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Mostrando entradas de septiembre, 2023

Trenzado del terreno, solícito

    Trenzado del terreno:       Abro de mí, la rigurosa sombra acogedora de mi blanco almendro fresco dosel que presta almazaras llenas de olivos, hermana del negro hilo cuándo mi jardín florido. Rasguña con tembloroso sigilo de savia dulce su arroyuelo.   Blanca luna que me reflecta en los sabios bosques, que sus mieles Himeto me concede, colinas serenas me aguardan, y en las prósperas perviertes, apacibles bellezas parirán tus ojos; Lágrimas sobre mis tibias cenizas de aquel que duelen y sigue porque son del poeta que te ama. Derecho, en espumas trenzo vaporosos ríos de mi sangre, vernal lozanía que aún gozo como luce la flor sepulcral. Ceñida cabeza tuya de las rosas más vivas, ¿Quién cauto te hará cortesana? Raudos Lapitas no hay futuro mejor, el viento me pulirá su acento, bien funesto que considero que me sembraron de la bronca hendidura que no sucumbe ni se hiende, Baco enseña haciendo danzar Ninfas, aguzaban sus canciones, pobre labriego este que nu...

Acorde

 

Ensayo para evento en biblioteca de Guadalajara

  Relámpago te escribo. Usted que besa como si mordiese lamiendo en azur, el terreno, áspero y nítido, avanzas desde tu desnacer a un parco vil final de dentelladas profanas, profusas, y paganas, cual comieras luego las abismadas, fértil mi lucha te canto allá en noche lúgubre y umbría que dejé mi verso en la solana penumbra, un día sólo recostándose echando un trago de campo, de aroma,  a pino carrasco, almendruco e higuera. II Entre los besos se daban los dioses, te dejé mi verso descansando, cogiendo feraz energía inerme, jamás vencido me declaro, a ti, todo mi rayo, desde la cepa, a la Campiña blandiendo el tomillo, la jara, y el esparto, bajo la roca aposentado, que tiene madriguera mi alacrán soberano, bocanada de aire, el más puro, cerro inoble,  a la carrasca bonita, de dientecillo en hoja afilado, pasando por la espina, un endrino, llegando a una noguera  excelsa, hoy el álamo mi Musa luce fascineroso, ayen  su alegría. III Aruñas mi vida, fiel de un he...

PALIDEZ INAUDITA

  I Despertaba una luna llena, sobre noche sempiterna un septiembre excomulgado; un alarido sonaba sobre un poste de pino yerto de telégrafo, allá donde polillas danzaban batiendo elipses bailando, sobre cantiles de la aldea maldita, el susurro de luna llena, eclipsaba miradas insomnes y ojos de gato. II Noche sonaba de nuevo aquel veranillo de san Miguel entrando y escuchándose en ojos la bella doncella Escarlata de palidez atónita, y ámbar en ojos enhechizados, compases de escarcha que derretían nervios fugaces, de su belleza sobrecogedora, sin escapar, no era nunca tiempo suficiente para blandir brillo encendido y sentir la lluvia de párpado. III Hechicero, degustaba su sombra, entre un sigilo de almendros místicos y sosiego de chopos nevados, era tiempo de enfrentar el baile final y gemir que no acabara la danza sepulcral trae la vida, ya rizaban las veintidos horas y  murciélagos rasgaban el cielo terso, como atravesando sombrío quejido fundiéndose en oscuridad brilladora...

CONDENA DE SANGRE continuará

   PRELUDIO DE CERTERA POSESIÓN IX CIERRA HOJA Palidez inaudible: Era una joven noche,  caída ya entre algodones de nubes,  y un hueso de luna  por blandir el horizonte,  de sucesos famélicos,  miradas fugaces,  y testigos somnolientos.  Vencido el atardecer  bajo oscura premisa,  que todo aliento encarcelaba,  inquietud disparada  de fuste en curiosidad,  suscitada en envés  y lo más profundo  del humano anhelo,  entre belleza y muerte,  locura o razón sajada,  juventud eterna,  mito o paradoja en lucha  contra lo caduco del ser,  instinto en deseo servido  en cáliz del mortal inmortal,  como juego macabro,  en inevitable curiosidad,  un ser maldito,  condenado a la vida eterna,  y su sed de sangre  que le envuelve,  soga tensa de maldad eterna  que vive y camina sigilosa  sin condición de mera elección.  Sueños encorsetado...