soy yo quien quebró para ella el tiempo,
el horizonte gritaba su amor envuelto,
lloraba una primavera de nuevo,
soy yo el que escuchaba atento
fiel de su beso,
para mi no era invierno,
si su estampa relucía de nuevo,
era sin duda mi tiempo,
el de rajar el suelo
sembrando mi aliento,
despertando al muerto,
trepando la ilusión
en su pupila de hierro,
desmenuzado el latido
quedó que yo vivo
por el latido
que me mantiene en vilo,
a ella sujeto y preso,
para florecer en ella el beso
y mi caricia quedar proscrita
a su submundo de los condenados
así como su estampa brilla.

Nada que negar, nada que defender,
solo tu piel por escalar,
mantenme aparte
estoy rezando a mi mismo,
quién vendrá a sostenerme,
llegado mi punto final,
sólo un alma allí estará,
nada por dudar,
eres tú Leana mi verdad,
todo lo que hago correcto,
estampa de vid y cielo,
por aguantar,
el cielo por doblar,
llegado el final,
quién si no tú me sostendrá,
abismos afuera, todo por llegar,
sin nadie que nos juzgará
estaré a tu lado de verdad,
y la perfección de ese modo alcanzar,
desmochado mi demonio
en el lugar,
robado al tiempo tu suspiro nacido
por mi aliento enardecido,
eres tú quien me habla
yo quien te responde a garra, letra y poema
desde la entraña a la zarza,
y su espina ensamblada,
que yo soy quien te ama
y en verso te llama seré yo quien nos sostendrá
en el ocaso de la eternidad mi reina
señora hada.

Ahora llegado el final,
mi tiempo me sostendrá,
mi piel esquiva en tu boca se arrancará,
con el saber preso
que de tu aliento soy convicto,
mi hada Leanan
el viento de nuestro aliento queda repleto,
cayendo por la avenida del miedo
jamás mi aliento si no el color de mi verbo,
debatiendo si de malva o caléndula tornar el viento del firmamento,
para acampar en tu boca con el mejor beso,
sostenido mi traslúcido pío,
en el destino que a tu lado jamás me verá esquivo,
hilos de mi tiempo desvanecido
en la boca de la estrella por dibujar
con mi lengua,
una vez más mi estampa repleta con la tuya estará,
el ombligo del umbral se desmigaja vivo,
para rajar su entraña mi te amo
a flor de garra y rosal que acampa
mi humilde entraña,
a esplender el viento de nuevo,
seré yo quien allí estará,
sembrando en invierno sus mejores besos
del firmamento sedientos,
y sí nacieron estos abrojos míos versados
es y será para que alguien nos recuerde amor
por los siglos que nos vendrán.

Pacto de sangre consumado,
temblando,
el hálito dormido y su cielo con su grillo enarbolando
su canto a la luna sempiterna de antaño,
viste y vistió mi amaranto,
que colgado estoy de su manto,
vid de mi quimera por sembrar
su aliento vivo,
en la piedra del olvido,
muerdo yo lo vivido,
es y será mi sino,
blandiendo a la mitad del viento mi trino,
para llegar y conquistar el humor vivo,
hoy te descubrí preciosa mi compañera,
por entonar contigo quedó la letra,
tejiendo mi cauce sanguíneo,
tu estampa de sed por navegar mi camino,
por desnudar el alma contigo,
destruidas mis murallas de lo sentido,
queda el recorrido que tu lengua traza por mi nido,
para descubrir contigo el suspiro que avanza
por el camino,
ese que me trae perdido,
alzándote un firmamento de las flores de los valles por si vivo,
destapando mi secreto en tus labios,
desnudando el sentir preso,
ese que por tus cabellos cuelgo.
para amanecer en tu bella boca,
allí donde despierta el azabache de la noche.

Camino descalzo tu campo de rosas mi amada,
en espinas sus besos sangrientos,
forman ellas mi aliento,
a esta noche que las ilusiones se hacen cuarto y
tu boca es de amaranto, sólo nuestro amor hendido del cielo,
que nos sangró los sueños,
mi vida conquistará tu aliento,
allí donde la yedra escala el árbol,
y mi ser caiga preso de devorarte el sentimiento,
esta es mi vida que me late el verso
y por tus ojitos tengo mi firmamento,
ese por el que la noche es azul y el día amarillo,
para acampar hermoso el sonido,
y trenzar el álamo sin desmochar,
sólo allí el humor caerá trenzado,
por el aliento al viento
fluirá nuestro secreto,
de la posesión verdadera de tu aliento a mi alma
verdadera eres ilusión de fuego y bella quimera en verso,
voy allí al submundo de las almas
y te encuentro entera,
cómo no encontrarte si brillas entera,
hoy el nervio me avanza
por desnudar mi entraña
flor de niebla y umbral enamorado
hoy soy yo a tu lado,
y que el mundo gire y se estampe entero
que yo amor te seguiré perteneciendo.


Solo una vez se destapará el canto
quedando de los labios preso un sonido enarbolado
demente el hueso estallará grillos y sus huestes,
blandiendo a mi luna sempiterna de encanto atravesado,
ese por el que el sueño será encontrado,
mi vida te seguirá perteneciendo,
fiel de su caricia,
el hálito correrá sin disciplina,
allí solo allí tu caricia será sentida,
fiel de su alquimista que la vela y aguarda,
fiel de súplica su embestida,
es momento su araña cae tejida,
destapa la caricia dormida,
para acabar su vida
en la hoja de aquel árbol donde todo termina
me aguarda el reino de los valerosos versos,
hoy por hoy encuentro su calma
y me aborda su estampa,
para ser yo bajo tu entraña
quien tu ansia guarda,
sólo por tu vida mi mundo no caerá torcido,
mi bella mi adorada
mi musa de mi entraña enraizada,
soy el que ves que a tu beso llama,
quien te duerme en el cuerpo de tu cama,
floreciendo en piel y verso su entraña,
abierto su latido,
eres tú amada todo lo que yo poseo,
incendiada mi estampa,
eres tú lo que afila mi calma,
la ola de mi océano que clama,
muerta la hora, llegado el umbral
quién vendrá a sostenerme quién sostendrá mi navío
si tú eres lo que yo vivo,
y junto a ti partirá amada mi rumbo. 
Estrellas fugaces me siembran tu caricia,
por los astros fugaces siendo mis nervios cómplices,
se destapa el velo arraso tu calma,
me cuelga tu amor a mi entraña,
vuelo por las ramas de este sentimiento de fuego
se afila mi verbo y te encuentro,
sueños deslizan mi cuerpo,
mi armadura es mi verso,
que crepita el beso,
acabando de ti deseoso,
lícito el momento de acabar bajo tus labios,
de nuevo tu piel incendio,
para estar bajo tus brazos ileso,
para ser vivo poeta de tus ojos,
el verso sea mi pluma,
la sangre mi tinta
y tu amor mi fuego,
para acabar de este sentimiento preso,
que da vida a mi hueso
viva el verso,
viva tu vida a la mía unida,
hoy descubro la avenida,
que no escapa sin caricia,
mi vida encendida,
no es tiempo de huida,
te sostengo fiel a mi súplica,
enciendo de tu cuerpo el brasero
y bajo tus ascuas me quemo,
para descubrir que soy vivo poeta bohemio enamorado,
hoy visto de besos el amaranto,
mi cuerpo es tu casa,
viva el verso,
hendido en sentimiento,
por la luna y su crucero,
por el cielo y mi lanza despierto,
hoy quemo el universo,
para quedar nosotros dos
en llamas envueltos,
no te dejaré escapar,
con mis versos flamearás,
vida a mi vida sujeta,
por los cielos descrita,
y su plomo deja de serlo,
para ser nubes cargadas de besos,
sólo una vez en la vida tu caricia queda descrita,
sólo una vez en la vida nazco para morir en tu boca,
devuélveme a la vida lucharé por los dos,
sin despedida, sin desquicia,
el verso brillará más que antaño,
el océano le quedará pequeño,
seré tu dueño,
a la noche que reinan las estrellas,
vivirá siempre nuestra luciérnaga,
de la luz su caricia,
conquisto el cielo
para que viva siempre mi verso,
y soñando te encuentro al calor de los luceros,
la luz se desdobla para parir
nuestra hija de oscuridad.
Musa primigenia
te escribo esta húmeda noche de primavera
brindándote como a mi abeja
un cuenco con agua y azúcar tras estío
y su sol de justicia;
te adoro cual rosal purpúreo tuviese en mis manos,
esta noche que todo viste de negro,
desde el humo de mi leve fugaz tabaco
a la sombra parda que siempre te dibuja
y trae a mi vera.
Te quiero y te insignia el ascua de mi crepitar
en hoguera,
avanzo tu cuerpo como besar lento tu sensibilidad
en absoluto diamantino,
vengo de ti con mis labios llenos de almíbar,
sólo una vez en la vida se puede disparar,
yo digo una tras otra es lema.
Mi señora hada mi amor,
mi silencio profundidad
de mis esquelas,
mi silencio superior
de ángeles y sus estrellas
reverbera tu halo que yo pido me acompase musa
del alba desnuda,
tu beldad trepe mis enredaderas
y sus noctambules despiertos,
es un camino ser vigía de tu cariño sembrado,
protegerte con mi sangre por tinta.
La pureza sola amanecida,
es un arpegio tu letra,
una lira y una celestial nota reverberada,
hoy te dejo un manifiesto,\
de mi sangre caliente,\
mi hada protectora del latido ensordecido mío,
quiero bajarte mi sentido de vivir;\
allá los cielos y sus déspotas comensales,\
soy yo hacedor de libros,
ni escritor ni poeta,\
soy tu zarcillo espiritual
a tus piernas clavado,
un espejar de tu vientre a tu ombligo,\
en humedad permisiva
tu vaporosa entraña
en placer afligida,
en suavidad de Mercurio
deslizando torrente,
y concavidad de mis espejos enervados,
erizados en cumbre erecta,
es un solear claro entre aspas de nubes
es nuestro trigo limpio, cristalino,
que nos crea,
y metamorfosea de la hoz.
y su cuchillo calizo de espada,
abre tu fuente,
abre tu abrevadero,
abre tu aljibe señora Hada
avanzaré
través de la tierra numinosa de tu piel tersa
y lo esbelta tu silueta,
avanzaré tu carne mujer,
sin secuela mi vida,
mi cariño,
bella, bella en sueños no me hablas,
bella, bella, numen mía
en sueños no hablas
y yo me quedé preso mirando tu destino,
que te encadenó a mi latido,
bajo pacto alado mi cielo,
de ternura dispuesto
1 mi póstuma veleidosa égida,
mi honrosa celada sobre cabezal mi pluma estilográfica,
bella, bella en sueños no me hablas,
y yo por si acaso me quedé mirándote a ciegas
por si acaso despertase
y mi sueño se cumple
y me dijeses tranquilo Migue
todo está bien, sigo a tu lado,
nunca me marcharé,
siempre te amaré,
para yo poder responder
siempre te amaré,

mi Leannán-Sídhe.






































Autor Miguel Esteban Martínez García



Entre sierras y montañas

de verdes y valles de ríos sangrientos,

ven pasar la espada de Hipsípila

árboles milenarios

asolando a los caídos,

ven lejos los astros prepotentes

de sí mismos,

desconocen el hijo del viento y el Sol

que va por los senderos,

¿Dónde irá ese hombre?

-Sólo él lo sabe,

a una princesa vampiresa

le prometió una flor

de la montaña más remota y alejada

pasada la Torre de Hércules.

Con raíces la trajo,

sin un solo pétalo perdido

ni hoja caída,

a la orilla del río la puso,

a la orilla del río ella la quiso.

Cada primavera iba a visitarla,

cada primavera su flor

de color distinto vistió.

Un año notaron triste a su flor,

extrañaba su montaña.

Su amada le pidió piedras y tierra

de donde fue encontrada,

a si lo quiso, así sería.

Al llegar a la montaña

en el lugar de donde estaba la flor,

allí una serpiente sabia encontró,

cual ella le dijo:

Si muere esa flor morirá tu alma:

-¿Qué misterios entraña

pues dicha hermosa flor?

Es hija de los cielos como tú, contestó.

Sí quieres saber más pregunta

a la reina de las mariposas,

que yo estoy tomando el sol.

Cogió las piedras y tierra y marchó,

en el camino una mariposa

se posó en su hombro,

le dijo al oído

sígueme mi madre te espera en el bosque,

allí fue,

la reina de las mariposas,

le dijo que esa flor fue

de las más antiguas en crecer

después de los helechos,

tan antigua que tenía

capacidad de sentir intacta

como los humanos.

De ella se despidió

tras darla permiso

para beber de su néctar.

Rodeando la flor

puso la tierra y las piedras,

decidió tras el consejo

de la serpiente y de la reina mariposa,

visitar a la flor cada mañana.

Su princesa también se alegró

y del bosque un lobo para Hipsípila

regaló,

en amor juntos vivieron.

Un día la flor se cerró,

en su interior

semillas latieron hasta

caer a la tierra

con las primeras lluvias;

de cada una de ellas,

brotaron plantas jóvenes

con los colores del arco-iris en sus hojas,

de cada semilla

de esa antigua flor

despertaron las hijas sídhe;

hadas que cuidaron el bosque

y cada arroyo, esa fue su leyenda,

un cuervo un día en su ventana posó

dijo con amplia voz:

A la tercera luna llena

vuestro mundo caerá en guerra

solo el tejo milenario de las runas del padre

Tuyo Hipsípila tiene las llaves para a los muertos llamar a volver a vivir

Y a vuestro lado luchar

el árbol inmortal solo pedirá un acertijo

para ayudar mi nombre que es Förüq

os ayudo por traerme sustento cada día

desde que sigo a vuestro lobo del bosque

de la sombra y el manantial eterno.

Hipsípila, crisálida azogada,

Reflejando su muda,

Y a su dueño abandonarla

para ver lámina de cielo emplomado,

lejano y distante su reino de amor está

Como su princesa por capturar,

El pájaro único, igual a todos,

Blandea en estiaje gris lánguido,

Mientras llueve en el jardín inglés

Bruñido su color añil.

Vientre de hierro

Donde crece su flor de difunto.

Vaga libélula destinada

Al estanque de la vida eterna.

Camina, difumina, rige su cenit.

Viejo lobo reclama

A su enamorada luna

Que le lleve,

Tordo, de la oliva tu fuste

Junto con el córvido tesoro

De nueces,

El duende su pipa humeando

El esfumino del sonido del grillo.

El reposo de castilla

Sin preludio de su princesa

Que no amará su tierra

Si no a su Hipsípila captor de su vida

Alba más preciosa

Que su anterior atavío triste

Mira los ojos de zinc de su dragón

Y la magia vuelve a su Amor.

Fúlgido insecto primero en descubrir

El estanque y al beber

Dragón tornó su ser.

Ahora le vendrá el reino

De los valerosos hombres

Él con ojos de fuego y sangre

Mimetizarse puede y en voz

Deslizarse, fúlgidas cabelleras

Cual hombre del norte,

Nada le oculta a su princesa

Que ya Más no quiere

seguir sus tareas de castillo

Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará

Al estanque de la vida eterna

Un pensamiento divaga

Del ser en que ella abrirá

El albita de la cuerda

Del grillo que marcará su son

En violín y oro caracol

Con siniestra forma de corazón.

Grama fría

en la aguja que mece,

que sostiene la enhebrada parca

de la mente que clama

la muerte de la conciencia

y su desdoblado humor.

Gris el hálito crepitando

que cayeron los templos

de huesos mientras

Hipsipila nacía

de la fuente de la vida

en reino inerte cobraba lugar

él lloraba piedras de montañas

subió los montes,

los hielos derritió, con paso lento y decidido

a las plantas les dió voz,

el reino del hombre cabalgó

sin entender su religión

que no era basada en el rayo de Sol

Hipsipila cabalgó y cabalgó

Sangrando su dolor en rocío de flor.

Un día se detuvo en un castillo

de las tierras del norte

allí descubrió una princesa

de ojos color tierra

y unos cabellos color de su fulgurado

Sol y su ilusión se encendió

pidió cobijo y allí conquistó aquella princesa

para luego hacerla su compañera eterna

compartiendo su secreto del manantial

ningún reino pudo más que al

de Hipsípila inmortal que a su castillo llevó

que traía toda simiente vegetal

y todo pájaro trinó Hipsípila siempre vivirá.

Legaba su destino a Hipsípila la segunda

luna nacarada, repleta en el ojo distante

del castillo reino del inmortal albor nacido

crepitando en la hoja de aquella crisálida bajo la flor

el bosque de la sombra y el manantial

con el que despertó aquel inmortal dragón

era iluminado en golondrineras y yedras siniestras

el lobo corría marcando sendero

hacia el tejo milenario puerta de la vida de los muertos

un torcaz mensajero llegó al castillo

con premisa de ofensa para Hipsípila

pedía la vuelta de su amada a las tierras del Norte

si era negativa la respuesta todo humano reino se alzaría en armas

contra ÉL denominado en aquella carta capataz y jardinero del Demonio

sólo la sangre le hervía en dorada rabia cuando su origen

era el origen de todo lo visible

ÉL, último guerrero de la luz

ya ante el tejo guardián presentado

humilde le pido ayuda todo nuestro origen peligra

el animal humano planea arrasar nuestro reino crecido gran sabio árbol

sólo uusted posee la llave de la tierra que hace temblarla y despertar todo

yerto ser que en ella

descansa y reposa y duerme le ofrezco mi humilde vida a cambio para

acabar con ésta cruel injuria

que nos azoga el alma y amenaza avanza no descansa de la sinrazón del humano

-Sólo una respuesta tiene mi pregunta y su recompensa será escuchada

¿Cúal es el nombre en el idioma más antiguo conocido de cuervo negro que mora

nuestras hojas?

-Förüq es la respuesta, contestó Hipsípila

tomad la llave y salvad este mundo de la maldad del hombre

fue presuroso en compañía de su amada y su lobo

a la orilla del manantial de la vida eterna sólo allí se encontraba

la cerradura

del cerrajero universal llamado Hierro

al meter la llave se escucharon todos los grillos cantando al unísono

del mundo entero y la princesa tropezó del susto cayendo al manantial

toda el agua torno color rojo hierro fundido y una silueta en roja sangre

se iba dibujando

en corazón naciendo del agua abriéndose

una mujer dorada con alas de murciélago y ojos sangre

dijo al despertar:

Hola mi amado Castellano soy la súcubo Leannán-Sídhe 

dueña de la sombra.


Mundo salpicado de colores

de líneas decadentes y sumisas

al poder del linaje

el reino del hombre se alzaba a la tercera luna

como un pintor de batallas

él estuvo allí combatiendo

entre galeras y cañones de fuego

los mares teñidos de rojo Hierro

tuvo que combatir pero regresó a su castillo

allí su mujer le esperó

recordó quiénes fueron sus antepasados

y un temor le invadía

el denominado Diablo y su anterior existencia

con el nombre de Caballito del Diablo

vaga libélula que zigzagueaba buscando agua.

Le esperaba su nueva oportunidad de servir

a su padre darle un nieto en albor,

la sangre de Hierro le aguardaba

y le pidió a su mujer un lecho de flores de estramonio

trompetas de Higueras del Demonio

aquella noche sin luna

cabalgó la pasión de la victoria

con todo el reino de fieras yertas a su lado

codo con codo contra todo humano guerrero,

los animales le ayudaban decía la leyenda,

le prestaban sus ojos

la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.


La pasión le envolvía

aquella noche que su mujer se transformó

en la verdadera Señora Hada Lhiannan Shee

y el deseo cabalgó aquel Hipsípila en dragón de ojos de zinc

como su nombre dragón volador voló

adentrándose en el cielo encerrado de su mujer

todos los murciélagos del mundo

fueron a colgarse del castillo del inmortal y su mujer

nueve meses nueve días y nueve horas

dieron para que naciera de Leannán-Sídhe

la más bella hormiga León del mundo conocido

esperando hacerse adulta y beber

aquel hijo de Hipsipila del manantial ahora férreo

de la eternidad,

a espensas del ser futuro que avanzará de su muda

la joven Hormiga León Nepa Grandis.

Pasaron lunas

pasaron soles

mudó de pupa Hormiga León alimentada por sus padres

ya adulta lucía un cuerpo de libélula y alas enormes preciosas de cristal

acompañó a sus padres al manantial

y al beber

fueron naciendo pelos en su cuerpo que se iba quebrando

finalizando en la más bella Araña Lobo con alas de dragón

teniendo comienzo el reino de los inmortales

Hipsípila y Leannán-Sídhe


Iba avanzando el esplendor, de la dibujada primavera

de Ostara en resquicios parcos de vidas entre el reino vegetal

del castillo de Hipsípila,

el otro reino inerte alzado eterno al meter la llave

en la cerradura del cerrajero universal, cobraba en fiesta

su segunda existencia sin condición

hasta duendes y elementales de cinco siglos de vida

jugaban y correteaban por las plantas crecidas del castillo

dragones volaban rojos amaneceres del cielo

en este mundo sin el humano ser

sólo reinaba la bondad, no existía envidia ni odio

los caracoles hacían carreras con meta en la planta

que trajo Hipsipila de la montaña más remota

pasada la Torre de Hércules

los seres se agrupaban por clanes haciendo sus competiciones

y torneos del reino de sus semejantes

se daban regalos entre ellos

los duendes celebraban coronación ahora

en el bosque de la sombra y su río de sangre

bañado por el manantial eterno.

Suena el río, agua llevaba,

alma de fada silva ella,

bebía en la orilla alegre

flor roja lloró su tierra,

blanca cierva a fada triste

cazador hiere su flecha,

enhiesta espina gemía

flor abierta brotó en yerba

, fada herida ya descansa

latiendo la parca negra,

yace en helecho silente

suspira su sangre yerta;

Enamorado el helecho

una flor mágica asienta,

tambores suenan la tierra

los duendes lloran su fada,

ahora el helecho era ella,

mueven la piedra ocultada

cazador tropieza cerca,

el río ya lo llevara,

fada flor de helecho yerra

duendes cobraron venganza,

cantó lo que el bosque alberga,

misterio de cierva fada.

Fada flor de helecho inverna,

cicutas toman la sangre

veneno hacen, blanca cierva

cuervos la cena discuten,

cazador ya río lleva,

lleva el río su latido,

campanillas suena yerba

duendes coronaban fada,

fada su vida celebra

los espinos la cuidaban;

Flor de helecho fada bella.

Enhiesta flor fue semilla

, altiva plántula fue ella.

Quién fuera ella, tan linda.

Él fue y es, ella no yerra.

Aún plántula fue fada.

Valor, honor, sí fue cierta.

Él aún duende a ella la ama.

Ella la flor, no era yesca

ellos cuatro siglos ''juntos''.

Los dos sí saben, ''leyenda''.

Aquel fauno cazador cayó al río,

y el duende enamorado del hada

preparaba su entrevista con Hipsípila

debido y lanzado a revelar su secreto.

Ya en el alfeizar de la ventana del castillo

llamó con insistencia al cristal

Hipsipila le vio e hizo entrar

a qué se debe su honrada y grata visita

señor duende

-Pues traigo noticias importantes para usted

de mi origen, mi único secreto de vida.

Muy bien cuente sus nuevas si gusta

-Pues resulta que le llevo soñando

y todos mis sueños me indican que usted es el origen

eterno de mi espíritu en cuerpo

usted hipsipila fue y es mi siguiente vida

le agradezco despertarme de la entraña de la tierra

para poder descubrir con resurgir que mi vida

no cayó conmigo,

le pido con este mensaje cierto y verdadero

que me otorgue permiso para beber de la fuente

de la vida eterna para ver mi nuevo cuerpo, así como usted luce

apuesto, grande y recio cual hombre del Norte.



