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Luna magnética XV Mis cuchillos sembrados, mi sangre yerta

 MIS CUCHILLOS SEMBRADOS MI SANGRE YERTA:

























Del cuchillo hiriente

a la voz mía por temblar,

en esta zanja de tierra muerta,

el oro que no vuelva a brillar,

ni mi destino a fulgurar,

¡Lluvia! cae y suena de nuevo

te  lo ordeno,

mi brazo

mi hombro eres de un trazo

no te hundirás si no

sólo a cavar tu propia sepultura,

el horizonte yace silente,

en difusión de espadas,

paga mi precio de vivir sin ningún miedo,

sin superior mas que mi sombra,

que algún día juro

la alcanzaré,

a veces me rompo en mi pasado,

a veces cabalgo el linde de mi oscura pena,

silvestre como las aguas,

caminante sin sendero mas que su arteria de sangre.

De mi sangre y oro fino,

de oro fino y sembradío

de trigo y de vino,

se viste mi Triana en la arteria del lugar,

campo lindo, amapola en su sangre,

olivo y regadío

sierra y labriego,

sierra y lozanía,

canta mi Castilla de su encina herida,

canta el olmo viejo

quiere tener raíz de pan de centeno,

llora mi vida en la sangre del barbecho,

soles de niebla y barrizal

corren mis lágrimas d’este lugar,

muerto vivo en mi cruz de tuerto,

ya viene la parca a llevarse

a llevarse la rosa de este réquiem,

y alegre viene la parca a llevarse mi cantar,

hombre de bien no quiebres tu rodilla

no quiebres tu rodilla

en reverencia al asesino que gobierna aquel,

campo, campo hay, en mi olvido

que se viste de hinojo y de endrina

de espárrago triguero el suspiro

el suspiro de este mío latido,

jilguero de mi cardillo

no tuerzas tu alita en tu trino,

silba el amor de este reino,

pies de barro arcilla de Caín,

hoz de guadaña de esparto,

grano de nuestro granero,

sed de cada hambriento,

tiembla mi patria con su inepto gobierno,

como dirigir lo que no se puede dirigir,

como clavar cruces a cada campesino y obrero

desta colmena de mi señor,

cada abeja envidia su reina

que se lleva la miga de miel caliente cada día

a costa de nuestro sudor,

muerte, muerte al opresor,

maldita estampa dibuja el viento del usurero

vestido de traje y cordón,

vestido de traje de lino y algodón.

Muerte, muerte en esta canción,

llueve mi sangre el papel,

si mi aliento llevase al vivo a sentir,

si mi Triana fuese guirnalda de harina,

si el pan comiese la boca,

si no se quemara mi tierra en la hoguera

abriría el cielo para clamar mi dolor,

vuelto templo de mis dioses,

levanta, levanta y camina cada camino,

cada camino de zarza y espina

rosa, rosa divina tus labios de mujer

el manantial de tu piel,

fuente de mi hiel,

perfumada de brea, de sal y arena

llora mi flor

no aguanta su dolor,

un desierto que envuelve cada bosque,

humo y alquitrán manda cada ciudad a alzar,

amor sencillo natural, ¿Dónde estás?

dónde estás mi vida que te escondes por las ramas,

por las ramas de mi soledad,

te cultivaron el consumismo en cada lugar

olvidaron lo natural.

Cada raíz de árbol llora y grita en su silencio natural,

Cernunos no encuentra ya su hogar igual,

cada carretera le cercena su moral,

de sierra y siembra tiñe mi umbral,

oda al cielo de mi lluvia inmortal,

de nieve y hielo clavo mi aliento,

hasta adueñar cada lugar,

sombra y demonio de mi morada

despierta, despierta deja de llorar,

espiga de tu pelo

Triana en tu despertar,

quien viera tu caminar,

por las veredas de Andalucía,

por cada poeta muerto que dejó su sangre en la tierra,

te llamo y respondes desde el olivo de Jaén

desde la Alhambra de nuestra Granada

renaces Lorca tu sombra para clamar por nuestra libertad,

para clamar por nuestro pan,

muerto vivo si no siento mi latido,

cada río inundando mi olvido,

mi frío yerto floreciendo mi ciudad,

faroles y coches edificios y hormigón,

muerto en esta jaula,

por respirar aire de montaña,

por tumbarme en la grama a pensar,

por tumbarme en la grama a pensar,

me nació un fantasma que ama de verdad

que se ilusiona en mi mirar,

hoy te entrego mi aliento sin mirar,

vivo para verte caminar,

y que no te maten la ilusión al besar,

alma de mi alma me cantas la luna primera,

esa que enamora mis hojas de otoño

esa que se viste preciosa,

hasta el firmamento del mar,

tristeza seca pena mora

pobreza asesina que nos quieren dibujar,

matar tres veces al que ya yace muerto

en su infinito de cristal

cuándo tu despertar,

cuándo te alzarás para expulsar nuestro mal,

cuantos llantos aguantarás soportar,

cada poema mi letra compañera como mi puñal,

clava la sangre del tirano

en espinos del infierno por dibujar,

ahoga mi llanto hasta volverlo sed de verdad,

sufre mi tierra

en su llorar nacen las semillas del mal,

alma de pobre en este suspirar

por este puente,

por este puente,

réquiem de mi tierra muerta,

réquiem por mi tierra en brasas,

parca, parca bonita enamora mi latido maldito,

muerte, muerte al cacique

siembra tu guadaña en la corte de nuestro mal,

siembra el mal de ojo,

siembra tu oscuridad,

para que el rico no vuelva en oro a brillar.


El Castellano y Leannán-Sídhe

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