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Réquiem del viejo número 2021 y Réquiem n*III 2018

 







 






I
Darte final mi maldita
libreta, yo no quisiera
pero con mi dolor
enjuago esta seca lágrima
que te canto,
partir quise un día,
al otro lado.
Y tú ya estabas,
de ojos abiertos
y tus hojas interminables
sin blander viejo número
y último punto.

II
Escribo sin amores 
secuaces, que aunque
termine tu hoja
seguirás en mi pecho 
arrida, enraizada.
En rito y cumbre de
plegaria tu sola voz
marcada.
Miro tu llenez, y
sólo un lúgubre luto
me acrisola
tu suspiro se hace eterno
termíname tú a mí
que yo a ti no quiero.


III
Fugaz eco entre imágenes
y solas riendas se sostienen
este un día de nadie,
que llueve, lentamente llueve
sobre una vieja amapola
penitente.
Soy feliz aunque no quiera
compañera libreta,
todo me cursaba como
el resplandor de la primavera
ojo de mi ojo sembrado
del barbecho al cerro
todo campo era mi alegría.


IV
Yo amé y amo
sin despedida,
su iris sempiterno,
hoy me abarca,
sigo dicha y acogedor
incendio,
para que me  siga
llamando cada noche,
aunque, bella,
en sueños no hables
para yo ciego mirarte
y que si un día te veo
recuerdes que te dije:
Siempre te amaré.


Förüq a 05-06-2021



III.Réquiem nº 3:

Los últimos signos del viento.
Rige un sol negro
con hoyos donde comienza la oscuridad,
oscura serpiente blande su cuarteada nota
en lira acróstica insubordinada,
es su templanza base poética demencial.

Hablando a solas con mi interior
surge diáfana voz por derredor,
voz en alma condenada
por ver hondas raíces rugir,
en estruendo llamadas
hacia raudo cardinal.

Sola voz sin resquicio templado
del sonido en si bemol,
se erizan ascuas en pavesas a un viento
feraz.
Se acuchillan las osadías
que germinan en tierra de nadie.
Inusitado fervor asolado,
por espadas alzadas en manos,
guerra al silencio feroz.

Pudieron dar las tres de la madrugada
y un escarabajo voló.
Una hoja partió,
hija de la soledad aclamada,
con caracol sonoro hueco.
Es un solo de cuerda
y alma destensada,
una melodía por la sangre olvidada,
un réquiem por toda vida
finalizada
en sones de grillos
danzando con tenebrios,
y lúgubres venas enraizadas
por tercera y última vez.

Una sinfonía donde yace el silencio
y yaga la umbría luz
desertora en mundanal zozobra.
Pasa, danza, planea
febril verde mosca en formol montada.
Es mi dicha aplastarla
y quedar en vigilia taciturna,
hasta rendir aspas
y acostar la sangre
ya nunca más esquiva.
Hasta ver las flores rendirse
con mi cuerpo.

Förüq en 16-10-2018


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