Afirmativo fue el permiso de Hipsipila

al señor duende resurgido desde del umbral,

se iban hacia el manantial una semana más tarde

de la visita, algo desconocía el duende enamorado

y era la sorpresa que le aguardaba...

Hipsipila cortó una rama con destino agua eterna

para ser injertada en el helecho hada amada por el duende.


Llegaron tras cruzar el bosque de la sombra

al dichoso manantial ahora custodiado por dragones enormemente armados

de fuego vivo su aliento, Hipsípila cogió con una tinaja de cristal

agua para la rama mientras el duende se decidía

fue bebiendo y todo su cuerpo se iba rajando por espinas vegetales

sus dos brazos eran dos flores enormes blancas de estramonio

y su cabello eran ababoles rojos finalmente cuatro alas de libélula en cristal

hirvieron bajo rojo color de sangre sus ojos eran como dos botones de hierro

fundido.

La rama de la planta tan antigua empezaba a abrir en flores de difunto

o caléndula a partir de sus terminaciones en hojas

era el momento a la novena luna llena haría Hipsípila el injerto como

agradecimiento,

allí fue, se adentró en el bosque guiado por su lobo

injertó aquella rama a partir de la yema de la enorme flor de amapola del helecho

hada

al entrar en contacto la savia de ambas plantas el agua eterna comenzó a trabajar

el tallo leñoso iba dibujando la figura y silueta creciente cubierta de hojas

con rostro bellísimo y dos hojas grandes de alas salía de la tierra y la planta

un hada con dos ojos turquesa en llamas para decir a Hipsípila:

Gracias soy Lhiannan Shee dueña de las entrañas de la tierra,

su amado duende al verla no pudo caer en mayor gozo,

y quedó preñada Lhiannan shee dando a lúz a los trescientos treinta y tres días

siguientes

un abejorro enorme eterno de ocho patas y alas de cuarzo, sus dos ojos

eran de mercurio y su cuerpo de azabache y vello de hierro.


Corría de la vereda a la rambla castellana

el inmortal hálito de quien bebíó de ese manantial de la vida,

decidieron el duende y el hada Lhiannan Shee

llamar a su hijo abejorro Genaro,

él iba feliz cumpliendo recados de su madre

como picar todas las flores del bosque sombrío

y traer el pólen a su madre que fabricaría con él polvo de hadas

con el que todo el reino inmortal viviría en amor y bondad

sin guerras,

un día llegado el verano y su estiaje

planificó Hipsípila un viaje de vacaciones

junto con su señora hada Lheannan-Sídhe

viajaron a la tierra de los mouros gigantes de las tierras del norte

allí cenaron y de la simpatía derramada

el dragón Culebre mitad serpiente mitad duende

se ofreció como escudero guardian del castillo y jardín de Hipsípila

a cambio de alimento Hipsipila aceptó,

aquella noche en las tierras del norte Leannán-Sídhe

reveló a hipsipila que le esperaba incluso antes de conocerlo

debido a que aquella antigua princesa que habitaba

tenía el alma de la despertada Lhiannan Shee

que falleció en cuerpo por aquel cazador fauno del bosque

mientras bebía agua y desde el helecho su alma era capaz de mudarse de cuerpo

hasta establecerse en el de la princesa que desde pequeña jugaba con duendes

necesitando volver a despertar eterna

en su cuerpo de hada con el agua e injerto que hiciste

el duende que despertaste tu antigua vida murió de soledad

regando el helecho con la flor de su hada

y protegiéndolo de toda fiera

debemos invitarle esposo Hipsípila a que vivan en nuestro castillo

y el duende sea real jardinero tuyo.

Así lo hicieron tras regresar con Cúlebre

y todo el mundo deslumbró de felicidad.

Canta mi sangre yerta,

de agua eterna

el hierro de mi tierra por sembrar,

trayendo toda simiente hasta desde el umbral

canta la amapola vieja,

sangre del corazón carmesí,

sueña mi semilla despertar,

donde el muerto cave su vida,

y mi cicuta triste,

enraize el paraíso,

de pieles sedientas

y hojas muertas,

corre mi otoño desde la vereda a la rambla,

de la fuente eterna

corre mi frío desde el infierno

al río de esta alma por ganar,

encina yerta de mi piel esquiva,

beso de tierra y vid,

beso de trigo y girasol,

canta mi amada Leana en su mirar

de cuchillo de espiga mi cante,

de zarza y espina mi amor

real como intangible nuestra eternidad,

áspero y rígido,

bravo y valiente,

duro y endeble,

metal y simiente,

pan y niebla,

niebla y bruma me desprende,

desde la boca hasta el pecho,

donde canta mi pasión sin despecho,

vive esta sangre caliente,

lumbre de mis tocones,

nube del cielo por dibujar,

a estampa de sed y viveza por entrañar,

canta mi umbral,

quiere tener soles y lunas sin gemir,

invierno llegas,

dibujando transparentes los miedos,

avanzas cada campo sin permiso,

helando hasta el hielo,

oda de mi sangre yerta,

por mi tierra me arde la siembra,

y el beso queda escueto,

parco el sentido enamora el hálito,

de nuestro feliz mundo

quién te viera marchar,

vestida de olivo y centeno,

de olivo y cebada,

de trigo y espada mi guadaña,

por la calma abrasas la esperanza,

en maldición cantas tu canción,

y los cuervos te rinde pleito de negra ala,

de grazno escondido en cada roble,

del humano yerto ser

desde la piedra a la cueva

abrasas oscuridad mi entraña,

dibujas tu vívida estampa,

donde el tiempo yace muerto,

y solo los duendes te entienden,

solo las hojas buscan su nueva vida,

deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,

la dicha y la sombra por ganar,

desde mi tierra encendida hasta la parca bonita,

desde el cante a la maraña,

te canta mi vida quieta

este amor de la mañana

en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,

suspira el rojo,

quiere ser río de alma y arrojo,

quiere nacer abrojo,

el espino mece la espina de mi antojo,

y la amapola amarilla,

solo ella abre a la gran luz,

horizonte de mi piel que quiebra como ayer,

enamorado suspiro de frío,

enamora mi hielo,

donde duerme,

donde reposa el amor de mi sangre yerta eterna.

-Cantaba Hipsípila a su hada Lhiannan Shee

que juntos en armonía vivían en el castillo antigua y nueva vida.


El Castellano y Leannán-Sídhe



Indicarte, que se está cumpliendo nuestra profecía, la flor mágica traje, a ti mi hada vampiro, es un haya que este año casi muere de tristeza por quemarse todo julio con mi Sol padre, estaba a punto morir, y le traje nueva tierra, y cuidé saneando, encontré a la reina de las mariposas en Usanos una mariposa tigre Macaón,, debajo mi magnolia dorada puse el haya ahora feliz en sombra con nuevas hojitas y viva a rabiar, no morirá, ni mi alma trenzada con ella y contigo, buenas tardes Leannán sídhe mi señora hada.






Historia en curso:

 


Tiempo que era llanamente hondo,

como pozo sin poso, ni fondo,

severamente profundo,

como fantasmal visita

sobre lazo silencioso,

buscaba yo tamborileo grave,

entre hileras sordas

entre nuevas flores

de trompetas de los ángeles,

danzar entre círculos de grama húmeda

y corajes de aventar nuevas espigas

de olor a yesco trébol rojo.

Hice una hilera de guijarros;

preparé mi propio templo

con torreón y almena nueva,

un foso bordeando y cuidando

mi nueva siembra de ababoles,

templo asilvestrado con urna para ofrenda

y depósito nueva agua virginal,

era suficiente de tiempo insuficiente

a nuevo otoño que comenzaba,

con olor a hojas de chopos arrebatadas,

y majuelos agudos en espinas,

rebordes cardillos de as damas

erigiéndose tempranamente,

maduraban los tomatillos del diablo,

solanum nigrum

que ni caracoles resistían

sus lustrosas hojas morder,

las colas de zorro ya se divisaban aventando

terreno de su nueva simiente,

afinaba mi cuerda

tendido a ras terreno,

sembrado a pretil gesto,

como se siembra una pipa,

y tarda treinta y un años

que porto en girar el sol,

carrasquillo háblame,

que penas traes de virgen encina.

Cuéntame tus oscuros romances

con vientos de luna,

y tus flores de difunto casadas con SolFerro.

Dime a mí que te cuido con esmero,

aguardando tus flores de piedra

y tus bellotas del mañana.

Árbol mío,

avanzo este mi caduco corazón humano,

como vampiro solar

me remarco,

un solo de voz desangelada,

y volví a honrarte,

de esta nueva tierra.

A viento pagano,

voz de alma amada,

inamovible,

firme, regia,

de raíz arcana.

Tu rostro en verdor

de hojas afiladas llevas,

acaso igual o semejante

a hermanas blandes.

Río de encinas y flora reborde,

amor de tierra a lo que es

y crece en ella,

vine por vuestras voces,

jamás marchiten vuestras notas,

de longevidad imperial.




Förüq castellano


Escuadra bronce:


Ilusiones quemadas en papeles con tinta,


con los sonidos sordos de un eco de imágenes

el amanecer en sus ojos del cielo encerrado.


Silencio en palabras que el despierto corazón duerme,

la mente ciega las observa con su pensamiento claro

sus penas bebidas del fondo de su copa de cerveza.


Sonrisa arrancada a la luna de un viernes,

un secreto en un gesto que su mirada grita.

El despiste que convierte en ofensa el fallo;


Un sentimiento distante que próxima te quiere.

El tiempo que tarda en decir adios al por qué gana,

ahora llora la almohada al viento que no dijo nada.



Pensamientos negros

Te sentí amor y por querer pensarte

la realidad silenció mis latidos;

Aquella flor que llamada amor

ninguna más bonita pudo ocupar su lugar.


Entre la tenue luz de luna que me abrigaba

abrí la puerta que me condujo al campo

de negros lirios por el camino de ida sin regreso;

La cabra rojiza los masticaba al compás de un si bemol;


Donde la luz que me daba calor era ausente,

tras de sí un sendero agrietado por el que fluía

el río de las flores desangradas;


Hacían ellas mi último aliento,

un yo te perdí amor y se hizo la noche sin luna,

cesó aquel si bemol.

Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, noviembre 21, 2009


Podando recuerdos para volver a amarte,

dolorosos detalles caen y vuelvo a desearte

aquella mi rosa que llama al frío pero resiste

cantando a la víspera del invierno triste.


El ocaso del tiempo que la dispara ya se disipa;

gota de rocío que se evapora con el sol en su visita

y la sonrisa que resplandece sus labios los besa,

para encontrarse con el te quiero el beso que alegra.


El fuego del deseo se hacía con su compañía,

con el que los besos y caricias recorrían su fantasía;

De deseo en deseo transcurrió su vida y su anhelo

de cuidarla para no perderla nunca y soñar despierto.


Con su campo de derrotas y victorias en sus sueños

un nuevo insomnio de sentimiento en sus recuerdos;

solos en el encerrado mar del amor no demostrado

su amor quiso ser fuerte y no caer olvidado.

Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, noviembre 21, 2009


El ritmo de tu cuerpo,

donde el agua y la poesía

hacen el amor.

El fondo de tu mirada

el manantial de esmeraldas.

El calor de tus piernas,

El terciopelo de tu piel.

La suavidad de tus caricias

mi motivo para viajar

allí donde el te quiero

lo dices sin hablar.

Lo que me alegras

sólo con tu existir.

Es todo lo que significas para mí,

lo que me haces sentir.

Es el agua de tus besos.

Es el fuego de tus labios.

Eres tú.

Eres tú mi vida, mi luna.

Eres tú en cada noche fría mi calor.

Eres tú la chica que siempre soñé,

la chica que siempre deseé,

la que vivía en mi subconsciente

para cuando apareciese

darla lo mejor de mi existencia.

Deseos, ilusiones, anhelos

definiendo mis sentimientos.

En mis recuerdos tus besos

sabor de hiel.

Tú mi motivo para soñar.

Tú mi sueño, mi dormir y no despertar,

tú todo para mi.

¿Por qué no has aparecido

en mi vida todavía?

cuando por amor se quiere

a quien no ama

y por soñar se vive amando,

por amar se vive soñando,

y el que siente se miente

quiero mi despertar y verte a mi lado

para sentir que en un pasado

andé con la botella en la boca

y no que ella

chupó de mí mi vida entera.

Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, noviembre 21, 2009



Yo te sentí

Puedo escribir todos mis pensamientos

y ninguno podrá reflejar mis sentimientos,

el amor no quiere ser pensado,

ni si quiera ser conocido,

sólo sentido.

Yo te sentí amor

y por querer pensarte

desapareciste entre la ténue luz de luna que me abrigaba.

Allí la razón apagó los latidos de un corazón.

Como tierra yerma

marchitó aquella flor que un día llamé amor

y ninguna pudo ocupar su lugar,

sólo la hiedra brotó hasta tapar la luz que me daba calor.

Pero yo te sentí amor.

Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, octubre 10, 2009 




Contando mis recuerdos para volver a amarte,

me pierdo en tus detalles y vuelvo a desearte.

¿Cómo estar triste? si siempre te tengo presente.

¿Cómo ser débil? si tu amor me hizo ser fuerte.


Es el ocaso del tiempo que me dispara,

derrotas y victorias en este campo de batalla.

Una sonrisa y un beso recogió mi alma

junto con un te quiero sincero esa fue tu arma.


Mi pensamiento vi volar junto a ti

desde el momento en que te conocí.

Con mis besos y caricias tu cuerpo recorrí.

Mi pasión mantenerte viva dentro de mi.


Contigo en mi vida, se encendió el fuego del deseo

y de deseo en deseo encontré mi anhelo,

el insomnio de este vivo sentimiento

no perderte nunca para soñar despierto.


Y a si cada día volver a amarte y desearte.


Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, octubre 10, 2009 


PLUBIA AMÔRIS


Plubia cordis,  ardentissime cupere amóris

stupóris,  dêsíderium,  sempiternusa laetitia.

 Diês,  carpentum,  accrêvî calôris. 

Colôris,  vita,  venerâvî canôris.


Laetitia exspectare cupitum  nostra. 

Ostendi âlae,  festînâvî blanditia. 

Cropinquus,  somnus,  versus,  littera.

Prôfêcî  imus,  creâvî blandus.


Basium dulcis,  aqua pûrus.

Sânô anima,  fidus fruor.

Cupidus somnus, flagrô  metaphora,


suspirium natura,  amâvî ferventis.

Distantia  dêstinâvî dedisco côgitâtum.

Volui pûrus,  sôlus cordis.


Callis unus,  sentido sensisensum.

Fôrmôsa societas,  contentum  esse  vêris.

Ignis,  dêlectô noster appetîtus fôrmôsus. 


Förüq


LLUVIA AMOR


Lluvia corazón,  suspira por  ti  amor 

estupor,  deseo,  eterna alegría.

Día,  noche,  crece  calor.

Color,  vida,  venerada sinfonía.


Alegría soñada,  deseada nuestra.

Muestra alas,  acelera caricia.

Cercanía,  sueño,  verso,  letra. 

Entra profundo,  crea  sonrisa.


Beso dulce,  agua pura. 

Cura alma  sinceridad  uso. 

Deseoso sueño,  arde metáfora


suspira esencia,  amando fogoso.

Distancia  decreta olvido de razón.

Querer  puro,  solo  corazón.


Vía  una  (vida mía), sentir.

Hermosa compañía,  contentarse primavera.

Fuego,  complaciendo instinto hermoso. 


Förüq





















































































III


Disparo de plata:


Fuente de mi vida,

yo que he nacido de esta piedra,

y por ella mi luz no rompe los siglos

que me crearon,

te busco como agua que arregaza,

como brillo del fulgor y su carcoma,

he visitado y he contado mis muertos

nunca han sido suficientes para vivir,

en este hielo que crea adereza mi corazón

con mi alma de lanza,

mi estaca de yodoformo,

germinando mi rosa de psiquiátrico,

he intentado patentar el suspiro

que corre que vuela por la ventana,

una caricia de espina,

y un pétalo oxidado,

te busqué sentimiento y tu abrojo,

por cuántos lindes mecías tu cerrojo

y tus cerrojillos de cerrado,

soberbio me lancé en la oscura noche

como un disparo de luz,

alcanzándome una luna de plata

siendo mi verso sincero,

y fui silencioso

empresario del verbo crear,

cuántos disparos me creaban de la nada,

siendo fugaz hoguera de la llama

su eterna vida.



El Castellano


Por el plantío de mi casa

que ella es verdadera

que por ella los lobos no meriendan

flor verdadera

miel de Hipsípila

avanza no se detiene

es una furia que nace

se parte el alma entera

que ella es verdadera

miel de quimera

flor de primavera

mi señorita dama de la sombra

hija de la luz y de la tiniebla

avanzo el bosque de la sombra

nada me detiene

quiero abrazar a la primavera

y que sus brazos se dibujen,

que por ti cantan los montes

en esparto y espliego

por ti se abre la tierra

y se come mi pasado

que solo conozco un presente

desde que te conocí

y el mundo me guarda tu sonrisa

del barranco a la rambla

baja a correr mi alma

que por la Flor primera

cierran en verso

y se blanden los tambores de los grillos

para con una trompeta de los ángeles

el cielo derrumbar

y que si no vivo allí contigo

el infierno espera

que florezca rosas

en invierno.



Lime esta araña:


Limé, el tiempo se abrió

estremecieron fulgores mansos,

mordí el viento

aboqué aromas de florestas húmedas

a un límpido reposo

digno de altas flores,

yo construí el engranaje de mi silencio

latido de este el mío verbo,

hojas atrás no murió mi ímpetu,

cabalgó horas de hastío rey del tormento,

un cebollino nombré caballero de mi poesía

trashumante.

Diestro compás silente me reí de la muerte,

pétalos atrás no caí sin simiente

era o no mi dulce suerte,

rajando al silencio clavándole

fugaces muertes para otros ojos

para otros esbozos dementes,

ritmo cadente al fragor de nanas aterciopeladas,

en verde musgo un fantasma de lo vivido muerdo,

abrigué mi latido me tocó vivir

en casa del surrealismo,

un trance desdoblado de boca abierta,

siendo esta escritura un pez de eterna cola,

satisfecho cuándo

no dejaré de escribir ni aunque muera,

alguien lo pregunta,

no me cansa esta limadura,

abro la puerta del cerrajero universal

por si algo suena,

una serpiente preguntó

si era yo real acaso tú lo eres o te acabo de pensar,

vente al lago de la vida eterna

mataremos a Hipsípila

que luce senil y arrogante,

carpa respira en tierra creyó que la tierra era su cielo,

un ocaso perdido,

una luz difunta,

entre el verdor de los pinos

una lustre sombra camina,

jilguero que en su cardillo posa,

bola que no sé dónde anclarla,

vida en mi tiesto

si no soy planta lo demuestro,

luce de risa mi esqueleto,

raspas atrás alimento este don funesto,

ventanas rotas, cristales calientes

todos los cuadros de tu vida

volviéndose polvo,

todos tus héroes vueltos pasto,

infinito remanso

cúspide de mi alma hiriente,

sones quiebran tambores,

abeja de mi panal yo quiero tu flor

tengo el aguijón,

viviendo para el momento,

nací mejor que la estática muda

de esta araña infernal,

entre estos jardines del alba

nací vencejo

como toda existencia tuve infancia

con mis animalitos que encontraba

feliz fui,

crecí y tomé del mundo

gustos como disgustos,

a mi sufrimiento

lo puse con marco en mi habitación.

saqué mis clavos con otros clavos,

y qué, fui malo y bueno,

este planeta acaso no obliga,

reí lloré al fin dije

estoy vivo, que venga el mejor que yo

que yo mejoro lo mío,

consumí solariegas planicies del polvo,

pero no fui pelo ni pelusa,

me gusta lo que me gusta,

azares precoces de mi destino

desnudo en oscuros puertos sin salida,

indemne tras estamparme

de precipicios al ardor de cinco silos,

era o no era soy el mayor egoísta cobarde,

pero amo mi estampa porque sólo yo la llevo,

qué remedio mejor vendido

ninguno,

déjame ser veleta de este negro puerto,

flagra mis espinas de hierro,

seré mejor que yo mismo

conforme mande el tiempo,

llórame estas nubes de otoño,

que me arde este cuarto de siglo,

disfruté y lloró mi abismo,

dame los puntos cardinales

de tu cuerpo

seré reflejo y tormenta perfecta,

perdí el norte en mi poema

llegaré derretido el horizonte

a tu casa cabaña del cielo

lloraré metales y simientes

hasta que zarpes mis mares.


IX

Derrites mi estampa fija

al ardor de tus ojos marrones

este hielo mío alzado,

miradas obtusas

entre la ventana al infierno,

deslices quietos se cuelan

por abismos dibujados,

escucha el sonido de tu grillo,

estira su sol mayor,

allí donde la luz que le daba calor

era ausente, crepitaba entre yedras,

el amor a su espiga naciente,

ababol entre fulgores silvestres

tras él

el sendero agrietado

por donde nacía el río

de todas las flores desangradas,

lirios negros acompasaban su orilla,

llegando al manantial eterno,

de Hipsípila y su reino,

ocasos sonrientes,

entre miradas complacientes,

el único reino se estremecía,

derretían sus pilares,

la oscuridad hizo manada,

el día tornó noche cabalgada,

vapores exhalaban las esencias

que todo conformaban,

los cauces olvidados

se llenaban de sangre

los ríos lucían su rojo brillo

con hematite,

la realidad había cambiado,

los colores lucientes de los suelos

eran dominados por tonos mustios,

cual era de la penumbra,

los mares eran seña de brea encendida,

el averno tomó superficie,

todo lo muerto se alzaba de nuevo,

era de las caras muertas,

la lluvia caía hacia arriba,

las estrellas de aquella noche eterna

en vez de luz

emitían a modo de ironía

capítulos de erase una vez el hombre,

todos los edificios

se alzaban ahora horizontales,

Los huesos caminaban,

la luz quedó prohibida

bajo honda sepultura,

las leyes naturales fueron cambiadas

por antinaturales,

la aberración gobernaba

todo lustre en movimiento,

los peces se volvieron parásitos,

y se multiplicaban solos,

la red sanguínea

que seguía la vida

era de color azabache

por su podredumbre alcanzada,

no había oxígeno

todo respiraba humo

de este mundo en llamas,

Hipsípila era feliz en la luna,

sembrando sus simientes

siendo el principito

de esencia invisible a los ojos,

sabiendo que su retorno

estaba cercano,

para sembrar todo el planeta tierra

y tener su reino de nuevo.



Por esta fuente fría:


Retozo este empeño,

traspuesto a los fuegos

del hombre

y su cuerda,

pasa los tiempos llorando.


Diestro, ambivalente

en dirección umbría,

vive colgando huesos

de sus pestañas huecas,

bajo mis sombras,

cenizas laten,

la quebrada fluye,

un iris

de ojo negro

en estos pilares

de fuego

que me alzan

estaciones que correr

años que nacer

en tierra abierta.

Estrellas que matan,

mi aliento de piedra,

atravesando estos ojos

brota mi fértil lluvia.

Crepita mi dragón

en esta fuente fría

profundo,

arde su brillo

de oscuras alas,

retinas, un frente

la caída de esta falcata.

En este cerrado horizonte

rizado, expuesto, consumado,

mis soledades tejen.

