Ir al contenido principal

Dulce percutir

 



Algo para el poder otorga vida,
jornada de luz,
materia que es lluvia,
locura perdida,
en el más alto sentido,
el cansancio yerto,
el mundo,
es la última seducción,
la última y primera condena,
algo para tu mente,
la mariposa,
algo para el límite ardiente,
concilio de los caídos,
que se levantaron,
para volver a caer pero mejor,
el amor
axón de aspillera,
de axón visión determina,
y hasta congela,
en vuelo de hado,
y tu atleta precipitado,
atisbo exuda de ramilletero ciego,
que mereces todo cuan otorga
y nada fuerza,
en un vals de trompas Babilónicas
y cuerno Gjallarhorn de nuncio el final
todo tiempo,
que el vigía centauro,
ha de entonar.

El castellano

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...