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INSOMNIO DE AMOR REEDICIÓN COMPLETA ANILLO SOLAR XXII

  




 INSOMNIO DE AMOR


I
Mi soledad sin descansar
soledad de ángel sin alas.
Ojos menudos de este cuerpo.
Ni cierran a la noche
ni miran otras albas;
de lados, y resquicios, helados,
se miran entre ellos,
fieles de la gloria perdida,
entre lágrimas fugaces
su vil fortaleza
allá donde se alejan tranquilos
sueños y simientes
fardos, un mar de tierra
recolectada, 
sueños de trece tractores
y una ciega cosecha,
entre la tierra por labrar.

II
Miro un norte de metales
y peñascos bordean
las piedras y aperos
de labranza,
no se cierran estos ojos
de noche, ni miran otros
lares de peñas y sobornos,
oh, mi dulce sueño huído 
donde se alejan tranquilos
miedos y sueños
como fértiles erales,
y sombras densas de parral,
navego esta tierra.
Espigas, dulces testigos
mi alma herida.

III
Miro otros lados
de orugas, y esparto
entre la niebla, pinos,
caracolean el bajo cerro
y sotovento, entre fiero
acre de vides entre escarchas
grises, mis ilusiones,
limpias, imperecederas.
Tierra, insomnio eres
de amor, 
simientes escuderas
y ajos de esperas
entre patatal anhelante
una noguera.
Entre perales.

IV
Soto verdecido de almendros
allí,  un manzano creció,
limpio y duro cual melón,
mordiente, mis ojos me velan
un monte, y un melocotón,
crují esta sangre de hoja
como vil sandía.
Despliego estas cartas
de mi corazón;
el insomnio del agricultor sin azadón,
del jinete sin corcel,
el insomnio del bohemio
sin poema, y sin naturaleza yerta.

V
Sin tierra y sin tractor
un tiempo herido sin apero,
un seco sabor.
Mar de tierras heladas
dura sangre, dura savia,
y sin flor ni temor;
viendo el conejo,
pasearse por el campo cultivado,
maltratado por el tiempo
y la vida,
la pena ocre brota
cual raíz empedernida,
oh, de noche seca y umbría
contemplo mi cuerpo desnudo en penumbra.

VI
Pasa mis nervios,
con gozoso frío el arco,
de lunático violín,
criqueando, un sí bemol
transparente, de lucido pio,
entre perdices
y sus perdigones viajeros,
sus fantasmas cantaban
con delirios de agonía
mi sinfonía,
hiriendo hasta el ansia
mía, sentado en mi trilla,
no veía, ni vergeles
ni oro en fardos, 
oh tierra, los duros somos
de ti, como el resto ceniza es.

VII
Va mi surco hendido
que divide un confín
de otro confín, y pregunto,
por qué no brotas
toda simiente antes
se la coma el importuno
pajarillo piador,
voy camino, miro el albor,
es puro mi amor,
cual rambla desemboca
en terco aljibe mi honda
ilusión,
estoy quemando mi adiós
porque te volveré
a sembrar de simiente,
mi parco amor.


Förüq y Leannán-Sídhe

VIII
Voces de muerte cesaron;
sólo un resplandor en el cielo se vio
como rastrojos se consumen
quemando mi corazón
savia brota por mis venas
como fuego de alma y amor
me brota, noche lúgubre y de vendimia
qué penas tienes que te llevas mi
simiente, nublas mi pensamiento,
que florece, contemplo mi
cuerpo desnudo en la penumbra
y se pasea un grillo por mi
mente, pasando con gozoso arco,
el frío de lunático violín
entre coro de fantasmales surcos.


IX
Hiriendo hasta el ansia mía
y terco aljibe mi cuerpo,
tus labios como pétalos de rosa
canina;
oh, larga travesía hacia
confines de tu vida y almazara,
bodega de tu boca, amor
de noche, o noche que diste grado
a mi temple,
de silo, y siembra, de azada,
y tierra prometida,
cuánto no daría yo por tu sonrisa
entre el nácar de mi viña
y el barbecho de secano,
te amo como las flores al campo,
un pájaro a su árbol,
los peces al agua y mi vida eres.



El Inocente Förüq a 16-09-2023











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