Una encina

que lejos habla,

que cerca grita

yo soy por siempre,

eco que se retoza

entre verdes valles

que teñidos

en furor de sangres.

Ay la tierra.

Ay de ella,

sé mi hundida victoria,

por este umbral

silente que marca

mi frente,

por este puente, por esta cepa,

el ruido es fulgente,

los ocres rinden

en colapsos de tules

iridiscentes.

Cabalgaré el astro

traeré esta flor de luz

a Hipsípila,

de una montaña

a un dulce valle,

injertada la sombra

la vena late,

traigo la creada ascua,

por si reverbera,

sobre un tiempo muerto

en el que no dolía

esta rivera.



II


Rompo saco los ejes

de esta imaginación en campana,

yunques despiertos me clavan

que llegó mi momento,

taciturno lustre oxidado,

alas en bronce agujereado,

es por mí es por ti

que dicta este haz apolillado,

polvo en el viento

sombra desterrada,

el alma de un cuervo,

un granate dirige esta mi sed,

hasta ser color de ayer clavado,

al limpio, seco, duro faz ensartado

cabalgo que avanzo

y sombras me acompañan

esta visión serena, opaca, angelada,

siendo directriz fusilada,

que late el cuello de la penumbra,

cuando oscuridad llama

estoy sembrando objetivo

de mi postrada calma.



III


Tiempo que se oxida

en este vilo,

eternidad azogada

en negras tijeras,

es el tiempo

de mis murciélagos emergiendo

de las sombras y su madre,

se estira otra primavera

por mi avenida,

me mordieron

y no me arrepiento

de mi nueva vida que tiento,

oscuros silos me acogen

donde sembrar alaridos

de vidas traspuestas

a mi fría caricia,

soy ente de otro ente,

mi sombra me quiere,

yo la digo que un día la alcanzaré,

que muy lejos no vaya,

avanzo que trenzo

el tiempo de mi suspiro helado,

para no tener alma

ni espíritu de hielo,

sólo una sed de vida

por repletar,

de un horizonte al hierro

encontrado,

de una arteria

hago río de sangre

en mi adentro.



I


Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.



II

Renace en la piel,

en el albor sin conciencia,

hace más frío que antes

sentido muerto, caído

olvido yerto

raíz del ser

más callado que el invierno

avanza camina a voz

todo lo que he perdido

polvo de estrellas, hierro de océanos

piedra de montañas...

hazme recordar alas cansadas

cosas grises que te gustaba sentir

mi amada así sabes

horizontales que no puedo olvidar

ejes verticales de conciencia

sin dormir

danza la primavera del lugar

con mi soledad pintada

en la sangre de mis ojos

todo lo que veo teñido

la ilusión cae en gotas derramadas

cayendo congeladas

desnudo mi cuerpo en la penumbra

del segundo quieto

raíces comiendo mis venas

hojas de mi historia mustia, abatida

sentido muerto

viviendo por ver morir el momento

momentos atrás que cae el recuerdo

sin miedo, sin sentimiento

todo hirviendo

sólo este sarmiento de cuerpo

esperando que juzguen a su alma

libre de maldad

quién estará allí

quién vendrá a darme un camino que seguir

solo en la oscuridad

donde todo comienza

las sombras me reconfortan

y veo en luz mi vida

para encontrarte

algo que darte de dentro de mí.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.


III

Diestro del mar a la montaña,

visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas

cual caricia de su jardinero que las ama

el viento armado escala cual seco rayo

su sol enturbiado se paran las oraciones

Hipsípila dejó su crisálida

en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales

recolectando toda simiente desde todo confín

al inerte sombrío albor,

mientras su fría luz crece y camina

sin franca tapia ni verja que detenga su escalar

vuela vaga la libélula para posarse en su hombro

recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte

que lleva que trae a su castillo olvidado

hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo

un reino se mantendría vivo

y no era el del humano ser

Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión

abarcando de la tierra a la lluvia

cual rayo cortado de Sol su cabello

los pájaros trinaban en su castillo

hipsipila siempre vivirá como invencible Sol.



Santo señero, 

dulce iris de mis desnudos campos,

dioses habitaron tu entraña que guarda,

cumbre eres de la loma despeñada,

réquiem de viejas espadas

que te labra,

quieto, el viento te encara,

vuelve a soñar que fuiste tiempo

de los tiempos,

estático límite

congoja deslizada de abriles febriles,

una oda me avanza

sin piel, sin moral sobrecogedora,

decidle a la tierra

que mi alma bulle,

este parco horizonte me teme,

oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,

un desnudar de las secuelas de esta voz,

amaré tu vientre como se aman las flores,

no habrá reino

contra Hipsípila

aterra calma entre alas

de libélula,

entre sueños de drosera.

Partiré mi vida,

recostando mis sangres,

floreciendo rosas a mi madre Belleza,

hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,

en un guiño que descalza

sones por hendiduras sangrientas,

hasta enjaular mi aliento que te canta

por ajuares de estrellas las más bellas,

mi desaparecida sombra,

plañe que llora en su alma verde, pura,

oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,

eres un enjambre de furtivas 

soledades que se vencen,

caminas tus vastos metales

en tu oscura tierra,

una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,

te duerme la piedra tu encina,

un deshojar de tu rivera

siempre,

de tu río Mundo

a mi pùeblo de Fuente-Álamo

jamás te muestras herida

mi Castilla bonita

mi Castilla sin yaga

por la que encuentro

en el cielo un monte y un atajo,

hasta vivir la plenitud

de dicha en barbecho de tu idea

mi vida, mi raíz,

mi falcata de natura.


El Castellano


Flor de tierra:


Fuego en el agua de su mirada

de los vientos auspiciada,

la ceniza consumía su carne

ardía sin mesura su compostura

naufragó valles y sus caricias

su bandera fue de su vena acequia

molinillos fugaces sus pestañas

de él se enamoraban las hadas

de ella la primavera entera

con cabellos del rayo de Sol nacidos

ojos de tierra sin lugar era bella

clamaba su voz la cima de la montaña

descendió abismos

para anclar su esencia en la belleza

que late y envuelve su huella

conquistada en miel

su ambrosía

gemía la caricia

para brotar altares de hueso

y murciélagos de sangre

lloraba piedras en sabiduría prendidas

la bondad alzaba en servicial entrega

su fuerza era de su amor hoguera

él lloraba flores para ella su amada

su verbo a veces tornaba carmín

en pétalos de silvestres rosas desangradas

su voz germinaba la tierra a su paso

el amor a la tierra no le detuvo

ni sostuvo en fracaso,

encontró con ella el amor

que le fue negado llorando espinas

y si sus abrojos nacieron no fue

más que para rajar el viento

difuminando el tiempo en estaca

de eternidad con fuente y manantial

anclado gozo en armonía

bailando de la mano y naciendo del alba

jamás capturada

pupila enfrentada

que mecía

que gritaba,

retorciéndose la sombra.


El Castellano y Leannán-Sídhe





Primer poema sobre Hipsípila: 14-09-2015


Hipsípila, crisálida azogada,

Reflejando su muda,

Y a su dueño abandonarla

para ver lámina de cielo emplomado,

lejano y distante su reino de amor está

Como su princesa por capturar,

El pájaro único, igual a todos,

Blandea en estiaje gris lánguido,

Mientras llueve en el jardín inglés

Bruñido su color añil.

Vientre de hierro

Donde crece su flor de difunto.

Vaga libélula destinada

Al estanque de la vida eterna.

Camina, difumina, rige su cenit.

Viejo lobo reclama

A su enamorada luna

Que le lleve,

Tordo, de la oliva tu fuste

Junto con el córvido tesoro

De nueces,

El duende su pipa humeando

El esfumino del sonido del grillo.

El reposo de castilla

Sin preludio de su princesa

Que no amará su tierra

Si no a su Hipsípila captor de su vida

Alba más preciosa

Que su anterior atavío triste

Mira los ojos de zinc de su dragón

Y la magia vuelve a su Amor.

Fúlgido insecto primero en descubrir

El estanque y al beber

Dragón tornó su ser.

Ahora le vendrá el reino

De los valerosos hombres

Él con ojos de fuego y sangre

Mimetizarse puede y en voz

Deslizarse, fúlgidas cabelleras

Cual hombre del norte,

Nada le oculta a su princesa

Que ya Más no quiere

 seguir sus tareas de castillo

Ella quiere casarse con su dragón locuaz 

inmortal que le guiará

Al estanque de la vida eterna

Un pensamiento divaga

Del ser en que ella abrirá

El albita de la cuerda

Del grillo que marcará su son

En violín y oro caracol

Con siniestra forma de corazón.



IX

Resumo por esta visión

cuantos años yo he nacido,

sereno derrumbo marcos,

ventanas acrisoladas

de ayeres de espuma.

En este campo de luna

yo he vivido,

cada respiro un océano de olvido

un soñar entre leones

un caminar entre fugaces sienes,

somos los que somos

y cambiamos algunos,

hago mis promesas de barro,

mi latido esquilma el miedo,

tijeretas atrás y nazco de la ciruela

mi hombría se encarcela

entre fanales labios de hoguera,

lago donde se baña mi suerte,

hoy y siempre mordí mi estrella

vengo en llamas prendido,

es esta quimera una hoja quieta,

sopla sopla mi alma llena,

polvo del polvo,

una senda mi silencio quema,

horizontes verticales

ratas sumergiéndose,

granates estallados, gramas que caminan,

voy por las calles de noviembre,

ahogando sus rincones afilados,

estas calles me saben a humo,

estas gentes desconocidas

parece que las mueven

y arrastran en un sentido,

todo es fuerte

pero la oscuridad es más fuerte,

panales de esta luz intransigente,

luces intermitentes,

sudores de semáforo,

me cuelgo de un escaparate,

todo está fabricado,

y en proceso de construcción,

hasta el hoy podrá venderse

en tinta y pluma,

en imagen y con solapa dura,

una ventana sin cristal,

un agujero sin salida,

tambores de mi sueño,

relojes sin maquinaria

soles guiados por cuerdas,

el infinito es ahora,

lucen mis espirales siniestras,

ancladas a este azabache,

es hoy el día,

brotada mi subrepticia,

deshojan mis esperanzas

caminillos de plata,

recta duda erizada en mis besos de hiel,

trasquilado mi lobo

queda una certeza despierta,

alimenta cariño esta mi esfera,

pierdo el control

me avasallo

en mi piel de agasajo,

he nacido para esto,

que sea bueno o malo no pregunto,

porque escribo para mí,

estas certezas mías de escalas

cómo medir el arte,

sólo comparándolo con un similar,

poco más porque jamás medirse puede en virtud

ni en talento ambiguo florecido,

era un abismo descorchado,

un tren que cruzaba mi noche,

hasta alzarme sin derroche,

entre sus navajas que me apuñalan

los versos

que sangran carmines,

y nacen cuervos que muerden,

era una polilla de cemento

que nació aleteando

estos pavimentos de mi sueño

augurando la cremación

de mis labios

en otros ojos.


IX

El tiempo que se abra

y brote mi vida

al compás de un Sol mayor

resumen de existir en el brote

de una zarza que allí

baila mi hada

estallando en flores su pelo

tierra yerma que vio trinar

el estruendo de un zorzal

quien te viera caminar

vestida de espiga y lavanda

por ti se abre la Rambla

tus cabellos iridiscentes al brillo

canta al son mi grillo

por un camino se bifurca el reguero

el gato lame su pelo

yo estoy esperando por si te encuentro

mi señora de las flores silvestres

se Acuña mi aliento

en una flor del viento

una flor pálida nació del cielo

con sus colores alegró al tiempo

de sus hijas nacieron alegres vientos

del norte que en color vistieron el bosque

una flor naciente abría su esplendor

a un Sol de mayo por ella tormentas

nacieron germinando a su paso

vivezas de antaño

por los prados viste mi calma

fiel a encontrar tu amor un día

por si el cielo se abre

que sepas que él te mira

mi señora de las flores silvestres

un cardo de la dama en tu mirada

por si vivo mi vida te entraña

fiel de esperanza

una flor bajó del cielo

a expensas de sangre tener

ella se volvió mujer

con tu nombre en la piel

por la floresta danzaba mi suplicio invernado

fiel testigo maravillado

con amor en las venas esperando las flores

de primavera y sus caléndulas

despertaba por fin Ostara

y el cariño de la tierra

mecieron los terrenos

un soplo de su aliento

me floreció un beso

Cuando los jacintos abrieron

sus flores al horizonte del terreno

yo estaba despierto

surcando la mente de quien me piensa

con paso lento y decidido

transmutaba la flor de Odín en luz

cabalgando un arco iris de estrella

sonaba la campanilla entre grama dolida

era el momento de acostar

los dientes de León

al tiempo que besaba fragancias de colores,

en mi jardín de duendes.





Lilit primer demonio Sombra de Eva:


Hija de la noche así te llamo

un sabor digno del amaranto

que la luna encierra tu canto

entre oscuros reclamos te vistes de encanto

los grillos lloran tu nombre

en esfera de azabache te haces certera

el viento es tu incipiente respiro

incesante, desvencijado halo de sangre

despiertas por el latido que llora tu nombre

por el que la polilla es reina de la estrella

ese que plañía la noche

cuando la sombra se hace eterna

gimes en las fuentes de primavera

un beso de horizonte malva

el espíritu lleva tu nombre grabado

como desvelo consumado,

aire es tu apellido engalanado

a la novena estrella sin luna caminas

tu vida no entiende de clasificaciones

sólo tú reinas la noche

cuando el sueño hace el amor con los dormidos

ries y lloras con la lluvia

la tormenta es tu carcajada

al latido sordo de oscuridad abres tus ojos

el día por tú tenerlos tan claros ciega

las ondas en el agitada agua

mecen tus rizos

un sueño despierto del fulgor y la belleza

te engendró a imagen de la centella olvidada

tu ser respira ambrosía amada

perdición de muchos

orgullo y alabanza por mí

que soy más fuerte que el mal

que juega, corre y cosquillea

con tu entraña sí esa por la que mis buques

dejarían su ancla

lobo de día cuervo de noche

que en tu ser se acurruca

y al sol desnuda

resplandor de almas fugaces

nuestro baile

vespertina perdición si amanece el sol

quiero ser de ti como el murciélago

a su rincón,

volar contigo como si el mundo no importara

despertar para abrazar otra noche

en la que girar

y en tu mirada encontrar fuego de astros

por dibujar y mi vida contigo sembrar

musa incipiente del artista

alma amada que se funde

prejuicio, mentira y verdad

ababol sembrado

tu corazón sin igual.


El Castellano



Vive el cuervo,

por el desvencijado respiro mío

avanza, mece y sostiene

un tiempo en réquiem,

por aquellas voces que sordas

laten, se descubren

se quiebran altares de hueso

por mis atardeceres de murciélago

voy a tu lado, siente mi caricia de pájaro

alzando nuestra luna de acanto

y alabastro gimiendo,

azabaches de tu pelo,

por el sendero despierto,

por el cauce de tu vida, la mía,

ojos en resplandores dorados al tacto

de mi astro soslayado,

vida de vida

late tu caricia

no hay retroceso ni regreso

tu sangre me colmó en beso,

nuestro cielo de amarantos

fiel al respiro que alcanzó a ver

tu belleza en noches de miel,

respira tranquila mi vida,

en este horizonte dormido

quiero ser de tu piel ombligo,

que no me sientas perdido,

quiero ser Siempre tu sonido,

tu eco alto que no hay pájaro sin nido,

esta noche será distinta,

el comienzo empieza ahora,

mi sueño de araña

que todo lo tejido

recompensa trae a lo sentido,

un avance de mi sangre,

ven al nirvana del ruido,

anticipa nuestro solsticio,

Yo que te amo en mimbre de esparto

y verde espiga de trigo,

fiel comando el suplicio mi Margarita

de los valles de mi sombra

displicente, enamorada.


El Castellano


Escarcha de luz:


Hilvanando sentires de plata

en estrofas cuarteadas,

quién a acompañarme baja,

mi yunque despierto se alza

entre madrigueras del sueño,

danzan las procesionarias en fila,

queda desolado mi alfeñique

que canta en el clavo esta vez,

un retal con retrato de quien fui,

las pupilas en orden caminan

el horizonte del cielo,

mi aljibe de cobre será sentido,

es un nido de grama

donde corretean versos de espuma,

chirría la carcoma

la madera de mi espalda

donde sostengo la sombra de Caín,

encumbrándose de la fiera

se alza mi bella entera

gritando por más oscuros sentimientos,

¿Puedes sentirlos?

¿Puedes sentirme?

camino fuegos

hasta complacer el ojo humano,

destrenzo el sonido de los árboles,

es un cuervo quien soy yo,

es un alarido que alza la noche,

por entre sillas desnudas

del alba sin final ni comienzo,

que sólo juega y ríe con las luces,

despistando flores,

entre ruego y plegaria

mi lamento tornó crujido de mi mecedora,

es una vid y un olivo que vive lejos ahora,

una linde en cruz con señero,

un agujero abierto

es una herida abierta

mi pozo con palabras en vez de agua.


El Castellano


Por ti crascita mi voz un día desempolvado,

que el cuervo me ungió la entraña,

oscura de negra onda pitanza corva,

es por este ser que se abre mi ala de noche,

un día mal parado,

a solas con mi endeble osadía,

Siempre, un pico de grajo rehúye,

mi cruel infortunio concebido,

nunca la vida que he tenido ha podido

esconder, escarbar un plenilunio,

mi pensamiento que sea hueso esta vez,

de azar desvelado, profusa mente,

destino de su color de ala,

por mi siembra que trascienda mi araña,

que genere dicha enmarcada,

no un funesto desapego,

quise ser siempre, el cuervo mi ser aliente

porque fui nunca por siempre,

imita, dirige la senda que antaño fue mía,

un corvo destello,

en rastro de azabache,

áspera templanza cruel la disonancia

que te llena en alabanza,

pobre mi despedida porque no existe,

brota mi día que sin querer encendiste,

no tengo elección, me queda una ilusión

llena en borbotón de esperanza,

se llama Gracias.

Gracias a ti que la pena bebiste

de mi vena socavada honda,

en acequia que mi sangre lleva,

pudo ser hoy el día más feliz que sentí,

miré mi soledad zarpada

en compañía del río,

y sólo sentí alegría,

sólo dije el mundo se hundirá

cuando el color oscuro

me impida pensar

por no tener hálito ni humor

y este río seguirá navegando sin final

tuve más que su agua que me forma

tuve su idea y mi ser se alza

para saltar su montaña

de todo quien que le quiera ver hundido,

exclama un buen grito:

- Yo soy libre.


El Castellano




Sangro y monto sobre un corcel de viento,

mi vida fiel hoguera

se va iluminando su ceniza

mosaico de mi sino

un diestro azogue del calificativo,

nombres fugaces a la verdad de las cosas,

hilvanando, esta araña que me teje,

como encontrar mi número trece,

tomando café con el bravo nueve

maestro halle donde se halle

mi numerología en espada,

una hoz y martillo por guadaña,

vuelan las águilas un cielo rojo en sangre,

creo en el poder de mis ancestros,

creo en el poder de su sangre de tierra,

porque soy cuervo,

y desempeño

elevar su espíritu a los cielos,

mis alas son palabras,

mi casa es el terreno

que si no está domado

cuido mis pasos dignos de respeto,

para no dañar el azar difuso

de vida y su enclave en tierra,

quisiera avanzar por tu tierra de fuego,

porque yo me quemo en tus ojos,

förüq desvelo que Significa cuervo

nombre revelado en visión,

en idioma antiguo como mis ancestros,

venimos de la bruma gris,

la niebla es nuestro traje,

de la sombra del agua,

un odio desvencijado,

por la alfombra

de quienes no son de nuestra extirpe,

ceniza polvo de tierra

nuestro pasado que camina,

abandonado por el Dios vestido en soledad,

claman los genii locorum

que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,

Diancech sana este mi cuerpo

Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,

Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,

Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,

y tú mi amada Brigid poesía,

elevar mi canto

que yo con mis actos

os hago un manto,

Cernunnos comienza nuestra caza,

Candamvis alumbra esta montaña centelleando

el relámpago,

abriendo el cielo de nuestra bruma,

tejiendo nuestro amado ocaso,

que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,

ahora y siempre se escuche nuestro canto.




Esteban El Castellano


Llueve mi ser:


Habrá un silencio verde,

la pianola de mis dedos

escupirá versos de cobre,

la tierra cerrará en vals

escurriendo por tus labios

mi ahogada serenata.

Abrirá mi colchón marino

una sábana de algas,

para naufragar flores y rosas

el alba conjugará besos de mi sed,

encumbrando mi anochecer,

cantará mi martillo,

sobre el yunque sonámbulo

de mi cuerpo.

Se afilarán mis cuerdas vocales

para cantar:

Un horizonte inmenso,

un cielo emplomado, 

ella es dios es lluvia, 

es preciosa sonata 

de hojas bailando 

el origen de savia 

ha estado oculta 

su bondad, por miedo 

a que puedan hacerla daño 

por creerla debilidad, 

siempre aplomada 

por venas razones 

que enjuician 

y la apresan 

por quien ella no es 

así se decidió 

por la vía rápida 

ser única, ser sólo la mejor 

porque no tenía rival 

ni semejante 

ella era lluvia,

lágrima de los dioses,

cuchillos de raíces,

la única bendición,

la única destrucción,

eres portal de vida,

eres más que tristeza del cielo gris,

eres un motivo para vivir

para nosotros los seres de tierra.


El Castellano



Quién te tuviera:


Estabas y no estabas,

estabas en el viento

que roza las sienes,

estabas en las hojas de los árboles,

lejana y cercana

según seas mirada,

me acariciabas la mirada,

te alzabas por cumbres nevadas

y cuchillos de grama

te gritaban,

te encontrabas en la margarita

sencilla del prado,

cuando la flor te posee entera

y no hallas más brazos

para jugar,

ríes y lloras sin parar,

la tristeza tornas

con melancolía

de quien te observa plena

como un rayo de luna,

como un horizonte malva

estampado en estrellas,

como un río y una mar,

no giras,

eres belleza sin igual.

Eres madre de la naturaleza,

principio y causa

de toda era

desencadenante perfecto

en eterna hoguera,

un ojo de un cuervo

te observa,

siendo de la noche

quimera bella,

siendo del día

laborado panal de abeja,

eres realidad

estás en silvestres aguas,

en la fiel madera

del árbol que te lleva,

eres agua de la rosa,

sudor de todo amor,

estás en la cueva

latiendo su estalactita,

en cada corazón vivo

y en cada azar de muerte,

eres sonido de viento,

sonido de trino,

una senda incontable de todo camino,

estás y eres fuego, elemento vivo

en la simiente y en cada alma que te yergue,

estás en cada palmo de tierra,

en cada siembra,

en la simiente que espera,

estás en cada planta

hasta brotar en mi garganta

cuando intento plasmar poesía,

estás en todo lo creado, por manos

del Creador Universal,

Belleza eres madre de este planeta

y del humano ser

acaso siguiera.


El Castellano





Un nido de grama:


Cuánto afán se midió en la estrella

donde el tiempo amansa y se acurruca,

es un afán perpétuo que deslizan los temblores

de las femes sus cabellos,

no fue azar ni ternura cabe

por la sombra que tiñe verde

mi cansado amor,

cuál charco se vende a mis lágrimas,

por una grieta acababa yo de irme,

cuando nació de mi poema una escolopendra,

escaleras a mi Sol carcomido en busca

de un crujido invierno,

de mi desvalido sueño

por el que dejar algo más que mis ojos claros

al mirarle,

voy con mi canasta de limones

allí donde las mozas trenzan sus ilusiones,

mi caracol tiene su canto afilado

por los soldados que violan espigas,

soldados alados dónde irán,

una casa se construye para que viva siempre

la ventana pedigüeña del hijo.

profuso monte desvalido

del olmo que vive lejos,

es mi savia un poder de dar vida a mis injertos

poblados,

una furia que atraviesa

mi vena de luz,

donde juega y baila mi amado murciélago,

en su colchón de luna.




