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Luna magnética XIV Mansión del trueno















 Iba diciendo esto no es sueño,
que el sueño es cosa vana,
mentiroso y traicionero,
de severo placer pequeño,
y él, siempre incompleto,
de igual saber si no es sueño,
cómo que ahora a veces Musa
se evidencia cosa tal cercana
y sabrosa...
A término yo pegado,
culpando voy azures y celestes,
y todos bienes que mis ojos han llorado,
travesía un Averno resplandeciente,
su belleza escrita,
ser divino, sin rostro conocido
o cuanto chasca esta hoguera,
se hace prisionera,
oh haberme la Parca ya besado,
desdén de pocos o casi ningunos hombres,
ecos de silencioso sueño
me abrazan que recorren,
si aún no has dictado muera
en ti de tremedo gozo y dolor licenciado,
abstente de ser mi diestra
que desventura baila su mano secreta,
oh de verde ribera y valle,
amable prado y umbrío bosque,
espesura en hoja y laberinto,
como llenar una ausencia
sin quede vil artificio de relleno,
déjate de mala sombra amor,
este mi cariño no puedo borrar ni tapar,
a ojos cansados, voy a tu rumbo,
de análoga hambre secuaz,
ya de Ninfas del Tajo y mi castillo,
sin ti no hay primavera ni florida tierra,
viento de llorar
mi bien incierto,
de tapar penas a cerrojos,
estoy donde mi creer quiere,
a fuerza de mi inextricable amor
a lo alto,
sin perseguir ya quisiera
los blancos corzos
y listados cervatillos,
durmiendo en floresta desnudo,
y despertando en la mansión del rayo,
chispa, trueno, centella, relámpago,
sí, de ardiente mi ciprés firme despertaba.



El Inocente Förüq

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