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Trenzado del terreno, solícito

  

Trenzado del terreno:

 

 


 

Abro de mí, la rigurosa sombra

acogedora de mi blanco almendro

fresco dosel que presta almazaras

llenas de olivos,

hermana del negro hilo

cuándo mi jardín florido.

Rasguña con tembloroso sigilo

de savia dulce su arroyuelo.

 

Blanca luna que me reflecta

en los sabios bosques,

que sus mieles Himeto me concede,

colinas serenas me aguardan,

y en las prósperas perviertes,

apacibles bellezas

parirán tus ojos;

Lágrimas sobre mis tibias cenizas

de aquel que duelen y sigue

porque son del poeta que te ama.

Derecho, en espumas trenzo

vaporosos ríos de mi sangre,

vernal lozanía

que aún gozo

como luce la flor sepulcral.

Ceñida cabeza tuya

de las rosas más vivas,

¿Quién cauto te hará cortesana?

Raudos Lapitas no hay futuro mejor,

el viento me pulirá su acento,

bien funesto que considero

que me sembraron

de la bronca hendidura

que no sucumbe ni se hiende,

Baco enseña haciendo danzar Ninfas,

aguzaban sus canciones,

pobre labriego este que nunca se dio,

pilares auras según lo pidan tus liras,

¡Oh Calíope!

Musa de mi lenta melodía,

tráeme la fronda verdecida

de tus mantos vestidos

de Ferento la sola campiña.

Sin feroz hija hambre,

yo providente augur

de todo lo que amo;

al escondite del alacrán

no proclamo,

por doquiera me dirija la suerte,

veo la oscura tempestad que anuncia

que yo estoy bailando en la luz

para poder bailar en la oscuridad,

Galatea la corneja no me espantes

que mi buena remembra.

alma présaga de lluvias

que a la flor incitan,

yo que en pulido ribazo

quiero prender a Ninfas de flores

absorbentes de miradas

y de fugaces estrellas.

Amor tan torpe

¡Oh mis castos Dioses!

soy yo humilde

un ser hermano de la tierra

que no permite

ni a víbora ni culebra

le retiemble

la paz diáfana hallada.

 

 


















 

 

El Castellano

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