El Castellano


Reinos:



Mariposa nocturna,

amiga de las noches

que escapadas revolotean en las luces,

mariposa blanca, blanca nube, blanca muerte,

cristalino rastro,

polvo de estrellas,

Transmigración de las almas,

Vuela mi conciencia,

descansa y juega con mi luz,

esta noche mi alma es tuya

blanca dama alada,

avoca tu perdición en mi sendero,

olvida tu atracción lumínica,

las estrellas nunca se pueden alcanzar

bonita ni la luz capturar.


II


Canto carraspeado, estirando el calor

por surcos y grietas de un rayo solar,

termómetro yerto, estirado

de todo espíritu muerto,

rejón de grados tu cuerda de cigarra,

cada simple vida de la nota sujetas,

por un campo que haces tuyo cantando,

que necesitaste medio siglo

para florecer en voz,

al viento que te dio garra

y cimitarra,

tu libertad es incuestionable,

agarrada a un profundo horizonte,

cuando el astro rey hierve,

tu crascitas el canto de día

porque la noche te puede,

para el relevo del único grillo

que afila el cuchillo del silencio

su fiel gemido sin nombre ni reino.


III


Armazón de quitina, acorazado

capaz de avanzar con sus patas, guardando alas,

escarabajo de todo ámbito y lugar,

tan variado como único al mirar,

desde la flor al desván,

tu voráz fauce desde el árbol, a la flor,

desde el desecho al coraje vivo,

suerte desde el descender de tu larva

al evanescer de tu metamorfosis,

azar profuso reconocido en belleza de tu carcasa,

vida de calma y pulcritud,

apetito que no cesa,

muerte que no detiene,

ni elemento ni realidad que no ocupes

del reino animal

Rey insecto desde Egipto a Castilla

con su gorgojo de la encina,

desde un continente a ningún lugar

donde no se encuentre tu nombre de Escarabajo.


IV


Cuatro riendas aladas

un mundo asesino de ojos,

corazón en pareja,

planear infinito por umbrales de luz y agua,

un reposo de la noche en un ser vivo,

colores de osadía por los que la belleza pinta tu cuerpo,

caballito del diablo,

libélula zigzagueante en esfera de mandíbula

espuela infernal del ser que acechas,

mensajero del cielo,

astilla con alas de la puerta que abre la vida.


V


Ambrosía de ser vivo sagrado,

oficios y tareas consumados,

albañil efímero tu dicha de genes elaborados,

quién a ti te osase,

tu esencia tu labor de escuela,

miel de tu panal donde forjas hermandad con la Flor,

tu tejer de los campos recogiendo,

siendo supervivencia de casi toda planta

tu legado Hymenóptera familia

tanto depredadores como recolectores

abeja que ante el peligro osas quitar tu vida,

en defensa de lo que amas.


VI


Reina araña de esta tierra de conejos,

ocho patas acecho de los campos,

maternal hasta llevar tu prole en el lomo,

araña lobo capaz de enfrentarse

con el alacrán y siempre ganar,

al acecho desde tu madriguera,

un hoyo donde vivir a la espera del despistado,

tranquilidad serena te sujeta por ser de tierra

tarántula lycosa lycosa.


VII


Danza mi alvéo una sonatina

de hormigas famélicas

quieren alimentar a sus reinas aladas,

con semillas danzarinas

en busca de su nueva vida,

yo margarita quiero mi vida contigo,

para alimentar tu alma con versos,

nacidos del fuego en fundición de verbos,

recorro tu existencia

de la que soy tu hormiga león

del signo que me vió nacer,

la constelación del cisne,

quiero que sientas orgullo

de que soy tu hombre

asi no te dé un libro

te doy sangre para que escribas trece,

has demostrado belleza por tu fuente,

me verás eclosionar de mi etérea crisálida,

mi motivo para escribir a la naturaleza

descubrirás porque soy animal de verdad.



VIII


Muerte disimulada, hasta detener tus funciones vitales,

antiguo ser en evolución detenida de insectos primeros,

ágil correteas mis pensamientos,

muerdes mi azúcar desvelada, habitante de las sobras de cocina,

habitante donde haya humedad,

como un río que habitas corriendo,

como lepisma pececillo de plata,

tu longevidad mayor que la de un gato,

destello de que lo tuyo es perpetuo.


Moscardito:


Me besó la mano,

era muy cariñoso


eso fue porque eres bueno

moscardito lo es más él sólo pica flores ni lleva veneno

él sabía que siempre he querido ser de su raza,

amor mío reencarnarás si lo deseas,


osado aquel que posee su vida

sin preocupación suprema

que no sea picar la flor,

ser soldado alado

dueño del mensaje del superior,

visitar las plantas que Dioses sembraron

con ardor, difundir la supremacía

que trae y lleva la vida en caricia,

cabalgar los vientos a merced,

ser transeunte de florestas y campos encumbrados,

llevar mensaje a cada flor sin despedida,

enamorarse de la despensa de la primavera,

besar sin cesar,

amar sin dañar,

tener condición

para seguirla de por vida,

yo rezo cada día

que si muero yo renazca como moscardito

mosca abejorro que hoy confundió mi mano

con una flor,

amo como él la flor

porque antes fue ella que el animal,

que soy yo,

cuando nací ella ya existía

con su azar de conquistar la tierra.




El Castellano


Hielo de mirada:


Abro las puertas de mi mente

hacia desembocaduras heladas,

y tierras del hielo donde todo acaba,

una sonrisa congelada con una llave de hielo

en mis manos, es sólo un recorrido,

todo empieza,

tu vida hoy no es lejana,

ni esta tristeza es del alma,

hoy mi sangre se derrama

floreciendo la amapola de tu cuerpo,

ese por el que siempre pierdo,

¿cómo de helada mi vida?

descansa en las compuertas del ayer,

nada se cierra la muerte está lanzada,

escapa de sus redes tejidas,

mis pensamientos se hacen contigo,

latidos de lágrima descongelada,

muy bonito, muy bello,

un paraíso lejano oscuro,

navega mi barca de una orilla

a su confín de despedida,

aciago témpano donde florece el viento,

por un trino hasta el crepitar del sonido,

una danza de hojas de otoño,

un suspiro de cobre,

tu cabello que me electrifica mi tacto,

soy fuerte sin alabastro

soy fuerte sin noche de azabache

soy fuerte por la memoria del invierno,

que se acurruca en tiempo eterno,

ventana reflejo de máscara.

mentiras de que estás viva sombra de Eva,

granate de tu mirada,

sangre de fresno con tus cenizas,

muerte te beberé entera

para que abandones mi botella,

pudo decir todo y se quedó en lo hondo

como cigarra que tarda cuarenta años

en dejar de ser larva.


El Castellano



Plubia cordis:


Fuelle del viento,

irascible, despojado,

del alambre crepitante,

es del hombre este difuso cielo,

me levanté y fui a saludar

a mi Sol.

Le pregunté si su luz

quemaba más al mirar

que en su época que lucía más vertical,

si esa luz no quemara jugaría con ella

en mis ojos,

que hoy lucen

como fuentes desvalidas

de mis lentes,

un marco, un hartazgo del mirar,

lo que sólo se siente,

aquello que mi flor brilló,

por ser yo abeja,

un irisado cristal del viento,

un devenir que quiere estrellarse,

un sentido de fuego,

por nacer de la tierra de fuego,

ser mensaje liminal

lo siento porque la palabra acabo de crearla,

la colina será inmortal mina,

pariente del destello de este hierro,

y la meseta que quema se ahoga

con mi siembra del mañana fabricado,

los elementos contando la magia son seis

dispuestos, la cumbre de mi grillo,

Padre que me protege,

de cigarras que no cantan con motivo

creación que me labra la idea,

diré con impetuosa fama:

De la montaña, al valle de niebla,

pasando por ríos dulces de aurora,

ella es tu DIOSA es belleza es lluvia,

lluvia de corazón plubia amôris,

flagrando su eterna consecuencia,

de ser libre y silvestre como las aguas.

No me cansé pero tengo que terminar

lo que empecé, un beso al ayer

un erizar de mi piel.


El Castellano


Cuchillo de sombra:


Un charco gris,

un cielo rojo,

coagula mi fuente por destellos del alba,

se anuda el quejido de la montaña,

un sapo de oro y tierra

avanza entre olivos de azúcar,

vicisitud labrada,

sí allí en el charco gris,

y en el cielo rojo,

es un cangrejo de río esta hábil tenaza,

prosigue, avanza, en escarpia helada,

a veces roto, a veces nuevo,

este iris que me gobierna,

pregunta a mis ojos de duende,

si su dolor fue pasajero,

hinca tu sombra en mi sombra,

arrástrame la vida,

es como una espiga,

es más fugaz que una despedida,

abre la puerta del negro lirio,

susurra a este viento todo lo que siento,

aquí y ahora que mi cuclillo descansa,

yedras de esta maceta que se acicalan,

es un túnel y una mina,

una desgañitada caricia,

hijo de la tormenta,

canta el rayo,

acaso me ves muerto,

yo soy el encargado de abrir la compuerta

para regar el tiempo,

no busques más en mi aliento vago,

porque no sirvo más que a mi alma,

así me cueste la espada,

seguiré en pie en esta azada.


El Castellano


Contra mi circunstancia:


Guía de mi calendario

en atroz

desmembramiento de soles

llamados días de noche yerta

y sin reseña avanza mi letra,

es un vaso de sidra y una espera,

fiel eterno mañana

en el que dejar

lo que jamás haré hoy,

definido en boca gris

de darme al vulgo,

y que seis millones de bocas

escriban similar

o casi igual a mis sarmientos,

sí directamente me preocupa

porque yo soy lo que escribo

y no acepto copias baratas de este ser,

seré mejor que el silencio

enarbolando astros, plantas y sus verbos

de imágenes por raíces,

lo siento mundo no soy de vuestra sociedad,

no necesito vuestro material

ni vuestras fábricas de ciudad,

construcción haciendo progreso

de la BocaGris,

para que todo lo pensado

esté en proceso de construcción,

fábrica deja mi felicidad

en manos del viento,

que mi poema es incendio,

deja mi destino yo soy de tierra,

y esta es mi eterna cepa

ahogando el rol

tejido del social humánimal.

Soy lo que escribo repito,

como viaje sin rumbo,

un vertical azote de mis velas en marcha,

un siniestro vértice un silencio mundo,

unos ojos que hablan

y se responden entre tubos,

estoy cantando en la tubería,

estoy rozando mi osadía.

para consumir mi envoltura

de tela de araña,

mi sonatina despierta

mi soga quieta del árbol de mi sueño,

enarenado mi lobo de hierro,

queda satinada mi estrella de agua,

ardiendo mi sentido,

siendo esto nada más 

que una bomba atómica.

Una retina escalada,

un cruce de dos estrellas,

en vastedad atropellada,

del ser, una rigidez de árbol

buscando su simpleza de savia,

un insecto y su corona,

un pergamino mi escrito,

abriendo este angosto camino,

en alguna parte que eriza la piel,

fuego del hielo me valgo,

de mi maullido de pájaro,

entonando mi pianola de sílaba,

todo cambiaba,

resumen de mi vida,

nació y está empezando a soñar

desde su muerte.


El Castellano


Agua:


Eslabón vasto, ardido, deslizado,

un iris de gota que a ti te llega,

marcha tenue, compás de tu eterna huida

que te marca y da vida,

fulgente fuente en infinitud de bocas

que tu ser desprende,

de su nombre y su alambre,

irisado canto de nubes derretidas,

comunión de trinos,

un beso a la tierra que deja herida,

límite de árboles y sus soles,

siembra de azul,

despensa de tu saliva,

hoy buscaba belleza y belleza eres tú,

río corre directo a tu nacer

río levántate,

jamás te canse tu desnacer,

efímero latido de tierra,

tú vena del cielo,

una solar yaga del gris,

un hogar, cuna de mi tempestad,

para ser agua inmortal elemento

capaz de crear y destruir,

de vivir siempre tejiendo la realidad,

alcanza, desvela que te debo esta existencia,

sin saberte nada existiera,

equilibrio que en tus vasos juega

para estallar en creación llamada vida.


El Castellano


Alma en yacija:


Mañana será mi vida

una sábana sobre mi calor humano

inerte en acto de no portar nada

si no fiel materia asida

si mi forma acaso tuviera,

si yo no la creara,

si no fuera contorno de mi forma

esta sábana muerta

se creería que portara amor,

dulce aleteo ingrávido al peso,

tiempos de cambio palabras a un silencio que muerde,

estoy esperando las nuevas visiones,

con mi canasta de limones,

estoy aguardando la caricia de las sábanas,

como recipiente de quiebro de sueño,

quisiera escribir un poema con varias ramas,

anclado en una idea que se difumina

la identidad de ser ella,

palabras inertes que quieren ser hechos

y tener movimientos,

a un profuso mar me muevo,

siente mi devaneo,

llegó mi momento

de nada carezco soy real,

soy de la tela de araña soy tejido que me lleva,

noche noche te encuentro en mí,

fiel yacija del destierro de mi sombra,

versos nacidos de una única cerveza,

buena praxis de mi romance eterno con la luna,

lunático por venir de estar con ella en su ático de Madrid,

no te esfuerces jamás podré ser realista

y describir sin ser parte del asunto,

claramente porque soy yo el asunto,

a formar, en orden,

este es mi rifle esta es mi vida,

por la que sirvo y ejecuto un placer nacarado,

como fruto de estrellas,

¿el hueso?

Es que no encontré un motivo claro para escribir,

solo fue y será escribir.


El Castellano


Ojo de tierra:


Un silencio yerto,

se abre esta noche

por ensordecer,

reflejos de resplandecer,

en este frío de ayer,

pasos de silencio roto,

abre una espiga

un respiro, un latido

envilece mi procesión de fuego,

cristales que se rompen,

bisagras que se doblan,

esta noche

de la nube de antes de ayer,

todo se alza

para llegar a ver,

recorta este hálito de tierra,

un suspiro ciego de hiel,

llega para enloquecer

mi sangre que tiene sed,

he salido del infierno,

quién me va a detener,

sombras que gritan,

hielo que sostiene,

mi cruz del horizonte,

por descender,

afilo mis colmillos

hoy se verán morder,

esta ventana de sed,

rebotan los tiempos,

muriendo,

diáfano espacio

de ausencia brillando

su infinito parco de cristal,

llegaba otra primavera,

sin celda de madera

chirriando su carcoma

que mordía este cielo

con su moneda

que brilla mi idea,

esta tierra late,

esta mi sangre fluye,

cabalgo este acre torcido,

recorren florestas

naciendo, brotando

fundiéndose con tierra abierta,

soles lloran escarcha.

del nacer crepitando,

te juro que avanzo

hasta ser esencia de río

granate de mi lustre colgado,

debo aguardar

debo escuchar

este patio,

hablando con la araña,

que caza bellezas,

un día recordará mi tiempo

que fue mío,

dejará de estar perdido,

y este poema me dará de comer,

por tener dos mil cien,

creciendo en sus ramas

de sangre negra,

ay la tierra,

sí esta tierra

que me vio crecer,

por la que siembro

mi flor de viento,

desnaciendo el tiempo

que lloró mi ojo,

siendo de tierra y para ella,

abro que domino

esta ceniza que me lleva.



Clama la flor, abeja del lugar por gritar.

- Ven, toma mi néctar,

déjame compartir mi vuelo contigo.

Réquiem por la flor, oda por la margarita

con su mariquita, sauce caído,

cobijado tejo, crepitando:

- tú eres primavera.

Olmo viejo en retozo,

quebrado por la aguja silente

de la carcoma.

El cadillo miente, mientras el abrojo

clava el sentido, quiere la amapola

ser la alegría del lugar.

Cuando el brezo enraíza

el alma de sangre

por derramar mi cuerpo yerto

en la navaja, mientras

la lavanda amamanta la abeja,

y abejorro que llamé Genaro.

Amaranto el firmamento

llórame una estrella

y su hueso de luna que

rompa firmamentos

en auroras,

que venza colgándolas

de las pestañas,

y mientras las pupilas

en sombra abren su cueva

en la clamada verdad.


El Castellano.





Soñé, te viví, te besé,

te anhelé, te abracé, te sostuve,

te mecí en mis brazos,

te acurruqué, te dí de mis labios

de beber; hice tus piernas

recorrer en pasión,

te viví desde pies a cabeza

y siento decirte algo:

- que no me gustó, me encantó,

me emborrachó, me drogó,

si acaso, hubiese posibilidad

de que yo no estuviese muerto

sería por tu recuerdo, amor.


El Castellano.




De este cementerio viviente

que me dejen ser la flor,

que por lo menos

a un muerto da calor;

y al difunto, la caléndula su luz,

adorada, nacida del rayo de Sol.

Quien te quiere, te quiso y

te querrá desde este corazón muerto

te amo en albor flor tras flor,

elevado resquicio de caricia

de Diosa Ostara

en resquemor de primavera

cardos brillando en espina

de dolor, desde mi nicho

pido mi nicho de espinas y de cardos

cuando llegue el momento

si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo

y que la parca fría venga a por mí que este hombre

ya ha muerto y su último suspiro

fue un yo te sentí amor

voy a tu encuentro.


El Castellano.




Diente de león por clamar

el prado yerto, 

donde lo vivo son las plantas silvestres

incluso el cardo de las damas, las malvas, 

las piedras agujereando el terreno

molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y

papaver hibridum, amapolas roheas sangrando 

borbotones de sangre de tierra por brotar

plantago por llenar el campo de espigas con flores, 

todo escarabajo gozando de la flor

cómo decir que la flor sea sólo la flor, 

si del reino animal es templo, hogar y morada

donde todo empieza y todo acaba.

Margaritas en envidia miran tus ojos 

y luego miran las estrellas,

una sabia dice y afirma: son mejores 

y más bonitos 

sus ojos que ardieron los luceros,

vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro 

sin mirar tu corazón;

Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera

incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.


El Castellano.




Golondrinera frágil, esquiva, 

reina luz del bosque de las sombras

con tus amapolas amarillas, 

los luceros del cielo.

Por poblar jacintos silvestres, tragopogones, 

amapolas por doquier

amando la primavera entera 

en un mundo que cae disuelto

en espinas de cardo y alhajas

de flores de todos los colores,

mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor, 

sin alcanzar las plantas silvestres

por poblar este mundo silvestre por mirar 

y dan ganas de tumbarse

y ser la flor de muerto porque me tumbaría 

para que me crezcan las malvas

y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas 

y negras de tinta y sangre

mi condenada bandera.


El Castellano.



Estampa quieta, 

tejida en el umbral silente, 

nacido de las sombras

y sus benditas estampas 

de damas de noche, 

la flor blanca estrellada

canta tambores de la tierra.

Y los grillos afinando el violín están.

Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua

de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol

y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara

el humor de primavera cuelga de las faldas

mientras mujeres hilvanan 

y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.

Yo soy un humilde escriba de la flor de difunto

caléndula officinalis, 

por la que el muerto 

encuentra luz.


El Castellano.




Bebo de quel cáliz antiguo siento las estrellas

buscando la respuesta para ser feliz.

En la planta en albor que crece del rayo de Sol,

sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol

al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres

brillan incluso más fulgente que el rey lucero,

todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,

a través de la caricia nos trae Lugh.

Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris

que apareció tras mirar fijamente preguntando

a una flor de difunto me comentó 

que podría indicarme de la tierra

donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema

ley natural, sin miedo ni odio.

Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,

y me dijo con amplia voz:

- bajo tierra.


El Castellano.




Monte elevado en el horizonte,

brezo, encina, carrasca, esparto, espino,

todo crece en albor sin preocupación suprema

nada más que seguir viviendo y echar generaciones.

Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos

los edificios grises, como sus gentes

todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz

boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo

frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente

ni ser festín de gusanos tempranamente.

Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz

de su tierra, que no hay preocupaciones,

fue el ser humano el que inventó el dinero

y la esclavitud que trajo.



El Castellano.









Amapola silvestre,

llévate mi sangre a las entrañas del inframundo

así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,

que tus raíces me conduzcan al tercer reino.

Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas

han visto infinitud de cal varios nacer los montes

y senderos, que todos llevan al mismo sitio

a perderse en el elevado espino de tu luz.

Ooh elevado, cuál sería tu misterio

para dejar a este escriba absorto.

Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo

te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso

de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos

en cuña, al caer la luna al cielo.

A tí Genaro, abejorro de mi jardín

te extraño y echo de menos, bonito.


El Castellano.





Corre trémulo a desgañitarse el cosquilleo silente,

que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses

junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada

ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor

y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero

y aguardo en mi maceeta, ya que en lo que llevo viviendo

ni una planta se me ha muerto con mi don,

hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,

hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,

crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla

de la calendula officinalis.


El Castellano.



Mi vida te escribo como gota que va a los mares

tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó

los dioses honraste y te honraron

desde el cerro al abismo, tocado y acariciado

donde todo surca la oscuridad madre

y dama de noche sin afectarle el cielo 

de la yerta amapola de luna desangrada

y su estramonio vestido de gala de estrellas.

Todos bailando en la fiesta de los no importados 

menos la rosa y el clavel masculino

que tiraron abajo el telón para comenzar la gala 

y el baile ganó la datura con la dormidera

por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.




Romance heroico:


Wotan y Fenrir gigante son lobo,

Odín, Fenrir, inmortal y Setanta.

Ragnarok llegó ya, mas se abre el yelmo.

En fiesta pagana va verde ropa

héroe, tiempo, altura sin cimiento

héroe inmortal, padre Lugh Dios era

si quiere usted más saber, ya digo

poderoso padre, él como la parca

escurrirse en la lucha, espada zorro,

Señor Guerra, como hielo aislaba presa.

Dectire madre mortal, rey su abuelo.

Despertaba al hijo del Sol mamá.

Con su ejercito, él las victorias hizo

descuido, lanza en su vientre tajada

al lago fue con tripas fuera, él todo.

Cuervo sangre beber, -¿Eres Morgana?

Carcajada feroz, Morrigu tuvo,

ya le tenía por muerto, Ángel Macha.

Se ató en piedra, en pie matando, él, esfuerzo,

mató en pie hasta que sangre hacer legaña.



El Castellano







Romance: Flor de helecho


Suena el río, agua llevaba,

alma de fada silva ella,

bebía en la orilla alegre

flor roja lloró su tierra,

blanca cierva a fada triste

cazador hiere su flecha,

enhiesta espina gemía

flor abierta brotó en yerba,

fada herida ya descansa

latiendo la parca negra,

yace en helecho silente

suspira su sangre yerta;

Enamorado el helecho

una flor mágica asienta,

tambores suenan la tierra

los duendes lloran su fada,

ahora el helecho era ella,

mueven la piedra ocultada

cazador tropieza cerca,

el río ya lo llevara,

fada flor de helecho yerra

duendes cobraron venganza,

cantó lo que el bosque alberga,

misterio de cierva fada.


Fada flor de helecho inverna,

cicutas toman la sangre

veneno hacen, blanca cierva

cuervos la cena discuten,

cazador ya río lleva,

lleva el río su latido,

campanillas suena yerba

duendes coronaban fada,

fada su vida celebra

los espinos la cuidaban;

Flor de helecho fada bella.



Enhiesta flor fue semilla,

altiva plántula fue ella.

Quién fuera ella, tan linda.

Él fue y es, ella no yerra.

Aún plántula fue fada.

Valor, honor, sí fue cierta.

Él aún duende a ella la ama.

Ella la flor, no era yesca

ellos cuatro siglos ''juntos''.


Los dos sí saben, ''leyenda''.


El Castellano y Leannán-Sídhe


MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA



Duerme Ostara

Stellaria ya abatida

caes junto con la sazón

del geranio de los caminos

y la pequeña fulgurada

calendula arvensis

de brote temprano

antes de Ostara

el camino en verdor

y color rajar copón

quién os elevase

y os diese voz

vuestro ciclo de vida corto,

sabiduría de la conquista terrenal

y la dureza de vuestra simiente

por el estío mas el frío marcándolo

sin guardias vuestros romances

esperando sus soldados alados arribar

halla o no tapial de la franca puerta

del Creador Universal,

campanillas ipomeas mece mi tierra

que sin ser de nadie

sólo vuestra.

Os acompañan malvas, abrojos,

dientes de león e infinitud sin condición,

malo el hombre vosotras nunca

malas hierbas sois,

cumplís vuestra función en elevado amor

sois color de flor,

pasión del animal visual que os habla

desde Castilla

a su antiguo cementerio viviente

de Alcalá de Henares (Madrid)

invoco vuestra alma

para que semilla que toque, semilla brote

llegado septiembre

como siempre me ha ocurrido,

os pido se mantenga mi Don

jamás os dañé ni perjudiqué

con ni sin razón,

os amo; Que siga vuestra eterna conquista

del terreno en albor.


El Castellano



Romance del destierro:

-

Mi raíz arcana anclada,

dejas el etéreo espacio

en eterno cementerio

tu silencio amalgamado.

Yo era taciturno espectro

misterio, parajes blancos

que salvajes en tu lengua

confrontan en yermo arcano

saciando mi Baco imperio

de soledad que amilano

sin inicio, sin futuro;

sólo aplacando los diablos

y esa idea primigenia

cual ojo que jamás hallo

descansando en alegría;

ocho hijos que me has dado

más los bastardos impíos

reconocidos sin ralo.

Anudar aún sin vivirla

mi vida; que deshilacho.

Desfallecer, despedirla

por corona y candelabro

sí, mi raíz es de plata

al fervor de soles me alzo

como cobrizo capullo

entre polilla y gusano

devana mi sangre, rueda.

Transmigra verde que escancio

sobre espica, sangre hielo.

De infecundo humor humano

con coraza por pechera

carcoma en espuela calzo,

mi tomo de tierra venzo

roja sangre que yo esparzo

pergamino en vana ciencia.

Que los abrojos espanto

espejo terrenal hondo

mi sonido injerto orando.

Sobre mi yerta armadura.

Escita alma, el Castellano.



El castellano



Soneto apto


Crueza sembrada:


Amándote ferviente, nueza llama,

presa amapola en sangre se quedó,

sonriente aurora, veza la heredó,

tu corazón alqueza, fuerte se ama.


Renuevo esta mi sangre, pa' ser rama;

Veraz la rosa, amor siempre alegó.

Al latido, su beso le ofreció,

la flor abierta en agua se proclama.


El estambre, súplica nocturnina,

piel acaricia , ya brindó mordaga,

su gineceo blanco, sanjuanina.


Óvulo y ataraxia, adreza aciaga,

tierra, anclada la doña saturnina;

Germina fértil vientre, enhiesta briaga.


El Castellano


Sonetillo:


Fuerte

veza.

Crueza

suerte.


Muerte

reza.

Nueza

vierte,


Diablo,

hablo

mudo.


Cielo.

Duelo,

viudo.





Abreza que adreza,

aceza con agudeza,

esa belleza despliega,

con pronteza, la alteza,

escurraja desliza,

fiel perfidia en pereza,

dulceza habla su clareza,

corteza por variar

acaso adereza,

afirmo la alqueza una,

ancheza del alto lar,

 lindeza, listeza, por

llaneza, lleneza, 

abre longueza, sin par

de majeza abierta ella, 

maleza, la osada, 

ensimismada roza

malveza, manseza, ya.



El Castellano





Soneto correcto



Amándote ferviente cada llama, 

presa amapola en fuego se quedó,

sonriente aurora, ella la heredó, 

tu corazón caliente fuerte se ama.


Renuevo esta mi sangre, dulce dama, 

veraz la rosa, amor siempre alegó.

Al latido, su beso le ofreció,

la flor abierta en agua se proclama.


El estambre una súplica advenida, 

piel la acaricia y le brindó su daga, 

su gineceo blanco, su avenida. 


Óvulo atravesado cual semilla

su tierra, anclada joven la biznaga, 

germina fértil vientre, enhiesta albilla.



El Castellano














Venas de luz 2




Venas de luz:


Yo te busco luna entre bloques de hormigón 

y cemento, entre violetas escarchas, yedras 

nocturnas de este cielo sonámbulo con suelo calizo,

me rehúye tu ojera de nácar ciega, segura,

colgándose de mi puente escarlata, férreo, soterrado,

mas te escapas por las turquesas ramas

cielo plateado quién te tuviera, esta tu rama de idea

entre las manos tu miel de niebla, húmeda, trasnochada,

cual panal de lumbre quieta, deshojada,

tu lágrima que viste de locuras, de esquilmada luz

y sus azucenas,

mi noctámbula sangre y mi tinta bermellón

que te aguarda fiel a la espera, en la Torre de Hércules,

tu camino que serpea, y mi soga blanquea,

alumbrándose los árboles erizados, vespertinos,

que en lluvia cantan, su serenata santa,

acequia de tu ser, que la bruma pervierte,

colmada a tibio reflejo en fanales cristales sin tajo,

de tu hueso crepitando, apostando,

dunas del sueño, y metales esquivos

con azabaches siniestros,

cuentan los astros

que tu belleza duerme en sus incesantes 

hogueras de sus cestas,

tú que te escapas por entresijos de negra ala,

quién te tuviera en sus palmas,

como destello escaparías 

dejando una estela intangible, áspera, maleable,

de blanca pupila y granate adornado,

naciendo de ti un gris ciprés

las canteras se te rindieran, en presura,

un silo alto como tu luz de ojos abiertos,

treparía tu enredadera entre torres de belleza,

y brotarían las blancas estrellas

damas de noche,

llorarías tu oro blanco en abrevadero,

por tu escarpada longitud

y un eco nacería tuyo, solo, carraspeado

de la luz y de la sombra, una cadena para tu belleza,

que tus venas lleva,

en verticales pestañas negras, plenas, beatas,

en insignia sangrada, renacida, renombrada.




El Castellano



Cuervo de idea:


Crispa su metal

como fuente insoslayable

del azar que vuela y corre

destellando.


Estridencia recta, dorada al gemido

en hoz de guadaña,

es una espera mi fiel apostado mañana,

cumbre sin rizos de alba.


Yerma, plácida, no sostenida,

mutable de verde caduco

al sostén que su pecho hiende,

erizos de senil ascua.


Dioses anclados al servil gozo,

consumado, me alzo que levanto,

negras tardes de las tierras,

salvaje canto en abismo prendido, soterrado.


Ara en fulgor de combate

con mi serio descampado,

rige y exige la semilla al Diablo.


Fiera de las fieras,

compostura que sueña la guerra,

fanales hogueras en colmenas y sus gentes.


Oscura esta noche

de oscuridad y umbría niebla

que cuelga la luz.


Miro la sombra, me desliza su estampa,

ondas ténues en acristalada sien,

lima ideas a la fugaz, encarnada siega.




El Castellano



Raíz descubierta:


Sueño, un haz subordinado

hoy tuve una experiencia

subjetiva al cansancio intuido

de aquel retoño de lagartija salamanquesa

de mi pared habitante de mis tiestos,

la regué y corrió a detenerse vertical

frente mis ojos,

en aquella pared donde caza,

detenida sin presura,

yo acerqué mi mano tapándola

por completo sin asustarse siguió inmóvil

y pude acariciarla con cariño,

empiezo,

que no he terminado,

enmudeció mi soliloquio confinado,

abandoné mi voz,

bajo el latir de tierra

sangre huye,

rojos carmines en avidez

de rizados estambres,

sobre las montañas y su blanco gineceo,

esencias despiertan,

palabras bullir

en carne fundida de suelo

en fértil, serena de aliento

en bruma niña,

madre de este gris anisado,

con crispado horizonte,

toda caída sin destello

ni florida estampa

que seca mi ala,

iris de soturna

carcoma mía

en tejado de oscuridad,

de tronco y su nido,

vamos tejo,

si yo creo que eres mío

háblame de tus penas sin escapar,

de tus romances oscuros

a vientos de luna,

piérdeme la compostura oxidada,

haz que me lloren sin miedo tus hojas

que yo deseo ser tu eterno amigo,

compañero.

En raíz descubierta

que afila el tiempo,

será mi cuerpo.


El Castellano



Al acecho yerto,

sin par de fauces sigilosas,

carnívora 

en quitina alumbrada,

madre de tu compostura

silente,

en brazos de susurro

de tus hondas patas,

abres tu descanso

entre soles de cuarzo,

yo te dije sal,

que te quiero hacer retrato,

y bueno

hoy salimos sembrados,

de un cuarto

dio el mismo sol

su encanto,

fija en el segundo

sin matar tu sed

de poder

asesinar sin manto,

ni red,

seguiré 

tu ímpetu postrado,

allá donde vaya

tu enseñanza me seguirá.


El Castellano


Infamia tornasola:


Áspero relente

sobre una almendra rápida,

 frío o caparazón sonoro,

eterno secreto dentro

tus labios malvas;

duele mi celeste marca

 infamia de campo abierto,

la última lagartija me espera,

encima mi labriego

del barbecho al crisol

de mis sentimientos encegados,

tiembla la lira

sobre tu pecho

como muere la luna en el agua.

Tierra húmeda,

batiente es tu vestido

donde crecen flores pudorosas,

inexpugnables,

imágen impasible

como ruda caracola del silencio,

siglos desnudos

que tu intelecto solloza.

Bravío cantil de láminas sin memoria.

Sombra de mi ternura

que a ti te abraza,

gota extensa que precipita mi tierra,

rosa, cernícalo, vida,

disfraz de nombre caduco,

luz que arrostra,

cruel avenida

de mi felicidad desertora,

verde falaz de la mudez primera.

Un puñado de sangre

es mi estigma adentro tu océano

que no existe.

Pétrea amapola

sin sanguínea tormenta

del bermellón,

quiero brille la luz

de mi azur

dureza esquilmada.

Abren las oscuras raíces

de mi ciprés

la adusta sombra

que alimenta mis ideas.

Cobre yacente,

impelido, límpido

mi dios que florece,

hueso de durazno

en este cielo en tierra,

luna inabarcable,

dichas amarillas,

filos endebles, ojos en furia,

quietud que huye el bastardo.

Oh Sol, justo,

fósforo que prende

mi carbón con tu beso

de espuma flamígera,

inviolada.




El Castellano 


Prendido en hiel de un abismo,

desdoblado compás y su sino,

crujiendo el alba más preciosa,

por esquinas del cielo de nácar,

es esta escarcha un fiel carruaje

desmembrado entre corceles ciegos,

cabalgada cordura entre cristales,

entre espejos ardiendo,

un calor entre calores,

una vida que ni sí misma

se deja atrás.

Avanza, mece, y se deshace

corre vengo por ti,

traigo entre lirios del campo

mi silvestre trigo,

tráeme tu voz, tráeme tu vida,

estoy moliendo mis azares,

haciendo surcos en mi alma verdadera,

trilla, trillando tu sentir morena,

esta espada que es una quimera,

entre juncos desnudos,

entre pizarras y cuchillos

alzo que vuelvo a nacer entre hierro,

luchando por la luz que me corresponde,

desnace esta era,

entre de mi siembra la espera,

por esta cerca el campo

que dueño acaso tuviera,

ni inspiración cabe con barreras,

la idea quiere marchar ensimismada,

por riendas de un caballito del diablo,

una desventura en plomo

un mar de esferas es todo lo que siento,

por si pudiera manifiesto,

que el gris teñido de bruma,

abandona su sepultura,

vuelvo a mi gusto muerto,

la sombra que me envuelve

preside, rige, y desnuda mi alma,

para ser por fin rosa de sangre,

vestida en azules trajes nocturnos,

mi semblanza a este ocaso

que mi voz sucede.

Entre espartos de mi iris,

por alfileres sembrando

clavos del campo,

anochece siendo de día

resplandece la una ausente,

y gozo la soledad de mi suerte,

sintiendo por fin dicha

por fin alegría

descubriendo este horizonte

por mares de sentir que valgo,

y que sí puedo

que lo vuelvo bello,

hasta en tus molinos que amanezco,

silos oscuros por yedras que te alcanzan,

es mi siembra una locura quieta,

es mi compostura de primera,

por la que clavo a mi destino

este abismo de tinta

encendido.



Opacidad estridente:


Romo metal

o estallido,

en cumbre de ramas

aullando sordas

bajo un viento

que llora su transparencia

ahora habitada,

Padre mío

dime tus fugaces penas

que cuajan

los febriles destellos

de luna pasajera

amilanando su alta ojera

traspuesta a rayos virginales,

en opacidad de soles hirientes

y ascuas empíreas,

es un soborno que alzo

palideciendo,

abriéndose mis fauces

tiemblan de oídos los cielos

contemplando rectos

sus cernícalos.

Mi corazón ya no más

es piedra rodera,

es aromo espinado,

con forma próxima

a espina mísera.

Abro tu blancura destilada,

justicia de la belleza, una.

Abre mi caracol de espejos

su deslizado halo

que oscuro sin ralo,

llena mi hueco latido.

Never more.



El Castellano




En este linde se construyó mi pecho habitado,


se escaló la colmena de labios grises,


por la escarapela fluía veloz el sosiego


de mi vida quieta,


por romances oscuros caminaban mis nervios,


una ruptura de estrella


tumbaba la compuerta de la belleza,


para sembrar allí latidos etéreos,


recto escalafón dorado al beso


y tu cuello me nace doliente


fulgente fuente enternece mi suerte,


yo hablé con mi amor que no existe


y aturdida me contestó la voz,


era como un eco sordo en alta voz


resquebrajando un patio de perdices


y altiva sonaba por las cumbres


jugando y riendo con lobos


sí esos que habitan mis ojos,


aullando y espantando los dolores


en mi sien,


mis dolores que se querían


como hermosas flores desnudándose


en altas espinas profundas,


allí sólo caminaba mi rosa, toda


siento deciros que yo soy del viento


y el viento es mío


en estiaje gris pálido cruza mi relente


del cielo su lluvia,


con impetuosa fama,


sacude la tierra y su flor bella clara ,


dejándome ser como el rocío primero


en recorrer tus labios,


quiero habitarte en canción


que haga surcos de mí


en tu alma verdadera.



El Castellano


Romance de destierro (verso libre):


Raíz arcana anclada,

dejas el étereo espacio,

en eterno cementerio

de tu silencio.

Yo taciturno espectro

misterio de parajes salvajes

que en tu lengua

confrontan.

Sacio mi lacio imperio

en soledad sin inicio

sólo aplacar tu idea

cuál ojo sin alegría hallo

ocho hijos me has dado

más los bastardos reconocidos

anudar mi vida sin vivirla

es desfallecer sin despedida

entre corona y candelabro

me alzo,

al fervor de soles.

Sí mi raíz de plata,

Como gusano y como polilla

no me marcho,

oscuro gusano

en volátil capullo de cobre,

devana mi sangre que rueda,

transmigra tú mi fosa,

qué humano se deshilacha de su obra,

infecundo escote sin gloria,

coraza por pechera,

tu forja de alma no abandones

ni con forzoso anhelo

de abandonar tu querubín

en tomo de tierra

aun la carcoma en espuela,

vencerá a la corrihuela,

en secuela despierta libro

que te hace sangre

como a la tristeza bóveda,

y su sombra a fundirse entona,

avanzo sin cárcel ni insomnio

esfinge de mi carne perecedera vuelves

arrollada a nueve cerrojos,

roja sangre abrir puede;

tú eres mi umbrío tomo

que busco en la Tierra;

como fe en tórculo

rige tu blancura,

pergamino de vana ciencia

que profunda se hunde,

hinchando el viento

de tus metálicas alas,

verbo encarnada

sin margen ni acerbo,

llorara mi alma

en tu rostro

espejo mi gloria

de dios sin nombre

ni conocida lumbre

y mi ser incumbencia

sostiene armada sin anzuelo.



El Castellano


Noche lúgubre y umbría:

20 septiembre 2011


A ti noche oscura te escribo.

¿Por qué no me das el sueño que tanto ansío?

Paso noches enteras de insomnio escribiendo poemas hasta

enloquecer, llevo ya cinco días sin dormir y veo que se van

mermando mis facultades mentales y escribo frases sin sentido,

garabatos en hojas de papel.

Me asomo a la ventana y contemplo las sombras de la noche como fantasmas,

deambulando sin rumbo.

Mientras apuro la botella esperando matar esos fantasmas de

mi cabeza que suenan como delirios con sus voces.

Me estoy volviendo loco.

Solo veo sombras y figuras que se dibujan en tu oscuridad como

demonios.

Sólo los gatos y lechuzas salen a cazar como los murciélagos.

A ti noche lúgubre y oscura te escribo que bajo tu protección de tu oscuridad

ven salir los ladrones y asesinos a hacer sus acometidos

de muerte y delito de acero y sangre.

A ti noche lúgubre y oscura te escribo.

Tú que no entiendes de genocidios ni de muerte ni de fosas

comunes selladas con cal y tierra ni de fusilamientos.

Tú solo ciegas la luz del sol y solo el fuego y los fusiles iluminan

tu oscuridad.




EL CASTELLANO






Frontera tu letra:



Se enervaba el sonido del tambor dificultad, soterraña vista sin aspilleras refugio de luz bajo la tierra. Voló sin visión mi vencejo de arena, seguía levitando en el aire mi fantasma, encallecida la soberbia entre paneles de plomo, refresca la idea. Frío se miraba enlucido, sentado entre pilares de fuego, escribano de la estación meditando, esmaltada la mañana en ruptura del hielo, y sus rosas huecas. Sí me arrastré por la miel del beso esperando andar, madre viuda de ausencia ocupada, mi sombra hecha padre entre bruma y humo de tinta, rastrojo que viaja al hoyo del sol. Me blandía mi estima al peso del hierro, hacia la frontera de escritura, nulidad deslizaba la ventanilla. 




Desvestido hueso, mineral candente 

avanzando por un carril que marzo 

bañaba sexual, 

trinchera con centinela 

aspirando humo de bruma, 

entre amapolas nucas, 

surcos de honor afilaban espigas, 

el forraje decía quién más fuerte. 

baldío encrespando la suerte, 

ojal de tiempo florecido 

del yerto mejor, 

sentir entre la roca esperanzado, 

luminosis despertando. 

Me tumbé entre la dorada grama 

me creció un espectro 

que hablaba silencio, 

y amaba sin importar su verdad. 

Abierta zanja, abandonada sien, 

era un miedo atroz 

tejido a no tener mejor. 




Noche silo de oscuridad

destapada, traspasas

mi ventana entre espejos

tu voz se hace la dormida.

Carruajes malvas del sueño

taciturno entre las espigas.

Fuegos y fusiles iluminan

tu dama de oscuridad

amanecida por soles

que bajo ella

parecen de trapo.

Canto a tus pestañas morenas,

alcanzando tu osadía

de oscura dama.

Llora mi azabache

por tener piel de arena

y brotes de la noche.

Por estos nidos carcomidos,

mis abejas construyen

sus panales.

En fúnebres procesiones

de todo lo que dejó de ser

y así descolgar

de esta araña la eternidad

entre sogas de mi calor humano.

Verdes ojos míos,

verde trigo

de mi verde sino.

La noche quiere

ahogarse en mis ojos,

que su sonido

visten y desvisten

por carcomas,

del mutilado iris insomne.

Es sólo sangre en tus ojos.

Telaraña de vorágine,

araña descendiente de enturbiados,

de lúgubres pensamientos

de etéreas raíces en punta.

Blanco sueño devorado

al compás de cuclillos nocturnos;

en ondas de listadas cadenas.

A la esclavitud del latido

encorvado trino,

es el final dictado

de la oscuridad;

la era lumínica

comienza de esta esfera.


El Castellano





AZUR DESNACIENDO:


Esencia intangible,

no hubo na terra,

que ni dioses

osaban mirarla,

ni albergarla;

ella sollozaba,

cual flores, incredulidad

brotaba.

Ella era encargada

de sembrar en ellas,

rocío perplejo

que en suelos germina.

Pureza

en venas;

lo que la perfección era.

Crisol no sostenido

por cauces febriles;

inteligencia

en mares secos;

abejas de ideas,

colmenas

con intelectos graves.



II

Que cubre valles y peñas

inusitadas

y sus penas ahorca;

su misterio

enhechiza toda alma

quién arrullarla sin dañarla pueda,

será dueño de la llave

que encierra a la virtud

no enseñada.



III

Cae la noche,

sobre ingrávido

lecho de mi juventud

acostando luna de cuarzo

entre áspero frío.

Cuerpo mineral candente

quieto en pantanos de tela,

retorcidos sus destellos

en esta nube de leche;

el fango fragoroso gira,

imploro a esta luna que ame,

y el morado cielo ladea

mi sangre verde.

es por este escarabajo

que llega el verbo.

Soledad, soledad tus pulcras alas

que vencen auroras de adoración.

Aurora funesta clavada la hora

vorágine o trasiego

LUZ que ignora

si acaso nace.

Tu liso, amarillo barco,

de oscuro torso.

Tus infinitos beso

dime corazón al apoyo

de tus párpados.

Cuál profunda verdad

en esta espectral rivera

de ondas líbicas.

Espuma densa

de océano de ideas entregado.

Profusa ascua invencible

es mi dolor que más no quiere

retirarse;

que sentencias invade todo ojos

montaña de hojarasca;

cristal de pulsos

que tu imagen toca.

Suspiro fresco

en labio extinto de sombra

día que no se encuentra,

su densa forma.

Cuerpo con agua de estrella;

querer vivo que llega al aire,

tiende y espera.

La muerte que renace

por fuegos de brea

en el aire.

Abren batientes pétalos

de viejo silencio esquilmado

estallado esplendoroso.

Acurrucados sobre un lecho

que la brisa abre;

trocados rayos de sol

esquivos, en plano de verde follaje

por azur causados.

Astuta golondrina encontrando

la dócil rama.

Mundo sin mentira

de la vida,

se abre este mi manantial,

reluciente de esmeraldas, desposeído.

Y todo siente:


-Que la sangre miente.



IV

Terruño ojo victorioso

aplaca sus arpas irascibles

estrujando abismos dolorosos,

petrificados.

Reniega la boca vegetal

casi viva

promesas en frente de violetas.

Cantan amando el claror

lírico, estremecido

coágulo de viento

en cientos de porciones

esta luna quieta

que semejanza quiere.

Descubierta la zona umbría

donde yago de yacer.



V

Aplasta mi sombra

contra sí misma

derrumbando opacidades

de granates profundos,

ballesta súbito forjada

a tu entraña.

Derrite mar de boca

que pide extensa

negra noche

y sus espectrales corceles.

Tiembla que rueda

paz, orgullo bello.

El desliz, ráyame firme;

conservo mis principios

numerados.

Reluce mi roce pulido;

entre cielo asido;

palpita mi iluminada tristeza,

haciendo camino.

Vendrá mi torvo grajo

se constatará mi lucero roto.

Turba mi aliento

bajo mi pecho la quiero

con montes limpios

enturbiados por sarmientos.

Delinean este viento.

Lividez plena,

fuga el desaliento

con todos los jirones

de mis ascuas.

Diáfano, ancho, repleto

a trote primerizo.

No cabalgarás,

no cabalgarás si no es conmigo.

Cabalga, cabalga

el llano, que sólo a mí lado

cabalgarás;

cabalga que sólo a mí encontrarás.

El Castellano

cabalga con su espada en mano

todo tu llano.

Hasta divisar todo lo que amo.

Sembrada el alba

que apacigua

la noche que negrea

en estela conmociona

mi luna extensa

que bajo ella,

siempre

estoy en taciturno hechizo

contigo y mi falcata.



VI

Embeberme la luz

sin forma en ojos distantes

luz de aquel fulgor purísimo

allá lo oscuro

en tiniebla sin padre.

Yo besé las amapolas de los campos,

buscando me embebieran

la forma que como eco

apagaba.

Heridora en cascada

se aposentaba mi bondad

aquietan aguas longevas

la feroz sien

que me dio mi padre.

Nota:


Embeberme la LUZ

sin forma en ojos distantes

LUZ de aquel fulgor purísimo

allá lo oscuro

en tiniebla sin padre,

yo besé las amapolas

de los campos

y heridoras en cascada

me entregaron sus hijas.

Nacidas tras yo sembrarlas

esta primera lluvia de septiembre 2018.


VII

Cuchillo que tu voz asesta;

mi pecho sin coraza hiende.

Camino mi desvelo enjaulado,

cuenta atrás de la tierra quieta

y sus grillos asolados.

Oh me olvidaba.

Esto es la resurrección.

Indemne entre losas

de azur firmamento.

Respiro entre rosas

las espigas por llegar.

Dilata los verdes la tierra

sosegada dicha trasiega,

un día cenizo

de esta la otra primavera.

Estoy escuchando semi-recto

el retemblar de hojas huecas

sobre la gravedad

de un arroyuelo que fluctúa

cauce entre la copa

de árboles;

sobre semi-vacío cristal

con limpia brisas

encima de un blindado

cantaba, dictaba

antiguo sargento

su presionar, disparar

como hueco

en la ausencia del polvo.



VIII

Abrid la ensenada al capataz

del brillo primero.

Tímida la floresta

escondía sus amapolas.

Núbiles gestos danzaban

la cabeza en loma

que silvestre evanescía

el coraje de la flor.

Vuelto mujer por Ostara.

Patio de perdices

que soslayaba

entre el quejido

de carrascas afiladas.



IX

Hacían sus hojas

mi última espada.

A mi izquierda

el peso

de su hierro estable.

Sibila destrenzabas

tu cándido mirar,

en fraguas de belleza,

inviolada.

En tus altos,

profundos

ojos de ámbar.

Luna que en fractura

recorre mi tejado de alma.




El Castellano



Mi amor por ti Leannán-Sídhe:





Suspira mi mundo yerto,


hojas de mi árbol sin desmochar,


trenzado el vértice


voy hacia el límite,


sí allí donde la hoja se dobla


para comerse a sí misma,


tus héroes vueltos papel y polvo


pasado el tiempo,


yo soy el único que se mantiene vivo


en pie escribiendo,


para llegado el momento


arrasar y conquistar de nuevo,


constructor de poemas,


ardiendo en su fuego,


quebrando su lapicero,


exprimiendo las letras por dibujar,


inspiración del borde del papel,


alma con arrojo como ayer,


alimentando los espíritus que le hablan,


trenzando el humor muerto


en su canto como idiomas de los dioses,


muerto el tiempo sólo quedo yo


para derretir el horizonte en letras de malva,


para volver mágico el sonido,


y acampar el humano vivo,


puedes apagar de la radio no hablan de mí ni de ti,


resplandeciente fulgor de centella soy


alma en esencia, escritor muerto sin tiempo


yo soy tu elevada inspiración que te lleva


para forjar poemas de tus venas.


Y gritarle al oído que no he muerto.




Cuéntale, cuéntale al viento de este humor


que me trae preso,


por avenidas yertas, olvidadas del verso,


y sus ángeles estrellados,


humor vivo por fuerza celeste aguerrido,


ven, ven conmigo olvida tu camino,


seré luz avocada a la perdición de lo vivido,


conquistando, destruyendo y tejiendo


aliento de tu copa de vino,


era o es llegó mi tiempo,


de enhebrar palabras al olvido,


desmenuzar sentimientos


para tornarlos materia de saliva y aliento,


para destruir el momento,


yo centella del universo,


viene por tu beso labrado


en la estepa corriendo de la vereda a la rambla


dulce su estampa,


quebrada en el verso de hiel,


sembrada en la dulce palabra de miel,


indestructible esencia,


relámpago de la centella,


vida y vid de la quimera despierta,


guerra eterna por deslumbrar tu interior,


inspiración cercana


donde nace y late el amor,


humor trenzado, humor de ababol


ese por el que el humano encuentra su sol,


inspiración olvidada,


muda caricia,


tejida en el eco sordo,


de la oscuridad y su hálito desmembrado,


en espiral de vértice y umbral.





III





Sangre violeta cultivada en el seno de la entraña,


ese soy yo tu humor trenzado,


sin tejer palabras yertas por tus ojos dobladas,


más lla de la montaña


y del eco eterno de un tiempo desvanecido


en flor de niebla y umbral,


inspiración sin nombre ni apellido


tu demonio tejido,


jamás carcomido,


en el sino que te destapó poeta del viento


a lo que naces sin destino,


que no sea abordarme la calma y su vino,


destellos fugaces por conquistar


en la entraña de la ola de mar,


y en la niebla de la isla de Manx,


sí soy yo quien te habla de verdad


Leannán-Sídhe en tu mirar,


reina hada del bosque de las sombras


de la profundidad,


llegó tu suplicio dormido,


de enfrentarte a tu quimera despierta


y a tu manantial fulgente de inspiración,


yo tu humilde servidor,


un humilde escriba sin tiempo,


que te amo desde el albor,


quien mereció


tus besos escritos,


para volverlos flor,


tu humilde servidor,


del bosque al manantial de inspiración,


soy yo quien te mereció,


pregunta al viento que mi nombre te dejó,


Förüq sin condición


más que no sea dormirse


en tus besos sembrados de inspiración


dime tu demanda te cumpliré


sin tardanza siendo tuyo en albor de esperanza.


Vale seré solamente tuyo.





Suspiro por ti amor,


elevada conciencia de mi creación al albor


suspiro jamás yerto en flor,


soy yo eres tú un reino vivo


de ilusión,


por trenzar el hálito en el ascua,


que rige toda inspiración,


para el mundo venas de humo,


para mí mi realidad tejida en uno,


piel y verso sin razón,


elaborado amor


sí nacido del rayo de sol,


para poseer mi alma y corazón,


desvaneciendo mi dolor,


brotada mi lágrima carmín de fuego


desangrándose mi amor


acampado por todo el resquicio del alma y su flor,


enamorando hasta el hueso de mi esternón


pura llama sin razón mas que congelar el hálito silente,


lejos de común fuente desvelada muerta la sombra del horizonte


muerta la lanza y su fiebre,


quién contra mí soy invencible


soy ruído en el alma que te acampa


quien te besa llegada la una y media de tu madrugada,


quien en amor te acampa el alma,


llegada de un confín a habitar tu pecho y espalda;


no es tiempo de correr si no de desvanecer tu miedo


a florecer llegado el tiempo,


muerta tu araña soy yo quien te queda,


un mundo en tu vena,


un horizonte de estrellas,


limpias, puras, nacaradas,


sí soy yo quien te habla en albor,


tu hada fiel de la sombra,


Leannán-Sídhe


somos tú y yo presos de desvanecer el latido colgado al cielo,


de habitar el recuerdo en ilusiones y sueños ardiendo,


para vencer muerto el suplicio


en alma de verso y arrojo para ti mi sonrojo,


para decirte que soy yo quien te ama de verdad


muerta la espera soy yo


quien te queda.


Y yo soy quien te ama mi quimera,


poseyendo mi alma entera.




Mi alma anclada en gozo,


de que tú seas su ilusión verdadera,


quimera de piel y amable entrega,


soy tuyo hasta el tiempo


que me verá desvanecer a tu lado


naufragando mi barco,


hoy te visto de amaranto,


perfumada de rosa esquiva tu mirada,


para encender mi candil y su verso,


a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,


que jamás me verá desvanecer de tu puerto,


hoy avanzas mi canto,


para pintar de tu color su verso,


que ya no se retuerce ni retorcerá


muerto el beso,


queda servirte mi flor de hueso,


despierto


despierto mi reino vuelto el nuestro,


resumiendo el latido por ti confeso,


para resplandecer,


y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,


iluminando el abismo y su garra,


para ser yo quien te ama


mi Leana.


Quien te vistió el cielo


de todas las flores mi amada.






Preludio de tu posesión de alma esta mi quimera dispuesta,


para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,


muerta la calma y su abrojo de plata,


todo lo que queda es ella,


vida para el telar de mi letra,


despierto el alarido y su estampa cuelga,


muerta mi araña es ella quien queda,


para florecer el viento flores de sol latiendo,


y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,


era o no era llegó mi tiempo


desnudo el tiempo,


me visto de cuervo,


para volar su cielo,


mis violetas nocturnas caen en flor


junto con mis sentimientos,


para acampar el sonido y su destello,


soy yo quien quebró para ella el tiempo,


el horizonte gritaba su amor envuelto,


lloraba una primavera de nuevo,


soy yo el que escuchaba atento


fiel de su beso,


para mi no era invierno,


si su estampa relucía de nuevo,


era sin duda mi tiempo,


el de rajar el suelo


sembrando mi aliento,


despertando al muerto,


trepando la ilusión


en su pupila de hierro,


desmenuzado el latido


quedó que yo vivo


por el latido


que me mantiene en vilo,


a ella sujeto y preso,


para florecer en ella el beso


y mi caricia quedar proscrita


a su submundo de los condenados


así como su estampa brilla.




Nada que negar, nada que defender,


solo tu piel por escalar,


mantenme aparte


estoy rezando a mi mismo,


quién vendrá a sostenerme,


llegado mi punto final,


sólo un alma allí estará,


nada por dudar,


eres tú Leana mi verdad,


todo lo que hago correcto,


estampa de vid y cielo,


por aguantar,


el cielo por doblar,


llegado el final,


quién si no tú me sostendrá,


abismos afuera, todo por llegar,


sin nadie que nos juzgará


estaré a tu lado de verdad,


y la perfección de ese modo alcanzar,


desmochado mi demonio


en el lugar,


robado al tiempo tu suspiro nacido


por mi aliento enardecido,


eres tú quien me habla


yo quien te responde a garra, letra y poema


desde la entraña a la zarza,


y su espina ensamblada,


que yo soy quien te ama


y en verso te llama seré yo quien nos sostendrá


en el ocaso de la eternidad mi reina


señora hada.



Ahora llegado el final,


mi tiempo me sostendrá,


mi piel esquiva en tu boca se arrancará,


con el saber preso


que de tu aliento soy convicto,


mi hada Leanán


el viento de nuestro aliento queda repleto,


cayendo por la avenida del miedo


jamás mi aliento si no el color de mi verbo,


debatiendo si de malva o caléndula tornar el viento del firmamento,


para acampar en tu boca con el mejor beso,


sostenido mi traslúcido pío,


en el destino que a tu lado jamás me verá esquivo,


hilos de mi tiempo desvanecido


en la boca de la estrella por dibujar


con mi lengua,


una vez más mi estampa repleta con la tuya estará,


el ombligo del umbral se desmigaja vivo,


para rajar su entraña mi te amo


a flor de garra y rosal que acampa


mi humilde entraña,


floréceme el viento de nuevo,


seré yo quien allí estará,


sembrando en invierno sus mejores besos


del firmamento sedientos,


y sí nacieron estos abrojos míos versados


es y será para que alguien nos recuerde amor


por los siglos que nos vendrán.




Pacto de sangre consumado,


temblando,


el hálito dormido y su cielo con su grillo enarbolando


su canto a la luna sempiterna de antaño,


viste y vistió mi amaranto,


que colgado estoy de su manto,


vid de mi quimera por sembrar


su aliento vivo,


en la piedra del olvido,


muerdo yo lo vivido,


es y será mi sino,


blandiendo a la mitad del viento mi trino,


para llegar y conquistar el humor vivo,


hoy te descubrí preciosa mi compañera,


por entonar contigo quedó la letra,


tejiendo mi cauce sanguíneo,


tu estampa de sed por navegar mi camino,


por desnudar el alma contigo,


destruidas mis murallas de lo sentido,


queda el recorrido que tu lengua traza por mi nido,


para descubrir contigo el suspiro que avanza


por el camino,


ese que me trae perdido,


alzándote un firmamento de las flores de los valles por si vivo,


destapando mi secreto en tus labios,


desnudando el sentir preso,


ese que por tus cabellos cuelgo.


para amanecer en tu bella boca,


allí donde despierta el azabache de la noche.



Camino descalzo tu campo de rosas mi amada,

en espinas sus besos sangrientos,

forman ellas mi aliento,

a esta noche que las ilusiones se hacen cuarto y

tu boca es de amaranto, sólo nuestro amor hendido del cielo,

que nos sangró los sueños,

mi vida conquistará tu aliento,

allí donde la yedra escala el árbol,

y mi ser caiga preso de devorarte el sentimiento,

esta es mi vida que me late el verso

y por tus ojitos tengo mi firmamento,

ese por el que la noche es azul y el día amarillo,

para acampar hermoso el sonido,

y trenzar el álamo sin desmocharlo,

sólo allí el humor caerá trenzado,

por el aliento al viento

fluirá nuestro secreto,

de la posesión verdadera de tu aliento a mi alma

verdadera eres ilusión de fuego y bella quimera en verso,

voy allí al submundo de las almas

y te encuentro entera,

cómo no encontrarte si brillas entera,

hoy el nervio me avanza

por desnudar mi entraña

flor de niebla y umbral enamorado

hoy soy yo a tu lado,

y que el mundo gire y se estampe entero

que yo amor te seguiré perteneciendo.





Solo una vez se destapará el canto

quedando de los labios preso un sonido enarbolado

demente el hueso estallará grillos y sus huestes,

blandiendo a mi luna sempiterna de encanto atravesado,

ese por el que el sueño será encontrado,

mi vida te seguirá perteneciendo,

fiel de su caricia,

el hálito correrá sin disciplina,

allí solo allí tu caricia será sentida,

fiel de su alquimista que la vela y aguarda,

fiel de súplica su embestida,

es momento su araña cae tejida,

destapa la caricia dormida,

para acabar su vida

en la hoja de aquel árbol donde todo termina

me aguarda el reino de los valerosos versos,

hoy por hoy encuentro su calma

y me aborda su estampa,

para ser yo bajo tu entraña

quien tu ansia guarda,

sólo por tu vida mi mundo no caerá torcido,

mi bella mi adorada

mi musa de mi entraña enraizada,

soy el que ves que a tu beso llama,

quien te duerme en el cuerpo de tu cama,

floreciendo en piel y verso su entraña,

abierto su latido,

eres tú amada todo lo que yo poseo,

incendiada mi estampa,

eres tú lo que afila mi calma,

la ola de mi océano que clama,

muerta la hora, llegado el umbral

quién vendrá a sostenerme quién sostendrá mi navío

si tú eres lo que yo vivo,

y junto a ti partirá amada mi rumbo.






Estrellas fugaces me siembran tu caricia,

por los astros fugaces siendo mis nervios cómplices,

se destapa el velo arraso tu calma,

me cuelga tu amor a mi entraña,

vuelo por las ramas de este sentimiento de fuego

se afila mi verbo y te encuentro,

sueños deslizan mi cuerpo,

mi armadura es mi verso,

que crepita el beso,

acabando de ti deseoso,

lícito el momento de acabar bajo tus labios,

de nuevo tu piel incendio,

para estar bajo tus brazos ileso,

para ser vivo poeta de tus ojos,

el verso sea mi pluma,

la sangre mi tinta

y tu amor mi fuego,

para acabar de este sentimiento preso,

que da vida a mi hueso

viva el verso,

viva tu vida a la mía unida,

hoy descubro la avenida,

que no escapa sin caricia,

mi vida encendida,

no es tiempo de huida,

te sostengo fiel a mi súplica,

enciendo de tu cuerpo el brasero

y bajo tus ascuas me quemo,

para descubrir que soy vivo poeta bohemio enamorado,

hoy visto de besos el amaranto,

mi cuerpo es tu casa,

viva el verso,

hendido en sentimiento,

por la luna y su crucero,

por el cielo y mi lanza despierto,

hoy quemo el universo,

para quedar nosotros dos

en llamas envueltos,

no te dejaré escapar,

con mis versos flamearás,

vida a mi vida sujeta,

por los cielos descrita,

y su plomo deja de serlo,

para ser nubes cargadas de besos,

sólo una vez en la vida tu caricia queda descrita,

sólo una vez en la vida nazco para morir en tu boca,

devuélveme a la vida lucharé por los dos,

sin despedida, sin desquicia,

el verso brillará más que antaño,

el océano le quedará pequeño,

seré tu dueño,

a la noche que reinan las estrellas,

vivirá siempre nuestra luciérnaga,

de la luz su caricia,

conquisto el cielo

para que viva siempre mi verso,

y soñando te encuentro al calor de los luceros,

la luz se desdobla para parir

nuestra hija de oscuridad.




El Castellano y Leannán-Sídhe




Iris en ojo de sangre:


Vena del cielo:

Solitario rayo estertor;

siniestra umbra, 

escala la cuchilla 

de tres arañas colgando, 

hoy es por mí 

nunca quede huella, 

destino en azar hendido, 

lleno, repleto, asido 

en el origen primigenio, 

madre ella del color, 

asume este sentido yerto, 

agujereado en haz luminoso, 

nitidez en halo 

de nocturnal visión 

derritiendo, 

devorando astillas primas 

de subrepticia enhebrada, 

padre flamígero del fuego soy, 

elemento hermético 

de tres sentidos, 

arder, conquistar, consumir, 

estelas abren runa clave 

Gemineye, 

sangre de este ojo, 

perplejo soliviar 

en azur abriendo pulcritud 

inabarcable, 

inicio de sabiduría en vena, 

muerde, 

acaba esta espera, 

raudal extenso de pura visión 

en certeza 

de sentido superior, 

cristalina esencia 

descendiente 

sin parpadeo fugaz, 

crisol de valles 

y gramas feroces, 

deslices del afán superior, 

dar sentido a mi vida, 

ojo de sangre calzo, 

cabalgo anquilosado designio. 

Ancestro del lobo único soy, 

perplejo sentir asido 

del diablo en simiente, 

primer ángel caído consumado, 

errático vuelo soterrado, 

magia del silencio encumbrado.

Visión, y sueño, 

indescriptible con lenguaje. 

Si te ocurre lo mismo 

no eres capaz de usar razón 

y ordenarte abrir los ojos 

y dejar de ver; 

como un corzo paralizado 

por un lobo estarías, 

imposible por sensación 

hacer desaparecer lo que observé, 

por extasía, incredulidad oxigenada, 

belleza en percepción, 

la pureza en sueño 

en imagen mental 

que escapa a todo, 

vi el azur 

por decirte aproximándome, 

en un ojo femenino 

lejos de este mundo 

y de todo lo conocido 

o descrito, 

fué una sinestesia recta, 

sin ser más que tocar el color 

de la Oscuridad nacida 

a ojos cerrados, 

sumisa, displicente, 

involucrada en crear 

sonido del vacío absoluto, 

sigo perplejo y asustado. 

Es lo trascendental del infinito, 

como ver el origen 

del color formándose en un ojo. 

El azur, el verde turquesa, 

y azul mahón 

no te puedo decir más 

que esa belleza no me cabe en el pecho, 

por algo sigo viviendo 

no hay azar enraizado, 

hay perfección.

Luz me arde ahora

en el mirar ciego del sueño

sin miedo sin embargo

saboreo el viento,

los cielos me poseen

de nuevo sobre los años

que ellos son,

algo llega a la rosacruz

de ayer

y sus nueve caídas

de sus ángeles despiertos

en tu sueño me ves invernando

dorando mis pelos de murciélago

bailo el colchón de nubes

que sostiene esta mi noche

para desaparecer llorada la tierna cara

saboreando una sombra más

que me vuelve

imperceptible

muerto sabor

de obscuridad sin faros ni luces

ni fusiles que matan hermanos

de su tierra y sangre

crecieron los caminos

y el rojo fuego versado

brotó en flor de amapola venidera,

dime qué debo hacer

¿Algo erróneo?

No puedo volver atrás

se sostiene aparte

la fuerza que nadie alcanzará

nada por cambiar

todo está hecho

algo que asalta aparte

puedo volver y empezar de nuevo

sin mí, sin vida, sin cuerpo

sin lo que me ata a este mundo

mañana veo el futuro

la destrucción del pasado

quedará atrás.

Corpus, anima, crescens

sol refulsit,

lux

et patientiam meam scientiam

florum, est vita

nosotros no somos lo mismo

la bondad sangra las venas

gustos, deseos, vencer,

arder sin perder aposta la partida

esa que las hiladoras tejen

momento del momento

nacido absorbiendo el hilo del tiempo

las piedras lloran flores

el final es volver a empezar

viendo y amando

el ancla errada de mi lugar,

continúo al cuervo

que me vuelve más fuerte

ave más inteligente de la faz

poder de la misma

energía

en tormenta de conciencia

siendo ese rayo solitario

que partió todo inepto,

inconsciente tormento.




El Castellano





Inerme botánica de sangre:


Sangre esclava rehúye

la encumbrada virtud

del hombre libre.

Suenan los iris

por estelas claras,

designios flamígeros en sotos.

De luna descalza;

con metales irascibles

se presta.

Sujeta clavos en mi torso de roble,

ciprés que no duerme

ni sus duros ojos bajo tierra cierran,

sembrados;

oscura hierba

en agua turbia marcada,

agarrada bailaba compases

que el viento dicta.

Cielo abierto de honda sombra,

engastada de granate sin avivar.

Soberbia limpia

que los amigos dejan,

en panales como enjambres

sin sed de vida.

Testimonios yacen cadáveres

erguidos, en pie al olvido.

Milenios de cristalino rostro

numen erizada

acaso estira mi cuerda.

Este son día tras día

se revelará caminando por fuera

del suelo proscrito.

Mi piedra será ojo de tierra.

Abrirá poniente un cénit

en sortilegio de blancos acres.

Inhumana luz sin testigo

ni brida.

Carne de matices que no disimulan,

camina el brillo primero:

yedras, millón de asfaltos.

A los cielos alzo mi mar angosto

y su yerta secuela

en nueces del tiempo

y almendras que relucen

como el oro.




El Castellano


Túmulo de bronce:



Hexámetro en bronce

de sus miles brillos

invoca mi escita

el arduo fuego que yo poseo

casarse quiere la arcana musa,

cólera de Hércules,

dioses habitan otra,

la escritura,

celaban torres de sombras,

el destierro secular

que nuestra dicha honra.

Podéis jactaros

de cuantos diarios

habéis escrito,

rebuscado, doliente

sin plagio yo,

filólogo

de un olvido de hierro.

Posesión certera

en mi sótano de luz,

henchida moneda vaga

me habéis pagado.

Por cuantos filos

blande mi lenguaje

pulcras espadas atesoran.

Heráclito soy del tiempo

yunque que se oxida,

Intangible río

llorando expensas de un amor

que hace imperio

en opacidades del ser

ilustre, fiel testigo

en juicio con mil moscas

que acudieron

al panal de su corazón,

para morir de avaras.





El Castellano



Flor helecho romance:


Agua lleva, suena río,

alma de roca ya mecida,

bebía orilla leve.

Flor roja, sangre sí cuenta,

blanca cierva fada triste

cazador hiere su flecha,

blanda espina gemía

flor abierta grana lerda,

fada herida descansa

latiendo la parca negra,

yace helecho silente

suspira sangre plebeya;

el helecho comprensivo

flor mágica forma bresca,

tambores suenan despiertos

vid en helecho acerba,

afligidos, piedra mueven

cazador choca sin venda

flor helecho coge alma

lo que frío bosque agremia

misterio de cierva fada.

Fada descansa, inverna,

cicutas toman la sangre

veneno hacen, su penca

cuervos la cena discuten,

cazador río afrenta,

lleva el río latido,

aliento verde no medra

duendes coronaban fada,

fada su vida dispersa

los espinos la cuidaban.

Suerte mecía atenta.

Enhiesta flor fue semilla,

altiva plántula bella.

Hada tenía la suerte.

Él apuesto, daba guerra.

Recta plántula suspira.

La vida fue muy correcta.

Aún duende ella quiere.

Ella, hada, como hiedra

ellos cuatro siglos ''juntos''.

Los dos sí saben, ''leyenda''.

II

Entre pámpanos exhaustos

cuervos, que ciprés alegra,

ronca voz enardecida

ojos de tierra que fierra.

Rompe mi leve oído.

Bruma que siglos almuerza,

Entre fugas y sus carros

negra sombra sube cuenca,

el Olimpo ya reinaba.

Venus baila, suerte terca

furtivo, justo desliz ve.

Inframundo almas hienda

Mal destino él mecía

rivera de calma yesca,

tuvo cetro agua brava.

Siglos, dicha es ofrenda.

Cierva fada. Lides, forja.




El Castellano

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA



Férreo estímulo:


Resoplido al fulgor de soles sedientos,

y rayos de esencias acrisoladas

al fervor de síntesis violáceas y sombras ecuánimes.

Halos en regencias febeas; sus cadencias amilanadas danzan, juegan, mecen extasías soberbias, en rediles que estrellas guardan del brillo magnánimo, cuchillos calizos resecan la viveza pétrea, iris de tu fervor de lunas espolvoreadas, estira su tela mi araña

colmando tu rauda pureza luminosa, como ascuas intangibles en fanales hogueras

de mi deseo hendido a tu cauce,

abro la sed de espada, exudando tu sanguínea pupila en sentidos yertos, helados.

Es un río malva de pétalos desangrados.

Abro esta flamígera contienda de la comunión de nuestras estrellas.

Vinieron a plañir sus estelas densas, graves.

Por cuanto mi hematíes coagulaba mi sangre, oro del mercurio de tu boca mi amada hada, es un designio nacido; un estruendo brotado de la sombra de tu infinito, cómo arrullar mi deseo traspuesto a tus sábanas espectrales, y mis lechos  de paja y flores.

Se destila mi testimonio, con un latido de tu certera caricia de aliento mi amada, es un soliviar vetusto y una rosa perra, un hinojo que guarda mis aojos y sueños arrebolados, un sueño y te toco más allá del color mi hada oscura, mi risueña golondrina azabache.



Resoplo

al fulgor

de soles sedientos,

y rayos de esencias

acrisoladas

al fervor de síntesis violáceas

y sombras ecuánimes.

Halos en regencia

de cadencias amilanadas

danzan, juegan,

mecen extasías soberbias,

en rediles que estrellas guardan

del brillo magnánimo,

cuchillos calizos

resecan la viveza pétrea,

iris de tu fervor de lunas

espolvoreadas,

estira su tela mi araña

colmando tu rauda pureza

luminosa,

como ascuas intangibles

en fanales hogueras

de mi deseo hendido

a tu cauce,

abro la sed de espada,

exudando

tu sanguínea pupila

en sentidos yertos,

helados.

Es un río malva

de pétalos desangrados.

Abro esta flamígera contienda

de la comunión de nuestras estrellas.

Vinieron a plañir sus estelas

densas, graves.

Por cuanto mi hematíes

coagulaba mi sangre,

oro del mercurio de tu boca

mi amada hada,

es un designio nacido;

un estruendo brotado

de la sombra de tu infinito,

cómo arrullar mi deseo

traspuesto a tus sábanas espectrales,

y mis lechos de paja

y flores.

Se destila mi testimonio,

con un latido de tu certera caricia

de aliento mi amada,

es un soliviar vetusto

y una rosa perra,

un hinojo que guarda mis aojos

y sueños arrebolados,

un sueño y te toco

más allá del color

mi hada oscura,

mi risueña

golondrina azabache.





El Castellano


Entre corona y candelabro:


Es un desfile

la luz del astro

intransigente,

sabe que no tiene mejor,

en su empeño.

Se riza mi idea

sabiéndome cuervo,

adentro el nueve

y el tres sacude.

Vive este caracol

con casa de espejos;

habito el espejo,

estoy escribiendo en él

que un día

las imágenes

harán dulce sinfonía.

Los sonidos 

serán colores derretidos,

mi casa será una hoguera,

mi luz será inquebrantable.

Seré yo encargado

de cabalgar los tiempos.

El olvido dejará sus cerrojillos

entre un manto de abrojos dormidos.

Las hojas llorarán baladas estridentes,

perfección de décadas florecientes.

Siente el poder

del cuadro de la oscuridad.

Afílame el cuchillo hiriente,

tejidas las arañas de mi carne.

Atraviesa esta grieta de la oscuridad,

que no llora flores

lleva sólo almas 

a su ciego campo de espigas.

Fiel reflejo estridente

los cuadros de tu vida

danzan entre las baldosas,

entre acorchados pasos,

todo va quedando atrás.

Un ocaso florecido

de espadas en sigilo;

tiempos huecos

su lúgubre caricia,

siendo heroe del norte

de mi silencio.



El Castellano


Es ciego mi Sol:


El primero

un flamígero

capítulo

de mi sanguínea vida,

al fragor de simientes

que germinan

nuestro ensortijado cauce

de nuestro albor;

engalanado en un diente de león.

Enajenada mi estrella

queda sembrar el cielo.

Con adormideras

y vestir el astro.

El astro de traje

para encontrarte

avanzo mi adentro queriendo

tu hechizo de piel

que me abruma y deshace

la hiel,

colorines me silban

su quietud

colorada, furtiva

en la pulcritud

de tus mejillas;

oscura golondrina.

Al alba

de mis deseos nacidas.

Fiel reflejo estridente,

los cuadros de tu vida.

Danzan entre las baldosas.

Entre acorchados pasos,

todo va quedando atrás.

Un ocaso florido

de espadas en sigilo;

tiempos huecos,

en lúgubre caricia,

acaso la luna es luna

o alguien despierta,

y la pinta.

Cerrojillos en destierro

de este silo de oscuridad

amilanado que yo amo.

Avanza que imanta

el día y su prisa

por alzar

su comunión de estrellas.

Gritos secos se mueven

tras el ventanal.

Sangre que coagula.

Entre compases de malas yerbas

de mi patio.

Es un mirlo negro

Que me visita,

siempre vestido igual;

estrujé las vidas

del gato de arena que soy;

suicidios de cardos

corren por el tapial

del patio,

se riza durmiendo

mi gato negro;

la soledad me ama

más que a su estampa;

vuela y reposa

mi fiel añoranza,

reverdecer mi ilusión

socavar con sucesos

lo deseado

para tomar con mi esfuerzo

lo que no me dan.

Acaba de irme y no soy adorable.

Me levanté y me fui.

Quedando mi decencia

En una hoja.


El Castellano.



No hay final sin comienzo:


Miles dei lumen litt C et sumun cannae. Flos umbra, diectus uxor blanditia. 



1

Es esta rosa flamígera

 repleta, rodeada en abrojos

llamada destello tenue, veloz

arroja, presiente

mi elevado albor,

cuanto posee llamado amor,

de mi azada y hoz redentor;

revelación

que mi sangre golpetea.


2

Resucita mi dignidad servil 

vivir con sueños colmados

de fría esencia argenta:

antorcha prendida, dispuesta.

desbordadamente viva

tu creencia.

Trasciende,

alcanza mi llama

entre danza de corona y candelabro.


3

Frente la luz de una noche

todo ella,

me ha devuelto

una osadía.

Diviso su hegemonía

férrea imprenta;

estigma que repele

mi ilusión verdadera.

Desnacer ocurriera mi tierra le ofrecería.

4

Ileso viles juicios

atravieso,

batalla traspuesta

del candor expuesto,

nacieron dos gotas,

yugo de unión por mi tinta

que hoy canta que hoy grita

las flores cantan,

las nubes se levantan.


5

Candamvis levanta,

centellea, 

llegó mi renuncia acuchillada

perder sin intentarlo

me dictaban,

renuncio a morir 

sin intentarlo.

Fiel prefacio blando.

Aojos danzo.


6

Vencerá el pacto de mis hados,

con mi serena brea.

Un gris roto

un pedazo de ascua,

las piedras gritan,

dibujar tu oscuridad

en mi pecho manifiesto,

el signo en pared de alguien,

en puerta redimida que mi hoja cante.


7

Mirla mía

sin tu cárcel

vuela, alza mi caricia,

hazme libre,

soy ferviente azogue

de mi cadena a ella

amarrada.

si a ella no traes

¿En quién confío?


8

En quién yo seguro

mi alma desvisto.

Cauce seco,

carretera sin bordes

de mi cromático metal

escrito en cobre.

Es o no es

brilló mi turmalina

displicente fuente.


9

Es la vuelta de los vencidos,

acaso sirvieron

sin luchar despliego

mi ejército,

en brillante estepa solitaria,

la noche llora su azabache,

volveré vencedor

por alud en llanura.

Que yo no soy español soy castellano.





El Castellano



Dispuesta égida forma celada:


Luna venidera,

aguardo, augurio de tu siembra,

vengo que nazco

a párpado fijo encumbrado,

ven, ven a mi yermo,

donde todo luce dispuesto,

y un ángel redentor

te esquilma el beso,

preparado para disparar

y tu anhelo flagrar

preparado

dispare

acoge amor

mi temprana osadía

estoy nacido del hierro

de tus ojos.

Venga a este mi ser

tu alumbrada existencia

para nacer de exhausta

secuencia interminable.

Ahondo que surco

venzo dispuesto

mi flamígero desespero,

soy porque seré

tu sol Lugh

mi enhebrada luna

aventa mi ansia

nómbrame tu apoderado,

cuántas lunas sempiternas pasaron,

y yo nací para

que fueses mía

en taciturna desangelada

sonrisa venidera,

no me desampares,

sé mi fuerza,

sé mi anhelo

que yo tengo diosa,

que yo tengo madre de mi luz

verdadera.

Por este soto derriten las estrellas

para ti ofrezco

una estampa, una espiral

que no acaba

por  mis cinco litros de sangre

irrigada,

nacerá una estela tuya y mía

desde hoy hasta siempre

el tiempo mi rival,

soy yo nacido para la eternidad,

ámame musa

porque comienzo a amarte

desde tu ambrosía,

que decreta no ser

vida de un día,

germinará esta etérea semilla.

Miles dei lumen, flagro metaphora

creavi blandus morx timun malum,

veneravi blanditia, dedisco cordis solus unno,

verstro paremo, sed de vita ostendi alae,

decreto ser de tierra,

luz que germina

mi entraña verdadera.

No me desampares

estoy formando celada.

De égida dispuesta

este Escita levanta

por ti de su tierra Castellana.


El Castellano



Brillo azur de tu mirada:



Alcanzo tu visión serena,

tu Iris excomulgado

y su transparencia vítrea,

me cuega la pupila.

perdido entre tu brillo azurado,

cristal denso

de hielo nocturno

en opacidad extensa

como el llano de mi oscura

nebulosa voraz,

un grillo hendía mi herida,

por los grados

que centrifugaba su cuerda,

tres notas una destensada,

era tiempo suficiente

de fijar constelaciones

en los azares de tu mirada.

Caminaba solo a voz rota

el paralelo perplejo

en tu honda risa,

más que un estado mental

me golpeó tu osadía trenzada

de dama

de mi vespertina noche.

Era un halo intransigente,

te necesitaba más allá del irisado

de tu caracola,

me respondieron las cuerdas

de tu guitarra,

que era yo

tu blasón perdido,

en pulcritud de encajes

y árboles frente nuestro retiro

de miedos.

Sólo hay un sino

no abandonar nuestro sendero tejido,

quiero describir

la turquesa tus ojos,

no puedo sin caer,

en que ninfas, Calíope,

afinaron tus manos

acompasando con ellas

sus arpas,

tu alma de cristal

yo, adentrarme en ella pueda,

quizás una osadía acompasar

tu haz luminoso

una y nueve

existencias más.



El Castellano


En media azumbre:


Nunca seremos nunca,

enfilando seremos ceniza

secreta puerta,

desolación con corazón,

materia de luz remota

sombra, olvido, brillo

palabras en el polvo,

tintero, sinfonía,

melodiosa sierpe,

me ensordeciera tu rayo de luna.

rastrojos por cebollas difuntas.

Animosas amapolas

órganos de mi ruda piel,

alada mi alma de almendra.

Parca enamorada es contemplarte

colmenera sería tu alma para anidarla.

Me esparcen la razón,

bueyes arrostran mi redil de venas,

fugaces, secuaces.

Halagan mi jardín sin alondra,

mi nombre te dejo,

pecho de ala,

tórculo de este recuerdo,

dejo presente

que quiero ser siempre, contigo.

Sufrimos tú y yo

la miseria de la vana luz,

en lecho, buque, beso

y noche de perros sonando

como lobos despiertos.

los valles redondos de ondas viejas

navegan las dunas

de tu luna sempiterna,

en arena gemías mi placer

y sus grajos que crascitan

enamorados de nuestra espera,

delicia como tú así es esta vida,

piedra ligera en viaje definitivo.



El Castellano




Orilla de reguero:


Vienes mi oscura golondrina

a colgar tus besos de nidos

en mi antiguo balcón de reflejos,

jugando me llamas 

con tus alas en mis cristales.

Tu hermosura y dicha acusan.

Tupida mi yedra,

por tapia y hermosa fronda;

cuajada de rocío volverás.

Abre mi lid mi castellana,

moruna siémbrate

desentierra este caudillo

frente rejas de tu estrecha ventana

cuelgo un mirar absorto,

de tu despliegue de manos.

Dame asilo de pecho

inexpugnable penetra

honda risa,

sólo llave, paraíso, alma, 

soto, cárcel, instante.

Sólo veo todo lo que aquí

no yace.

Agarro la rienda del caballo,

descubre el viento

mientras salta muralla en sangre,

pavesa en aire,

sujetando mi arpa en la lumbre.

Tres cuerdas estiro,

la última destensada late,

un averno sin condena

ni tristeza seca atañe,

dicha, belleza, fortuna, procesión

entre pinos rutilantes,

tus yemas,

mi pavimento,

con espada que centellea,

ya no es mayo pastorcica bella,

ojos de otros ojos me enseñaron,

pajaritos, valles,

vegas, agua fresca.

Sabes cuál es tu música suave,

encanto severo apasionado,

del enturbiado espíritu

blandiendo tu embeleso amilanado.

Expande tus tonos 

cariño infranqueable,

tus franjas verde- azules.

pié de mi río

tu fronda ya cubre.

Abre el estío en ráfaga de tu centella,

tejeré para ti siempre mi sorpresa.

Inextinguible clama, abre la gloria,

magnificencia de osar tus labios,

terciopelo anidado

de un tiempo disuelto en sílabas,

suprema,

volverás a mi ventana

mi oscura golondrina.




El Castellano



Tres ascuas coronadas:


Mi seco musgo

arrebatas denostando

banalidades.

Agitar embravecido

tu seda y densa tela

perpetúa.

Creceré sin perderme

en tus ojos

visiones rectas de lo que querer

dispuso.

Mis hojas coronas

como frondas suaves

se despejan en tupidos pinos.

Resplandores descarnados

avanzan tus vidrios irisados.

Mis escaleras soplabas,

oíamos rodar la canica

por susurros colgados

en ceniza de hojas.

Avanza regueros campesinos.

Alarido bélico,

desnudado.

Empuje de amado

turbión empujando errante.

Chispa postrera mi sarmiento,

compuesto fuego medroso.

Deshechas las aflicciones,

queda sembrar

música, aullido, sombra y fábula

de arcano son del viento,

visiones riegan

tu raíz de plata salvaje,

arroban tus ropajes

dé argento ángel

en plata iluminado,

por secuelas

arrostran mi firme trazo

que voy a conocerte,

hasta hendida puerta,

y ráfaga inquieta

eres eje,

eres sentido

para germinar

cendales de niebla

en los campos de tu esencia.

Una.



El Castellano



Sendas por tu Parnaso:



Visiones riegan

tu raíz de plata salvaje,

arroban tus ropajes

dé argento ángel

en plata iluminado.


Una tarde, 

horizonte en alta, 

profunda, 

inabarcable estela, 

sin abarcar porfías medrosas, 

extendía nuestra noche oscura, 

naufragio posible 

tú encontraste color negro, 

yo una cegadora senda 

al final sin comienzo

en derrotado afán 

que acaso piensas 

¿Ha comenzado?

Prosigo, 

que dilatas esperanza.

Mi lóbrega palabra 

cerrarse no entiende,

lejos se oyen roncas sílabas,

cóncavos senos agitan,

sólo es densa oscuridad

rompiendo espumas azules,

amparas que dilatas 

sumergido escollo

bajo tu cielo

que exenta de dolor 

mi rudeza en esperanza,

recuerdo al menos tu metal,

jamás mis alas,

oscuro dormía el monte,

mudo el viento, 

yo silbando pletórico.

Tu poder soberano,

domando orden,

en noticias de Parnaso

laborado,

aguardé honda seña

y hoy soy saña del arcano,

que formó polvo fértil de montaña,

bosque de árboles de ceniza,

poso en terco llano,

gemirá alabastro

tus calzas 

y el azabache que llora nuestra noche,

serpeará el color de tus cabellos.

Me desplazas 

a la imagen del Hipocrene

abrazando el rubio Apolo 

que me vanagloria,

demonios mirarse ellos soterrados,

murgan oyendo alaridos,

peras al olmo sé que es lo que propongo,

¿Acaso no es suficiente lo que obtengo?

graciosa Euterpe traje no quiere,

yo sé que tus ángeles batientes meces,

sólo acuso que ya sé quien tú eres.





El Castellano


Agua socarrada, elíptica travesía:


Analizo la luz en tu mirada,

leo flagrante tu alma.

Horno de fuego lleno,

como pisar un abrojo 

y blando sabor degustar,

estampido del trueno atribuyo,

rebelión venciendo,

ya se escuchan rumores sordos,

precursores de tempestades.

Torrentes sin cauce

la turba desemboca a mi senda,

yo soy como las vigas de Himeto

no preguntes más.

Que ya mi amada labra la columna

que me cincela.

Heredero he sido de cuanto he servido.

El múrice me guarda

servil en mi travesía

por mar Laconio

cielo, inspiración, canto

corre anhelo voraz.

este mi sepulcro reverdezco

hollando lindes,

preguntando a Prometeo,

sin sobornar a Carón resignado,

el Leteo ni descendientes

traspasar mi puente pueden.

Chispeante tu cielo,

su rubor satisfecho oso al por mayor.

Instantes melosos veo en su colmena de labios.

Agradezco por enunciar mariposas nocturnas,

poso de almas condenadas.

Orados recursos en vigilia

que enseña cátedra tu silencio,

estruendosos llamados 

a cosechar en gotas tu alma.

Sólo ordeno, mande sí

pero no me despiertes

porque no conozco ni miedo

para luchar por lo que quiero.

Acoge el cimiento

coloso que ando disponiendo,

prosigo,

póstuma súplica

ésta que logra calmar de Plutón su ira.

Gerión y Ticio

la onda Estigia aplacan.

la raza Danaica no se acobarda

ni su madre Dana

devela el secreto

por el que soy preso

reo capaz de incendiar

abismos que rutilan sombras

si así combato mi incierta suerte

por la que arriesgo sin miedo

de ganarte el cariño.


El Castellano


Candente secuencia:


Animus meminisse horret, luctuque refugit.

Mi mente se estremece y retrocede. Plinio.


Lóbrega quietud escarlata,

eternal lustre oxidado,

eterno sueño

esquivando meloso asilo

de todo desgraciado.

Mi voz, angelical beleño

casi yerto,

pavoroso azar cuelgo.

Un averno cruzo

de quien yo era,

arreo sempiterno me rige,

hórrida lucha descarnada,

lucirá opaca

severa luna.

Mi ciprés fúnebre aplaca,

claman los ecos

frente ojos

musitando furores

al viento desceñido.

Todo lo que gritando calla,

se precipita

como lo que el generoso esfuerzo,

pudo sembrar;

afila esta turba

mi empedernido rostro.

Ultraje

que el desgraciado

expira sus fuegos.

Flor en miel de vida,

bronces de alas.

Magnánima se eleva tu suerte

labrada,

medroso mi latido

ya no huye,

cerviz eleva digna cadena

indómita.

Feroz risa por treguas

de brillantes ruginosos aceros.

¡Oh musa!, que por sombras felices

resuena mi dicha,

inulta eres

diriges fugaces los gemidos,

por melosos lares,

Turia y Duero

bélicos de nudosas lanzas,

desentierra ya

mi cuchilla férrea

de cuantos campos en Castilla

yo amo.




El Castellano a 11-08-2018



Tersura de palabra:



Aletargada una calma silenciosa,

en regazo de adusto febeo,

no pierdo fiel mañana contigo,

musa de agua.

ilusiones semblantes de Citeres.


Desdén que amancilla

de redes y verdores,

no cuentes mis cítaras.


De mi laberinto de espejos 

tu alma es llave,

que férreos pesares cierra,

este mi leño amimaba.


Incólume afán de cuidar

de seguir tus protectores.

Tu lira mágica y tu arte no oprimo,

sagrado designio tu voz.


Ver imágenes de sus moradas.

Perdona si te agravio,

en ti yo quiero refulgir.


Lágrimas y sangre confortadas,

cresta de inmutable resplandor

savia que gime

 y adora lo que es de ella.


Me crece de los ojos 

una sed intensa,

el témpano sordo,

aguarda, vela y sostiene

nuestra ciega luz.


Llúcia de todas las vírgenes,

la una me venció con trágica voz,

y sonrisa de caracol.

Que nunca desvanece 

sólo vacío se queda.

Sin destino mayor.



El Castellano 


viernes, 31 de agosto de 2018



Denso halo nocturnal:


Fuentecilla parece mi noche oscura,

fuentecilla retozona,

y de verdes lamentos quejumbrosa

como sombra leve de mi pájaro piador

que acuesta a dormir su entraña.

Sombras largas que descubren

el canto los lisonjeros grillos.

Blancura y azabache descansa en la arcilla

el nido mi golondrina.

Al fresco respiro de mi chopo soñador

lanzo un severo destello argento.

Longevidad imperial cercenada

como retazo de persistente

carcoma manida a mi verde intelecto

grave;

embaucaría sin tenerla

todos mis instintos,

todos mis impulsos.



II cuartilla


Canta , canta mi pena azul

sin ocre zozobra.

Abre el verde ramaje ,

a la espesura de mi idea.

Entre un camino serpeaba

como culebrilla de un destino azaroso.

El murciélago castellano

rasgaba bailando,  ladeando

el cielo mullido

de levedad de colchón sin luz.

En sintonía opaca que rodeaba

y acariciaba.

El cielo abría su sangre a la noche.

Un sopor de estrellas

que en este verano no tardaban,

y el rudo vigía ciprés soportaba.



III cuartilla


Bajo tenue luz de luna

que los sentidos arrugaba

y mi fiero ciprés de lanza colgaba.

Avanzaba por el camino

los álamos,

como un sendero

en cal de maderos cenizos,

rumbo al Valhala.

Alumbrado , rememorado,

anhelado

por todo guerrero .

Era un olmo frente la tapia

de un cementerio

en Fuente la higuera.

Caminillos de hormigas dispersaban,

desplazaban los vástagos

de forrajes venideros.


El Castellano



Lilith II:


Hija de la tempestad

así te llamo, sin voz ensordecida.

Que la luna encierra tu canto

en estelas que riegan los cielos,

los grillos lloran tu nombre

cual inocente azabache sembrado;

el viento es tu incipiente respiro, 

sangre llorando

despiertas por el cobre

ese que llora la noche

gimes en las fuentes de primavera

destinos en abrevadero insoslayable.

El espíritu lleva tu nombre grabado 

Por cuantas raíces tu sendero brillaron,

aire es tu apellido engalanado

tu vida no entiende de clasificaciones

sólo tú reinas la noche

cuando el sueño hace el amor con los dormidos

ríes y lloras con la lluvia

despertando brumas voraces 

que el alma secuestran;

la tormenta es tu carcajada,

al latido sordo de oscuridad abres tus ojos

el día por tú tenerlos tan claros ciega

las ondas en el agitada agua

mecen tus rizos, espirales imantadas

en las que vive el arte.

Un sueño despierto del fulgor y la belleza

te engendró a imagen de la centella olvidada

tu ser respira ambrosía amada

perdición de muchos

orgullo y alabanza por mí

que soy más fuerte que el mal

que juega, corre y cosquillea

con tu entraña sí esa por la que mis buques

dejarían su ancla

lobo de día cuervo de noche

que en tu ser se acurruca

y al sol desnuda

resplandor de almas fugaces

nuestro baile, blandiendo espadas;

vespertina perdición si amanece el sol

quiero ser de ti como el murciélago

a su rincón.

Volar contigo como si el mundo no importara,

despertar para abrazar otra noche

en la que girar

y en tu mirada encontrar fuego de astros

por dibujar y mi vida contigo sembrar.

Musa floreciente si arte arde su suerte,

alma amada que se funde

prejuicio, mentira y verdad

ababol sembrado

tu corazón sin igual.


El Castellano


Sigilo de ciprés

Gime mi astilla,

en pulcritud de clavos,

versados yunques de mi estío,

mi casa es el viento,

la sangre mi electricidad,

qué puedo decir,

qué puedo hacer,

tuerca de mi piel,

para encontrar placer,

y que el grillo afile su violín,

en este calor silencioso

por el que volverme sudor

en tu cuerpo de mujer,

seguiré cantando en la tubería

de tu sien.

Una vida que no fue mía

porque la llevo a cuestas,

deslumbrando osadías

noches negras,

de cabezas de cerilla,

y humo de tabaco del diablo,

quizás mi único amigo se llama Lucifer,

por eso estoy digno

porque siempre responde

sin necesitar hacerle reclamo ni oración,

aplico la ley del ojo por ojo y abrojo por abrojo,

satisfecho sí porque tengo un tesoro,

digno como el plomo

de balín que disparar,

así es mi palabra,

una imagen a cuestas de otra imagen,

telarañas para atrapar,

voy a leer poetas yertos como Gerardo Diego

a ver que me imprimen, permiso.

Yo pensaba en mis cinceles,

para estampar mis versos,

fumándome mis pensamientos,

en alcobas vacías de invierno,

siendo una claridad de estrella

y sus rayos altos, profundos, ondulados,

mi otoño de hojas derramadas,

mi primavera que nunca se fue

porque siempre vuelve, gracias Pablo Neruda,

mi fronda sin quiosco amado,

una torre honda, parca, de silvestre azada,

para volar no hace falta lanzarse por la ventana

como hice,

un azar iluso se viste de redención,

por la onda de tu voz,

por el cuchillo de mi hoz,

mi profecía de una borrasca nacerá como alta nube,

que una nube es colchón de la luna,

por eso el viento es mi padre,

fumaré mis abrojos versados,

llegando entre valles de azores

y ríos dulces,

un verde militar de ciprés,

el color de mi sonrisa,

alzada entre los mortales,

mi topo único llamado mesías,

de evanescentes sandalias,

cima tras cima encuentro la sombra,

hasta anclarme a su lágrima de malva.

no sé acabar tendré que volver a empezar,

mi estandarte de arte que prefiero cerrado

como lumbre en horno de mi suerte,

es por mi mente que a veces demente

a veces único hombre,

una espiral que corre y se mece.


El Castellano




Espiga florecida:


Cruzaba mi albor dorado,

la hoja de un Álamo

blanca y roja como el vuelo

de un pájaro otoño,

cuán intangible era el color de su cabello,

era hecho de todas mis flores

como inexpugnable miel,

que brilla todas las cosas ,

yo que te hablé de amor

en nuestros días solariegos

como sábana de viento,

me golpeaba la idea

una fuerza inexpresable

como frío y sólo cavaba

mi jardín tras el verano,

en un color de ocres

mi mente que jugaba

y se evaporaba,

mis cuchillos dormían

la siembra,

en otras siembras,

un vespertino grito

del grillo acuchillaba el calor,

mi rambla que yacía seca,

era como un chirrido de iglesia,

como fiesta sin vino

ni cerveza,

tangibles vientres de la historia

en manos de la gente

un eco subiendo las cumbres,

un disparo sin blanco,

un hondo sepulcro

y un jardín excelso

de espigas,

los poetas son del tiempo

y sus versos.



El Castellano 



Son de grillo:


Clarín entona sin miedo,

todo lo que siento arriba del astro recuérdame

su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro,

y una escarpia desnuda que anuda,

que desvela mi yunque, mi eje,

apenas dormido yerto el tiempo que te conoció,

arriba muy cerca de la letra dorada,

y su escarcha de silencio senil,

eres más que donde alcanza mi palabra,

un yugo, un arco y una flecha,

una vena trenzada por la sangre consumida

que te lleva que te encuentra,

león aquí león allí en mi corazón,

hilvanas mi calor del fuego,

se funde mi abismo zarzas por ascuas,

Sol por luna dentro de mis ojos te encontrarás,

allí solo habita la luz como quimera una,

que te destapa en sueños,

si por soñarte te hiciste realidad mi bella Margarita,

una vez en la vida el tiempo se derretirá,

y nuestros labios beberá,

vuelvo a vivir por ti,

vuelvo a descubrir justo la vida,

matando mi soledad, aumentando el día,

amor que me volviste libre

y elegí amarte

hasta donde cerraban los ojos de la noche,

mi miedo se alimentaba de sus paticas,

yo quiero quedarme contigo

hasta que mi pecho lata abierto,

subiendo cumbres anclando mi sombra,

hasta que la tierra se coma los cardos tras el estío,

hasta que las flores rendidas dejen su belleza,

en son de elevado amor,

que asesine los silos de oscuridad,

que descienda lo perpetuo

y quede asido el cielo

hasta que la imagen sea sonido,

y mi deseo traspase las puertas de tu destino,

solo allí reinará lo sentido.



El Castellano







Sol de plomo:


Lejanías trenzadas al clarín violáceo,

malva de su lengua de estrella,

allí donde el tiempo se hace uno

por adentrar mi silencioso Sol

en su boca de espejos,

allí donde la cercanía

nos vuelve una persona,

a violín de una cuerda carraspea el grillo

el gris en sinfonía añil de surcos y su estío,

a ebria guitarra se abre el sendero cerrado,

el cálido mar de pupila chirriada,

despertaba el son de los tambores

hundiendo su caricia en altares desgranados

y su danza por la quimera del cuerpo sediento

azogada cuerda con lámina recta

sostenía el crepitar difuso del día,

lobo de su ser afilaba nervio dorado

al abrir la luna fauces amarillas,

Lobaluna se acurrucaba

venciendo el cielo de zinc

en sus párpados ,

estremecido el alarido despierto

la noche colgaba pestañas ,

al blanco carruaje del sueño,

solamente un puerto

al infierno abre,

todo lo que yo daría por verte,

y que mi corriente no doliese,

eslabón sereno de azabache,

al latido sordo de mi suerte,

bebiendo ambos de la fuente,

nuestro corazón estremece,

siendo la vida reguero que enternece,

de una a otra parte el ocaso mece

su vientre de yodo

en encaje febril

viste el Sol su popa,

el camino hace venas de hierro,

el linde de tu cuerpo

aguardando mi llegada

para derrumbar la verja franca

de su puerta

y hacer libre la tierra.


El Castellano









Soturno caballito del Diablo:


Lejos de la tierra cruzo la senda,

donde amanece la sombra,

hombre, hombre de luces y tijeras,

hombre de bien al menos,

a veces algo que entender

navegando dentro de la luz

un cuchillo del negro puerto

porque yo no caigo ni muerto,

ni es mi soturna vía,

un espejo estridente sin sangre,

amo la noche sí y ella me ama a mí,

un velo de sosiego, calma

y enervada súplica nacarada,

es su juego es mi baile entre estrellas,

y grillos que se marchan

por ser otoño,

como un pez en tierra

intento escapar de la tierra

y respirar en mi medio

cuando aleteo

y solo giro sobre mí mismo,

una estampa, escrito yo en cobre,

sonido si al menos fuese sonido,

muerte al lamento y al diario

sea de la temática que quiera

una garra, una sombra,

un océano abierto

se necesita caer despierto,

un trance de momento,

y la lluvia cae de nuevo,

el terreno se vence,

la luna se sacude la vergüenza,

mi aljibe jamás se secará

si lo hace ya no estaré

para sacarle su oro de verso,

cromado,

un rayo, una cumbre

y finalizó mi osadía

entre cerrojillos desempolvados,

tengo sed, de liberarme de mi mal

y volverme más que un talento,

más que lo que no he elegido,

ser del viento y que el viento sea mío,

esperando cabalgar

mi caballito del diablo emplomado.



El Castellano




I


Lámina del cielo

tu gris en estiaje

ángel del cielo teje

macabra sinfonía

lluvia se derrama aplomada

por su guiño de ala,

por venas cavas, su quitina,

estrechas vías consumidas

en atroz entrega

del mensaje del cielo,

sangre de tierra en zigzag,

río de caudal

por arterias de arañas,

por acariciar la flor del iris,

un barco y una vela

un puerto y una quimera,

una vida de aciaga solar siembra,

verso saciado cabalga

el colchón etéreo del aire,

hasta anclarse en valse,

sueña el viento ser capturado,

atrápalo en tu mano

y en la otra derrámate como gota,

precipita tu esencia bebe del cáliz

la yaga de nuestro vino,

infinito remansado en cuña de estambre,

es un ojo de tierra,

es una espera,

filosas fauces,

la canción con la que bailan las flores,

un cariño de flamígera estrella,

un armazón dorado de escarabajo,

una casa de caracol,

ven, ven conmigo soy aullido,

una entrega de cuarzo llorado,

un cuchillo de sílex afilado,

en el trillar del campo,

soy mis venas naciendo en un charco,

un sorbo y soy fuego en tu mano,

 gimo y corro el vasto templo

de mi perdida religión,

viendo el devenir venir

cruzarse, deshacerse, alzarse

para acabar siendo tierra

del inerte azar profuso,

mi tinta se bebe un rayo solar

en patita de un caballito del diablo,

mi vaga libélula de mi suerte,

para que siempre viva

esta hormiga león

siendo mi cosecha más que tus besos,

más que tus rayos de sol,

siendo yo del camino y el camino ser de mí,

irisada vida en son de mis tambores

de insecto tejiendo, volatilizando lo inmortal.




El Castellano





El signo de la estepa:


Alba mía,

fugaz de abisales miradas,

llévame a mi lecho

que no me tengo más en pie.

Cayeron mis suspiros de miel,

Orando me acaricien

palabras de ayer,

ven mocita a mi vera,

ven te quiero ver.

llorando no lloro

mi cantar aquel.

Visten amapolas destellos de piel,

dispara para no volver,

plural celeste aflicción,

alba mía escancia

no quiero tu padecer,

sonríe a mi flor esquiva

un rayo tornasol,

ten mirada pura,

en esta espina radia nuestro tesón.

Hueso hondo, fúlgido nacido

de la adoración,

como niño lloro la ternura

agarrada en corazón.

Martillo quiso ser mi hoz,

segando a golpe de viento

mi labrada voz.

Victorias acompasadas frunce mi Sol,

el rito mío cantará,

por la nieve de los álamos,

al olvido de barbas de mi chopo forjador,

herrero de mi sinfonía.

Verá parir la luna,

en hojas de olmo con forma de corazón.

El signo de mi tierra,

el amor de mi azada

a su soterraña entraña.

Vientos del norte me llevan

a lomos del Aquilón,

Hijo del relámpago,

que una vez amó

y tierra tomó.

Signo de los tiempos,

solo, solo ardió por derredor,

alma invicta, invencible

su espada deslumbró.

Lobo aventado en bosque clamó

la tierra devora lo que es de ella.

Yo clavaré rival

a serena esfinge,

que mustia mi carne florecerá,

espero que esperaré

el tiempo me seguirá

mi rastro percibirá.

Hoy como ayer

solo mis dioses me aguardan,

en esta estampa abatida

de mi soledad voluntaria,

necesito el sonido de mi noche

por escarchas azules febriles

cantar de flores recuerda

el llanto de la piedra,

a la ruptura de compuerta

estaba yo desafiando mi destino,

hilanderas tres,

no me tapan mi hocico,

trémulo, voraz,

quise estrofas

tuve una unidad,

mis principios numerados

los dejé ayer sembrados,

vine para seguir mi oración

no rompas quimera

mi sagrado nueve,

vendré a traerte que mi ser

lo forma el tres.

Si te veo,

no te escaparás de mi tundra,

ya te he soñado y contigo hablo

de espíritu en yacija

recipiente que mi conciencia

suenas,

me despido para regresar

a mis cantos olvidados,

sin musaraña dicto

que yo existo.



El Castellano



Siembra tejida:


Atelier simétrico 

las facciones

de tu cara araucana, 

sombra densa investida

cubren tus dignas pestañas

donde se acuestan dunas

de lunas que en tus ojos 

encuentran. 

Diciembre que esparce

vientos vernales, 

abriendo silos

con sentires perpetuos, 

mi gato negro cruza mi idea

en nuestra casa y su tejado 

de tréboles. 

Entre corazoncitos de hojas de sauces

abatidos

y mi siembra del mañana, 

abriendo las tierras

arados tras corceles, 

surcos de mi divina calma, 

por cuantas primaveras he conocido, 

y todas las que a tu lado

me aguardan. 

Incluso aquel pueblo se nos rinde

y nuestro mundo nos coronará, 

vencimos y venceremos

a ese cuartelillo de nubes

que en letana distancia

separa y su bruma gris

encuentra. 

Mares y océanos cabalga

tu Hipsípila con una flor remota

de su helecho

busca a su mujer, 

avanza nieves de espuma, 

hasta arribar su negro puerto. 

Le esperan valles y ríos dulces

por tierras de azores y perdices fugaces. 

Su sueño vestía ella 

como dormir de las estaciones

era ella su sueño de otra esfera.

Abrían sus flores orgullosas 

y deleitadas. 

Fúlgidos cabellos, 

sangre iridiscente de nueva brea, 

cañón y galera, 

lanzas de su futura siembra

en el interior de su amada. 


El Castellano


Encina de fuego y brea:


Santo señero, 

dulce iris de mis desnudos campos,

Dioses habitaron tu entraña que guarda,

cumbre eres de la loma despeñada,

réquiem de viejas espadas

que te labra,

quieto, el viento te encara,

vuelve a soñar que fuiste tiempo

de los tiempos,

estático límite

congoja deslizada de abriles febriles,

una oda me avanza

sin piel, sin moral sobrecogedora,

decídle a la tierra

que mi alma bulle,

este parco horizonte me teme,

oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,

un desnudar de las secuelas de esta voz,

amaré tu vientre como se aman las flores,

no habrá reino

contra Hipsípila

aterra calma entre alas

de libélula,

entre sueños de drosera.

Partiré mi vida,

recostando mis sangres,

floreciendo rosas a mi madre Belleza,

hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,

en un guiño que descalza

sones por hendiduras sangrientas,

hasta enjaular mi aliento que te canta

por ajuares de estrellas las más bellas,

mi desaparecida sombra,

plañe que llora en su alma verde, pura,

oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,

eres un enjambre de furtivas 

soledades que se vencen,

caminas tus vastos metales

en tu oscura tierra,

una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,

te duerme la piedra tu encina,

un deshojar de tu rivera

siempre,

de tu río Mundo

a mi pueblo de Fuente-Álamo

jamás te muestras herida

mi Castilla bonita

mi Castilla sin yaga

por la que encuentro

en el cielo un monte y un atajo,

hasta vivir la plenitud

de dicha en barbecho de tu idea

mi vida, mi raíz,

mi falcata de natura.



El Castellano



Sembrando altares de hueso:

I


Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.



II

Renace en la piel,

en el albor sin conciencia,

hace más frío que antes

sentido muerto, caído

olvido yerto

raíz del ser

más callado que el invierno

avanza camina a voz

todo lo que he perdido

polvo de estrellas, hierro de océanos

piedra de montañas...

hazme recordar alas cansadas

cosas grises que te gustaba sentir

mi amada así sabes

horizontales que no puedo olvidar

ejes verticales de conciencia

sin dormir

danza la primavera del lugar

con mi soledad pintada

en la sangre de mis ojos

todo lo que veo teñido

la ilusión cae en gotas derramadas

cayendo congeladas

desnudo mi cuerpo en la penumbra

del segundo quieto

raíces comiendo mis venas

hojas de mi historia mustia, abatida

sentido muerto

viviendo por ver morir el momento

momentos atrás que cae el recuerdo

sin miedo, sin sentimiento

todo hirviendo

sólo este sarmiento de cuerpo

esperando que juzguen a su alma

libre de maldad

quién estará allí

quién vendrá a darme un camino que seguir

solo en la oscuridad

donde todo comienza

las sombras me reconfortan

y veo en luz mi vida

para encontrarte

algo que darte de dentro de mí.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.


III

Diestro del mar a la montaña,

visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas

cual caricia de su jardinero que las ama

el viento armado escala cual seco rayo

su sol enturbiado se paran las oraciones

Hipsípila dejó su crisálida

en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales

recolectando toda simiente desde todo confín

al inerte sombrío albor,

mientras su fría luz crece y camina

sin franca tapia ni verja que detenga su escalar

vuela vaga la libélula para posarse en su hombro

recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte

que lleva que trae a su castillo olvidado

hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo

un reino se mantendría vivo

y no era el del humano ser

Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión

abarcando de la tierra a la lluvia

cual rayo cortado de Sol su cabello

los pájaros trinaban en su castillo

Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.






El Castellano 



Panida rosa tu mirada:



I hoja:


Canta mi piedra

por inencontrable esencia,

promesa de luz del sol.

Azar de imposible

fuego fatuo en tejas

que son nubes de altos cielos.

Serenamente místico, me alzo.

Ascua empírea fueres

o carbón del destino atronador.

Mito, constelación:

constante, pura flamígera,

eterna de cimiento terreno

sobrevivirás a lo alto.

Escarnio mis solas sombras.

Promesa de tiniebla,

promesa tibia,

nunca alcanzaré luz tan ardiente.



II hoja:


Perecer a los cielos que yo amé,

te amo en medio de mares,

entre pulcras esferas feroces.

Clamor por férreos bosques,

boscajes de tu sed de miel,

arrebatada tú, de tu albo espíritu,

generosa es la penumbra

eco pálido de azul viejo

virginal fuerza de noche añil.

Presencia misteriosa

en haz, de luna áspera.

Destino opaco, inclinación

por verdades de monte desgarrado.



III hoja:


Tránsito estremecido, el río,

ligero, nitidez de espejos

que dulces presiden

hondas tierras.

Constante agitar de sus fuentes.

Resplandor baten tus argentísimas alas,

palabras entreabiertas

buscando dicha.

Esencia, eclipse de mi sangre.

Sideral cuerpo estrellado.

Sigilo, tus pupilas

con las que a fuerte garra

me amas,

y ardua me miras.


IV hoja:


Lejos queda el miedo en cestillo,

a ser feliz; si tú escribes.

Por esos juncos que el día

no cierra.

Un remero hábil,

desnuda la noche.

Bogando que su luna sonría.

Oscuridad larga

que nunca secunde.

Desemboca arriba ardiendo,

tu frente rosácea abarca.

Mi armadura,  mi espada,  fragor,  

pico torvo,  ojos cerrados.

Penumbra desconsolada

por riveras de mi ciego Arlanza.



V hoja:


Fondo de monte

en el verde mar

de tu boca.

Claros rectos,  únicos,  

confunden,

luz vasta y su sombra

que más ya no languidece.

Viento, velo, acallada luna.

Muda escucha

espesos vellos.

Faroles latiendo

corazones en celdas

con llave de tu alma.

Noble secuela

de mi dios Gemineye.

Entre azucenas de la tarde

mi suegra y nuera arde.

Rubricó tu gentileza, orquestando.




VI hoja:


Luminiscentes polen

en interiores de colmena.

Abro espumas esbeltas.

Desnudeces en carnal tomo

de mi cepa.

Brusco y dormido

en leyenda diferente.

Caí a mi tierra.

Toqué maravilla,  flor de supremacía.

Palpé tu olor fecundo

a esquiva adormidera,

de tu órgano erizado.

Por tus estelas claras

que escriben galaxias

y agujeros de luceros.


VII hoja:


Viejo pabilo iluminado

humo rojo viose apuesto.

Gallarda tu entraña.

Decreta, no cese

Mas nunca mi terco aljibe

que te escribe.

Con ojos rendidos,

ojos cada vez más humanos.

Pureza,  tu plata.

Amortecida ahuyenta la negra Parca.

Piadosa suerte

en sombra densa montada.

Eco amplio,

ley presunta de todo linde quieto.


VIII hoja:


Difieren ligeros, tus sortilegios,

de verbos que nacen.

Ya nacidos estudio.

Ellos que escalan mis ojos.

Opulentos pinos reposan

su verde nupcial.

Ato presunto borde,

llego a tu almena

donde vive tu alma serena.




El Castellano



FINAL





















Meus amor, ne putes cor meum tui oblivisci posse, verberare prohibere potest sed te non amare

Si flos esses et papilio essem, tempus meum in corde fodiendo vacarem

Si lacrima esses in angulo oculi mei, non auderem flere prae timore amittendi.



mi amor no creas que mi corazon te puede olvidar puede dejar de latir pero no amarte❤️

Si tú fueras una flor y yo una mariposa, me pasaría el tiempo hurgando en tu corazón❤️

Si fueras una lágrima en el rabillo del ojo, no me atrevería a llorar por miedo a perderte








FINAL TIERRA YERTA MI ÉGIDA Y CELADA



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